La segunda batalla de Smolensk, conocida en la historiografía soviética como Operación Ofensiva Estratégica de Smolensk fue una gran ofensiva en la Segunda Guerra Mundial, lanzada por el Ejército Rojo sobre el Frente Oriental, simultáneamente con la batalla del Dniéper. Esta larga ofensiva de dos meses, llevada a cabo por los generales Andréi Yeriómenko y Vasili Sokolovski, pretendía eliminar toda presencia militar alemana, la Wehrmacht, en las regiones de Smolensk y de Briansk. La ciudad de Smolensk estaba bajo ocupación alemana desde la primera batalla de Smolensk, que se había llevado a cabo en 1941.
La batalla de Smolensk de 1941 se refiere al primer enfrentamiento sobre el Frente Oriental en Smolensk, entre las tropas alemanas del Grupo de Ejércitos Centro y el Ejército soviético. Se produjo una cierta resistencia sobre la parte central del Frente Oriental por parte de los soviéticos, que lograron frenar el avance del Grupo de Ejércitos Centro durante dos meses. Esto se consiguió mediante numerosos contraataques, que aunque mal coordinados y muy costosos, produjeron un empantanamiento de los alemanes en su avance hacia Moscú, incitándolos a cambiar de estrategia.
De allí en adelante, y pese a la victoria alemana, la resistencia soviética sobre Smolensk marcó el fracaso de la Operación Barbarroja, puesto que el Ejército Rojo ya no sería aniquilado en las fronteras occidentales de la URSS, tal y como estaba previsto en el plan original; además los soviéticos ganarían un tiempo valioso para reagrupar sus tropas y preparar la defensa de Moscú.