El wahabismo es una corriente político-religiosa musulmana de la rama mayoritaria del sunismo, y en concreto de la escuela hanbalí. Creada por el religioso Muhammad ibn 'Abd al-Wahhab (1703-1792) en el siglo XVIII,[1] su auge se debe a la pronta relación de este con la Casa de Saúd y al apoyo mutuo que se brindaron.[2] El wahabismo es una corriente religiosa del Islam cuya implantación originalmente estaba circunscrita a los musulmanes suníes en Arabia Saudita, que son la mayoría en dicho país, pero desde los años 70 se ha expandido por todo el mundo gracias a la potentísima financiación de mezquitas y escuelas coránicas[3] que viene desarrollando cada año Arabia Saudita y en menor medida Catar.[4] Con los ingentes fondos que ambos países wahabitas ganan anualmente fruto de la exportación de petróleo y gases naturales,[5] y los beneficios económicos procedentes de la peregrinación anual,[6][7] el movimiento político-religioso ha controlado durante décadas mezquitas y centros culturales musulmanes en todo el planeta, lo que ha traído como consecuencia una gran expansión del wahabismo desde los años 1970 en los países occidentales y estados musulmanes confesionales. En la extinta URSS y en los países controlados por el partido Baaz, el wahabismo no logró implantarse antes de los 90, pero desde la caída del Bloque del Este y el derrocamiento de los gobiernos socialistas de Irak y Libia y la guerra de Siria contra el gobierno Ba'ath de Bashar al-Ásad, el wahabismo ha extendido su influencia también a estas regiones hasta estar presente en casi todo el planeta, siendo la excepción más conocida el Estado de mayoría chií de Irán,[8] con el que mantiene una gran rivalidad.[9]

Bandera de Arabia Saudita, país de origen del wahabismo, en el que tiene una potente implantación.

Se ha denunciado al wahabismo por ser «una fuente del terrorismo global»,[10][11][12][13] la base del takfirismo y la ideología del Estado Islámico,[14] y por causar desunión en las comunidades musulmanas[15][16] por etiquetar a los musulmanes que no estén de acuerdo con la definición wahabista del monoteísmo como apóstatas,[17] incluyendo a los sufíes, apuntando así a su ejecución por apostasía.[18][19][20]

El wahabismo destaca por su rigor en la aplicación de la Sharia y por un constante deseo de expansión por el mundo.[21] Para ello, sus seguidores utilizan tanto sus instituciones de formación, a las que acuden estudiantes de todos los países mayoritariamente suníes, con los recursos económicos que les proporciona la Corona saudí,[9][22] empleados en la creación de mezquitas y centros de estudios islámicos en diversos lugares del mundo.

Origen del término

El término “wahabí” se refiere al movimiento de su fundador Muhámmad ibn Abd-al-Wahhab y pregona lo que se denomina “Salaf” as-Salih", que vendría a significar “la forma correcta de actuar en función a las enseñanzas de píos predecesores”. El término “wahabí” se considera ofensivo por los miembros de este movimiento, los cuales prefieren ser conocidos como salafistas.[23]

Creencias

El wahabismo acepta que el Corán y el Hadiz (tradiciones relacionadas con las enseñanzas y los actos del profeta Mahoma y sus discípulos) son los textos básicos del Islam. Los wahabíes afirman que interpretan directamente las palabras del profeta Mahoma.

La teología wahabí es puritana y legalista en materias de fe y prácticas religiosas. Asimismo muchas de sus creencias tienen diferencias con las creencias de los chiitas y sunitas, y algunos de ellos han aceptado el wahabismo como una secta del Islam.[24]

Los seguidores del wahabismo ven su rol como los defensores del Islam, así como ven la necesidad de restaurar la pureza de un Islam aparentemente contaminado por innovaciones, supersticiones, desviaciones, herejías e idolatría. Hay muchas prácticas que consideran que van en contra de la tradición islámica, como:[25][26]

  • Invocar el nombre del profeta, o de un santo o de un ángel, en los rezos. Solamente el nombre de Alá puede ser invocado.
  • Suplicar ante las tumbas de santos o profetas.[27]
  • Celebrar fiestas anuales por santos muertos.
  • Usar cualquier forma de talismán y creer en sus poderes de curación.
  • Practicar la magia o buscar en magos o en brujería o Wicca las fuentes de curación.
  • Innovaciones en la religión.
  • Erigir grandes monumentos en tumbas.
  • No celebran el nacimiento de Mahoma con base en la interpretación del Hadiz.
  • Los wahabíes prohíben el cine y la música.[28]
  • Algunos incluso hasta las fotografías.[29]

Historia del wahabismo

El wahabismo fue establecido por Muhammad ibn ‘Abdel Wahab. Nació en Huraimila, en el Néyed, Arabia, en 1699 (1111 después de la hégira) y murió en 1791 (1206 después de la hégira). Viajó a Basora, Bagdad, Irán, India y Damasco, por intereses comerciales y viajeros. En esos viajes conoció los heréticos libros escritos por Ahmad ibn Taimiiah de Harrán (1263-1328 [661-728 después de la hégira]), el contenido de los cuales es incompatible con las creencias de la Gente de la Suna (Ahl us-Sunnah). Como era muy astuto y charlatán, comenzó a ser conocido como “el Jeque del Nayd”. Para aumentar su fama, acudió a las reuniones de los sabios hanbalíes en Medina y, posteriormente, en Damasco y, tras su regreso al Néyed, escribió muchos libros.[23]

Decidió entonces mudarse a la ciudad de Diriyah y formar una alianza con el jefe saudí Muhammad ibn Saud, iniciador de la Casa de Saud y la corriente islámica saudí. Ibn Saud promulgó la idea del Islam "wahabí" como la manera correcta de practicar el islam de forma oficial en el país. Al Wahhab le dio a Ibn Saud una legitimidad religiosa en su conquista de Arabia. Las ideas de Ibn Taymiyya eran controvertidas en su tiempo por cuanto afirmaba que ciertos pueblos que se autodenominaban como musulmanes, como por ejemplo los mongoles, conquistadores del califato abasí, eran en realidad no creyentes, y que los musulmanes ortodoxos debían conducir la "Yihad" contra ellos.

Por su parte Ibn Saud creía que su campaña para restaurar la pureza del islam justificaba la conquista del resto de Arabia. Juntos fundaron el Emirato de Diriyah, también conocido como el Primer Estado Saudí.

En 1801 y 1802 los sauditas atacaron las ciudades otomanas de Kerbala y Náyaf, saqueando lugares sagrados para los chiitas como la mezquita Imam Husayn y la del Imán Alí. En 1803 los sauditas conquistaron La Meca y Medina y también demolieron y saquearon mezquitas chiitas. En 1811 empezó la Guerra Otomana–Wahabí.[30] Los sauditas mantuvieron el control de Medina hasta noviembre de 1812 y de La Meca hasta enero de 1813, cuando fueron retomadas por el pasha albanés Mehmet Alí, valí (gobernador) otomano de Egipto, que actuaba como aliado y vasallo de los turcos otomanos del sultán Mahmud II. En 1818, las fuerzas otomanas conquistaron el Néyed, capturaron la capital saudí de Diriyah y al emir Abdullah ibn Saud. Tanto él como sus colaboradores más inmediatos fueron llevados a Estambul, donde fueron decapitados. Sin embargo, los otomanos no destruyeron el wahabismo en el Néyed.

Con el Emirato de Néyed, el segundo estado saudí, estos retornaron al poder en 1824; y se mantuvieron en Riad, su nueva capital, hasta enero de 1891, cuando fueron derrotados por el emir del Emirato de Yabal Shammar, Muhammad ibn Rashid. En 1902, el emir Abdul Aziz ibn Saud reconquistó Riad y fundó posteriormente, en 1932, la nación que se conoce hoy en día como Arabia Saudita.

Los rigoristas principios del wahabismo no se extendieron entre los musulmanes por la fuerza del razonamiento y la convicción sino mediante la crueldad y el derramamiento de sangre. El Emir de Dar’iyya, Muhammad ibn Sa’ud fue el más insensible ante toda la sangre derramada en ese camino. Ese hombre, antepasado de los actuales emires de la Arabia llamada “Saudí” era del clan de los Banu Hanifa y uno de los descendientes de aquellos que creyeron en Musailamah al-Kaddab como profeta, tras la muerte de Mensajero de Dios.[26]

Expansión moderna del wahhabismo

En 1924 la dinastía wahabí Al-Saud conquistó La Meca y Medina. Esto les daba el control sobre el Hajj, el peregrinaje anual a los lugares sagrados y la oportunidad de predicar el wahabismo entre los peregrinos.

No obstante, el wahabismo no era sino una corriente menor en el Islam hasta 1938, cuando se descubrieron los yacimientos de petróleo en la zona. Los inmensos ingresos provenientes de esta nueva riqueza dieron un gran ímpetu a la expansión del wahabismo.[31] Actualmente, cientos de millones de dólares han sido donados por todo el mundo para crear escuelas, mezquitas, periódicos y otros órganos divulgativos del wahabismo entre la población musulmana, tanto en países musulmanes como en la segunda generación de inmigrantes musulmanes en Europa.[31]

Críticas

El wahabismo ha sido criticado tanto en medios occidentales como en el propio mundo musulmán por considerarse que es una ideología que alienta el terrorismo islámico.[32] También ha sido acusado de propiciar la destrucción de los lugares sagrados del Islam, entre ellos las grandes Mezquitas de La Meca y Medina (Masjid al-Haram y Al-Masjid Al-Nabawi respectivamente), la casa natal de Mahoma, la tumba de Jadiya (primera esposa de Mahoma) y el cementerio de al-Mu'ala, en donde estaban enterrados los familiares y compañeros del Profeta del Islam, entre otros monumentos.[33] Esto se debe a la visión extremadamente puritana del wahabismo[cita requerida], el cual considera un pecado que Alá condena el visitar las tumbas (aun de los propios profetas) y visitar cualquier otro monumento que distraiga la atención de la adoración del único Dios.[33] Según algunos eruditos islámicos[cita requerida] la más importante crítica sobre las ideas de los wahabíes es que es una corriente islamizada, pero no musulmana, debido al lugar que ocupan sus líderes Muhámmad ibn Abd-al-Wahhab e Ibn Taimie, lo que ha causado su desviación. Parece que para los wahabíes su líder no es Mahoma, el profeta del Islam, sino que son Ibn Taimie y Mohamed Ibn Abdulwahhab, considerados más importantes para ellos que el profeta[cita requerida], mientras que los musulmanes, según el Corán, consideran a Muhammad (Mahoma) como un hombre superior y el último Enviado de Dios.[24]

Véase también

Referencias

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