El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la antigüedad clásica, posterior a la República romana.
«...Las tres grandes dinastías que ocupan el poder durante los dos primeros siglos del Imperio romano representan sucesivamente los tres estamentos más fuertes y coherentes de una sociedad en evolución: con la dinastía julio-claudia (14 - 68 d.c.) triunfa todavía la alta aristocracia romana; con la dinastía flavia (69 - 96 d.c.), la pequeña burguesía itálica; con la dinastía de los antoninos (96 - 193 d.c.), el elemento itálico provincializado. La evolución parecía no sólo irrefrenable, sino necesaria... [...] Por su lado, la literatura del periodo 117 - 193, y esto es lo más grave, en lugar de intentar seguir la línea de apertura humana que se esbozaba a lo largo del periodo precedente, se encierra aún más en un nacionalismo limitado, intransigente y, en gran parte, convencional. Se mete así en un callejón sin salida. La auténtica vocación de Roma debía consistir en crear y fomentar una civilización de tipo mediterráneo: al desertar de esta misión, los neoclásicos del periodo 69-117, por brillantes y atractivos que puedan ser, condenaron a sus sucesores a la inercia».[1]
Miguel Dolc
↑ Roma en el siglo II. Ed. Sociedad Española de Estudios Clásicos. Univ. Barcelona, 1975. ISBN 9788460067290. pp. 19-20 y 43. [requiere enlace en línea]