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La supresión de defensas aéreas enemigas o SEAD (Suppression of Enemy Air Defenses, por sus siglas en inglés),[1] es una acción militar de interdicción aérea llevada a cabo para suprimir las defensas aéreas enemigas situadas en la superficie terrestre. Es conocida también como operación Wild Weasel (Comadreja Salvaje, en español) y Iron Hand (Mano de Hierro, en español), en Estados Unidos. Tiene como objetivo destruir los misiles superficie-aire (SAM, del inglés surface to air missile) y la artillería antiaérea (AAA) del enemigo, principalmente, pero no exclusivamente, en las primeras horas de un ataque.
Este tipo de misión no requirió especialización hasta la guerra de Vietnam, ya que anteriormente no había ningún entrenamiento, equipo o fuerza especial para atacar la defensa aérea enemiga. Es durante la guerra de Vietnam que se crean unidades especializadas; empiezan a aparecer los primeros aviones modificados para especializarse en estas misiones y se crean las tácticas especiales.
La batalla aérea doctrinalmente busca el dominio del aire, mediante la ejecución de operaciones aéreas dirigidas a la destrucción de todos los medios de combate enemigos, ofensivos y defensivos, que puedan oponerse a la acción aérea propia. La superioridad aérea es necesaria para realizar operaciones militares libremente y con reducido riesgo y al mismo tiempo niega al enemigo la suya. Lograr el dominio del aire incluye operaciones de supresión de las defensas antiaéreas enemigas, operaciones ofensivas y defensivas contra los aviones enemigos. Las misiones SEAD consisten en la neutralización, destrucción o degradación del sistema de defensa aérea del enemigo, lo cual permite que otras operaciones aéreas se realicen sin pérdidas innecesarias.
Las operaciones SEAD no son misiones por sí mismas, sino un medio para crear condiciones favorables para todas las operaciones propias.
La supresión de las defensas aéreas enemigas (SEAD) emplea medios destructivos o degradativos. Los requisitos para estas misiones dependen de los objetivos, las capacidades de los sistemas y la complejidad de la amenaza. Las operaciones SEAD se dividen en tres categorías:[2]
Estas capacidades solo están al alcance de un exclusivo club del que pocos países son miembros. Las misiones SEAD se asocian con las operaciones Offensive Counter-Air (OCA), que engloban:
La misión SEAD consiste en reducir, neutralizar o destruir los sistemas antiaéreos y de mando, control y de comunicaciones de forma que las operaciones aéreas puedan ser realizadas con la mayor libertad y menor número de pérdidas. Incluye tanto el ataque físico como la guerra electrónica. Las defensas antiaéreas contra las que se lucha, móviles o fijas, están integradas en una red que combina cañones y misiles SAM con sistemas C³ (centros de mando, control y comunicaciones) y sistemas de guerra electrónica. Por ello la supresión de las defensas puede suponer una neutralización temporal de algunos elementos y la destrucción total o parcial de otros elementos esenciales de la defensa aérea enemiga. Las armas con que cuentan los aviones SEAD son los misiles antiradar (ARM), misiles stand-off, bombas convencionales o guiadas, chaff y equipos de contramedida e interferencia electrónica. Los objetivos prioritarios a atacar son los emplazamientos de misiles SAM y artillería antiaérea que protegen las bases aéreas y centros de mando del enemigo.
La supresión se puede lograr destruyendo físicamente la defensa enemiga, interrumpiéndola, engañándola a través de guerra electrónica o mediante señuelos y drones. Las operaciones SEAD se pueden realizar por cualquier medio naval, aéreo o terrestre, incluido el empleo de artillería y las acciones de fuerzas especiales.
Actualmente, las armas que suelen ser asociadas con esta misión de ataque, son los nuevos misiles antirradiación (ARM) como el AGM-88 HARM de Estados Unidos o los MBDA SPEAR y MBDA ALARM de Europa. Estos misiles se enfocan exclusivamente en destruir los radares de la defensa aérea, guiándose por sus emisiones. Para encontrar su objetivo tiene un buscador pasivo capaz de rastrear la señal de un radar hasta su fuente para destruirlo, incluso si el radar deja de transmitir ya que el misil apunta a la última posición conocida y puede destruir la fuente a menos que se mueva rápidamente. La versión AGM-88E incluye un sistema GPS/INS que puede tener preprogramadas las coordenadas del radar enemigo, aunque deje de emitir o evite la detección el radar será destruido.
Sin embargo, un arma usada para una misión SEAD puede ser en realidad cualquiera que dañe o destruya un componente de un sistema de defensa aérea; por ejemplo, bombas convencionales de caída libre, bombas de racimo, las bombas guiadas por láser Paveway, bombas guiadas por satélite GPS o misiles crucero. Todas ellas llevan munición no específica para SEAD, pero pueden ser usadas para destruir radares enemigos y lanzaderas de misiles Misil superficie-aire SAM, antes de lanzar un ataque a gran escala con aviones sobre territorio enemigo. Entre los sistemas europeos destaca el tándem formado por el cazabombardero Panavia Tornado IDS/ECR y el misil antirradar BAe/MATRA ALARM.[3][4]
No todos los misiles antirradiación pasaron la fase de prototipo. El misil AGM-136 Tacit Rainbow era uno de los diseños más avanzados de su tiempo, siendo de hecho un dron SEAD que en caso de guerra abriría corredores en las defensas aéreas enemigas. Con el final de la Guerra Fría fue cancelado en 1991 a pesar de haber pasado exitosamente la fase de pruebas.[5]
En occidente el misil antiradar más usado es el AGM-88 HARM, probado en combate en numerosas ocasiones. La versión AGM-88E podría tener algo de efectivad contra la defensa aérea de barcos, algo hasta hace poco que se pensaba imposible. La última versión AGM-88F si promete ser efectiva contra buques, algo dictado por la rivalidad China-EE. UU. Para afrontar los misiles SAM más modernos, como el S-400, la Marina de EE.UU. ha estado trabajando en el diseño del AARGM-ER (AGM-88G), que utiliza la base del AGM-88E, pero con un sistema de guía rediseñado y un motor cohete que duplica el alcance e incrementa la velocidad. El tamaño del misil permite que pueda llevarse en la bodega de armas interna del Lockheed Martin. F-35 Lightning II. El misil también se utilizará por los F/A-18E/F Super Hornet y EA-18G Growler, explorándose el uso desde plataformas terrestres de los Marines y del avión de patrulla marítima P-8. El AARGM-ER se empleará asimismo por la USAF y además será la base para el Stand In Attack Weapon (SiAW), un misil SEAD lanzado desde plataformas terrestres. Más de 2.000 misiles AGM-88E/F han sido ya encargados por US Navy, Marines, Italia, Alemania, Australia y Taiwán. En Europa se ha creado el SPEAR-EW por encargo británico para equipar a la Royal Air Force en misiones de Supresión de Defensas Aéreas. El desarrollo se combinará con un sistema de Guerra Electrónica y un sistema de perturbación y engaño.[6][7][8][9][10]
Mientras que el HARM es el arma principal en las operaciones SEAD/DEAD de aviones como el F-16 las armas empleadas por el F-35 de 5ª generación son la AGM-154 JSOW y la bomba de pequeño diámetro GBU-39. Todavía los F-35 no emplean el misil AGM-88G (AARGM-ER), pero esta capacidad se incluye en la actualización bloque 4 del F-35.[11]
Los Marines crearon el misil antirradar AGM-122 aprovechando misiles AIM-9C fuera de servicio. Concebido y desarrollado en China Lake se probó por primera vez en 1981 y en 1984 Motorola recibió un contrato para convertir un total de unas 700 unidades. Era menos capaz pero mucho más barato que el AGM-88 HARM. Se preveía usarlo desde los helicópteros de ataque AH-1W y aviones AV-8B contra misiles SAM de corto alcance y artillería antiaérea como el ZSU-23-4 Shilka.
No solo en los países occidentales se han empleado estas armas. El primer misil antirradiación de la Unión Soviética fue el Kh-22P, desarrollado para bombarderos pesados a partir del misil Raduga Kh-22 (AS-4 'Kitchen') de 6 toneladas. La experiencia adquirida llevó en 1973 a encargar el Kh-28 (AS-9 'Kyle') para armar a aviones tácticos como el Su-7B, Su-17 y Su-24. A mediados de la década de 1970, la URSS había desarrollado igualmente la familia Kh-25 de misiles aire-tierra de corto alcance, incluyendo el Kh-25MP (AS-12 'Kegler') para uso antirradar. La URSS diseñó el misil Kh-58 para atacar los radares de misiles de la OTAN, como el MIM-14 Nike-Hercules o el MIM-104 Patriot. El Kh-58 original tenía un alcance de 36 km cuando era lanzado a baja altura, 120 km lanzado desde 10.000 m de altura y 160 km desde 15.000 m de altura. El Kh-58 entró en servicio en 1982 en el Su-24M 'Fencer D' y en 1991 en el MiG-25BM 'Foxbat-F'. La versión Kh-58E también puede armar al Su-22M4 y el Su-25TK, mientras que el Kh-58UshE parece estar destinado a los Su-30MKK chinos. La búsqueda por parte de la URSS de un misil antirradiación eficaz de largo alcance llevó al Kh-31 en 1982. El Kh-31 entró en servicio en 1988 y se mostró por primera vez en público en 1991. En 2001, India compró misiles Kh-31 para sus Su-30MKI y unos pocos Kh-31P se vendieron a China en 1997, aparentemente para prueba y desarrollo de misiles propios. China compró 200 Kh-31 en 2005, que se destinaron a los Su-30MKK de la 3ª División Aérea.[12][13]
Los misiles antirradiación de la URSS incluían una versión para uso contra aviones AWACS, al menos así se anunció en la exhibición aérea de Moscú de 1992. Este misil contaría con un alcance de 200 km, menos de los 300–400 km declarados en los misiles Vympel R-37 (AA-13 'Arrow') y Novator R-172, pero a cambio podrían armar a una gama más amplia de aviones. Años después se cree que esta versión aire-aire del Kh-31 pudo haber sido mera propaganda, aunque persisten los rumores acerca de la existencia de este tipo de misil, esta vez acerca de los chinos y el misil YJ-91 derivado del Kh-31P.[14]
Existen aeronaves especializadas en misiones SEAD: Boeing EA-18G Growler, F-16CJ Fighting Falcon o el ya retirado EA-6B Prowler. Estos son versiones de aviones especialmente modificados para potenciar su capacidad y eficacia para la supresión de las defensas aéreas, solo al alcance de grandes presupuestos. Aparte de los occidentales hay aviones rusos como el ya retirado MiG-25BM preparados para la supresión de defensas aéreas enemigas, armados con misiles KH-58 o KH-31. La URSS contaba con Tupolev Tu-22KP/KDP equipados con misiles KH-22P. También está activo desde hace pocos años el J-16D chino, creado para interferir, neutralizar y destruir la defensa antiaérea enemiga. Al igual que el F/A-18G Growler cuenta con un puesto de pilotaje trasero para el operador de los sistemas. Hasta ahora la Fuerza Aérea Francesa había confiado en las características del Dassault Rafale y su sistema de guerra electrónica SPECTRA junto a la munición guiada stand-off HAMMER para ser usada contra los sistemas de defensa área. Ahora parece que se encargará una versión SEAD del Rafale para hacer frente a la amenaza SAM. Alemania ya ha encargado el Eurofighter ECR, versión SEAD del avión con sistema HENSOLDT de guerra electrónica.[15][16][17]
Entre los aviones especializados se encuentran los que cuentan con capacidad electrónica ofensiva para interferir radares y comunicaciones enemigas y aquellos aviones con capacidad de lanzar el armamento anti-radiación. En algunos casos ambos están combinados en un mismo avión (caso del EA-18G Growler o EA-6B Prowler). Los F-16CJ especializados en SEAD están equipados con el pod AN/ASQ-213A HTS, que permite detectar y apuntar automáticamente a los radares con misiles HARM en lugar de depender solo de los sensores del misil. Con la automatización el operador de sistemas del F-4G ya no es necesario, del mismo modo que el EA-18G solo cuenta con 2 tripulantes frente a los 4 del EA-6B. A la lista se añade el F-35, que es empleado en la USAF por algún escuadrón especializado en misiones de ataque a centros de mando, control y comunicaciones (C3), en entornos altamente disputados de guerra convencional. Esto incluye la misión de suprimir, destruir y engañar a las defensas aéreas de superficie (Surface-Based Air Defenses-SBAD) compuestas por misiles y artillería antiaéreos, radares y las funciones C3.[18][19]
Los aviones de 5ª generación como el Su-57, J-20 o F-35 también tienen un gran potencial SEAD gracias a su baja visibilidad al radar. Podrían acercarse mucho a la defensa aérea y el tiempo de reacción de esta sería mínimo. El sistema de guerra electrónica ASQ-239 del F-35A le permite detectar las emisiones de la defensa aérea enemiga y geolocalizarla. Esta información puede pasarse en tiempo real a los F-16CM y EA-18G para proceder al ataque. Si además los F-35 operan en equipo con drones, que tanto pueden hacer de cebo como ir equipados con armas serían todavía más eficaces. Actualmente muchas fuerzas aéreas investigan las aplicaciones de drones invisibles que emplean inteligencia artificial y se integran con aviones tripulados de 5ª o 6ª generación.
De manera indirecta aviones ELINT/COMINT como los RC-135 o los EC-130 también colaboran en estas misiones SEAD recopilando datos de señales electrónicas o de radio (naturaleza, equipo emisor, distancia, etc) previamente al ataque que permiten identificar los radares y misiles empleados por el enemigo así como localizar sus emplazamientos. También pueden en algunos casos crear interferencias electrónicas. Esto permite tanto planificar las mejores rutas de ataque así como las armas idóneas que deben emplearse para acabar o neutralizar la amenaza para así reducir las bajas de la fuerza atacante.[20]
La USAF no tiene un avión táctico especializado en guerra electrónica desde la retirada del EF-111A Raven en 1998. Desde entonces la US Navy es responsable de proporcionar esa capacidad con sus escuadrones expedicionarios de EA-18G Growler, anteriormente equipados con los EA-6B Prowler retirados en 2019. Parece ser que los dos servicios están investigando en drones de guerra electrónica que realicen ese papel y mientras tanto los F-15E y los F-15EX de la USAF quizás podrían recibir los mismos equipos de guerra electrónica de los EA-18. La Fuerza Aérea de EE.UU. ya está trabajando para reemplazar su flota de 14 EC-130H que se ha quedado obsoleta y pequeña ante la enorme demanda por una versión del Gulfstream 550 Airborne Early Warning (AEW) como su nueva plataforma EC-37B. Por su parte la Armada ya está actualizando la arquitectura de los sistemas de misión y estructurales de los 160 aviones EA-18G Growler en servicio. Esos Growlers están especializados en la interferencia de señales de radar y comunicaciones de las fuerzas enemigas, deshabilitando su capacidad para detectar y rastrear los aviones estadounidenses y aliados.
Los misiles de crucero, como el americano AGM-109 Tomahawk, también han sido empleados para atacar emplazamientos conocidos de radar, plataformas de misiles aire-superficie (SAM) y baterías de artillería antiaérea (AAA), minimizando los riesgos para pilotos y aviones sobre territorio hostil.[21]
También los drones pueden ser empleados en misiones SEAD, como las municiones merodeadoras de hecho desde 1982 su empleo es cada vez mayor y parecen ser el futuro de las misiones SEAD. En caso de ser empleados como señuelos son tomados como aviones reales, con el objetivo bien de saturar las defensas enemigas o hacer que estas delaten su posición haciendo posible un ataque. En Líbano (1982) y en Kuwait (1991) los drones fueron empleados con éxito como señuelos contra las baterías de misiles enemigos. Rusia ha convertido viejos aviones An-2 en drones para engañar y saturar las defensas ucranianas. China está haciendo lo mismo con viejos MiG-17 para emplearlos contra las defensas de Taiwán. También empiezan a aparecer drones especializados en guerra electrónica, que abrirán paso a aviones y drones de ataque. La frontera entre dron, misil crucero y misil antiradar es cada vez más tenue, como muestra el caso del dron Delilah. Primero fue el dron objetivo aéreo MQM-74 Chukar para pasar a mediados de la década de 1980 a ser un dron que identifica los emplazamientos de radar haciendo de señuelo para destruirlos y acabar formando una familia de misiles de ataque en la década de 1990.[22]
Actualmente EE. UU. investiga el empleo de drones más avanzados, además de replicar el patrón de vuelo de un avión real son capaces de devolver la señal radar del avión simulado (B-52, F-15E, B-1, etc..). Esto permite que la defensa aérea quede expuesta a los aviones SEAD. Además se les empieza a dotar también con capacidad SEAD de manera que de señuelos se conviertan en misiles que destruyan los emplazamientos de la defensa enemiga. Adicionalmente, los drones cada vez son más autónomos a la vez que en estos drones la conexión digital permitirá gran flexibilidad, ya que los aviones de ataque o SEAD pueden ir dirigiéndolos a las zonas más sensibles a medida que los aviones se internen en territorio enemigo. El dron señuelo ADM-160C (MALD J) no sólo es capaz de replicar la señal radar de aviones reales (Signature Augmentation Subsystem) sino que además también tiene capacidad de Guerra Electrónica y puede interferir las redes de la defensa aérea enemiga. Los drones en misión SEAD son muy interesantes ya son baratos y evitan arriesgar aviones en misiones peligrosas, y hay que recordar que nadie que no sea la USAF cuenta con la capacidad SEAD necesaria para lograr con certeza cierta seguridad frente a la defensa antiaérea. Por otro lado los sistemas de guerra electrónica requieren grandes potencias de emisión, consumen mucha energía y generan mucho calor, lo que implica potentes medios para refrigerarlos y puede estar actualmente fuera de las capacidades de drones de tamaño medio. No hay que olvidar por último los sistemas terrestres de guerra electrónica como el Aselsan Koral, que puede saturar y degradar las prestaciones de los radares en un radio de docenas de kilómetros tal y como demostró a la defensa aérea de Armenia.[23]
Tanto China como EE. UU. investigan la posibilidad de emplear en el futuro "enjambres" de drones que saturen las defensas enemigas. Muchos sistemas baratos y desechables podrían ser una mejor alternativa que varios aviones tripulados costosos. Por tanto, el empleo de grandes números de drones como armas SEAD es un área que verá muchos cambios futuros. Además también en algunos casos se han utilizado equipos de operaciones especiales en la lucha contra las defensas aéreas.[24][25][26][27][28]
La doctrina soviética de la guerra fría llegaba a contemplar el empleo de detonaciones de armas nucleares a gran altitud para que su pulso electromagnético interfiriera los radares de la OTAN.[29]
Actualmente se contempla también el empleo de artillería como arma SEAD. Israel empleó en 1973 y 1982 artillería de largo alcance para atacar la defensa aérea enemiga. La doctrina militar de EE.UU. contempla emplear munición inteligente, disparada por obuses o cohetes de largo alcance, que destruya emplazamientos SAM enemigos. Incluso la precisión lograda por GPS puede ser suficiente para destruir lanzaderas y radares móviles con disparos normales. Los lanzacohetes MLRS e HIMARS pueden ser usados contra las baterías SAM enemigas una vez que son localizadas. Su gran alcance les permite destruirlas. Además EE. UU. los diseñó para ser compatibles con el lanzamiento terrestre de misiles antirradar.
Los sistemas de guerra electrónica (Electronic Warfare - EW) están diseñados para proporcionar protección a los aviones que se adentran en un entorno en el que se encuentran sistemas de defensa aérea. El primer avión equipado con contramedidas electrónicas apareció en 1943, un Avro Lancaster de la RAF equipado con el sistema ABC o Airborne Cigar. A veces un único avión dotado de estos sistemas es capaz de buscar, detectar, identificar y perturbar (jamming) las señales radar que se va encontrando, de tal manera que se puede apoyar un grupo de aviones en misión de ataque o misión SEAD. Están diseñados normalmente para ser instalados en aviones de guerra electrónica (Airbone Electronic Attack - AEA) que escoltan un grupo de aviones. Su cada vez mayor automatización hace que requieran muy poca intervención manual y que se instalen también en aviones como el Rafale, B-52 o el F-15E. En la mayor parte de aviones la configuración en formato pod permite superar las limitaciones de espacio dentro del avión. Además estos pods son intercambiables entre aviones, son programables y actualizables para afinar los modos de detección y perturbación según las amenazas. El primer empleo en combate de barquillas o pods de contramedidas electrónicas (ECM) tuvo lugar durante la guerra de Vietman, cuando el F-105 Thunderchief y F-4 Phantom se enfrentaron a los misiles SA-2. Los avances en electrónica han visto como los aviones de combate más modernos han sido equipados con sistemas de guerra electrónica automatizados para autodefensa que identifican las amenazas y activan las contramedidas más adecuadas. Un ejemplo es el sistema EPAWSS del F-15E Strike Eagle. Este sistema mejora mucho al AN/ALQ-135, siendo capaz de afrontar los últimos avances en defensas aéreas. Desde 2021 el Dassault Rafale ha disfrutado de un éxito comercial significativo debido en parte a su sistema SPECTRA de guerra electrónica. En combates simulados en Egipto sus Rafale lograron bloquear los radares de los Su-35. Northrop Grumman diseñó el pod de guerra electrónica ALQ-131 para que cualquier F-16 Fighting Falcon pueda modernizar su capacidad de autoprotección. Los Eurofighter alemanes contarán con la cápsula de guerra electrónica Sky Shield e internamente con el sistema de ataque Kalætron, enfocado a la interferencia e incorpora un bloqueador definido por software controlable electrónicamente. Mediante el uso de la tecnología AESA el pod Sky Shield es capaz de generar transmisiones simultáneas de interferencia y engaño contra una amplia gama de amenazas. España por su parte encargó a Indra el sistema DASS. Los Typhoon de la RAF contarán con el radar ECRS Mk2 para suprimir las defensas aéreas mediante interferencias de alta potencia y además permitirá atacar desde fuera del alcance de los misiles SAM enemigos.[30]
Durante muchos años el jamming ha sido la contramedida electrónica (ECM) por excelencia, ahora se llama ataque electrónico. Este también incluye el empleo de potencia radiada o energía dirigida hacia los emisores de señal radar para dañar físicamente alguna capacidad adversaria. El jamming es soft kill debido a que neutraliza la capacidad temporalmente, sin destruir físicamente. El jamming consiste en introducir una señal en el receptor adversario junto con la señal esperada y es efectivo cuando la señal de interferencia es lo suficientemente fuerte como para evitar que el adversario pueda recibir información de la señal que espera.
Por último los misiles antibuque son un caso curioso, ya que incluyen la capacidad de localizar el radar de defensa aérea enemigo para dirigirse contra él. Esto hace que el uso de misiles antiaéreos semiactivos contra ellos sea peligroso. El misil soviético SS-NX-13 era el cuerpo de un SS-N-6 unido a un buscador radar cuya finalidad era atacar los grupos de combate de portaviones.
Los radares son aparatos vulnerables a una amplia gama de tecnologías y armas. Las primeras medidas fueron dejar caer las llamadas tiras metálicas que crearan falsos reflejos y también simplemente saturar las frecuencias habituales utilizadas por los radares. Como los radares más sofisticados pueden hacer frente a esas maniobras, los sistemas de interferencias se han ido sofisticando para ser capaces de interceptar las señales y enviar información falsa. Además desde la guerra de Vietnam se han usado medidas para la eliminación física de los radares, sofisticándose paulatinamente las armas empleadas.
Un cuarto de las salidas de combate estadounidenses en los conflictos más recientes han sido misiones SEAD.[31]
Estas misiones de ataque se pueden efectuar con aviones diseñados para misiones de ataque profundo sobre territorio enemigo Avión de ataque a tierra, como el SEPECAT Jaguar y el Panavia Tornado de Inglaterra, el F-18 Growler de los Estados Unidos y antiguamente en plataformas como el Dassault-Breguet Super Étendard de Francia, el Republic F-105 Thunderchief, General Dynamics F-111 Aardvark y ocasionalmente el Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon de Estados Unidos, que tienen buen rendimiento de vuelo a poca altitud, donde el aire es más denso, húmedo y pesado, y es necesario volar bajo a gran velocidad, con vuelos rasantes sobre el mar para esquivar las señales de radar enemigas, hasta alcanzar el territorio enemigo y con vuelos entre las montañas para lanzar las bombas convencionales de caída libre, bombas guiadas por láser y satélite GPS.
En esta guerra las defensa aéreas hicieron un amplio uso del radar en tierra y en aviones, haciéndose básico el anularlos para lograr el dominio del aire sobre territorio enemigo o al menos reducir las perdidas de aviones propios. Las fuerzas aéreas desarrollaron técnicas para interferir en el los radares enemigos, mediante equipos activos o elementos pasivos.[32]
En 1943 aparecen los primeros aviones de guerra electrónica, se trataba de bombarderos B-24 Raven, que operan en el Pacífico preparando los mapas de emisiones electrónicas del territorio enemigo para sus planes de operaciones. En marzo de 1943 un B-24D Liberator equipado con un sistema APR-4 detecta y localiza el radar japonés en Kiska, Aleutianas.
Posteriormente en Europa operaron los B-17 Ferret. En 1943 4 B-17F, equipados con APA-24 y otros equipos electrónicos instalados en la bodega de bombas, llegaron a Túnez como parte del 16th Reconnaissance Squadron. Se dedicaron a localizar instalaciones de radar alemanas en el Mediterráneo. Los datos recogidos fueron empleados para planificar operaciones anfibias (Husky, Avalanche, Shingle, Dragoon) y organizar misiones de bombardeo de la 15th Air Force. Otros 35 B-17 fueron modificados para misiones Ferret. De mayo de 1943 a septiembre de 1944 se realizaron 184 misiones nocturnas y a baja altura en el Mediterráneo, identificando 450 instalaciones de radar. En Inglaterra el 36th Bomb Squadron fue encargado desde agosto de 1944 de interferir la señal de radar alemana, siendo la única unidad de este tipo de la 8.ª Fuerza Aérea. Se emplearon en este rol también los B-24J Crow. En el Pacífico los B-29 Raven también fueron dedicados a la localización e interferencia de radares enemigos. Sobre Japón los B-29 equipados para interferir los radares de la artillería antiaérea fueron un gran apoyo en los raids nocturnos. En los raids diurnos los B-29 en formación cerrada lograban apoyarse mutuamente al emplear sus equipos de interferencias.[33]
Aunque tecnológicamente EE.UU. demostró estar por delante los ingleses también se aplicaron en la lucha contra los radares alemanes. La RAF en 1942 modificó algunos bombarderos Wellington para dedicarlos a guerra electrónica. El No.1474 Flight empleó un Wellington para conseguir las frecuencias de radar de los cazas nocturnos alemanes y así diseñar contramedidas. Tras 18 misiones logró en diciembre de 1942 grabar las emisiones de un radar Lichstenstein de la caza nocturna alemana, aunque hubo de amerizar debido a los daños sufridos en el encuentro. El 214 y 223 escuadrón del 100 Bomber Group de la RAF se dedicaron a guerra electrónica, equipados con Fortress Mk.III (algunos cedidos por la USAF) y Liberator. Los aviones interferían los radares y comunicaciones de la artillería antiaérea y los cazas nocturnos. En otro tipo de tácticas los británicos capturaron un radar Würzburg en la costa francesa durante febrero de 1942 y ese mismo año lanzaron la Operación Bellicose para bombardear la supuesta planta de fabricación del radar Würzburg. Además un caza nocturno Junkers Ju88R-1 fue capturado en un golpe de suerte en mayo de 1943. Con todo este trabajo se pudo conocer las frecuencias y longitudes de onda de los equipos de radar alemanes. Para comprender el problema que suponía la artillería antiaérea pesada alemana hay que saber que estaba compuesta de cañones de calibre 88 mm., 105 mm. o 128 mm. organizados en baterías dirigidas por radar de cuatro piezas. En las zonas más sensibles se situaban baterías reforzadas o Grossbatterien, de seis y hasta ocho piezas. Cañones ligeros protegían a los cañones pesados y también los objetivos susceptibles de ser atacados a baja altura. Las piezas de 20 mm., 37 mm. y a veces de 40 mm., se agrupaban en baterías de 9 a 12 piezas por batería. Como ejemplo, a finales de 1943 la defensa de Berlín contaba con unos 350 cañones pesados y 250 piezas ligeras, a los que había que añadir 200 reflectores. En enero de 1944, sólo en Alemania, se contaba con 6.716 cañones pesados y 8.484 piezas ligeras. El radar alemán no sólo dirigía el tiro de la artillería sino que también permitió a la caza nocturna la interceptación controlada desde tierra. Más de 4.000 baterías antiaéreas alemanas dirigidas por radar Wurzburg defendían los objetivos importantes, derribando muchos bombarderos aliados.
A mediados de 1943 los británicos ya disponían de la suficiente información sobre los diferentes sistemas de radar alemanes, tanto los empleados en tierra Freya y Würzburg como los Lichtenstein de la caza nocturna. Las contramedidas electrónicas aparecieron para reducir la efectividad del radar. Los ingleses crearon dispositivos de interferencia para sus aviones: Mandrel, Cigar, Piperack y Jostle. Mandrel era un bloqueador de señal de los radar Freya mientras que el sistema Airborne Grocer interfería el radar FuG 202 y 212. En 1943, los ingleses equiparon a sus bombarderos con el sistema Boozer, que detectaba las señales de los radares Liechtenstein, avisando a los pilotos de la presencia de un caza nocturno que se aproximaba. También instalaron en algunos cazas nocturnos Beaufighter el sistema Serrate, un receptor para detectar los pulsos del radar Lichtenstein. Los Beaufighter volaban muy lento junto a los bombarderos para engañar a los cazas nocturnos alemanes, y cuando estos se acercaban trataban de ponerse en su cola para derribarlos. El sistema ABC (Airborne Cigar) interfería las señales radio y fue sustituido por Jostle IV en 1944, que operaba en todo el espectro de bandas. Los ABC se transfirieron al 462 Squadron de la RAAF en 1945.[34]
En 1943 los aliados empezaron a usar en sus bombarderos equipos de interferencias y las nuevas técnicas Window (chaff) para confundir la señal del radar alemán. Al final del año 1943, los bombarderos americanos utilizaban ya masivamente perturbadores activos y pasivos en sus misiones sobre Alemania. En noviembre de 1944 más del 50% de la 8.ª Fuerza Aérea estaba equipada con “perturbadores”, esto es equipos electrónicos y 50 kilogramos de “chaff”. Con un equipo similar volaban los Stirling, Halifax y Lancaster de la RAF. Se cree que ayudaron a reducir los derribos logrados por la artillería antiaérea alemana, dirigida por radar.[35]
Sin embargo la mayor parte de las acciones fueron de guerra electrónica y apenas hay acciones organizadas de los aviones contra los radares o artillería antiaérea enemigos, como fue el caso puntual de los ataques de la Luftwaffe contra las estaciones de radar inglesas en 1940. Se empleó la artillería y ataques de bombarderos pesados contra la artillería antiaérea alemana en las grandes operaciones aerotransportadas (Market Garden, Varsity), pero sin gran éxito. Los británicos emplearon en las grandes operaciones la artillería contra los radares y emplazamientos de artillería antiaérea, así en el Día D la artillería naval británica destruyó las antenas del radar de Douvres, que después fue tomado por los Royal Marines tras una dura lucha. En el ejército británico se conoció estas misiones cono Apple Pie. La misión más grande tuvo lugar en marzo de 1945, cuando la artillería del XII Cuerpo Británico bombardeó la defensa aérea alemana en apoyo de la Operación Varsity. Se dispararon 24.000 proyectiles en 22 minutos contra unos 100 objetivos pero fue un fracaso debido a datos inexactos y potencia de fuego insuficiente. Durante Market Garden los P-47 Thunderbolt atacaron posiciones antiaéreas alemanas para proteger a los aviones que llevaban a los paracaidistas. En Market Garden los aliados reclamaron la destrucción de 118 posiciones antiaéreas y daños en otras 127, pero perdieron 104 aviones derribados por los artilleros alemanes. Solo el primer día de la operación fue un éxito en cuanto a supresión de defensas aéreas. En el Pacífico los americanos destinaban los B-25J del 499th Squadron de la 20th Air Force para trabajar en equipo, un avión localizaba el radar y guiaba a los otros para destruir estaciones de radar de los japoneses. En Europa se volaron misiones similares empleando los P-38. Los Beaufighter del Costal Command tenían secciones especializadas en atacar los barcos antiaéreos de los convoyes alemanes.[36][37][38]
La mayor parte de proyectos que implicaban ataque deliberado a los radares no llegó a probarse en combate: Abdullah (RAF) probado por el 1320 Special Duty Flight, Perfectos (USAAF), Hookah (RAF) o la bomba guiada BV-246 Hagelkorn (Luftwaffe). El Abdullah suponía usar un Hawker Typhoon equipado con detector de radar, para que una vez localizado el radar lo marcará a otros Typhoon para su destrucción. EE.UU. creó la bomba guida Moth, basada en la Mk7 Pelican de la US Navy. La US Navy cedió el proyecto a la USAAF, que quería emplear la bomba contra los radares alemanes. El arma guiada BV-246 alemana fue rediseñada a principios de 1945 como un primitivo misil antiradar, utilizando el buscador pasivo Radieschen para localizar los transmisores de radar, pero nunca se utilizaron operativamente.[39][40]
La Luftwaffe también empleó contramedidas. Después de Hamburgo la Luftwaffe fue autorizada a utilizar Düppel (el nombre alemán para el Chaff) durante una incursión nocturna sobre Inglaterra en octubre de 1943. En las incursiones de 1943 y la Operación Steinbock entre febrero y mayo de 1944 el empleo de Düppel permitió a los bombarderos alemanes volar sobre Londres. Sin embargo el pequeño número de bombarderos en relación con la gran fuerza de cazas nocturnos le quitó efectividad. A los alemanes les fue mejor durante el ataque aéreo a Bari el 2 de diciembre de 1943, cuando los radares si que fueron engañados por el Düppel. Desde diciembre de 1943 la caza nocturna empleó el sistema Flensburg, que informaba a los pilotos cuándo un radar enemigo los había detectado. Los alemanes crearon varios equipos para interferir el radar: Caruso, Breslau II, Karl II, etc. Otros equipos les permitieron localizar los bombarderos de la RAF gracias a las emisiones de sus equipos de radar o de sus equipos de Contramedidas.[41]
En el Pacífico la Armada japonesa creó su versión del Chaff, llamada Giman-shi. Se utilizó por primera vez con cierto éxito durante las batallas nocturnas en las Islas Salomón de mediados de 1943. Esta contramedida fue efectiva contra los radares métricos, pero no con los centimétricos. La escasez de aluminio limitó su fabricación y uso. En febrero de 1945 en Iwo Jima el Giman-shi se utilizó con éxito para el ataque contra el USS Saratoga. Japón estudió un arma SEAD, El I-Go Model 1 Hei. Era una bomba con un micrófono en la punta que debía dirigirme contra los cañones antiaéreos Mk4 40mm de los buques americanos.
En Corea se emplearon las mismas tácticas de la segunda guerra mundial para suprimir la defensa aérea enemiga: empleo de poder de fuego y ataque directo. Afortunadamente para la USAF en 1947 se creó el Electronic Warfare Officer Course en la base de McGuire para asegurar que no se perdían las lecciones duramente aprendidas durante la guerra, que serían luego aplicadas en Corea. Se sabe que se usaron por parte de la USAF con éxito en Corea los aviones B-29, B-25 y B-26 como aviones de reconocimiento electrónico (ESM) y perturbadores (ECM). La US Navy también realizó las mismas misiones adaptando sus aviones. En 1951 se decidió empezar a montar equipos APA-24 de detección de señales radar en aviones B-26. El B-29 era ya conocido como el “puerco espín” por las numerosas antenas de sus equipos de interferencias. Los B-26 de la 67th Tactical Reconnaissance Wing de la USAF equipados con sensores APA-24 localizaban radares enemigos y dirigían a otros aviones contra las posiciones de la defensa aérea coreana. Los RB-50 y Skyraider modificados también se dedicaron a localizar radares durante la guerra.[42][43][44][45]
A medida que avanzaba la guerra la potencia de la artillería antiaérea norcoreana y china aumentó y se hizo cada vez más intensa y precisa. Las armas iban desde ametralladoras de 12,7 mm hasta cañones de 85 y 100 mm.. No solo se defendían objetivos importantes sino que en las líneas del frente también había piezas de artillería antiaérea para contrarrestar el poder aéreo americano. Los chinos habían aprendido en la guerra civil lo importante que era contar con armas antiaéreas para defender las tropas del frente de ataques aéreos. Según China para el final de la guerra protegiendo el frente contaba con 5 divisiones de artillería antiaérea (61ª, 62ª, 63ª, 64ª y 65ª), 21 regimentos y 64 batallones independientes. La URSS suministró a las unidades antiaéreas chinas docenas de efectivos cañones antiaéreos de 37 mm. Modelo 1939 (61-K), que reemplazaron a los de 20 y 25 mm. japoneses empleados hasta entonces. Chinos y norcoreanos además crearon objetivos falsos para atraer a los aviones americanos a trampas. Los ataques aéreos a baja altura se volvieron peligrosos para los americanos, lo cual obligó a revisar las tácticas de los cazabombarderos. Se incluyeron en las misiones aviones que debían atacar la artillería antiaérea, los de los Marines por ejemplo empleaban bombas de fragmentación lanzadas a gran altura y cuyas espoletas debían activarse a 50-100 pies. La táctica de los F-80 de la USAF era atacar a unos 6.000 pies, con relativa seguridad, y en caso de formaciones grandes de aviones la primera sección llevaba bombas para atacar la artillería antiaérea. Los F9F de la Armada fueron muy efectivos en misiones de supresión de defensa aérea, ya que atacaban las posiciones de antiaérea con bombas de racimo y sus cuatro cañones de 20 mm.. Cuando los Corsair y Skyraider atacaban, los Panther les cubrian mediante ataques en picado. En 1952 la mitad de las misiones de los F9F fueron de supresión de defensa. La defensa aérea norcoreana además contaba en objetivos importantes con cañones y reflectores dirigidos por radar que amenazaban a los B-29. Por ello siguiendo las lecciones de la guerra anterior para los ataques nocturnos la USAF equipó a sus escuadrillas de B-29 con dispositivos de saturación electrónica para interferir las radios y los radares de guía y de artillería antiaérea de la defensa norcoreana. Además se asignaban B-26 y Corsairs para apoyar los ataques nocturnos de los B-29, suprimiendo los reflectores mediante el empleo de bombas de fragmentación. Por ejemplo seis B-26 llevaron a cabo una misión de supresión de artillería antiaérea en los ataques nocturnos de los B-29 contra la presa de Sinauju. Sus objetivos incluían la artillería y los reflectores, siendo muy efectivo el empleo de ametralladoras y bombas de racimo. En otro ejemplo de ataques diurnos 35 F9F-2 Panthers atacaron en 1952 las 44 baterías antiaéreas de 85 y 37 mm. de la 87º ZAD que defendían la presa de Supjun. En los ataques nocturnos contra Supjun se instalaron dispositivos en 4 B-29 para interferir las radios y los radares de la defensa aérea, y se asignaron un escuadrón de B-26 Invader y otro de Corsair a la misión de atacar los reflectores. Para entonces los norcoreanos ya habían aprendido a camuflar sus reflectores y encenderlos en el último momento. Más éxito todavía tuvo el empleo de Chaff para cubrir las misiones nocturnas de los B-29. Siguiendo tácticas empleadas con éxito pocos años antes aviones TB-25J de la USAF cegaban los radares con equipos de interferencias para que los B-26 atacarán las baterías antiaéreas y focos. En estas misiones Ferret de caza de radares los B-26 estaban equipados con equipos APA-24 para localizar los radares y los atacaban con cohetes y bombas, actuando con aviones TB-25J de interferencias en parejas Hunter-Killer. Los B-29 utilizaron los mismos equipos bloqueadores de radar de la Segunda Guerra Mundial contra los radares de control de fuego enemigos. La US Navy investigó convertir algunas de sus bombas guiadas ASM-N-2 Bat para atacar las defensas aéreas norcoreanas, pero la idea fracasó debido que no se contaba con buscadores perfeccionados para guía. Los Marines crearon en 1952 en Corea su primer escuadrón de guerra electrónica, VMC-1, añadiendo sobre el terreno equipos APA-17 a sus AD-2Q Skyraider para reemplazar a otros equipos más viejos.[46][47][48]
Tras la guerra de Corea las misiones SEAD se asignaron en la USAF al 9th Tactical Reconnaissance Squadron, que remplazó los B-26 por EB-47 y más tarde por RB-66 Destroyer. Una lección de Corea fue que los equipos de interferencias no se debían instalar en viejos aviones como los B-25, sino en otros más modernos que pudiera ir con los reactores de ataque. En la US Navy Bill Moran, un piloto que había servido en Corea y había experimentado lo que era estar al otro lado de las baterías antiaéreas dirigidas por radar, fue nombrado al final de la década de 1950 Experimental Officer en las instalaciones de China Lake. Moran impulsó la investigación de un arma que diera la capacidad operativa de responder a esos radares y así nacería el misil Shrike.[49]
Antes que nada hay que señalar que la Segunda Guerra Mundial supuso entre los aliados el nacimiento de dos conceptos de aviación. Por un lado una aviación táctica que golpeaba rápido, bajo y con relativa precisión, actuando conjuntamente con unidades terrestres y navales en el frente de batalla. Del otro lado una Fuerza Aérea distinta, que contaba con la capacidad de decidir sus propios objetivos, equipos y existía como rama independiente. Ambas evolucionaron después de 1945 basándose en las experiencias propias y misiones de combate vividas en la guerra. En EE.UU. se añadía además el arma aérea naval.
La rama estratégica de la USAF era consciente de la importancia de la guerra electrónica y se ordenó al 46° Escuadrón de Reconocimiento que equipara un RB-29 con equipo ELINT para misiones en la costa de Siberia a fines de 1946. El primer avión RB-29 ELINT dedicado comenzó a volar misiones en 1947 desde Alaska y detectó la cadena de radares de alerta temprana soviéticos. El RB-29 se desplegó en Europa y voló varias misiones a lo largo de la frontera de Alemania Oriental. Con la tensión de la guerra fría la USAF creó el 324º Escuadrón de Guerra Electrónica con RB-29 ELINT que volaban desde Okinawa, Alaska y Alemania Occidental. En la guerra de Corea se encargaron de localizar radares rusos, chinos y norcoreanos.[50] La RAF recibió tres RB-29 ELINT que asignó al 192 Squadron de 1953 a 1957. En 1956 un B-29 ELINT de la RAF se envió a Malta para obtener información del sistema de defensa aérea egipcio antes de la incursión de Suez. Este es un claro ejemplo de lo que era la guerra electrónica en aquella época.[51]
Los misiles comenzaron con los años a convertirse en armas más fiables y reemplazaron a los cañones antiaéreos debido a que eran más efectivos frente a la amenaza de los bombarderos nucleares y los aviones a reacción. Estados Unidos introdujo el misil Nike Ajax y la URSS el SA-1 y SA-2. Los misiles de corto alcance muy pronto siguieron el mismo camino. En la década de 1960 los ejércitos modernos empleaban ya muchos misiles antiaéreos. El objetivo eran los bombarderos nucleares de largo alcance, y estos iban equipados con contramedidas electrónicas para interferir radares y comunicaciones. Las misiones que debían enfrentarse a las defensas aéreas se cargaron como consecuencia de componente tecnológico al implicar cada vez más electrónica, y la manera de afrontar las misiones cambió para siempre después de Vietnam. Allí la electrónica pasó a un nuevo estadio en que se buscaba emplear la tecnología para ayudar a destruir la defensa aérea enemiga, no solo interferirla.[52]
La URSS comenzó enseguida a investigar en misiles tierra-aire (SAM) debido a que Stalin le obsesionaba que Moscú pudiera sufrir ataques de bombarderos americanos y británicos. En 1951 exigió contar lo antes posible con un sistema SAM que pudiera hacer frente a ataques aéreos, lo cual llevó al sistema antiaéreo S-25 Berkut (SA-1). Las primeras unidades entraron en servicio en mayo de 1955, y el anillo de SAM alrededor de Moscú se consideró completado en junio de 1956. Como el S-25 era estático la URSS se puso a trabajar en un sistema menor, más económico y más móvil, que acabó con la aparición del S-75 Dvina (SA-2 para la OTAN).[53]
En 1960 un misil SA-2 derribó un U-2 de la CIA sobre la URSS. En 1962 dos U-2 fueron derribados por misiles SA-2, uno sobre Cuba y otro sobre China. Occidente ya sabía hacía tiempo del peligro que suponían los SA-2, de hecho durante la crisis de los misiles numerosos emplazamientos de SA-2 fueron fotografiados lo que fue interpretado correctamente como un medio de defensa de objetivos importantes, y en caso de invasión hubieran sido atacados. Fueron los comienzos de décadas de jugar al gato y al ratón entre las defensas antiaéreas y los aviones de ataque. La USAF conocía la amenaza y evolucionó las contramedidas empleadas por los bombarderos desde la Guerra de Corea. Muestra de los nuevos tiempos fue que los aviones espía U-2 fueron reemplazados por los SR-71, cuya velocidad y contramedidas les hicieron inmunes a los misiles SAM y aire-aire que se dispararon contra ellos. Se crearon aviones de guerra electrónica específicamente dedicados a ayudar a los bombarderos nucleares a penetrar las defensas soviéticas, como los Boeing EB-47 o EB-66. El Strategic Air Command (SAC) creó en los años 50 la 2nd Bomber Wing como unidad ECM para desarrollar las mejores tácticas de empleo de equipos ECM existentes. Posteriormente las 376th Bomb Wing y 301st Bomb Wing fueron equipadas con unos 90 EB-47 que servian para probar tácticas y en caso de guerra hubieran escoltado a los B-52. Además el SAC fue equipando a sus bombarderos nucleares B-52 y aviones ECM continuamente con mejores contramedidas y señuelos. Un ejemplo es el paquete de guerra electrónica Phase IV y Phase V (Blue Cradle) que equipaba a los EB-47E a finales de los años 50. Consistía en 16 equipos AN/ALT-6B montados en un contenedor que se instalaba en la bodega de bombas y permitía centrarse en frecuencias específicas. La USAF llevaba con extrema discreción su programa EB-47E, no hay números pero se estima que al menos 40 B-47E fueron convertidos.[54][55] Todo este esfuerzo e interés se debía en parte a que los altos mandos de la fuerza de bombarderos estratégicos eran conscientes de la importancia de la guerra electrónica, dadas sus experiencias en combate sobre Alemania o Japón. La experiencia de los B-29 en Corea ratificó su decisión de contar con contramedidas para interferir el radar y comunicación enemigos.[56]
Antes de 1960 ya se recibieron en occidente informes referentes a los misiles SA-2. En 1962 se empleó un dron AQM-34 Ryan para sobrevolar Cuba y tratar de obtener señales electrónicas de un SA-2 y su radar de guiado. Con datos obtenidos por la CIA en Rusia e Indonesia se construyó un modelo del SA-2 en Tullahoma para simular su vuelo y ensayar maniobras de vuelo para neutralizarlo. Ya antes de la crisis de Cuba y de conocerla precisión de los SA-2 la US Navy decidió iniciar un programa de misiles antirradiación, encargando a Texas Instrument la investigación. La compañía Bendix recibió el encargo de la US Navy de crear un aparato que avisara a los aviones cuando un radar de guiado de misiles les había localizado.[57]
Para localizar los radares de la defensa aérea soviética y saber su tipo, cobertura y alcance el SAC creó la versión RB-47H del bombardero B-47. El primero entró en servicio en 1955. Asignados al 55th Strategic Reconnaissance Wing (SRW) volaron miles de misiones lo largo de los bordes del espacio aéreo soviético. Los bombarderos del SAC conocían la amenaza SAM y practicaban como hacerla frente. En EE. UU. se construyeron réplicas del radar Fan Song en base a los informes de inteligencia y los bombarderos realizaban ataques simulados en los que interferían los radares. En 1961 se realizó el ejercicio Sky Shield en el que los bombarderos del SAC y la RAF simulaban atacar EE.UU., la interferencia electrónica era parte esencial para derrotar al NORAD. Sin embargo los cazabombarderos de la USAF dependían de un mando distinto y la defensa contra misiles fue dejada bastante de lado hasta Vietnam. A los pilotos no les gustaba cargar con un contenedor de contramedidas que perjudicaba las prestaciones de sus aviones o reducía la carga de armamento ni tampoco sus jefes habían pasado por una experiencia de combate donde interferir los radares de la defensa aérea fuera necesario. No se consideraba a los misiles SA-2 como una amenaza para las misiones tácticas sino para las estratégicas. En cierto sentido era normal, los misiles SAM tenían como objetivo prioritario derribar bombarderos nucleares estratégicos y por eso estos iban cargados de equipos ECM. A los cazabombarderos de la USAF solo se les equipaba como mucho con equipos que les advertían que habían sido detectados por los radares enemigos. Sin embargo la inquietud existía entre algunos mandos y en 1964 en el ejercicio Goldfire se ensayó con aviones F-100F Super Sabre equipados con sensores QRC-253-2 para localizar baterías de misiles MIM-23 Hawk. Ese mismo año las maniobras Desert Strike tuvieron lugar en el desierto de California, enfrentando las fuerzas aéreas a varios batallones de misiles Hawk del ejército que reforzaron al bando que hacía el papel de defensores. Los resultados ratificaron que los SAM era una amenaza a considerar.[58][59]
En 1963 la USAF probó los equipos de contramedidas QRC-160, entre ellos uno diseñado para interferir la señal del radar Fan Song. Estos equipos estaban destinados a los aviones F-100D y Republic F-105. Se planificó equipar con equipos de contramedidas ALQ-31 a los RF-101, F-4, RF-4 y F-111. Irónicamente cuando se le ofreció equipos de aviso radar para los F-100 poco antes de 1965 el TAC los rechazó, al igual que pidió al fabricante del F-105 que quitará las contramedidas electrónicas para bajar el precio del avión. Los aviones mejor equipados para guerra electrónica del Mando Aéreo Táctico (TAC) eran los Douglas B-66 Destroyer. Se creó la variante de reconocimiento electrónico (ESM) RB-66C, que empleaba equipos de aviso de señal radar, detección de dirección, análisis de frecuencias, chaff y equipos de interferencias. Los RB-66C solían desplegarse en Europa para entrenarse volando a lo largo de las fronteras con el Pacto de Varsovia. También estaba la versión RB-66B dedicada a la interferencia de comunicaciones y señales electrónicas (ECM). Cada EB-66B contaba con 23 equipos de interferencias, su única limitación es que debían ser presintonizados y luego no podía cambiarse. Era normal dedicar un avión tan grande dado el peso y volumen de los equipos de entonces. El TAC creó una doctrina táctica, donde los RB-66B debían escoltar a los bombarderos B-66. Pero en 1965 los B-66 no estaban ya en primera línea y la doctrina creada no era compartida por otras unidades. El TAC creía que estaba haciendo lo suficiente para equiparse con contramedidas modernas suficientes, aunque se apostaba más por la calidad que por la cantidad y ello supuso que no había ni pilotos ni aviones ni equipos preparados en gran número. Siguiendo a la crisis de los misiles se compraron equipos QRC-160 en 1963. Sin embargo apenas había técnicos para mantenerlos, los equipos se estropeaban con frecuencia y los escuadrones no solo no se entrenaban con ellos sino que directamente no los querían. Los enviados al Pacífico fueron almacenados en Okinawa.[60]
Todas las ramas de inteligencia sabían de la existencia de los SA-2. La Armada, Marines y Fuerza Aérea habían detectado las emisiones de sus radares en las numerosas misiones ELINT que realizaban en las fronteras de la URSS y sus aliados. En EE. UU. los militares crearon simuladores de los radares rusos basados en la información recolectada y en Eglin se entrenaba contra estos simuladores. Cuando en 1962 se estuvo a punto lo atacar los SA-2 obtener información se volvió imperativo el saber cómo enfrentar el SA-2. Cuando los aviones americanos se encontraron el SA-2 en Vietnam se volvió urgente e imprescindible. Por su parte la CIA trató de obtener el máximo de información posible. En Indonesia la CIA logró con el cambio de régimen los manuales de operación de una baterías SA-2 y componentes del radar Fan Song que guiaban los misiles. La CIA prestó su avión A-12 para fotografiar Vietnam del Norte y localizar emplazamientos SAM y también lanzó la operación United Effort para obtener las frecuencias y que permitiría crear el equipo AN/APR-26. El Proyecto See Top de la CIA consistió en un avión C-97 que obtuvo señales de un Fan Song en el área de Haiphong-Hanoi y cuyos datos se emplearon para los misiles antiradar.[61]
La US Navy y Marines por su parte seguían una doctrina distinta e investigaron el empleo táctico de contramedidas a los misiles y radares soviéticos. Así se contaba tradicionalmente con aviones especializados en contramedidas electrónicas para enfrentarse a la defensa aérea soviética. La US Navy contaba con los aviones AD-5Q y EA-3B, además contaría desde 1967 con EKA-3B Skywarrior para interferir y localizar radares. También se contaba con unos pocos aviones EC-1 Y EP-2. Los Marines crearon el primer avión táctico de guerra electrónica, el EF-10B. Hacia 1956 35 aviones F3D-2 de los Marines fueron convertidos en aviones de guerra electrónica F3D-2Q (más tarde EF-10B). Durante la crisis de Formosa de 1957-8 los EF-10B fueron los primeros en detectar los radares de los SAM chinos. En 1962 los EF-10B fueron también los primeros en detectar radares de SA-2 en Cuba. En 1965 la necesidad de aviones de interferencias para las operaciones sobre Vietnam del Norte hizo que los pocos EF-10B disponibles fueran asignados. La US Navy investigaba también desde hacía años en armas que sus aviones pudieran emplear en un ataque nuclear a la URSS para destruir radares enemigos. El proyecto ASM-N-8 Corvus combinó la bomba guiada Bat con un buscador y una cabeza nuclear de 10kT nuclear para guiarse contra el radar de control aéreo de las bases rusas, y destruir la base entera. Buscando un arma que se pudiera emplear en una guerra convencional. En China Lake varios proyectos investigaban como afrontar la amenaza de los radares de defensa aérea. El misil Corvus era muy caro y complejo y no resolvía el problema táctico así que en 1957 se redactó el concepto operacional y técnico, que fue aprobado por el contraalmirante Ruckner. Con los fondos recibidos en 1958 Texas Instruments comenzó a trabajar en el misil ASM-N-10 (luego AGM-45) como parte del proyecto Cobra y durante la crisis de los misiles de Cuba sus buscadores se montaron en un A-4 que se dirigió a Cuba para provocar los SAM rusos y probar que se detectaba correctamente el tipo de radar correspondiente a los SA-2. La crisis de Cuba confirmó la necesidad y se empujó el proyecto aún más. China Lake recibió la responsabilidad del programa y los oficiales al mando se encargaron de que el resultado final fuera satisfactorio. Entre las numerosas pruebas que se hicieron se hizo una comparación con la versión antiradar del misil GAM-83 Bull-pup de la USAF. En 1963 se encargó el misil antiradar AGM-45 Shrike, uniendo una nueva cabeza buscadora al cuerpo de un misil AIM-7 Sparrow. El misil se desarrolló en paralelo a la aparición del SA-2 y llegó justo a tiempo. No contenta con sus prestaciones la US Navy siguió investigando e incorporó años después el AGM-45B, que mejoraba mucho las prestaciones, y siguió investigando hasta tener el misil AGM-78 Standard en 1968. Por su lado los Marines necesitaban reemplazar sus EF-10B y compraron el EA-6A de guerra electrónica poco antes de que el SA-2 apareciera en Vietnam. El éxito posterior del EA-6A en Vietnam llevó a la versión mejorada EA-6B.
La URSS asumió que en caso de guerra tendría que combatir sin superioridad aérea. En consecuencia se dedicaron en dotarse de una potente artillería antiaérea, combinando múltiples sistemas con tecnologías y características distintas, que les permitiese neutralizar la prevista superioridad aérea de la OTAN. La doctrina soviética buscaba crear un sistema de defensa aérea integral, este consistía en una red integrada de radares que guiaba a los misiles SAM y los cazas. La artillería antiaérea la complementaba, defendiendo a baja altura los objetivos de valor. La doctrina occidental era más descentralizada. La OTAN entendía la importancia de contrarrestar los radares soviéticos, pero tardaría años en entender el concepto de defensa integrada soviética. La OTAN enfocaba hasta Vietnam la guerra electrónica más al espionaje de señales enemigas que a luchar contra los radares y defensas aéreas, empleando de modo ofensivo contramedidas que permitieran penetrar las defensas enemigas. Se contemplaba solo la interferencia de los radares.
Otros países también se interesaban por los radares de la defensa aérea, pero más como inteligencia electrónica (ELINT), que por como combatirlos. La RAF era bastante activa en inteligencia electrónica y también en el empleo de interferencias contra la defensa aérea, necesario para que sus bombarderos pudieran atacar la URSS. En 1966 creó una unidad especializada mediante la fusión del personal del 831 Naval Air Squadron (equipado hasta poco antes con el Fairey Gannet ECM.6) con el B Flight del 97 Squadron (equipado con el English Electric Canberra). Inicialmente la unidad fue llamada Joint Electronic Warfare Trials and Training Force, para pasar después a ser el No. 360 RN/RAF Squadron. Se dedicó más a formar operadores de guerra electrónica y dar entrenamiento a las unidades de la OTAN en guerra electrónica. Con la introducción del Dassault Mirage IV en 1964 Francia comenzó a interesarse en las contramedidas electrónicas, hasta entonces se realizaba sólo ELINT. Se tomó buena nota de la experiencia en Vietnam y se creó Guerrelec para investigación en equipos de guerra electrónica. Suecia era otro país muy activo en inteligencia electrónica, aunque de modo discreto se sobrevolaba las fronteras de la URSS con la pequeña flota de aviones adaptados a misiones ELINT.
La experiencia estadounidense en Vietnam, y posteriormente la israelí en octubre de 1973, cambiaron totalmente la doctrina occidental introduciendo la tecnología como arma de combate en todas las fuerzas aéreas. Aunque durante la guerra de Vietnam las nuevas armas y equipos SEAD aumentaron la eficacia se seguía viendo cómo algo táctico, esto es subordinado al éxito de cada misión individual. No se entendía bien la doctrina soviética
A finales de la década de 1960, el sistema de defensa aérea soviético se componía de tres niveles o capas, con diferentes misiles disponibles: SA-4 de largo alcance, SA-6 de alcance medio y misil SA-8 de corto alcance. La defensa de punto era asumida por el misil SA-9 y el ZSU-23-4P. Todos ellos eran sistemas móviles, transportados por lanzaderas sobre ruedas y orugas. La experiencia de Vietnam mostró que era necesario realizar misiones SEAD, pero estas eran en Vietnam un medio de ayudar a los aviones de ataque. Las defensas aéreas atacadas eran las que estaban en la ruta de ataque y cerca del blanco. La guerra de 1973 demostró que las misiones SEAD debían ir más allá y buscar primero acabar con la defensa aérea para poder permitir a los aviones operar libremente.[62]
La US Navy y Marines salieron de Vietnam equipados con sus EA-6B con equipos AN/ALQ-99 que podían realizar misiones ECM y ESM. La experiencia en Vietnam llevó a la USAF a desarrollar sofisticados aviones especializados destinados específicamente a atacar las defensas aéreas como el F-105G/F. Este incorporaba un Oficial de guerra Electrónica (EWO) que manejaba los complejos equipos. Era necesario un equipo ALR-46 RAHW que avisaba del radar enemigo, gracias a su capacidad de gestionar simultáneamente hasta 16 señales radar de entre 2 y 18 GHz y priorizarlas automáticamente. Además el EWO manejaba un equipo APR-35 para apuntar los AGM-78 Standard, un equipo de adquisición de objetivos Bendix APS-107, un sistema de geolocalización de emisiones Itek y un pod de interferencias AN-ALQ-105. El AGM-78 Standard, gracias a los avances tecnológicos, tenía un sistema de guía preprogamable que corregía automáticamente el rumbo y lo dirigía hacia su objetivo incluso si había apagado el radar. Todo este despliegue tecnológico era impensable en 1965. Todo esto no era suficiente y eran necesarios aviones F-4 que les acompañaran equipados con equipos ALR-46 y ALR-56 de geolocalización. En Vietnam también los equipos norvietnamitas evolucionaron, operando en frecuencias que los sensores de los aviones SEAD no estuvieran preparados para escanear. Debido a la mejora de contramedidas contra los misiles antiradar y a las lecciones de Vietnam la US Navy lanzó la petición de un nuevo misil antiradar. Más rápido, con más alcance, más avanzado y más flexible el AGM-88 HARM entró en servicio en la década de 1980 y fue evolucionando a lo largo de los años para adaptarse a las nuevas necesidades.
Además de armas ofensivas Vietnam también hizo que evolucionarán las armas defensivas contra la defensas aéreas. La USAF se equipó con los sistemas de contramedidas ALQ-75, 77 y 87 y la US Navy con los ALQ-76 y 81, así como con los detectores de radar APR-25 y ALR-46. Vietnam supuso un gran avance en las capacidades de guerra electrónica de la aviación táctica. La experiencia llevó también a la USAF a incorporar los aviones EF-111A, F-4G Wild Weasel y adoptar el nuevo misil antiradar HARM. Por su parte URSS logró en Vietnam hacerse con equipos de contramedidas occidentales, lo cual unido a las lecciones de combate le ayudó a lograr en la década siguiente un salto en calidad y prestaciones de sus misiles SAM.
La doctrina Offensive Counter-Air (OCA) de la OTAN fue diseñada para emplear el poder aéreo para enfrentar una ofensiva del Pacto de Varsovia. Esto suponía que la superioridad aérea era esencial para la OTAN, por lo tanto las lecciones de la USAF e Israel fueron cuidadosamente estudiadas. Después de la experiencia de Vietnam y de la guerra de octubre de 1973 la OTAN empezó a contar con armas y tácticas más eficaces para afrontar los sistemas SAM soviéticos, refinándose con las experiencias en el mundo árabe y África. Varios países europeos asignaron escuadrones que se entrenaron intensivamente en SEAD y se adquirieron armas y equipos específicos. Algunos países compraron misiles AGM-88B/C HARM. Francia e Inglaterra desarrollaron el AS-37 Martel y más tarde la RAF compraría el ALARM (Air-Launched Anti-Radiation Missile). A partir de 1976-77 Francia contó con equipos ofensivos ECM, aunque en sus primeras versiones inferiores a los americanos. Los BARAX-NG y Barracuda se emplearon en los aviones franceses que en 1980 participaron en Red Flag y Green Flag, recibiendo elogios de la USAF. De los éxitos iniciales contra los israelíes en 1973 se pasó apenas 10 años más tarde a graves bajas entre los SAM cuando se las vieron contra los nuevos aviones SEAD, AWACS y equipos de guerra electrónica.
Finalizada la guerra de Vietnam la USAF no solo no disolvió sus unidades SEAD como había hecho en guerras anteriores, sino que ante la eventualidad de una guerra en Europa las reforzó para poder hacer frente a la defensa aérea del Pacto de Varsovia. Equipó sus unidades SEAD con el nuevo y mejor F-4G y el nuevo EF-111 (equivalente al EA-6B naval), y con el nuevo misil HARM. Los F-4G Wild Weasel debían acabar con los radares en caso de guerra, privando a la defensa área divisional soviética de sus medios de detección y obligándola a la detección y adquisición de blancos visual. Dado que en Alemania las nubes bajas, baja visibilidad y terreno con colinas es lo habitual depender de adquisición visual aumentaría la supervivencia de los aviones de ataque como el A-10 y posibilitaría la destrucción de las lanzaderas SAM. Inspirados en el rol del EA-6B los EF-111 daban la capacidad de interferir las señales, parte importante de la doctrina americana, reemplazando a los ya más que anticuados aviones de guerra electrónica EB-66 y EB-57. Además el EF-111 podía acompañar de modo seguro a los aviones de ataque, algo que los EB-66 a los que sustituía ya no eran capaces.
Además los aviones tácticos a partir de entonces debieron contar con nuevas tácticas de vuelo y nuevos equipos para sobrevivir a los SAM. Pero instalar equipos de interferencia activos a los aviones diseñados en los años 60 no era tarea fácil. La gran mayoría se diseñaron sin pensar en las ECM. Era técnicamente factible, pero el coste de adaptarlos era muy elevado y se tardaba demasiado tiempo por lo cual empezaron a aparecer en muchas fuerzas aéreas los contenedores externos que contenían equipos de guerra electrónica. En Europa la USAF contaba con tres aviones que debían complementar sus capacidades para derrotar a las defensas aéreas enemigas: EF-111 Raven'', F-4G Wild Weasel y EC-130H Compass Call. Lo mismo pasó con la US Navy, que tras la experiencia de Vietnam decidió que cada portaviones debía embarcar un escuadrón de EA-6B Prowler, compuesto por 4 aviones. La experiencia israelí en Líbano demostró que las misiones SEAD no debían limitarse a apoyar las misiones de ataque sino que destruir la defensa aérea enemiga debía ser un objetivo principal para asegurar la victoria. Líbano también demostró la validez del dron como vector SEAD, por lo que EE.UU. siguió adelante con el programa Tacit Rainbow como complemento del misil antiradar AGM-88. Otras lecciones israelíes fueron el uso de señuelos, empleo de artillería contra baterías SAM, uso de drones e importancia de la preparación.
Para mejorar la preparación de los pilotos en 1981 el USAF Tactical Air Warfare Center inició los ejercicios Green Flag en Nevada, dando una experiencia lo más realista posible en guerra electrónica. La Pacific Air Force (PACAF) hizo lo mismo en Filipinas con Cope Thunder y a finales de la década de 1980 le siguió la USAF Europe (USAFE). Además de mejorar la preparación hubo otras consecuencias de las lecciones aprendidas en Vietnam. El desarrollo del avión furtivo fue una consecuencia de los muchos derribos en Vietnam y la guerra de octubre de 1973. La USAF inició en 1975 un programa para enfrentar la red de defensa aérea soviética. Hasta la década de 70 no se prestó mucha atención para disminuir el retorno radar así que DARPA lanzó el programa Have Blue que resultó en el avión F-117, capaz de atravesar las defensas rusas. Otra consecuencia de las pérdidas en las misiones SEAD en Vietnam y el Sinaí fue que en 1981 se eligió a Northrop para el desarrollo dek dron antiradar AGM-136A Tacit Rainbow. Este arma debía ser suficientemente barata para ser lanzada en enjambre por delante de los paquetes de ataque. Patrullarían zonas asignadas y si detectaban un radar enemigo lo atacarían.
La respuesta a la primera generación de misiles SAM fijos soviéticos como el S-75 (SA-2) y S-125 (SA-3) encontrados en Vietnam y Egipto fue el desarrollo de misiles antiradar y otros medios para localizar y atacar las baterías SAM aprovechando su poca movilidad. Pero pronto llegó la contrarrespuesta soviética con la aparición de SAM móviles como 2K12 Kub (SA-6) y la doctrina de uso intermitente y mínimo de radar. En 1973 el SA-6 fue un dolor de cabeza para Israel. Ahora en la década de 1970 las tácticas SEAD se enfrentaban a baterías SAM móviles y visibles sólo durante un corto período de tiempo, que eran una amenaza significativa también para los Wild Weasel. La solución se puso en práctica en 1982, cuando los israelíes utilizaron varios medios, incluidos drones y señuelos contra los SAM sirios. Así lograron saturar las defensas y engañar a los sirios para activar sus sistemas de radar, para luego ser atacados por misiles antirradiación. En los años siguientes surgieron el IAI Harpy o el AGM-136 Tacit Rainbow que integraban sensores antirradiación en un dron que merodearia el campo de batalla en busca de baterías SAM. Esta era una solución relativamente barata para operar en áreas peligrosas defendidas por misiles SAM, y atacar rápidamente en cuanto la batería SAM fuera visible. Además se integró el uso de un dron como señuelo con el papel de ataque en plataformas pequeñas y relativamente baratas en comparación con los aviones Wild Weasel. Asimismo se incorporaron señuelos tácticos mejorados lanzados por aviones o desde tierra que aparecían como objetivos en las pantallas de radar enemigas. Al replicar aviones de combate reales las baterías SAM dispararán contra ellos, delatando su situación y dejando pocos misiles SAM disponibles para disparar contra los aviones reales que les seguirían.
La Unión Soviética también contaba con unidades SEAD. El MiG-25BM estaba dedicado a supresión de defensas aéreas, era el equivalente al F-4G. Aunque la táctica era muy diferente, armado con cuatro AS-11 Kilter el MiG-25 haría valer su velocidad para zafarse de los cazas enemigos y acercarse a los radares para disparar sus misiles antes de que se pudiera reaccionar. Las doctrina SEAD desarrollada por EE.UU. se tuvo en cuenta, pero más para mejorar las defensas aéreas que para desarrollar una doctrina SEAD soviética. Se pensaba que eliminar las defensas aéreas de la OTAN solo debería hacerse en caso de guerra en Europa y como parte de una ofensiva planeada y coordinada. Así se contemplaba incluso el empleo de misiles balísticos OTR-21 contra las lanzaderas de misiles Hawk y Patriot de la OTAN, y de este modo abrir huecos en la defensa aérea. La URSS tenía claro los objetivos de la OTAN que debía tomar, por tanto su doctrina se basaba en ganar la superioridad aérea en los corredores que llevaban a ellos. A lo largo de estos corredores operarían los aviones SEAD del Pacto de Varsovia. Para las misiones SEAD los soviéticos empleaban tácticas más pasivas que los Wild Weasel americanos, que hacían hincapié en la iniciativa y empleo de sistemas activos. Cada oleada de ataque aéreo contaría con 4-8 aviones dedicados a misiones SEAD, mezclados con los aviones de ataque y no por delante como era la práctica de los Wild Weasels. También se confiaba en los misiles antirradiación, arma básica del arsenal SEAD, pero de modo distinto. Dado que se esperaba que la artillería diera cuenta de muchos emplazamientos SAM de la OTAN cercanos al frente, los misiles eran importantes para destruir los emplazamientos SAM más alejados. Por ello, y por el retraso tecnológico, los misiles soviéticos eran mayores que los occidentales. El misil Kh-28 era cuatro veces mayor que el AGM-45, y cuatro veces mayor alcance. Así como los Wild Weasel operaban dentro del radio de alcance de los SAM los soviéticos contaban con operar más allá. También se probó en una variante del Antonov An-12 dedicada a SEAD que podía transportar cuatro misiles KH-28. El Su-24M era un ejemplo de avión SEAD soviético, un avión grande capaz de cargar varios misiles KH-28 y dispararlos lejos del radio de alcance del SAM. También los aviones ECM soviéticos eran mayores que sus equivalentes de la OTAN. Así las misiones del EF-111 y EA-6B las realizaban versiones de bombarderos como el Tu-22P. Las tácticas navales soviéticas contemplaban la saturación de las defensas aéreas de la flota enemiga, mediante el disparo de un gran número de misiles Kh-22 y KSR-5 que convergieron simultáneamente sobre el objetivo. Esta saturación debía ir acompañada de una intensa tarea de interferencias, a la que se destinaron versiones modificadas de bombarderos retirados de primera línea en el rol táctico que los EA-6B Prowler y EF-111A Raven realizaban en la OTAN. Se les equipó con potentes sistemas Azaliya y después Buket. Los ya obsoletos misiles K-10S (AS-2 Kipper) se aprovecharon como drones ECM, con sistemas Azaliya. Se creó una variante del Badger especializada en lanzamiento de chaff. Por otro lado la experiencia de Vietnam y octubre 1973 hizo que a principios de la década 1970 estuviera claro para la URSS que una nueva generación de sistemas de defensa aérea eran necesaria para hacer frente a los nuevos aviones de combate y sus capacidades de guerra electrónica y contramedidas. La idea del misil SA-11 (BUK-M1) nació al ver la lucha entre SAM egipcios y aviones israelíes en 1971. La experiencia de Líbano en 1982 solo añadió urgencia a esa mejora. Surgió así por ejemplo el nuevo sistema S-300V para reemplazar al SA-4. Estos sistemas llegaron ya en la fase final de la Guerra Fría. Aún no se han enfrentado los avances SAM con los nuevos SEAD occidentales en un conflicto abierto. Solo en la guerra civil siria ha habido tanteos entre aviones israelíes y la defensa aérea siria/rusa. Contra la amenaza de los misiles anti-radar se recurre en los nuevos misiles rusos a los señuelos o falsos emisores y cortando la emisión de los equipos verdaderos ante la detección del peligro. Los misiles anti-radar obligan al uso restringido de las emisiones, llevando a cabo las misiones mediante combinaciones de equipos con emisiones sectoriales o dirigidas.
EE.UU. ya conocía el SA-2 y sabía de su presencia en Cuba, lo que confirmaba que la CIA tenía razón en cuanto a los misiles balísticos. Los rusos solían proteger con misiles SA-2 objetivos importantes. La URSS desplegó dos divisiones de defensa aérea en Cuba, que totalizaban 114 lanzadores de SA-2.
Parte de las misiones de reconocimiento de EE.UU. era localizar las defensas aéreas soviéticas, física y electrónicamente. Estas defensas comprendían 24 emplazamientos de misiles tierra-aire. En caso de ataque deberían ser destruidas. Los análisis indicaban que no menos de 500 salidas de combate serían necesarias. Dado que la doctrina SEAD estaba en pañales se hubiera seguido el patrón de fuerza bruta de anteriores conflictos.
Los rusos tenían órdenes de solo actuar en caso de amenaza directa. Por ello los soviéticos no encendían sus radares. Esto dificultaba analizar las señales y diseñar contra medidas.
Vietnam del Norte fue recibiendo ayuda de la URSS y a medida que avanzaba la guerra contaba con una cada vez más amplia red de radares para dirigir misiles SAM y guiar a sus cazas MiG. También se recurrió a perturbadores de radar y comunicaciones contra los americanos. Los misiles SAM no eran muy certeros, pero derribaban aviones y obligaban a los americanos a cambiar sus tácticas, haciéndolos más vulnerables a la artillería antiaérea y los MiG. Muchas veces las baterías de misiles SAM tenían prohibido disparar para no derribar los MiG vietnamitas, pero esto los americanos no lo sabían.[63][64]
Los estadounidenses se vieron obligados a mejorar sus contramedidas y crear nuevas tácticas y armas para luchar contra las defensas aéreas. Las estadísticas americanas acerca de la efectividad de la defensa aérea vietnamita reflejan estos cambios:[65][66]
El reconocimiento fotográfico ya había detectado la presencia de lanzadores de SA-2 en Vietnam. En julio de 1965 un misil SA-2 derribó su primer avión sobre Vietnam. Aunque contaban por entonces todavía con pocos lanzadores los vietnamitas los protegían moviéndolos y camuflándolos, creando señuelos y colocando su artillería antiaérea de modo que los protegieran. Se estima que Vietnam llegó a contar con una batería SAM real que rotaba entre unos 3 emplazamientos fijos, en los que no había misiles reales se colocaban señuelos. Tras los primeros derribos EE. UU. anuló la prohibición existente de atacar las baterías SAM por miedo a matar a asesores soviéticos. En los primeros ataques a los lanzadores de SA-2 se perdieron muchos aviones americanos.[67]
La guerra aérea sobre Vietnam cambió el 24 de julio de 1965, cuando un avión F-4C de la USAF fue derribado y otros tres dañados por misiles SA-2. Los cuatro Phantoms realizaban una misión bajo el distintivo Leopard, protegiendo a los aviones de ataque de los cazas enemigos (MiGCAP).[68]. Tres días más tarde se lanzó una Operación Iron Hand para atacar los emplazamientos SAM operacionales, desplegados principalmente alrededor del área Hanói-Haiphong y hasta entonces fuera de los límites marcados para ser atacados. Los vietnamitas previeron el ataque y sacaron los misiles, reemplazándolos con señuelos, mientras pusieron todos los cañones antiaéreos disponibles en las rutas de aproximación. La táctica funcionó, causando fuertes bajas estadounidenses. A largo plazo este incidente llevó a una revolución en el combate, desde entonces los sistemas de misiles guiados por radar eran una amenaza para la aviación táctica y se comenzó a hablar de crear un grupo especial entrenado y equipado para combatir los misiles.[69]
A pesar de que la aviación militar táctica estadounidense era la mejor del mundo, la amenaza de los misiles tierra-aire era todavía nueva y no era bien conocida. En 1965 no se había desarrollado ninguna táctica, ni entrenamiento, ni sistemas de detección, advertencia o autoprotección a bordo de los aviones. Los pilotos de combate simplemente no tenían idea de que al volar sobre una capa de nubes, era imposible ver el lanzamiento de un misil SAM y que si volaban juntos en las nubes no tenían ninguna posibilidad de evadir nada. Los vietnamitas y sus asesores rusos desplegaron las baterías SA-2 de manera que se cubrieran mutuamente, y ademyestuvieran apoyadas por artillería antiaérea. Al principio la USAF no estaba preparada para combatir los SAM y sus aviones EB-66C y EC-121 solo recogían información acerca de las emisiones de radar de los vietnamitas, pronto la misión cambió a realizar contramedidas electrónicas contra esos radares y se destinaron aviones EB-66B a Tailandia. El cada vez mayor número de radares hacia difícil tanto la interferencia como estar al día del despliegue norvietnamita. También se recurrió poco después a interferir los radares de los MiG con barquillas ALQ-72 y AAQ-8 instaladas en los aviones de ataque. Sin embargo, esto no era suficiente ya que Vietnam del Norte integraba sus radares con su red de alerta temprana, lo que le permitía detectar a los estadounidenses y coordinar sus defensas: baterías SAM, artillería antiaérea y cazas interceptores. Hacía falta algo más para luchar contra la defensa aérea y reducir las bajas en los cazabombarderos. Los misiles SAM norvietnamitas suponían de hecho que quien controlaba el aire era Vietnam del Norte, al negar a los aviones americanos volar libremente. Se inició una crisis en la USAF.[70]
Por parte de la USAF no se contaba con aviones de guerra electrónica que pudieran acompañar a los aviones atacantes e interferir los radares y comunicaciones de la defensa aérea. Solo unos cuantos EF-10B de guerra electrónica de los Marines estaban equipados con contramedidas electrónicas que pudieran interferir los sistemas de guía y rastreo de los misiles superficie-aire SA-2, sobrecargándolos con ruido de radiofrecuencia. El VMCJ-1 llevó a cabo en abril de 1965 la primera misión de interferencia de radar.[71] Los Marines pronto desplegaron sus EA-6A, equipados con pods ALQ-86 de interferencias. La US Navy le siguió destinando aviones EKA-3B con el mismo fin.[72][73]
La Armada estaba más preparada que la USAF. Aunque en escaso número se contaba con aviones EA-1F y EA-3B que podían interferir señales radar y detectar sus emisiones, aunque sus equipos eran anticuados. La escasez de pods de guerra electrónica en la US Navy se solucionó mediante el préstamo de equipos de las flotas del Atlántico y Mediterráneo. Estos pods también eran anticuados y se soltaron equipos más modernos. En abril de 1965 hizo su aparición una nueva arma cuando un A-4E de la US Navy disparó el primer misil antiradar AGM-45. En octubre de 1965 la USAF creó unidades especializadas en luchar contra los misiles SAM, los llamados Wild Weasel. Su objetivo ya no era interferir sino atacar los radares y la lanzaderas de los lanzadores SAM y lograr inhabilitarlos( por destrucción o que desistieran de emitir o disparar). Los primeros aviones fueron F-100F Super Sabre equipados con equipos rudimentarios, que advertirían del lanzamiento de un misil e indicaban la posición del radar que lo guiaba. Cada F-100F contaba con un piloto, elegido de entre los mejores pilotos de caza, y un oficial de guerra electrónica, elegido entre los mejores especialistas en uso de equipos electrónicos de B-52.[74] Asimismo se emplearon aviones EB-66C, especialmente equipados para interferir los radares enemigos, y drones Firebee para interferir los radares. La CIA compró en Indonesia aviones MiG-21 y un radar Fan Song, lo cual ayudó a diseñar contramedidas. Tras la guerra de 1967 Israel vendió a EE. UU. una batería de misiles SA-2 capturada en el Sinaí. Mediante drones se consiguieron en febrero de 1966 las frecuencias de los SA-2 y sus radares de guiado. De este modo la USAF desarrolló mejores equipos de contramedidas y de aviso de ser detectados por SA-2. El nuevo equipo AN/APR-26 fue instalado en masa en los aviones de la USAF y así sus pilotos fueron capaces de saber cuando el radar del SA-2 les tenía fijados como objetivo y si un misil estaba en camino para así poder realizar maniobras evasivas. Si el misil SA-2 se acercaba demasiado podía intentarse interferir su sensor de proximidad. Asimismo gracias a un prototipo simulado de un misil SA-2 los pilotos americanos aprendieron a evitar los misiles SA-2 que se les aproximaban mediante maniobras bruscas.[75][76] El 22 de diciembre de 1965 un F-100F logró la primera destrucción de un SAM enemigo, en un ataque a Yen Bai.
En julio de 1966 el F-105F Thunderchief tomó el relevo en las misiones Wild Weasel en la USAF hasta el fin de la guerra. Era más apto ya que era más rápido, ágil, con mayor cantidad de armamento y autonomía. Los F-105 empleaban también el misil antiradar AGM-45 Shrike desarrollado por la US Navy. El sistema de guía del Shrike al ser programado solo podía reconocer y atacar una banda de radar específica, o un conjunto limitado de bandas radar. Un AGM-45 solo podía atacar por tanto a uno o unos pocos tipos de radar, porque no reconocía al resto. Así que las misiones SEAD tenían que llevadas a cabo por varios aviones, cargados con el mayor número de Shrike, cada uno calibrado de forma distinta para cubrir la mayor cantidad posible de radares con los que la misión se podía encontrar. En 1967 llegó el F-105G, con equipos mejorados y además entró en servicio un nuevo misil, el AGM-78 Standard, con mejores características.[77]
Por parte de la Armada se realizaban desde abril de 1965 misiones Wild Weasel, llamadas Iron Hand en la US Navy. El primer éxito se produjo el 7 de octubre de 1965, cuando cuatro A-4 Skyhawk del USS Forrestal descubrieron y destruyeron una batería de SA-2 al noreste de Hanoi. A estas misiones se incorporó en 1968 el A-6B, versión modificada especialmente para misiones SEAD que reemplazó a los A-4 y A-7 en estas misiones. A diferencia de la USAF la US Navy no creó escuadrones especializados, sino que aviones A-6B se asignaban a los escuadrones de ataque equipados con A-6. Esto a su vez daba mayor flexibilidad ya que permitía escoltar los ataques o emparejar a los A-6B armados con misiles anti-radar con aviones de ataque (A-4 o A-7) armados con bombas para realizar misiones específicas de ataque a las baterías SAM y radares de defensa aérea. Los EA-1F operaban en parejas tratando de interferir los radares norvietnamitas. Los EAK-3B trataban de apoyarles. Debido al valor de estos aviones de interferencias se pusieron estrictas normas de uso para evitar perderlos en combate. Ante la falta de aviones suficientes de guerra electrónica se ordenó al escuadrón VAW-13 que creará el Det One, basado en Cubi Point y equipado con 10 EA-1F. El Det One asignaba primero destacamentos de 2 aviones a los portaviones del Pacifico Occidental (WESPAC) para entrenamiento ECM. Desde abril de 1965 las órdenes eran asignar 3 aviones a los portaviones de la Yankee Station, los que realizaban misiones de ataque sobre Vietnam del Norte.[78]
La movilidad de las baterías SAM y la presencia de artillería antiaérea protegiendo a los misiles obligó a buscar la solución en la tecnología, apareciendo los aviones Wild Weasel. Dado el funcionamiento de un misil SA-2 se recurrió también al uso de contramedidas electrónicas. El proceso de disparo de un SA-2 empezaba con el radar P-15 Flat face, este detectaba el blanco y lo pasaba al radar P-12 Spoon rest de búsqueda. A su vez este pasaba la información al radar Fan Song de guiado. Por ello interferir electrónicamente cualquiera de los radares y señales significaba dejar a la batería fuera de servicio. Por tanto los aviones de la USAF y US Navy comenzaron a equiparse con pods de contramedidas que creaban falsa información electrónica para los radares de los SA-2. Además pronto se descubrió que una formación cerrada de F-105 aumentaba la efectividad de las contramedidas. Los aviones EB-66C de inteligencia electrónica y drones Firebee habían logrado las frecuencia de los radares de los SA-2, gracias a ello se mejoraron los equipos electrónicos. Los equipos de aviso de radar informaban al piloto cuando su avión estaba siendo iluminado, permitiéndole recurrir a maniobras evasivas para romper el contacto del radar y escapar. Además los pilotos pronto aprendieron a maniobrar para aprovechar la baja capacidad de maniobra de los SA-2. Versiones posteriores de los equipos de aviso de radar podían además distinguir entre señales radar de seguimiento y aquellas emitidas cuando se disparaba el misil.
Los aviones EB-66 podían llevar más equipo de contramedidas que un F-105 y se añadieron al grupo de ataque, combinando contramedidas que confundían a los radar con información falsa y con otras que sobrecargaban las frecuencias radar. Además los misiles anti-radar AGM-45 Shrike y el nuevo AGM-78 Standard cada vez se empleaban en mayor número y eficacia, contabilizarían el 46% de las lanzaderas SA-2 destruidas.[79]
El F-105F RE-1 se diseñó en EE.UU. como parte del programa Wild Weasel III. En mayo de 1966 el primer F-105 Wild Weasel llegó a la base aérea de Korat, donde habría un escuadrón entero en poco tiempo. Se les unieron 7 F-105 del 355th Fighter Wing basados en Takhli. Pero era un trabajo arriesgado y en 6 semanas de misiones de combate todos los aviones del escuadrón 355 fueron derribados. El número de SAM norvietnamitas mientras tanto ya se estimaba en más de 100. En las misiones SEAD se introdujeron mejoras con la llegada de los aviones F-105G y el misil Standard. El primer F-105G llegó a Tailandia durante el segundo semestre de 1967. Los F-105G operaban conjuntamente con aviones armados con bombas para localizar y destruir los equipos de la defensa aérea vietnamita. Los equipos Wild Weasel muchas veces involucraban a 4 aviones, a veces liderados por un F-105F/G al que acompañaban 3 F-105 o F-4 de ataque. Otras veces volaban en dos parejas que operaban en forma independiente en modo Hunter-Killer, cada pareja compuesta por un F-105F/G y un F-105/F-4. El F-105F era el señuelo, provocando el lanzamiento de misiles antiaéreos que generaban el suficiente humo como para hacer posible a los otros aviones ver las lanzaderas para realizar contra estas un ataque de bombardeo en picada. Los aviones señuelos debían picar en forma abrupta o girar bruscamente para evitar los misiles.
Los Wild Weasel volaban por delante de la formación de ataque para destruir radares o que estos se apagaran reduciendo así la vulnerabilidad de los aviones que les seguían. Los Weasels eran los primeros en entrar y los últimos en salir ya que trataban de neutralizar las amenazas antes que llegara la fuerza de ataque y también cubrían a la fuerza de ataque al retirarse. Había que alternar el provocar a la defensa antiaérea para que encendiera sus radares, el disparo de misiles antirradar y localizar visualmente los enclaves SAM para atacarlos con bombas. Una misión típica duraba casi tres horas y podía implicar una misión Iron Hand, limpiando el camino de SAM para que la fuerza pudiera pasar sin problema, o una misión Hunter-Killer. No era un trabajo fácil, los Weasels tenían diez veces más probabilidades de ser derribados. Un ataque con Shrike implicaba acercarse al SA-2, realizar una maniobra brusca de subida de 4.5G, hacer un rizo, nueva maniobra brusca de 5G y lanzar el misil. Tras el lanzamiento se picaba, fuera para escapar o para atacar con bombas el emplazamiento SAM. Mientras los F-100F luchaban sobre Vietnam en EE. UU. se estableció en 1966 una escuela para entrenar en misiones SEAD a las tripulaciones de F-105F/G. Esto ayudó a proporcionar tripulaciones entrenadas y aviones adecuados en número cada vez mayor. En los Marines el EA-6A tuvo su bautismo de fuego en noviembre de 1966 escoltando a un grupo de ataque sobre Vietnam del Norte, y desde entonces protegió a los aviones de ataque y recopiló información de las emisiones y comunicaciones enemigas en misiones sobre Laos y Vietnam del Norte. La US Navy también introdujo sus nuevos equipos ALQ-76 de interferencias en 1968.[72] Los EB-66C de la USAF y EA-6A de los Marines eran parte integral de los ataques, creando ruido electrónico para dificultar el funcionamiento de los radares enemigos. En 1967 la US Navy comenzó la conversión de 34 aviones en EKA-3B, con sistema ALT-27 de interferencia de comunicaciones radio que afectaban a los MiG y dos pod ALQ-92 de interferencias de radar.
Gracias a todos los recursos invertidos por EE. UU. cada vez eran necesarios más misiles por avión derribado. A medida que los americanos introducían nuevas maneras de atacar a los misiles SAM los vietnamitas no se quedaban atrás y mejoraban las tácticas empleadas por sus operadores de radar, variaban los emplazamientos, simulaban disparos o disparaban los misiles en salvas de tres. Los vietnamitas aprendieron pronto a apagar sus radares, o nuevas formas de tenerlos apagados el mínimo tiempo para poder disparar. Como era necesario reducir el tiempo en que el radar Fan Song estuviera encendido se modificó el radar para poder dejarlo encendido pero sin transmitir. Otra innovación fue cambiar la adquisición de blanco automática a manual en presencia de contramedidas electrónicas, consiguiendo el primer derribo de este modo en agosto de 1967. Los vietnamitas comenzaron a realizar lanzamientos de SA-2 guiados por la fuente de interferencias, algo no probado hasta entonces.
Los aviones de ataque americanos empezaron a contar no solo con equipos que les avisaban que habían sido detectados, sino también con contramedidas. Los equipos ECM de la USAF fueron creados rápidamente y tenían ciertas limitaciones que los SA-2 aprendieron deprisa y empezaron a aprovechar los momentos en que por la posición del avión esas contramedidas no eran efectivas. En diciembre de 1967, llegó el pod QRC-160-8, diseñado para interferir la comunicación entre el radar y el misil. Los derribos logrados por los SA-2 se desplomaron hasta que en febrero de 1968, un pod fue recuperado de un avión derribado y su análisis llevó a modificaciones en los SA-2. Sin embargo, las operaciones aéreas se detuvieron y recién se retomarían 4 años más tarde, en 1972, con el inicio de la Operación Linebacker.[80][81][82][83]
Solo entre marzo de 1967 y marzo de 1968 más de 1.150 misiles antiradar Shrike fueron disparados en unas 930 misiones. En ellas 14 aviones Wild Weasel fueron derribados y se reclamaron impactos en 370 radares vietnamitas. Por suerte para los pilotos americanos la URSS se resistió a enviar a Vietnam versiones mejoradas del SA-2 y sus radares de guía o misiles SA-3 ante el temor de que China pudiera crear sus copias tal y como habían hecho con los Mig-21.
En 1968 se estimaba que eran necesarios 48 misiles SA-2 por cada avión derribado, una mejora considerable respecto a los 15 misiles calculados en 1965. La presencia de aviones Wild Weasel y la necesidad de todos los aviones de contar con contramedidas ya era algo asumido como normal en los ataques americanos. Los aviones Wild Weasel ya estaban en la versión IV, y se trabajaban en una nueva basada en el F-4 Phantom. Al coincidir con la orden de parar las misiones sobre todo Vietnam del Norte no sería hasta 1972 que los norvietnamitas fueran totalmente conscientes de la capacidad de las nuevas armas estadounidenses. Prueba de la mejores tácticas americanas es que Vietnam del Norte debió recurrir a un mayor empleo de sus Mig para defenderse, lo cual resultó en combates y pérdidas para su Fuerza Aérea en 1967.[84]
Los aviones SEAD también fueron mejorando, no solo en experiencia y armamento. El EF-4C Wild Weasel IV entró en servicio en marzo de 1969 con las unidades destinadas en Asia. En 1971 el 67th TFS, equipado con EF-4C, fue destinado a Tailandia y tomaría parte en Linebacker. El EF-4C se había desarrollado en paralelo al F-105G Wild Weasel III, ofreciendo la ventaja de un avión más moderno pero la desventaja de no poder usar el AGM-78. Un misil Shrike era lanzado con hasta 30º de desviación hacia el radar enemigo y desde un radio de 25 km.. La llegada del AGM-78 Standard permitió lanzamientos desde distancias mucho mayores y atacar con hasta 180º de desviación del blanco. La carga normal de un F-105G era un tanque de combustible central de 2.500 litros, dos AGM-78 y dos Shrike. El misil Shrike también recibió mejoras, la versión AGM-45B tenía mayor alcance y prestaciones. El F-105G incorporó en 1968 el AGM-78B Mod.1 mejorado y recibió equipos APR-36 y APR-37. Además en el F-105G un mejor escáner panorámico de señales, el APR-35, reemplazó al ER-142 y se rediseñó el panel del oficial de guerra electrónica (EWO). Los F-105F en servicio se llevaron a la versión G. El EA-6A de los Marines se desplegó en Vietnam y se unieron a los A-6B, una versión más optimizada para misiones SEAD del A-6A Intruder. Varios aviones cisternas de la US Navy fueron convertidos en EAK-3B que les daban la capacidad adicional de interferir los radares y comunicaciones norvietnamitas.[85][86][87]
En la US Navy la entrada en servicio de los EA-6A y EA-6B permitió reforzar y luego reemplazar a los más anticuados EF-10B, EA-1F y EKA-3B. Ahora los equipos y aviones disponibles podían realizar misiones Support Jamming (SJ), Escort Jamming (EJ) y Stand-Off Jamming (SCJ). Los EA-3B del VQ-1 eran aviones de reconocimiento electrónico y tenían equipos con los que localizar e identificar las comunicaciones y radares. Frecuentemente operaban cerca de Vietnam del Norte identificando los radares de su red de defensa aérea y su disposición. A veces operaban conjuntamente con los A-4 Skyhawk, dandoles a estos los vectores de dirección de los radares Fan Song para iniciar los A-4 su misión SEAD con misiles Shrike.[88][89]
Tras el ataque a Vietnam del Sur en 1972, Nixon decidió dar carta blanca a la ofensiva aérea sobre Vietnam del Norte para detener la ofensiva y mejorar la posición de EE. UU. en las conversaciones de paz. Así se inició la operación Linebacker I. Se estima que protegiendo Hanoi y Haiphong se encontraba la mayor parte de los 200 lanzadores de SA-2 norvietnamitas, con un inventario de unos 2.000 misiles. Se estimaba que Vietnam del Norte contaba además con unos 200 MiG y 4.000 baterías antiaéreas de todos los calibres. Los objetivos más importantes estaban protegidos por lo que entonces era la defensa antiaérea más densa y veterana del mundo. EE.UU empleó sus B-52, que estaban equipados con modernos equipos de guerra electrónica pero nunca se habían enfrentado a una red de defensa aérea integrada como la de Vietnam del Norte. Los aviones del Tactical Air Force (TAF) si sabían cómo lidiar con esa defensa y los misiles SA-2, pero nadie se preocupó de que compartieran esa experiencia con sus compañeros de los B-52 del SAC. Los planificadores del SAC pensaron que sus equipos de interferencias bastarían y no se molestaron en analizar mejoras. Las pobres tácticas iniciales, el exceso de confianza y el olvido en integrar la misión SEAD supuso el derribó de 11 aviones B-52 por misiles SA-2 en las cinco primeras noches de Linebacker II. El cambio de tácticas y la inclusión de las lecciones duramente aprendidas de Rolling Thunder supondría la derrota de la defensa aérea norvietnamita.[90]
Para responder a la ofensiva norvietnamita EE. UU. desplegó sus equipos y aviones más modernos para atacar los misiles SAM e interferir sus señales. A inicios de 1972 solo había un escuadrón Wild Weasel en la zona, que fue reforzado con un segundo en mayo, equipado con EF-4C. Se recurrió al uso masivo de bombas guiadas sobre objetivos estratégicos (puentes, trenes, depósitos de petróleo, estaciones eléctricas, etc) muy bien defendidos. El empleo de armas guiadas supuso que los aviones de ataque eran ahora menos vulnerables, tanto por hacer necesarios menos aviones para asegurar la destrucción de un objetivo como por atacar estos sin exponerse tanto a las defensas antiaéreas.[91]
En Linebacker las oleadas de ataques se diseñaron de manera que se minimizara la amenaza de cazas y misiles enemigos
Linebacker I duró desde el 10 de mayo hasta el 23 de octubre y 104 aviones americanos fueron derribados, de ellos 18 por misiles SA-2 y 56 por la artillería antiaérea. Derrotada la ofensiva norvietnamita en el Sur y con buenos progresos en las negociaciones de paz la ofensiva aérea se paró.
En diciembre de 1972 se lanzó la campaña de bombardeo más intensa de la guerra, Linebacker II, concentrada en el área de Hanoi y Haiphong. En los once días que duró la campaña 207 bombarderos B-52 lanzaron más de 15.000 toneladas de bombas en 729 salidas y los aviones tácticos otras 5.000 toneladas más. Fue el mayor ataque aéreo desde la Segunda Guerra Mundial. Para golpear más fuerte se decidió maximizar el empleo de bombarderos B-52, que se convirtieron en el objetivo más preciado para los vietnamitas, lo que supuso que los ataques diurnos recibieran menos atención por parte de los SAM y MiG.[92] Las operaciones de ataque nocturnas de los B-52 buscaban imposibilitar el uso de guiado óptico de los SA-2 en caso de que las contramedidas anularan los radares. Los primeros días los vietnamitas recurrieron al lanzamiento de salvas de misiles en la ruta previsible de las oleadas de B-52, recurriendo al guiado manual de misiles quedaban menos expuestos a los aviones SEAD. Las pobres tácticas de ataque de los B-52 y la veteranía e innovación de los vietnamitas se cobraron varios B-52. Los derribos de los primeros días obligaron a la USAF a mejorar las contramedidas de sus B-52 y a mejorar sus tácticas. Para saturar a las defensas vietnamitas se cambiaron las olas de ataque de bombarderos B-52 por un ataque concentrado que no duraba más de veinte minutos con bombarderos provenientes desde todas las direcciones. También para acabar con el número de misiles SA-2 disponibles los almacenes y centro de ensamblado de misiles pasaron a ser atacados por los B-52.[93]
Gracias a las contramedidas la efectividad de los misiles fue estimada en aproximadamente un 2 %. Se estima que en diciembre fueron disparados unos 1.200 misiles SA-2 y solo 17 aviones americanos fueron derribados por ellos. En las operaciones se dispararon unos 550 misiles anti-radar, muchos de ellos de modo preventivo para obligar a apagar los radares enemigos. Se estima que en 1972 Vietnam del Norte tenía 95 baterías de SA-2, siendo destruidas 56 por los americanos. La URSS suministró 7.658 misiles SA-2 durante la guerra, de los que 5.804 fueron disparados y al final de 1972 solo quedaban 852. Linebacker fue también la primera operación de combate de los EA-6B de la US Navy, que complementaron a los EA-6A de los escuadrones VMCJ-1 y VMCJ-2 de los Marines. En julio el escuadrón VAQ-131 con sus EA-6B llegó a la zona a bordo del USS Enterprise. Posteriormente se le unirían los EA-6B del VAQ-134 embarcado en el USS Constellation. Los EA-6B realizaron un total de 720 misiones. A pesar de todo EE. UU. no usó todo su poder de fuego contra los SAM. Por ejemplo las peticiones de la US Navy de realizar bombardeos navales sobre emplazamientos SAM detectados en la zona de Haiphong fue denegada.[94][95][96][97]
Israel lanzó su ataque aéreo la mañana del 5 de junio de 1967, comenzando la guerra. En 1967 Egipto tenía en servicio varias baterías de misiles SA-2, que protegían sus bases aéreas. Israel conocía la existencia de los SA-2, encargados en 1962. Solo dos aviones fueron derribados por misiles, habiendo disparado Egipto 22 misiles SA-2. Esto llevó con el tiempo a la Fuerza Aérea de Israel a infravalorar la eficacia y capacidad de los egipcios. Siria por su parte se cree que contaba con unas 18 baterías de SA-2 en 1967.
Dado que la Fuerza Aérea Israelí apenas contaba con equipamiento electrónico para interferir los radares los ataques iniciales contra las bases aéreas se lanzaron a baja altitud. En el segundo día de guerra los aviones israelíes atacaron 25 instalaciones de radar y baterías de SA-2 egipcias a ambos lados del canal.[67] Parte del éxito israelí se debió a la sorpresa y que la defensa aérea egipcia tenía orden de no abrir fuego por temor a derribar aviones propios. Apenas se dispararon misiles SA-2 en los ataques iniciales y muchas de sus instalaciones resultaron dañadas. Por si acaso los israelíes volaban demasiado bajo para los radares de los SA-2. A diferencia de Vietnam la defensa aérea no estaba integrada, los diferentes elementos no se apoyaban mutuamente. Por parte israelí otro arma SEAD fueron los blindados, que en el tercer día de guerra atacaron los emplazamientos SA-2 egipcios en el Sinaí.
El 6 de junio los Vautour israelíes volaron misiones contra los SA-2, usando interferencias para cegar sus radares. Israel había modificado un par de Vautour IIN para guerra electrónica instalado equipos de contramedidas Yabelet. Israel era bien consciente del peligro de los SA-2, por ello años antes abandonó las misiones de fotoreconocimiento a gran y media altura. También antes de 1967 se trató de realizar un mapa electrónico para saber dónde estaban exactamente las baterías de SA-2 egipcias.[98]
Al acercarse a la zona del Canal de Suez los aviones israelíes entraron de nuevo en el radio de alcance de los misiles SA-2 y un Mirage IIICJ fue derribado la noche del 7 al 8 de junio mientras trataba de interceptar un Il-28. Unos pocas misiones de ataque específicas contra los SA-2 se llevaron a cabo ese mismo día 7, pero hasta el día siguiente no comenzó una campaña para neutralizar las baterías SA-2. Un Mirage III fue derribado durante una misión SEAD, pero la Fuerza Aérea israelí no quiso arriesgar más recursos en atacar baterías SAM cuando la guerra con Egipto había concluido. Un batallón de SA-2 fue capturado en el Sinaí, cerca del paso de Mitla, y el material incluyó radares, 12 lanzadores y un número indeterminado de misiles en diferentes estados. Este material sería vendido a EE.UU..[99]
Egipto tenía antes de la guerra 35 emplazamientos SAM y 6 instalaciones conocidas para su soporte. Si bien se dispararon 22 SA-2 y 2 Mirage IIICJ fueron derribados (el 7 y 8 de junio) las pérdidas en SAM fueron cuantiosas. Al batallón SAM capturado hay que sumar otros ocho destruidos por los israelíes, mediante métodos tradicionales, sin recurrir tecnología como la USAF en Vietnam. Tras la derrota Egipto pidió ayuda a la URSS, tras ver como Vietnam hacía frente a los ataques aéreos americanos. Reorganizó la defensa antiaérea y la situó en la zona del canal de Suez y alrededor de ciudades y complejos industriales. Se compraron misiles mejorados y personal ruso se encargó del manejo de las nuevas unidades mientras se entrenaba a los egipcios. Estos sistemas se desplegaron también a lo largo del canal de Suez. Los SA-2 se complementaron con SA-7, ZSU-23-4 Shilka y otras armas antiaéreas. También se compraron misiles SA-3 y SA-6, desconocido este último en occidente.[100]
Durante los frecuentes enfrentamientos que Egipto e Israel tuvieron a lo largo del canal de Suez entre 1968 y 1973 la creciente presencia de baterías de misiles SAM se hizo cada vez más evidente. Israel protestó repetidas veces por la presencia de asesores soviéticos manejando esas baterías de misiles. La URSS suministró a Egipto lo más reciente en misiles antiaéreos, versiones del SA-2 y nuevos misiles que Vietnam del Norte no recibió. Todo unido hizo que Israel cada vez tuviera más dificultades en evadir y destruir esos misiles SAM. Egipto disponía de los más modernos sistemas de defensa aérea de la época y en cantidad; y la Fuerza Aérea de Israel tuvo que enfrentarse con el despliegue escalonado de los SAM coordinados con un amplio despliegue de cazas MiG destinados a protegerlos que negaban a Israel la superioridad aérea.
Israel realizó repetidos ataques contra las baterías de misiles SAM, tanto aéreos como terrestres. Israel consiguió algunos éxitos y destruyó varias baterías SAM egipcias, pero estas acciones esporádicas no fueron suficientes para retener la tan necesaria superioridad. En 1969 los ataques a emplazamientos de SA-2 fueron más frecuentes y tuvieron éxito. En algunas incursiones se capturaron equipos de defensa aérea, como el radar P-12 situado en Ras Gharib. La Operación Boxer 1 en julio de 1969 empezó con dos Mirage del 117 Squadron atacando un radar Fan Song en Port Said para que los A-4 del 109 Squadron destruyeran el resto del emplazamiento. Los aviones israelíes siguieron durante el verano atacando y destruyeron varios emplazamientos SAM. A su vez EE.UU. permitió que Israel recibiera 100 misiles AGM-45A Shrike y equipos de contramedidas AN/ALQ-71, algo vetado incluso a aliados muy cercanos, que empezaron a llegar en 1971. Pero el éxito israelí en 1969 contra el SA-2 hizo que la URSS enviara misiles SA-3 y SA-6 más modernos. Además, a petición egipcia, la URSS desplegó 18 batallones de defensa aérea. Cada uno contaba con 4 baterías de SA-3, un pelotón de ZSU-23-4 y equipos de SA-7. A principios de 1970 se desplegaron por la zona del canal siguiendo la doctrina operacional seguida en Vietnam: apoyo mutuo, cambiar de lugar con frecuencia, camuflaje y tratar de establecer emboscadas. En marzo de 1970 la primera batería SAM rusa entró en servicio. El enorme despliegue ruso también se encargaba de instruir a los egipcios. En 1970 los israelíes respondieron con nuevos ataques contra las baterías SAM que se iban desplegando. La cada vez más densa defensa aérea y las pérdidas de aviones obligó a Israel a comprar drones de reconocimiento Teledyne Ryan American Firebee 1241 para realizar las misiones de los RF-4E, creándose el 200 Squadron. Además en 1971 se compraron 27 Nortroph MQM-74 Chukar para ser señuelo para los sistemas antiaéreos.
A finales de 1970 se firmó un alto el fuego entre Egipto e Israel. A continuación los egipcios siguieron extendiendo su defensa aérea por la zona del canal. Cada vez más emplazamientos SAM protegían el despliegue egipcio y su alcance se extendía unos kilómetros sobre la orilla ocupada por Israel. Tanto la amenaza de los SAM y las tácticas a emplear eran bien conocidas y practicadas por Israel antes de la guerra de 1973. Se seguía con atención la guerra de Vietnam y la doctrina israelí proponía usar señuelos y contramedidas para ayudar a eliminar los misiles SAM y además se comenzó a investigar el empleo de misiles antiradar disparados desde el suelo. Además en febrero de 1971 los RF-4E israelíes sobrevolaron el sur de Siria para obtener imágenes precisas de las nuevas baterías móviles SA-6, cuya presencia era conocida antes de la guerra de 1973. En septiembre de 1971 un SA-2 Guideline derribó un Boeing 377 Stratocruiser de vigilancia electrónica sobre el Sinaí. En el ataque de represalia el AGM-45A debutó en combate en Israel con el lanzamiento de 12 misiles, ninguno de los cuales hizo blanco. A pesar del fracaso Israel empezó a equipar a sus A-4E Skyhawk con misiles AGM-45A. Dado que Israel no quería arriesgar sus aviones y las líneas israelíes quedaban cerca de los SAM egipcios se pensó en la posibilidad de lanzar misiles Shrike desde tierra, el llamado proyecto Potifar. Los SAM egipcios se cobraron con la guerra, y antes de ella, un alto costo en aviones y hombres, algo de lo que Israel no disponía en abundancia. A nadie se le escapaba que Egipto y Siria estaban cambiando su estrategia y habían optado por el uso masivo de baterías de misiles en vez de intentar disputar el dominio del aire por medio de sus cazas. Los egipcios también seguían con atención lo que pasaba en Vietnam. La experiencia propia enseñó a los egipcios a complementar sus baterías de SA-3 y SA-2 con pelotones de Strela-2, ZSU-23-4 Shilka y otras armas antiaéreas. Entre 1969 y 1971 los egipcios lanzaron 264 misiles SA-2, reclamando 32 derribos contra los 13 aviones reconocidos por Israel. Menos conocido es el uso de los MIM-23 Hawk por parte israelí. Su efectividad llevó a los egipcios a entrenar gran parte de sus cazabombarderos MiG-17F activos para misiones contra las defensas aéreas israelíes. A partir de 1969 cualquier operación comenzaba con los MiG-17 para atacando la batería MIM-23 Hawk más cercana al lugar del ataque. Volando a 5-15 metros eludían el radar pero sus bombas de 250 kg eran ineficaces debido al suelo blando y arenoso del Sinaí y sólo valian para asustar a los israelíes y obligarles a refugiarse. La mayor parte del daño fue causado por cohetes no guiados y fuego de cañones de calibre 23 mm y 37 mm., más efectivos contra los radares de los MIM-23 israelíes.[101][102]
Se estima que en octubre de 1973 Egipto disponía de 20 baterías SA-6 Gainful y unas 70 de misiles SA-2 Guideline, 65 de SA-3 Goa y más de 2.500 baterías de artillería antiaérea de todos los calibres. Por si fuera poco hasta 3.000 lanzadores de misiles SA-7 se habían distribuido entre los soldados. Se estima que Siria desplegaba unas 34 baterías SAM de varios tipos.
El 6 de octubre de 1973 los países árabes lanzaron su ataque contra Israel. Los israelíes perdieron más de un centenar de aviones de combate, la mitad de ellos solo en los tres primeros días de la guerra. Las perdidas israelíes esos tres primeros días eran el 25% de su fuerza de combate. Los egipcios y sirios cogieron por sorpresa a los israelíes debido a la densidad y al empleo de sistemas antiaéreos desconocidos para los israelíes. Un paraguas de misiles SAM protegía a las fuerzas terrestres árabes, protegiendo su avance de los ataques aéreos israelíes que habían causado tantos daños en 1967.[103] Los aviones israelíes, a diferencia de 1967, se enfrentaron a una mortal combinación de cañones ZSU-23 y misiles SAM de todo tipo, entre los que destacó el nuevo SA-6, móvil y para el cual las contramedidas electrónicas israelíes no eran válidas. Los misiles SAM fueron empleados por los egipcios en un número mucho mayor que el dictado por la doctrina soviética. La situación desesperada e inadecuada información llevó a los israelíes a cometer el error de lanzar a sus aviones inicialmente sobre el avance enemigo, sin atacar previamente sus defensas aéreas, lo que explica en parte el gran número de aviones perdidos. Israel perdió cerca de cien aviones en las tres semanas de guerra, más del 80% de sus pérdidas en los primeros días, entre ellos 53 A-4 Skyhawk y 33 F-4 Phantom. Las bajas israelíes iniciales al enfrentarse al escudo SAM egipcio y sirio consistían en tres aviones perdidos por cada 200 misiones de combate, un ritmo insostenible. Solo el 7 de octubre siete F-4E fueron derribados y 2 gravemente dañados, volando un total de 187 misiones de ataque. No les fue mejor a los A-4 Skyhawk, el mismo día 7 volaron 278 misiones de ataque, siendo derribados 10 aviones y sufriendo daños graves 4 aviones. El 7 de octubre al amanecer Israel envió dos formaciones de 4 A-4 Skyhawk para atacar el avance sirio en el Golán, 6 fueron derribados. Esto llevó a cancelar temporalmente las misiones de apoyo aéreo en el frente Norte. Durante los tres primeros días de la guerra israel perdió 50 aviones en 1.220 salidas de combate, una tasa de pérdidas insostenible del 4%.[104][105]
Israel conocía bien el SA-2 puesto que había capturado una batería completa en 1967. El misil SA-6 en cambio fue una desagradable sorpresa, al ser misiles maniobrables, veloces y para los que los sistemas de alerta de radar y de contramedidas electrónicas de los aviones israelíes eran ineficaces. La primera medida fue desplegar helicópteros con equipos de contramedidas y observadores en el suelo que avisaban del disparo de los SA-6, lo que daba a los pilotos la posibilidad de poder romper el contacto y a la artillería la posibilidad de atacar los lanzadores. La artillería de cohetes y su capacidad de saturar grandes aérea fue especialmente valiosa en esta etapa. Pronto se descubrió que el punto débil del SA-6 era la trayectoria baja de sus misiles, lo que le proporcionaba a los pilotos la posibilidad de atacarlos en una picada muy pronunciada. Cuando las tropas israelíes en su contraataque capturaron algunos SA-6 y se pudieron analizar sus radares los israelíes reecalibraron sus contramedidas y para el final de la guerra la amenaza fue neutralizada. Los israelíes cubrieron parte de sus perdidas iniciales de aviones gracias a la ayuda de EE. UU., que transfirió en los primeros días de la guerra a Israel dos escuadrones de F-4E Phantom equipados con sistemas de contramedidas electrónicas. Además EE. UU. envió sus mejores y más avanzados equipos, probados en Vietnam. Entre esa ayuda estaban docenas de misiles AGM-45B, con un alcance de 36 km. frente a los 15 de la versión A. Las tácticas de vuelo cambiaron, pasando los pilotos israelíes a volar más bajo para eludir el radar.[106]
Los ataques aéreos iniciales en el Sinaí se encontraron con la defensa aérea egipcia, que en parte cruzó el canal para defender el avance egipcio. El 7 de octubre la Operación Tagar trató de destruir las defensas aéreas egipcias a lo largo del canal con 4 oleadas de ataques. En la segunda 8 Shrikes fueron lanzados, sin éxito. La tercera debía emplear misiles Shrike a gran escala pero ante el empeoramiento de la situación en el Norte fue cancelada. Para algunos generales este fue un error que costaría muchos aviones. Las operaciones SEAD israelíes se reanudaron finalmente antes de cualquier ataque y lograron éxito finalmente en el Sinaí. La coordinación ejército-fuerza aérea se mejoró y también se recurrió también al empleo de la artillería autopropulsada y tanques contra las baterías antiaéreas. De las 44 baterías SAM egipcias destruidas una cuarta parte lo fue por ataques de artillería o el rápido avance de los tanques en contraataques israelíes. Los ataques terrestres iniciales contra lanzaderas SAM hicieron que los egipcios retrasaran la posición de algunas baterías. Esto y los ataques a las baterías SAM crearon huecos en la pantalla antiaérea egipcia y permitieron a la Fuerza Aérea Israelí aprovecharlos y atacar con menores riesgos. En la noche del 15 de octubre los israelíes cruzaron el canal y en la orilla egipcia atacaron convoyes de suministros, emplazamientos SAM, centros logísticos y cualquier cosa de valor militar. La prioridad era destruir los SAM, lo que ayudó a aumentar el agujero en la defensa aérea egipcia y permitió a la Fuerza Aérea Israelí atacar con mayor agresividad. Los aviones israelíes comenzaron a atacar más emplazamientos SAM y radares egipcios, lo que provocó que el general Ismail diera orden de retirar a la orilla egipcia todos los equipos de defensa aérea egipcios. Aviones israelíes también atacaron y destruyeron los cables de comunicación subterráneos en el delta del Nilo, lo que obligó a los egipcios transmitir mensajes de la radio, susceptibles de ser interceptados.
En el frente de Siria los tanques sirios atacaron también al amparo de sus baterías SAM. A falta de tropas suficientes en tierra que hicieran frente a los sirios la aviación tuvo que impedir el avance sirio. Al contrario que en el Sinaí no fue el SAM-6 sino el cañón antiaéreo autopropulsado ZSU-23-4 Shilka el que se cobro más derribos de aviones israelíes. Las arriesgadas misiones de apoyo cercano se encontraron con la densa defensa aérea de los sirios, lo que convirtió algunos ataques casi en suicidas.Hasta el final del 7 de octubre Israel había perdido 14 aviones en un total de 272 misiones de ataque, un ratio del 5%. Los pilotos israelíes ante las perdidas cambiaron la ruta de ataque, volando bajo y sobre Jordania hasta el Golán, logrando atacar a los sirios por el flanco y evitando muchas de sus baterías SAM. En el segundo día de la guerra la Fuerza Aérea Israelí trató de eliminar a las baterías antiaéreas sirias, lanzando la operación Doogman 5. Este primer intento de atacar las baterías SAM sirias fue un fracaso, solo se logró destruir una batería SAM y se perdieron seis aviones F-4E. La batería SA-3 fue destruida por un Shrike disparado por un A-4E del 110º Escuadrón, y una de SA-2 fue dañada. Las baterías SAM eran objetivo prioritario de los israelíes, que las atacaban en cuanto era posible. El 9 de octubre los aviones israelíes destruyeron el Comando de la Fuerza Aérea Siria en Damasco, centro que coordinaba la defensa aérea, lo que se unió a la creciente destrucción de baterías SAM y a la escasez de misiles ante el elevado consumo que habían hecho los sirios. Ese mismo día los sirios retiraron parte de su defensa aérea para reforzar la zona de Damasco, que había sido atacada por aviones israelíes. Esto, unido a que el avance sirio había ido más allá de la protección de sus SAM, inclinó la balanza en la guerra terrestre al dar mayor libertad de acción a la Fuerza Aérea de Israel. Los SA-6 sirios no se daban apoyo mutuo y los israelitas pronto aprovecharon esto para irlos destruyendo. Sin embargo cuando el contrataque israelí avanzó hacia Damasco acabó encontrándose de nuevo bajo el paraguas de los SAM sirios.[107][108]
Las contramedidas electrónicas demostraron su eficacia durante la guerra. Israel contaba con algunos helicópteros equipados para interferencia electrónica que demostraron su eficacia en el Sinaí. En cuanto al uso de misiles anti-radar en la guerra, según informes de EE.UU. se logró la misma eficacia que en Vietnam. Hay pocos datos acerca del empleo de misiles Shrike, pero se sabe que Israel obtuvo al menos 200 misiles adicionales Shrike como parte de la Operación Níckel Grass. Israel contaba antes de la guerra con unos 145 misiles AGM-45 y disparó unos 200 durante la guerra. Además EE.UU. también envió equipos ECM, equipos ALE-29 de contramedidas para misiles guiados por infrarrojos y asesoramiento técnico que ayudaron a mejorar las tácticas.A diferencia de EE. UU. en Vietnam los israelíes emplearon los blindados contra las lanzaderas SAM y tuvieron éxito. Los escasos drones del 200 Squadron se emplearon con bastante éxito para volar sobre los SAM y localizarlos, haciendo también de cebo. Los Firebees operaron intensamente a lo largo de los 12 días de combate, y 10 Firebees se perdieron. El Chukar se utilizó para engañar a las baterías antiaéreas enemigas. El 7 de octubre los Chukar se emplearon por primera vez en el Golán, para engañar a los sirios. En el Sinaí colaboraron en la destrucción de SAM egipcios. A lo largo de la guerra más Chukars llegaron desde EE.UU. para cubrir las pérdidas.[109][110]
Menos atención se presta al empleo egipcio de misiles Raduga KSR-2 (AS-5 Kelt para la OTAN). En su versión antiradar KSR-11 los egipcios lanzaron dos misiles el primer día de la guerra y fueron derribados por Israel.
La dolorosa experiencia obligó a Israel a innovar sus tácticas para la supresión de las defensas aéreas enemigas. Hasta entonces volar bajo había valido como táctica para eludir los misiles SA-2 y SA-3, pero con la aparición de los SA-7, SA-6 y cañones ZSU-23-4 Shilka esto ya no era posible. La eliminación de la defensa aérea se había vuelto necesaria como fase previa si los aviones de ataque iban a operar sin perdidas prohibitivas. Ni EE.UU. ni Israel dieron detalles de como lograron interferir los SA-6, SA-3 y cañones antiaéreos ZSU-23-4 durante la guerra. Sin embargo el análisis de EE.UU. indicaba deficiencias en la preparación de la Fuerza Aérea de Israel, al confiar demasiado en volar bajo para eludir los SAM, infravalorar la capacidad del enemigo y no contar con equipos suficientes de contramedidas (Avisadores de radar, lanzadores de bengalas y chaff, equipos ECM, etc). Muchos de estos equipos llegaron con la ayuda americana de Nickel Grass. EE.UU. analizó la guerra, decidiendo potenciar sus tácticas y armas SEAD y la investigación en aviones stealth, que llevó al F-117. Dado que la efectividad de las tácticas SEAD con los SA-6 fue moderada se hizo necesario el estudio de los radares soviéticos para poder neutralizarlos. De ahí surgió también la necesidad en EE.UU. de robar los secretos de los radares soviéticos, alguna vez llegando a obtener los propios radares por diversos canales. Israel capturó el 18 de octubre una batería de misiles SA-6 completa, que junto a SA-2 y SA-3 capturados fueron analizados por los israelíes y EE.UU. tras la guerra. Las consecuencias se verían en la década de 1980.[111][112][113]
En 1968 la URSS empleó interferencias electrónicas para cegar los radares checos e interferir las comunicaciones en el inicio de la invasión soviética. Se emplearon aviones Antonov An-12 equipados para interferencia electrónica.
Tras los combates fronterizos con China en 1962 India había comprado en 1963 baterías de SA-2 para proteger Nueva Delhi y bases aéreas importantes. Se compraron 17 batallones de SA-2 para desplegar 5 en el área de Chandigarh-Ambala, 6 en Calcuta y otras 6 en Nueva Delhi. Aún así la defensa aérea se basaba principalmente en cañones Bofors de 40 mm.. Por su parte Pakistán contaba con un escuadrón de RB-57 Rivet Flash dedicado a vigilancia electrónica.
En la guerra de 1965 Pakistán empleó un par de RB-57F y sus RB-57B del 24 Squadron para localizar e interferir radares durante los ataques sobre bases aéreas indias.[114] Lo más parecido a misiones SEAD fueron los ataques infructuosos de F-86, F-104 y B-57 pakistaníes contra la estación radar de Amritsar. Su radar P-30 dada su cercanía a la frontera podía hacer de alerta temprana.[115] poco después del alto el fuego de la guerra de 1965 un misil SA-2 fue lanzado contra un avión de reconocimiento pakistaní RB-57F del 24 Squadron que volaba a gran altura, averiandolo y obligandole a un aterrizaje forzoso. Curiosamente los pakistaníes se limitaron a ataques a baja altura contra la base aérea de Ambala, sabedores de que estaba protegida por lanzaderas de SA-2.[116][117] La defensa aérea india no fue muy efectiva y el único derribo confirmado por los SA-2 fue un transporte An-12 Cub, que se creyó por error que era un avión enemigo.[117]
Los ataques de la Fuerza Aérea de Pakistán contra las bases aéreas avanzadas y las instalaciones de radar de la Fuerza Aérea India durante la noche del 3 de diciembre de 1971 marcaron el inicio formal de la Guerra Indo-Pakistaní de 1971. India reforzó sus defensas aéreas desde 1965 y en 1971 muchas de sus bases estaban defendidas por baterías de misiles SA-2, lo cual dificultó las operaciones de ataque de los B-57 pakistaníes aunque no las impidió. Los SA-2 fueron disparados contra alguno de estos intrusos nocturnos. El SA-2 fue utilizado durante los ataques aéreos iniciales pakistaníes contra los aeródromos de India, un bombardero B-57 fue reclamado tras disparar tres misiles. En el sector del Punjab los pakistaníes emplearon globos como cebo, disparandose contra ellos varios SA-2.[118]
En 1975 Marruecos y el Frente Polisario empezaron su lucha por el control del Sáhara. Marruecos tenía como baza principal su fuerza aérea y contaba con apoyo de Francia y Arabia Saudí, que pagó los aviones F-5E marroquíes.
En la fase inicial de la guerra el Polisario luchó para que Mauritania quedara fuera de la guerra. En esta etapa la actuación de la Aviación marroquí y de los Jaguar franceses del EC.3/11 estuvo a punto de ocasionar la derrota del Polisario. Los aviones franceses, cargados de bombas y equipos de contramedidas electrónicas (ECM), fueron especialmente efectivos contra el Polisario. En mayo de 1978 un Jaguar fue derribado por un SA-7.
En la siguiente etapa los medios antiaéreos fueron, gracias a la ayuda de Libia y Argelia, una parte esencial del arsenal del Polisario. El empleo de lanzaderas móviles de misiles SA-6, SA-8 y SA-9 y de cañones ZSU-23-4 Shilka fue clave para negar el dominio aéreo a Marruecos y permitir el movimiento de las columnas del Polisario. La situación cambió dramáticanente en 1981 cuándo el Polisario empezó a usar el SA-6 Gainful, que cogió por sorpresa a Marruecos. En noviembre de 1981 el cambio se hizo patente cuándo el Polisario derribó un F-5A, 2 Mirage F-1 y 1 C-130 en la batalla de Guelta Zemmour.
Desde el inicio de la guerra los F-5A demostraron no ser efectivos contra la guerrilla y además se perdieron varios a manos de los misiles SA-7 del Polisario. Los marroquíes necesitaban para enfrentarse al Polisario los nuevos Mirage F-1CH y además pidieron a Francia 24 Alpha Jet y a EE. UU. 6 aviones COIN OV-10A Bronco. Los aviones marroquíes de todos modos no contaban con entrenamiento en las tácticas adecuadas ni con equipos de interferencias, chaff o aviso radar para enfrentarse a la defensa antiaérea del Polisario. Muchos de los aviones marroquíes empleados hasta entonces (T-6, Fouga Magister) quedaron obsoletos por la aparición de los misiles. Los aviones más modernos también tenían problemas y en agosto de 1979 se perdió el primer Mirage F.1CH, derribado por cañones ZPU-23. Los OV-10 comprados para reconocimiento hubieron de retirarse del Sáhara tras ser derribado uno. Todo esto supuso al Ejército marroquí perder el apoyo aéreo y capacidad de reconocimiento que le daban hasta entonces los aviones.
Los Mirage F-1 contaban con equipos de aviso radar y en Italia se compraron algunos equipos ECM para ellos. Adicionalmente 2 aviones Dassault Falcon 20 y un Falcon 50 fueron equipados con equipos ECM y jamming para tratar de compensar la falta de equipos suficientes en los F-5 y F-1. Se solicitó ayuda a EE. UU. para afrontar el problema de los SA-6 y en 1987 durante 3 meses se entrenó en Meknès a los pilotos de F-5. Pero la doctrina USAF no servía para Marruecos. Además la USAF prestó temporalmente 10 barquillas ALQ-119 ECM y equipos ALE-38 de chaff y bengalas.
Los SAM derribaron varios Mirage F1 y F-5 marroquíes durante los años siguientes.
La Unión Soviética emplaba sus Tupolev Tu-16 Badger para atacar posiciones de la resistencia afgana. Cuando operaban cerca de la frontera eran seguidos por los radares pakistaníes, por lo cual se planteó la posibilidad de atacarlos, o al menos neutralizarlos. Para neutralizar la defensa aérea pakistaní se destinaron algunos de Tu-22PD a Afganistán.[119] El plan consistía en emplear aviones Su-24M, pero se desistió debido al riesgo de una guerra abierta con Pakistán.
En 1971 Israel compró algunos drones de reconocimiento Ryan 147I, formando el 200.º Escuadrón de Drones. Esta unidad entró en combate en 1973 en misiones de reconocimiento. El volumen de pérdidas sufridas en 1973 hizo evidente la necesidad de innovar las tácticas de supresión de las defensas aéreas enemigas. La nueva doctrina SEAD israelí combinó un mayor empleo aviones no tripulados para ayudar a descubrir la posición exacta de las baterías antiaéreas enemigas y engañar a sus radares. Israel produjo dos nuevos modelos de dron de reconocimiento, el Tadiran Mastiff y el IAI Scout. Estaban equipados con una cámara de video con la que detectar las baterías SAM y eran pequeños, por lo tanto podían evitar las direcciones de tiro de las baterías sirias y no ser detectados por los pilotos de los Mig Sirios. Para engañar a los radares sirios se fabricó bajo licencia el dron Brunswick Model 290P, una especie de misil dotado de alas con una velocidad y firma radárica parecida a las de un avión de combate. Israel probó por primera vez su doctrina SEAD durante la invasión del Líbano. Se incluía el empleo aviones no tripulados, para descubrir la posición exacta de las baterías antiaéreas y engañarlas haciéndoles pensar que eran aviones tripulados.[120]
Israel también mejoró sus equipos antirradar. La experiencia de la guerra de 1973 había dejado la impresión de que el F-4 Phantom y sus equipos de contramedidas no se habían mostrado suficientemente eficaces contra los misiles. Los cinturones de lanzaderas SAM podían proteger en el futuro baterías de misiles tierra-tierra capaces de alcanzar el territorio israelí. Israel ya tenía AGM-45A y AGM-45B (versión bastante mejorada) pero en 1975 EE.UU. ofreció a Israel el misil AGM-78 Standard. Como Israel no podía permitirse comprar un escuadrón de aviones F-4G Wild Weasel se optó por modificar el último lote de F-4E recibidos para poder emplear los misiles AGM-78D, que debieron ser adaptados por General Dynamics para ser más automáticos. Desde hacia años se venía proponiendo la idea de emplear lanzadores terrestres para los misiles Shrike, y tras la guerra de 1973 se dedicaron recursos a la idea. Los misiles AGM-45A lanzados así solo tenían un alcance de 11km, así que se hicieron mejoras que acabaron en el sistema Kahlilit, que lograba un alcance a 50-70km. empleando AGM-45B y cuyo lanzador era un chasis de tanque Sherman M-50. Con la compra del AGM-78 los israelíes dieron con el misil ideal para ser lanzado desde tierra, dando origen al sistema Keres.
Por último no hay que olvidar que EE. UU. analizó tanto los SA-2/SA-3/SA-6 capturados por Israel en 1973 como toda la información que le llegó de otros países. Esto supuso la mejora de tácticas y equipos, así como mayor conocimiento de las armas soviéticas.
En mayo de 1980 aviones israelíes destruyeron cerca de Sidón dos baterías móviles de SA-9. En abril de 1981 aviones israelíes derribaron dos helicópteros sirios sobre Líbano y Siria respondió desplegando sus primeros SAM en el Valle del Bekaa. No eran en ese momento una amenaza directa para Israel, y de hecho ya se habían desplegado antes baterías SAM sirias en el este del Líbano, pero esta vez los fantasmas de 1973 se despertaron en muchos despachos en Israel ante el temor de que sus aviones podrían no ser capaces de nuevo de lograr la superioridad aérea contra una defensa aérea escalonada e integrada.
El ejército sirio había desplegado misiles antiaéreos en 1981 en el valle de la Bekaa, para disuadir a la aviación israelí. La fuerza aérea comenzó a entrenarse para atacar lanzaderas de SA-6. A los israelíes no se les escapó que los SAM sirios estaban emplazados entre dos cordilleras, lo que reducía su alcance de detección. Durante los meses previos a la invasión Israel analizó las frecuencias radar utilizadas por los sirios y localizó sus emplazamientos gracias a sus aviones B-707 y E-2C. El conflicto fronterizo escalaba en intensidad cada vez más, con un uso sistemático de artillería y cohetes contra Galilea. Al iniciarse la ofensiva terrestre el 6 de junio de 1982 los aviones israelíes intentaron no entrar en la zona protegida por los misiles sirios, pero al seguir el avance terrestre esto ya era imposible. El valle de la Bekaa era un objetivo israelí, por estar basadas fuerzas sirias y grupos armados palestinos. Los sirios lo sabían y desplegaron baterías adicionales de misiles SA-6. Los lanzadores móviles de misiles SA-6 y los fijos de SA-3 eran controlados por drones israelíes y también por tropas especiales insertadas tras las líneas enemigas.[121]
Israel decidió cambiar de táctica con respecto a 1973. Se había decidido ya atacar las 14 baterías SAM de la Bekaa, pero el 8 de junio, los drones habían descubierto otros cinco baterías SA-6 desplegadas en el lado sirio de la frontera. Los mandos militares israelíes creían que podrían atacar las baterías SAM y eliminar las defensas sirias en Líbano sin llevar a Siria a una guerra más amplia. El choque era inevitable y el 9 de junio de 1982 Israel lanzó la Operación Mole Cricket 19 contra las baterías sirias. Está fue la primera vez que las tácticas SEAD no eran reactivas sino que se planteaba la destrucción de la defensa aérea enemiga en los movimientos iniciales de la guerra. Desde el primer día los israelíes habían mantenido en el aire de modo constante al menos dos drones para poder tener imágenes en tiempo real de la posición de las baterías SAM del enemigo (una combinación de SA-2, SA-3 y SA-6), y además vigilar las tres principales bases aéreas sirias. Una hora antes del ataque aviones israelíes y estaciones terrestres comenzaron las interferencias mientras sobre el Mediterráneo los aviones israelíes se preparaban. El inicio de la operación de ataque consistió en hacer creer a los sirios que sufrían un ataque aéreo utilizando como señuelo drones. Los drones estimularon el encendido de los radares sirios, al simular ser aviones de ataque en las pantallas del radar. Los sirios activaron los radares de dirección de tiro y dispararon sus misiles contra los drones. Los operadores de radar sirios estaba entrenados para enfrentarse a los misiles Shrike, apagando periódicamente sus aparatos. Sin embargo esto no funcionaba con los AGM-78, que conservaba en la memoria la fuente de emisiones. La reacción israelí fue aprovechar el momento para lanzar desde tierra y desde el aire todos los misiles anti-radar AGM-78 y AGM-45 que pudieron, unidos a artillería de largo alcance. Les siguieron los aviones de ataque de la primera oleada que se lanzó entonces, con el sol a sus espaldas para difícultar el trabajo de los sistemas de adquisición ópticos de los sirios y les obligaba a confiar en sus sistemas de radar. En los primeros minutos diez de las diecinueve baterías fueron dañadas o se quedaron temporalmente sin misiles por haberlos disparado.
A continuación del ataque con misiles los israelíes empezaron a sobrecargar todavía más las frecuencias de radar y una segunda oleada de aviones atacó las baterías sirias con misiles anti-radar y misiles aire-tierra. Los israelíes procedieron a interferir los sistemas de mando y comunicación sirios. Un Boeing 707, varios helicópteros CH-53 equipados con sistemas de interferencia y emisores terrestres inundaron el aire con señales falsas. Los sirios habían ordenado aterrizar a sus cazas para dejar el cielo libre a las baterías antiaéreas, con lo cual no había protección aérea. A la primera oleada de aviones de ataque le siguieron otras dos que emplearon bombas de racimo y bombas guiadas por láser. La defensa aérea siria había sido así suprimida físicamente. También se recurrió al uso de artillería de largo alcance, empleando algunas baterías de obuses y cohetes contra las lanzaderas sirias. El fuego de artillería israelí fue dirigido con precisión por los UAV Mastiff. Los israelíes dispararon con todo lo que tenían para asegurarse la destrucción. De las 19 baterías SAM los ataques eliminaron 15 (incluidas 11 de SA-6). Los puestos de mando y control de los SAM y todos los radares de alerta temprana fueron también destruidos.
Cuando la defensa aérea comenzó a ser destruida los sirios entraron en pánico y ordenaron a sus aviones despegar para defenderla. Esto fue un regalo para Israel, que empleó en este momento contra-medidas electrónicas que cegaron a los radares enemigos e interfirieron la comunicación entre los cazas sirios y los controles de tierra. Los cazas israelíes emboscaron a los indefensos aviones sirios y los masacraron a placer. El día 10 los sirios enviaron 4 baterías SA-6 a Líbano para reforzar a las baterías supervivientes. Todas las baterías sirias fueron destruidas.
Esta fue la primera vez que un ejército occidental derrotaba de manera fácil y clara a las defensas aéreas de fabricación rusa. Las tácticas SEAD cambiaron para siempre. Los soviéticos investigaron inmediatamente que había pasado y quedaron muy preocupados, introduciendo mejoras en sus misiles y tácticas. Hay que decir también que los sirios ignoraron la doctrina soviética: no se preparó posiciones falsas ni señuelos, no se aprovechó la movilidad del SA-6 para cambiar de posición ni para tender emboscadas sino que estaban en emplazamientos fijos, se usó el radar de modo poco selectivo y discreto y faltaron comunicaciones centralizadas. Cuando empezó el combate los sirios además cometieron errores. Ante las interferencias algunas baterías aumentaron la potencia de sus emisiones, facilitando que los misiles los engancharan. Otras baterías entraron en pánico y se limitaron a guíado por TV, lo que redujo el alcance y la precisión. Algunos dispararon sus misiles sin guiar, quizás esperando asustar a los pilotos israelíes, pero solo lograron delatar su localización y quedarse sin misiles y obligados a la larga maniobra de recarga. Cuando la siguiente oleada israelí atacó eran blancos fáciles. Los sirios se defendieron asegurando que los asesores soviéticos nunca consideraron que los drones pudieran ser usados como blancos y aconsejaron prescindir de los SA-5, cuyo alcance habría obligado a restricciones en las órbitas de vuelo de los E-2 y Boeing 707.
Durante la guerra de las Malvinas los británicos estaban interesados en destruir el radar de largo alcance TPS-43 de la Fuerza Aérea Argentina que controlaba las operaciones en Malvinas. La Fuerza Aérea Argentina desplegó sus medios antiaéreos en la zona del aeropuerto y en el improvisado aeródromo de Darwin. La Armada cubrió el área del puerto. El Ejército ubicó sus medios antiaéreos en una amplia zona que se extendía desde Moody Brook hasta el aeropuerto y emplazó 2 cañones de 35 mm y su radar de tiro en Darwin. La defensa aérea argentina contaba con misiles Tigercat, Roland, cañones antiaéreos Oerlikon 35 mm guiados por radar y cañones antiaéreos de 20 y 30 mm. La Real Fuerza Aérea británica era la responsable de atacar la defensa aérea argentina, aunque esta suponía un riesgo solo para los aviones que volaran a baja cota, y debido a la distancia decidió emplear bombarderos Avro 698 Vulcan desde la Base Aérea de la Isla Ascensión y armados con misiles AGM-45 Shrike. Cuando los aviones británicos realizaron sus primeros ataques lo hicieron a baja altura y se encontraron con el fuego cruzado de la artillería antiaérea. El resultado fueron un Harrier derribado por la artillería y otro por misiles Roland. Los Harrier ya no volvieron a intentar atacar a baja altura tan alegremente y destruir los radares argentinos cobró importancia.
En el primer ataque SEAD los Harrier realizaron un ataque de distracción para mantener activo el radar y distraer la atención del Vulcan, que lanzó dos misiles Shrike. Los argentinos detectaron la jugada y operaban el radar en pequeños intervalos por lo cual los misiles impactaron cerca de la antena pero causando daños mínimos, el radar quedó fuera de servicio solo un día.[122]
Un par de días después la RAF lanzó un nuevo ataque pero cuando el Vulcan estaba cerca los argentinos apagaron el radar. Los ingleses trataron de localizar al radar pero finalmente desistieron y cambiaron de blanco, disparando al radar de una batería Skyguard del GADA 601 que fue alcanzado y destruido, muriendo sus 4 sirvientes.[123]
En la Segunda Guerra Iraquí-Kurda de 1974-75 dos baterías MIM-23B I-HAWK iraníes fueron desplegadas en el norte de Irak. La Fuerza Aérea Iraquí de entonces estaba preparada solo para contrainsurgencia. No solo desconocía la presencia de MIM-23 iraníes sino que tampoco tenía como contrarrestarlos. En pocas semanas, los iraníes reclamaron 14 derribos, incluido un bombardero Tupolev Tu-16. A partir de entonces el MIM-23B comenzó a ser tenido por los pilotos iraquíes.[124]
Irán contaba antes de la guerra con unas 36 baterías de misiles MIM-23 HAWK, así como con misiles Rapier, Tigercat, SA-7 y RBS-70. Además se contaba con sistemas antiaéreos ZSU-23-4, Oerlikon GDF-001 con radares Skyguard y Bofors L60. Siguiendo la doctrina occidental su defensa aérea dependía principalmente en empleo de aviones. El Sha intentó comprar aviones F-4G pero EE. UU. se negó. Si logró comprar misiles AGM-45 Shrike y que los F-4G basados en Alemania se desplazarán a Irán para entrenamientos conjuntos. Iniciada la guerra los iraníes destinaron sus misiles MIM-23 a proteger objetivos estratégicos (bases aéreas, refinerías de petróleo, etc.). Además durante la guerra se compró la versión china del SA-2, el HQ-2. Irak también poseía una defensa aérea moderna, al estilo soviético y equipada con misiles SA-3, SA-3 y SA-6 que operaban junto a misiles Roland y Crotale franceses. Por varias razones los misiles SAM no fueron durante la guerra la amenaza que se preveía. Los iraníes reclamaron al menos 40 aviones iraquíes derribados por sus misiles Hawk. El 12 de febrero de 1986, 9 aviones Su-22 y MiG-23 fueron derribados por una batería Hawk cerca de Al-Fao durante la Operación Amanecer 8. Pero se sabe que los Hawk derribaron también al menos tres F-14 Tomcat y un F-5 Tiger II iraníes. Los iraníes se cree tenían sólo tres o cuatro MIM-23 activos en el frente con Irak y los demás asignados a la defensa de lugares importantes, en localizaciones más profundas dentro de Irán. Todos los SAM iraníes estaban continuamente cambiando de posiciones, causando problemas inmensos para los iraquíes. La terminal petrolera iraní de la isla de Kharg fue uno de los objetivos prioritarios para Irak. Defendida con baterías SAM demostró ser un objetivo difícil. Por ejemplo, en los ataques aéreos del 16 de abril de 1988 la batería Hawk de la isla derribó al menos dos Tu-22B, un MiG-25RB, un MiG-23BN y un Su-22M-4K.[125]
Durante la guerra los SAM de defensa aérea a baja altura Rapier también se usaron activamente y derribaron un número desconocido de aviones iraquíes. El problema de la defensa aérea iraní fue el desgaste y la imposibilidad de conseguir misiles y piezas de repuesto. Eso obligó a los iraníes a llevar a cabo las reparaciones ellos mismos. En el caso del sistema I-Hawk acabaria creándose una copia, el Mersad. Durante la guerra los Tigercat defendieron los centros de comunicaciones, la sede y cuarteles de los ataques de la Fuerza Aérea Iraquí. Se cree que no lograron ningún derribo. Según los iraníes el HQ-2 derribó varios MiG-23 y Su-22 iraquíes.
Cuando antes de la guerra Irak compró aviones Dassault Mirage F1 las condiciones de compra fueron que se incluyera en el paquete de misiles antiradar AS-37 Martel y la formación en guerra electrónica de oficiales iraquíes. Inglaterra se opuso a la venta del Martel y la empresa Matra hubo de crear el misil Armat, reemplazando componentes ingleses por franceses. Para hacer frente a los misiles SAM iraníes además se compraron misiles antiradar KH-28 en 1982 y posteriormente también misiles KH-25MP más modernos. Los aviones de ataque iraquíes emplearon desde 1984 barquillas de contramedidas SPS-141 rusas pensadas para enfrentarse a los radares de los aviones F-14 y misiles MIM-23 que tenía Irán. El pod Sirena SPS-141-100 fue tremendamente efectivo y los iraquíes lo usaban en los Su-22 para realizar misiones SEAD con los misiles Kh-28 y para escoltar paquetes de ataque. Los iraníes tuvieron que contrarrestar está táctica moviendo y apagando sus radares para evitar su destrucción y en casi todos los casos el misil MIM-23 perdia su guía al ser interferido por el SPS-141. El éxito del pod hizo que Siria lo comprara para hacer frente a los F-16 y F-15 israelíes. Los F-14 Iranies también sufrieron las interferencias. Los cazas Mig-21 llevaban el pod ECM en la panza. Los Mirage F-1EQ emplearon los misiles antiradar Armat en combate, con el tiempo el escuadrón 79 sería el encargado de estas misiones. Los Armat hubieron de pasar antes por un largo periodo de certificación, incluyendo disparos contra radares P-35 Bar Lock, y hasta el 25 de diciembre de 1982 no debutaron en combate. El bajo nivel general de pilotos y armeros iraquíes repercutió en el fracaso de muchas misiones a lo largo de la guerra. Los pod Thomson-CSF Syrel fueron creados para Irak y bien usados permitían localizar los radares iraníes para ser luego atacados. Se sabe que unos 31 misiles Armat fueron vendidos a Irak pero se sabe poco de su uso. En diciembre de 1987 se reclamó la destrucción de una batería Hawk en Dezfoul. El 3 de abril de 1988 se lanzó un ataque contra una batería Hawk y se reconoció un Mirage derribado.[126][127]
Irak además empleó sus bombarderos Tu-22K contra los interceptores y misiles MIM-23B HAWK iraníes. Por ello la versión más numerosa del Kh-22 que se recibió fue la antiradar Kh-22P y Kh-22MP, más avanzada. Se cree que Irak recibió uno 300 Kh-22 de diversas versiones. Los resultados en combate del dúo Tu-22/KH-22OP fueron decepcionantes. Los escasos Tu-16 iraquíes se emplearon para lanzamiento de chaff y contramedidas electrónicas y en alguna misión escoltaron con contramedidas a los Tu-22 sobre Irán. A partir de 1983 los sistemas SMALTA-3/4/5 de contramedidas de los bombarderos demostraron ser suficientemente efectivos para interferir los radares de los MIM-23B, pero no siempre los de los cazas iraníes. Los equipos electrónicos usados al principio de la guerra, SMALTA-1/2 en los Tu-22 y TAKAN-1 en los Tu-16, fueron un fracaso contra los radares de los MIM-23B. A partir de 1984 las misiones de ataque irakíes se trataba que contaran siempre con aviones equipados para interferencias y contramedidas. La mejora en entrenamiento y procedimientos de los iraquíes empezó a sentirse a partir de 1984.[128][129]
Ocasionalmente, según algunas fuentes, destacamentos de aviones rusos o egipcios parece ser que ayudaron a Irak a enfrentarse a la defensa aérea iraní. Parece ser que la URSS envió temporalmente en 1987 un destacamento de 4 Mig-25BM para evaluarlos en combate. Operando desde la base H-3 se dedicaron a probar la eficacia de sus equipos de contramedidas frente al radar del F-14 Tomcat y misiones SEAD contra los MIM-23 HAWK iraníes, con el misil antirradar Kh-25MP y Kh-31. Por su parte los iraquíes normalmente empleaban sus misiles Kh-58 contra los HAWK iraníes, disparando a unos 70 km. de distancia y 7 km. de altura desde sus aviones de ataque Su-22M2. Se desconoce el número de baterías SAM iraníes que fueron destruidas, pero estos ataques y el embargo redujeron las baterías disponibles. Pero se sabe que Irán modernizó hacia el año 1996 unas 30 unidades de Improved HAWK (12 batallones/150 lanzaderas). Irán a pesar del embargo logró recambios y misiles para sus baterías MIM-23 en Israel, EE.UU., Corea del Sur, Singapur y en el mercado negro. Los iraquíes como consecuencia se volvieron reacios a emplear sus aviones contra objetivos bien defendidos, pero en febrero de 1986 la perdida de la península de Al-Fao obligó a asumir riesgos. La batería Hawk que defendía la península derribó un MiG-23BN y Tu-22K, además de hacer abortar los ataques aéreos. Hacia el verano de 1986 Iraq recibió aviones Su-22M-4K y Su-22UM-3K, equipados con sistemas de guerra electrónica más modernos y mejores, y también más misiles antiradar Kh-28M y Kh-25MP. Los asesores extranjeros lograron mejorar la eficacia de los MiG-25RB.[130][131]
A medida que avanzó la guerra los iraquíes mejoraron sus tácticas y entrenamiento. Se pasó a combinar varios métodos de interferencias con enmascaramiento aprovechando el terreno, vuelo a baja altura y aprovechar los huecos en la defensa aérea. Esto unido al desgaste de la defensa aérea iraní por diversos factores redujo el número de aviones perdidos. Para equipar a los F-1EQ Irak compró diversos equipos de guerra electrónica:Rémora, Caïman y Syrel. En ocasiones los Mirage F1 con pods de interferencias escoltaban paquetes de ataque de MiG-23 y Su-22. Desde 1985 los Tu-22 iban acompañados de MiG-25RB y Mirage F1EQ como escolta electrónica.[132][133]
Los iraníes emplearon las barquillas de contra-medidas AN/ALQ-109 y AN/ALQ-119 compradas antes de la revolución. El entrenamiento recibido de EE. UU. antes de la revolución acerca de como enfrentarse a misiles antiaéreos rusos también fue aprovechado exitosamente por los pilotos iraníes no purgados al principio de la guerra para hacer frente a los SA-2 y SA-3, y con menos éxito a los SA-6 iraquíes. Los iraníes atacaron exitosamente objetivos por todo Irak, sin apenas derribos por parte de la defensa aérea debido a la inexperiencia y falta de organización. El mejor ejemplo es el ataque a la central nuclear de Osirak y el ataque a la base aérea H3 donde los F-4 destruyeron al menos tres An-12BP, un Tu-16, cuatry MIG-21, cinco SU-20/22, ocho MIG-23 y cuatro helicópteros. Los iraníes también trataron de usar los RC-707 ELINT/SIGINT del 15th Reconnaissance Squadron para elegir las rutas que evitarán la defensa aérea. Con el tiempo todo esto cambiaría y los derribos aumentaron. Los iraquíes aprendieron además a aprovechar las debilidades de los sistemas iraníes de contramedidas.[134] Debido al desgaste y falta de repuestos Irán limitó los ataques sobre Irak después de 1982, por tanto no hubo ya de enfrentarse a sus defensas.[135]
La URSS suministró a Angola un sistema de defensa aérea que incluía radares, misiles SA-6 y cazas Mig. El objetivo era hacer frente a las incursiones de la Fuerza Aérea sudafricana. Los sudafricanos perdieron algunos aviones y varios drones de reconocimiento, abatidos por la defensa antiaérea angoleña.[136][137][138] Las Fuerzas Armadas del Pueblo para la Liberación de Angola (FAPLA) recibieron varios SA-6 en 1981. Según la CIA dieciséis lanzaderas SA-6 se desplegaron en Moçâmedes. Esos misiles dificultarían a Sudáfrica proporcionar apoyo aéreo en sus operaciones transfronterizas contra los santuarios angoleños de la guerrilla. Todos los lanzadores SA-6 inicialmente suministrados fueron destruidos durante la Operación Protea. Los angoleños posteriormente recibieron misiles SA-13, SA-6, SA-8, SA-3 y cañones ZSU-23-2 y ZSU-23-4, con lo que al final del conflicto la defensa aérea angoleña era bastante respetable.[139]
La fuerza aérea sudafricana atacó ocasionalmente radares y lanzadores de misiles, empleando principalmente bombas ya que el embargo imposibilitaba comprar armas avanzadas. También se emplearon contramedidas y señuelos para engañar a los misiles angoleños. Para suplir sus carencias los sudafricanos se esforzaron en recoger e interpretar señales radar para poder localizar sus emplazamientos y evitarlos o atacarlos si fuera necesario. Los equipos de los aviones Buccaneer eran empleados en estas misiones. Los Buccaneer también emplearon en algunas ocasiones misiles AS-30 para atacar instalaciones de radar en el sur de Angola en 1981.[140] También se emplearon aviones B-707, y DC-4 para interceptar e interferir las comunicaciones y emisiones electrónicas de los angoleños, y entre los fines de estas misiones estaba la de localizar los emplazamientos de radares y misiles SAM gracias a sus emisiones. Los B-707 fueron equipados en Israel en 1983 para poder actuar como aviones cisterna o de inteligencia electrónica.[141]
Los sudafricanos contaban con pods de contramedidas italianos ELT-555 que se instalaron en los Mirage F1, Buccaneer e Impala. Eran conocidos como Bikini. A pesar del embargo Sudáfrica contó con el apoyo de Taiwán, Israel (equipos electrónicos y asesores) y de Chile (asesores para interceptar comunicaciones entre pilotos cubanos y control de tierra en Angola).[142][143] Los misiles SA-6 también eran usados por las fuerzas expedicionarias cubanas en Angola. Para eludir la cada vez más extensa cobertura de la defensa aérea en el sur de Angola las aeronaves sudafricanas volaban a baja altura. Los sudafricanos, a falta de otros medios, recurrieron a observadores avanzados, drones y sus obuses G5 para atacar radares, aviones y baterías antiaéreas en el sur de Angola. En junio de 1988 los cubanos dispararon 6 SA-6 contra un globo atmosférico que los sudafricanos empleaban como cebo. Era el inicio de una operación SEAD. Al igual que en otras ocasiones los obuses G5 serían el arma SEAD.[143] Gracias a la observación del vuelo de los misiles, se pudo estimar la localización de la batería de SA-6 y destruirla mediante el empleo de obuses G5.
Tras la invasión israelí de 1982 Estados Unidos, Francia e Italia enviaron una fuerza de interposición. Cuando en diciembre de 1983 dos F-14 en vuelo de reconocimiento fueron atacados por varios misiles SAM sirios se ordenó desde el Pentágono una misión de castigo. Un grupo formado por aviones A-6E, A-7, F-14 y EA-6B debía de atacar por la noche los emplazamientos de misiles sirios y otros objetivos. Debido a decisiones políticas se produjo una descoordinación total en el ataque, que acabó realizándose al amanecer. Los EA-6B que debían de cubrir el grupo de ataque no consiguieron situarse en su posición a tiempo con lo que parte del grupo quedó sin la protección de los Prowlers, lo que seguramente fue la causa principal del derribo del un A-6E Intruder. Esto llevó al posterior derribo por un misil SA-7 de un A-7 Corsair que trataba de localizar el avión derribado.
Francia apoyaba a uno de las partes de la guerra civil en Chad. Libia apoyaba al otro lado.[144] Como parte de las operaciones francesas para frenar a los libios los franceses enviaron en febrero de 1986 un destacamento de 4 aviones de su escuadrón 3/3 Ardennes, responsable de misiones SEAD. Eran aviones Jaguar equipados con misiles antirradar AS-37 MMartel y en enero de 1987 su misión fue atacar los radares libios de la base aérea de Wadi Doum y Faya Largeau. Al estar el resto de radares apagados solo uno de los aviones disparó sus misiles, destruyendo el radar de una batería de SA-6 libia en Wadi Doum. Para hacer que el radar se encendiera y poderlo atacar un Breguet Atlantique hizo de cebo en Wadi Doum. Los franceses emplearon una pareja de Mirage F-1CR para tratar también de provocar que el radar de Faya Largeau se activara.[145][146]
Chad fue una mina de oro de información para occidente. Los chadianos capturaron lanzaderas SA-6 y SA-13 libios que vendieron a Francia y EE.UU.. Además un radar P-15 y un P-19 capturados fueron también analizados en occidente.
En 1986 los estadounidenses atacaron Libia. Tras el éxito israelí en Líbano y su fracaso ante los SAM sirios en Líbano la US Navy había estado refinando las técnicas SEAD. Los portaviones de la US Navy navegaban por el Golfo de Sidra reclamando libertad de negociación. El 24 de marzo Libia disparó varios misiles SA-5 contra una patrulla de F-14A Tomcat, que se libraron del ataque gracias a ir acompañados por un EA-6B Prowler. Como represalia los A-7 de la US Navy atacaron la batería de SA-5. Se reclamó la destrucción de dos radares Square Pair de guía de misiles SA-5 y de un número indeterminado de radares Fan Song encargados del guiado de misiles SA-2.
En abril EE.UU. decidió atacar a los libios, que tenían una defensa aérea bastante potente. Libia contaba con misiles SA-2, SA-3, SA-5, SA-6 y SA-8, con artillería antiaérea defendiendo sus bases, como por ejemplo los ZSU-23-4. Libia también contaba con algunos equipos occidentales, lo cual hacía el ataque complejo. Las tácticas SEAD se basaron en la destrucción empleando misiles HARM pero sobre todo en las interferencias. Además se sacó provecho de los avances informáticos, que posibilitaron diseñar rutas de ataque que evitarán la defensa aere. Esta vez se emplearon primero los EA-6B que detectaron e interfirieron a los radares libios. En ese rol operaron junto a 4 EF-111 de la USAF. Tras ellos se lanzó contra Bengasi una oleada de aviones de ataque A-7 Corsair y F/A-18 Hornet armados con misiles antirradar que destruyeron varias baterías de misiles SAM. Solo se perdió un avión de ataque, un F-111. Los EA-6B cubrieron con sus emisiones a los F/A-18 y A-7E, que lanzaron misiles AGM-88 HARM cuyo alcance era mayor a de los SAM. Esta acción conjunta anuló los misiles libios. En los ataques se lanzaron unos 30 misiles AGM-88 y AGM-45, y según EE.UU. se interceptaron transmisiones libias informando que todos los radares de la zona habían sido destruidos. El que Libia empleará misiles SAM conocidos permitió que las interferencias fueran efectivas. Estos ataques supusieron además el bautismo de fuego del misil anti-radiación AGM-88, un EA-6B del VAQ-131 lo empleó por primera vez en combate contra una batería libia de misiles S-200 en el Golfo de Sidra.[147][148][149]
Dado el precedente del Líbano en 1982 el alto mando soviético se comenzó a preocupar por las capacidades SEAD occidentales en 1986, ya que el éxito del ataque a Libia era mucho más preocupante que lo sucedido en 1982.
En 2011 durante la operación Odyssey Dawn la OTAN atacó los emplazamientos fijos de radares y misiles de al defensa aérea libia, pero tuvo que estar atenta durante el resto de la operación a la posible amenaza de los misiles móviles SA-2, SA-3, SA-5, SA-6 y SA-8. Los SA-5 estaban inoperativos, aunque EE.UU. no se fiaba de los informes de inteligencia y ordenó atacar las lanzaderas. Una oleada inicial de misiles crucero fue disparada contra los emplazamientos SAM fijos conocidos. Debido a la retirada del servicio de los misiles antiradar AS-37 Francia empleó bombas guiadas AASM para destruir lanzaderas de misiles SA-3 durante la operación Harmattan, aprovechando que los podían lanzar fuera del alcance de los misiles. Los pilotos de los Rafale aprovecharon sus equipos para dar las coordenadas exactas a las bombas. Durante las operaciones quedaron patentes las diferencias en tácticas SEAD seguidas por la USAF y los franceses. Cinco EA-18G fueron enviados por EE.UU. desde Irak para apoyar las operaciones en Libia. Fue la primera vez que Italia usó misiles HARM en combate. Los misiles Scalp/Storm Shadow también fueron empleados.[150][151] La posición de los sistemas fijos y semimóviles de misiles libios SA-2, SA-3 y SA-5 era conocida tras semanas de operaciones de aviones ELINT y fotos de satélite. La dificultad estuvo en localizar y neutralizar los sistemas móviles de misiles SA-6, SA-8, SA-9, SA-13 y Crotale que tenía Libia. Desgraciadamente para Libia años de embargo supusieron falta de entrenamiento y de repuestos, que unidos a los problemas de la guerra civil suponían que en la práctica apenas eran una amenaza real para los aviones occidentales. Si las cuatro baterías de misiles SA-300 PMU-2 que Libia encargó en 2009 hubieran sido recibidas y estado en servicio hubieran complicado bastante el ataque aliado.
Durante la guerra civil las operaciones siguieron. Turquía apoyó al GNA. Los turcos emplearon drones Bayraktar TB2 para eliminar los sistemas Pantsir (SA-22), de fabricación rusa. Desde mayo de 2020 los Pantsir-S1 se enfrentaron contra los drones Bayraktar TB2. Se cree que hasta 15 Pantsir podrían haber sido destruidos por los turcos. En julio de 2020 se lanzó un ataque contra las tropas turcas en la base aérea de Al-Watiya. Aviones Mirage 2000-9 lanzaron varios ataques, precedidos por una misión SEAD que eliminó los radares del sistema MIM-23 Hawk que defendía la base.
Durante la invasión iraquí de Kuwait un Sukhoi Su-22 del 109 escuadrón iraquí disparó un misil antiradiación Kh-25MP contra el radar de guiado de una batería de misiles MIM-23B I-HAWK Kuwaití situada en la isla de Bubiyan. Esta batería había derribado un Su-22 y un MiG-23BN anteriormente.
La guerra del Golfo vio un gran incremento del peso de las misiones SEAD tras las lecciones de Vietnam y Líbano. Debido a la nutrida defensa aérea iraquí, que contaba con modernos misiles rusos y franceses no se creía que fuera fácil neutralizar la defensa antiaérea iraquí, y se temían pérdidas considerables de aviones.[152][153] Sin embargo el uso que los iraquíes hicieron de su defensa aérea dejó mucho que desear. Aproximadamente 163 aviones SEAD y ECM se desplegaron en apoyo de las operaciones. En este número no se incluyen los aviones de ataque A-7 y F/A-18 de la US Navy que efectuaron lanzamiento de misiles HARM ya que estaban equipados para ello:
La defensa aérea iraquí contaba con unos 154 emplazamientos SAM en Irak y otros 20 en Kuwait. Irak contaba con 160 lanzaderas SA-2, 140 SA-3, 100 SA-6, 40 SA-8, 40 Roland y 400 SA-9. El 65% de las defensas se situaba en los alrededores de Bagdad. A ello se sumaba una gran cantidad de artillería antiaérea: 972 emplazamientos AAA, 2.404 cañones antiaéreos fijos y 6.100 móviles. La cobertura del espacio aéreo la realizaban 478 radares de alerta temprana, 75 radares de alta frecuencia y 154 radares de adquisición. Todo se organizaba en un sistema integrado de defensa aérea coordinado por un sistema informático automatizado y dirigido desde el Centro Nacional de Operaciones de Defensa Aérea, ubicado en un búnker subterráneo en Bagdad. Se dividió Irak en cuatro sectores de defensa, cada uno con su Centro de Operaciones. Cada Sector supervisaba el espacio aéreo local y era capaz de rastrear simultáneamente 120 aviones y seleccionar el arma apropiado para atacarlos, apuntando automáticamente a los misiles de su sector. Eso significaba que los SAM no tenían que encender su propio radar y revelar su posición. Bagdad estaba fuertemente defendida, según la USAF más que Hanoi durante la Guerra de Vietnam, ya que estaba protegida por el 65% de los misiles SAM y más de la mitad de sus piezas antiaéreas de Irak. Una de las limitaciones era que la defensa fue planeada contra la amenaza de la fuerza aérea iraní y la fuerza aérea de Israel. La USAF atacaría desde Turquía y Arabia Saudita. Otra limitación era que asignar SA-6 a defender Bagdad había dejado indefensas las tropas en Kuwait y además la artillería antiaérea no estaba integrada en la red. Dada la facilidad de los iraníes para atacar Irak en 1980-82 y la baja profesionalidad general iraquí la US Navy pensaba que la defensa aérea iraquí se derrumbaría. La USAF pensaba al contrario que se perderían muchos aviones.[154]
La campaña aérea se inició con una incursión de helicópteros AH-64 Apache que eliminaron las primera línea de radares de alerta temprana y crearon corredores seguros para las oleadas de ataque cuyo objetivo era Bagdad. La Task Force Normandy destruyó las estaciones de radar Nebraska y Oklahoma, en el desierto occidental Irakí. Para ello se emplearon 8 helicópteros AH-64, divididos en dos equipos y guiados cada uno por un MH-53J Pave Low de la USAF. Los emplazamientos de radar iraquíes cerca de la Frontera de Arabia Saudita podrían haber advertido a Irak de un próximo ataque. Esto abrió un hueco en la defensa aérea de Irak, ciega a lo que viniera desde Arabia Saudita. Dos EF-111 cubrieron a 22 F-15E que aprovechando el hueco se lanzaron contra los aeródromos del oeste de Irak. Les siguieron los F-117 que se dirigieron a Bagdad.[155] Debido al temor a las defensas aéreas se emplearon los F-117 de forma masiva y los aviones de ataque volaban a baja altura atacando bases aéreas, sistemas de defensa aérea y centros de mando de la defensa aérea. Los aviones de la coalición destruyeron los centros de mando de la red antiaérea y los radares de largo alcance por lo cual los iraquíes no pudieron coordinar la defensa aérea. El primer día de guerra la defensa aérea dañó 12 aviones y derribó cinco. Un MiG-25 derribó un F/A-18.
La estrategia aliada buscaba acabar con la defensa aérea y estructura de Mando iraquí. Los F-117 atacaron estructuras de mando, los F-15E y F-111F puntos estratégicos, con los F-4G y EF-111 encargándose de las defensas aéreas. Los EC-130H se encargaron de interferir las comunicaciones entre el mando y los cazas y unidades SAM. Lo que no se podía interferir se enfrentaba a ataques de misiles antiradar. Y si los misiles y las interferencias fallaban se enviaban misiles de crucero. Por parte de la US Navy los EA-6B Prowler interfirieron los radares enemigos y junto a los F-18 emplearon misiles Harm contra ellos. En total 39 EA-6B Prowlers se emplearon, disparando 150 misiles HARM y volando unas 1.600 misiones. Los EA-6B no perdieron a ningún avión derribado durante sus misiones. La demanda de sus servicios fue tal que los Marines tenían permanentemente en vuelo al menos uno de sus 12 EA-6B. Mientras hubo un EA-6B o EF-111 operando ningún avión fue derribado por los SAM guiados por Radar. Los F-4G del 52nd TFW operaban desde Incirlik junto a F-16 block 30, encargándose de los SAM del norte de Irak. Otros F-4G de desplegaron en Bahrein. La Armada de los Estados Unidos empleó aviones S-3 Viking equipados con drones para lanzarlos como señuelos, así como EP-3 y EKA-3B.[156] Como se ha indicado por parte de la USAF se recurrió al empleo de sus aviones Wild Weasel, F-4G y F-16, y a los EF-111 y EC-130H de interferencias electrónicas. Se recurrió también al empleo de los RC-135, E-3 AWACS y E-2 Hawkeye para triangular la posición de los radares de los misiles SAM y así enviar aviones contra ellas equipados con misiles antirradar. El misil AGM-88 HARM fue utilizado ampliamente por la Armada, el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea durante la Guerra del Golfo Pérsico. La configuración típica de un grupo de ataque de la USAF era de 10 a 20 F-16C escoltados por 4 F-4G con misiles HARM, varios F/A-18C o F-15 como escolta aérea y uno o dos EA-6B para perturbar los radares. Francia empleó su misil Armat y la RAF el misil Alarm Las fuerzas aliadas volaron 4.326 misiones SEAD, un 6 % del total de misiones realizadas, y dispararon más de 2.000 misiles antirradares. Los iraquíes no siguieron la doctrina soviética y cometieron errores como no apagar sus radares a tiempo, renunciar a su movilidad o no crear señuelos. Para sorpresa y deleite de los aviones SEAD los operadores de SAM iraquíes no apagaban el radar hasta justo antes del lanzamiento, siendo presas más fáciles que lo que habían sido los norvietnamitas. Pronto aprendieron los supervivientes iraquíes a usar el radar de manera más prudente. En esta fase los Wild Weasel de la USAF redujeron sus salidas, ya no necesitaban suprimir los radares si no que bastaba la presencia de patrullas de F-4G para que los operadores apagaran los radares. Las defensas antiaéreas fueron sorprendentemente ineficaces, los aviones de la coalición realizaron más de 100.000 salidas y solo perdieron en combate 42 aviones.
Los meses de preparación permitieron realizar un detallado reconocimiento electrónico que reveló la posición y tipos de SAM empleados por Irak. Esto hizo posible planificar la estrategia SEAD y tener actualizadas las contramedidas electrónicas. El empleo de modelos informáticos ayudó a tener una idea clara de la red integrada de defensa, decidir cómo afrontarla y planificar rutas de ataque que explotaran sus debilidades. Se estima que de los 1.000 radares de todo tipo de defensa aérea que Irak tenía inicialmente un gran número fue destruido. La defensa aérea iraquí vio como la coalición internacional destruía su red de mando y control así como sus baterías de misiles. Debido a los incidentes aliados con radares propios por el empleo inadecuado de los misiles Harm se decidió restringir su empleo a los F-4G y EA-6B.[157][158]
Durante la guerra hubo un incidente de fuego amigo cuando el piloto de un F-4G Wild Weasel, escoltando un B-52 confundió el radar de cola del arma defensiva con el de un emplazamiento antiaéreo iraquí, después de que el artillero de cola del B-52 hubiera dirigido el radar contra el F-4G al pensar que era un MiG iraquí. El piloto lanzó un misil AGM-88 contra el B-52, que fue impactado, pero pudo volver a la base con daños de metralla en la cola y sin víctimas. El B-52 fue posteriormente renombrado In HARM's Way.[159]
La guerra fue el debut de los drones en misiones SEAD por parte de EE.UU.. Tras el éxito israelí de 1982 EE.UU. decidió comprar el AGM-141 TALD. Este dron debutó en combate en 1991, siendo empleado para engañar a la defensa aérea iraquí para que encendiera sus sistemas de radar. En las horas iniciales de la guerra unas 100 estaciones de radar se detectaron gracias a los señuelos BMQ-74 y ADM-141 TALD. Esto provocó una respuesta masiva con el lanzamiento de más de 500 misiles AGM-88 y ALARM esa noche. En algún sector esa noche fueron disparados 67 misiles en apenas 20 minutos. El uso indiscriminado de misiles AGM-88 hizo aconsejable restringir su uso.
Posteriormente, tras la guerra, se realizaron numerosas misiones SEAD para garantizar las zonas de exclusión aéreas fijadas al norte y sur del país.
La OTAN planificó la operación Dead Eye, era el plan SEAD contra las defensas aéreas serbo-bosnias.[160] En los meses previos los misiles SA-6 serbios habían derribado dos aviones de la OTAN. Los serbios disparaban los misiles SA-6 en el rumbo estimado de intercepción de los aviones de la OTAN y apagaban el radar. Pocos segundos antes de que la interceptación tuviera lugar volvían a encender el radar para guiar el misil en la aproximación final. Se estimó para proteger las misiones un mínimo necesario de 12 aviones de interferencias (Jammers) y 24 de ataque SEAD (Harm Shooters).[161] La USAF asignó dos EC-130H y seis EF-111, a los que se unieron diez F-16 HTS. A ellos se unieron un escuadrón de F-18 de los Marines y los S-3B, EA-6B y F-18 del portaviones USS Theodore Rooselvet, que realizaron el 60% de las misiones SEAD. La Luftwaffe asignó 8 Tornados ECR y los EF-18 españoles se asignaron ocasionalmente a misiones SEAD, armados con misiles Harm.
Cuando la operación Deny Flight se convirtió en Deliberate Force los primeros ataques se dirigieron contra las defensas aéreas de la zona de Banja Luka. En los ataques iniciales los F-14 lanzaron señuelos para tratar que los serbios activaran sus radares y así quedaran expuestos a los misiles HARM de los F-18 que les acompañaban. Los operadores de misiles SAM serbios optaron por mantener silencio radar el máximo posible, lo cual dificultó su destrucción. Las misiones SEAD supusieron alrededor de un 22 % del total, aunque menos de un tercio de esas misiones supuso lanzamiento de misiles contra los radares serbios.[162]
En estas operaciones tuvo lugar el primer lanzamiento en combate real de un misil AGM-88 Harm por un EF-18 español, destruyendo un radar de guiado de misiles SA-6.[163]
La OTAN fue incapaz de neutralizar el sistema de defensa antiaérea tal y como deseaba. Serbia tenía bien aprendidas las lecciones de la guerra del Golfo y siguió la doctrina soviética, cambiando sus equipos SAM a menudo de emplazamiento, empleando señuelos para engañar a la OTAN, camuflando sus misiles y artillería antiaérea y manteniendo una férrea disciplina de empleo de radar.
Por el lado de la OTAN se recurrió a un empleo mayor del esperado de aviones EA-6B Prowler, RC-135V/W Rivet Joint, Tornado ECR y F-16CJ Weasel durante las operaciones, que emplearon unos 750 misiles AGM-88 Harm (el 50 % tratando de eliminar a los SA-6 serbios). La defensa aérea serbia obligó a realizar las misiones de ataque a altura media, haciendo mayor uso del planificado de bombas guiadas. La retirada de los F-4G y menor énfasis en entrenar misiones SEAD se hizo sentir. El Pentágono envió a la base de Aviano 25 aviones EA-6B Prowler que sacó de los escuadrones VMAQ-1 y 2 de los Marines y VAQ-134 y 138 de la Armada, junto al VAQ-209 de la reserva. Los 4 EA-6B del VAQ-141 estaban asignados al portaviones que operaba en el Adriático. Todas las misiones de ataque contaron con escolta de aviones EA-6B. La OTAN empleó el misil HARM Block 6, equipado con guía GPS que le llevaba donde se había detectado la fuente de emisión de señal radar, sin importar que el operador de radar ya hubiera apagado el equipo.
Solo tres de los 22 radares Straight Flush de guiado de los misiles SA-6B Gainful fueron destruidos por la OTAN. A su vez la OTAN reclama haber destruido once de las 14 baterías de SA-3 serbias y el 66 % de las baterías de SA-2. En cuanto a los serbios se estima que dispararon unos 800 misiles SAM, de los cuales solo dos lograron derribos. Además empleando misiles SA-3 Serbia derribó un F-117 y logró alcanzar a otro, que se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en Bosnia. Parece ser que Serbia combinó el uso de radares antiguos y la interceptación de comunicaciones para saber donde localizar a los aviones de la OTAN. La OTAN se encontró con el problema que no sabía nada de la señal que emitían los SA-2 y SA-3 modernizados yugoslavos.[164][165][166][166]
Las operaciones en Kosovo hicieron que alguien en la USAF propusiera emplear el B-52 como plataforma de contramedidas e interferencias electrónicas cuando llegó la petición de apoyar a los EA-6B Prowler. Se propuso instalar barquillas ALQ-99 en el B-52 y un avión fue modificado antes del final de la guerra pero el EB-52H no llegó a entrar en servicio. Algunos en el Pentágono se opusieron a la idea ya que preferían a un B-1B modificado o al EF/A-18G Growler realizando ese papel.[167]
Durante los años que duraron las operaciones Southern Watch y Northern Watch de modo casi diario patrullas aéreas de EE.UU. y Gran Bretaña sobrevolaban Irak y tuvieron frecuentes roces con la defensa aérea iraquí. Debido a ello en 2003 la defensa aérea iraquí estaba debilitada, por el largo embargo y por los ataques. Los principales aviones implicados en misiones contra la defensa aérea iraquí fueron los EA-6B Prowler y F-18 Hornet de la Armada y los F16CJ Fighting Falcons de la Fuerza Aérea. Contaban entre sus armas con los misiles AGM-88 Harm antirradar, utilizados anteriormente por EE.UU. en 1991 y en Kosovo yy los AGM-65 Maverick, ambos en las versiones actualizadas que ofrecían mayor alcance y efectividad.[168][169]
El 19 de marzo de 2003 comenzó la operación Iraqi freedom con el objetivo de derrocar a Saddam Hussein. Los iraquíes sabían muy bien para 2003 los peligros de encender los aparatos de radar. Apenas los encendieron y por ello la eficacia de la defensa aérea fue mínima. EE.UU. conocía también muy bien los emplazamientos de los centros de mando. Los primeros aviones en atacar fueron dos F-117, escoltados por una pareja de EA-6B. A partir de ese momento los EA-6B realizaron numerosas misiones protegiendo a los aviones de ataque así como colaborando activamente en la destrucción de los radares y de los sistemas antiaéreos iraquíes. Una de las acciones en que se vio involucrado un F-16CJ fue un ataque a una batería MIM-104 Patriot del Ejército de los Estados Unidos. El radar de control de tiro del sistema de defensa antiaérea Patriot fue dañado por un misil antirradiación AGM-88 HARM disparado cuando el radar de control de tiro adquirió la posición del F-16.[170]
En agosto del 2008 la fuerza aérea rusa atacó con misiles KH-58 el radar 36D6-M georgiano que controlaba la zona de operaciones, destruyéndolo.[171]
La defensa aérea georgiana dio muchos problemas a los rusos. Antes de la guerra Georgia compró en Ucrania sistemas SAM móviles BUK-M1 y Osa, así como dos sistemas radar 36D6-M de largo alcance y también móviles. El primer día de la guerra misiles BUK derribaron 3 aviones de ataque Su-25 y un bombardero Tu-22M3 en misión de reconocimiento. Tres días después misiles Osa derribaron un Su-24M y un Su-24MR. Los Strela dañaron al menos tres Su-25. La disciplina radar georgiana fue posible gracias al empleo de sistemas Kolchuga-M de detección pasiva comprados a Ucrania. Parece que además los rusos carecían tanto de entrenamiento como de equipos para afrontar la defensa aérea. Las tropas rusas en su avance por tierra capturaron o destruyeron las lanzaderas SAM georgianas, inhabilitando la defensa aérea. La guerra en Osetia del Sur fue el primer empleo en combate de sistemas SAM modernos desarrollados en la URSS a partir de la década de 1980. Años después Rusia declaró haber usado su sistema de guerra electrónica Azaliya desde helicópteros Mi-8PPA, logrando reducir significativamente el alcance efectivo del radar enemigo. El sistema Smalta-PG de los Mi-8SMV-PG habría hecho lo mismo con el radar de los Buk-M1 y S-125 georgianos.[172][173][174][175][172][175][175][175]
Desde que en 2007 Israel destruyó el reactor nuclear sirio es sorprendente que cada vez que Israel lanzó un ataque aéreo el sistema de defensa aérea sirio no funcionó, ni siquiera dando aviso de que el espacio aéreo haya sido penetrado. En la Operación Orchard lanzada en 2007 los 10 F-15 que atacaron el reactor nuclear en construcción cerca del río Éufrates fueron cubiertos por sistemas de guerra electrónica israelíes que anularon los sistemas de defensa aérea de Siria durante todo el tiempo que duró la incursión. Los S-200 sirios, debido a su estructura estática y tecnología obsoleta, no sirvieron de nada en el ataque israelí contra el complejo nuclear de Al Kibar. Sin embargo, hay informes que indican que estos sistemas fueron modernizados posteriormente en 2016 por Rusia. Según algunas fuentes el éxito se debe a que Israel logró de algún modo que el radar sirio identificara a los aviones de combate israelíes como aviones amigos y no como aviones enemigos.[176]
Durante la guerra civil siria Israel ha atacado en más de un centenar de ocasiones depósitos de armas y convoyes en Siria. Según algunas fuentes durante el ataque a un almacén de armas en enero de 2017 los aviones israelíes habrían destruido una batería de misiles S-300 siria a la que consideraron una amenaza. En febrero de 2016 un F-16 israelí fue derribado por misiles SA-5 (S-200) sirio, a lo que siguió el ataque de represalia contra varias instalaciones de la defensa aérea siria. En esos ataques Israel reclamó haber destruido la mitad de la defensa aérea Siria. Israel ha practicado frecuentemente maniobras SEAD con los S-300 operados por Grecia y Bulgaria, pero además también ha intercambiado información con Ucrania (y se supone que también con India). Chipre también ha sido usado para maniobras ya que opera misiles rusos Tor-M1 (SA-15 Gauntlet) y Buk M1-2 (SA-17 Grizzly). Israel se encarga también tener siempre actualizado el mapa electrónico de Siria empleando sus aviones SIGINT/ELINT. Para garantizar la seguridad de sus pilotos y aviones los aviones israelíes utilizan a menudo municiones lanzadas desde el exterior del espacio aéreo sirio. Siria afirma repetidamente que sus defensas aéreas interceptan un gran número de estos misiles, aunque se ofrecen pocas pruebas. En 2018 un avión de inteligencia ruso Ilishin Il-20 fue derribado por error por un S-200 operado por Siria, lo que hizo que Rusia decidiera vender misiles S-300 al régimen sirio y lanzar un programa de modernización de las defensas antiaéreas, vendiendo a Siria varios sistemas antiaéreos de altitud baja y mediana Pantsir-S1 o SA-22 en denominación OTAN. Rusia formó a los operadores sirios y controla esas baterías, aunque se sospecha que ha frenado su uso en combate, tanto por evitar la mala prensa de que los S-300 fallen o sean destruidos como por el hecho de que los ataques israelíes debilitan la posición iraní en Siria. Para proteger sus bases en Siria los rusos desplegaron misiles S-400.
En 2018 Israel destruyó un lanzador de SA-22 situado en el Golán como represalia. Fue uno de los muchos Pantsir destruidos por Israel en Siria. También se han destruido baterías de misiles SA-17 y SA-5 en diversas ocasiones. Se estima que desde el inicio de la guerra civil cientos de misiles SAM han sido disparados contra los israelíes. Que solo un avión israelí haya sido derribado habla muy bien de las tácticas SEAD y de la gran y valiosa experiencia que ha ganado Israel en lidiar con defensas aéreas. También está claro que el entrenamiento y profesionalidad de los operadores sirios deja mucho que desear. Se cree que Israel en varias ocasiones los ha engañando con señuelos para luego destruir sus sistemas SAM, tal y como se hiciera en 1982. Israel ha sido capaz de atacar objetivos fuertemente defendidos por misiles S-400 rusos y S-300 sirios y rusos. Además ha lanzado ataques por todo el país, incluida la frontera sitio iraquí. Todo esto muestra que las tácticas y equipos israelíes funcionan.[177][178][179][180][181][182]
Turquía se atribuyó, mediante drones, la destrucción de varios sistemas antiaéreos Pantsir (SA-22) y al menos un Buk (SA-17) en Siria. Rusia reconoció que dos Pantsir sirios fueron dañados. No se sabe si los drones atacaron directamente a estos sistemas, o dirigieron sobre ellos la artillería turca. En Siria y Libia los drones Bayraktar TB-2 turcos se impusieron sobre los Pantsir aunque una vez que se ajustó la defensa aérea los éxitos fueron menores. Israel también empleó munición merodeadores contra la defensa aérea siria. A principios de 2019 se reconoció que un Skystriker destruyó un sistema antiaéreo móvil Pantsir en Siria. El Harop también había destruido anteriormente sistemas Pantsir en Siria.
Hay que indicar que el personal sirio que opera los sistemas de defensa aérea rusos más modernos se cree que carece de la capacitación necesaria para operar de manera efectiva esos sistemas. Esto justifica en parte todo lo explicado anteriormente.
Los drones fueron empleados en el conflicto entre azerbaiyanos y armenios. Las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán emplearon drones Harop, de fabricación israelí, en la llamada guerra de los Cuatro Días en 2016. Desde entonce Azerbaiyán compró otros modelos israelíes como el Orbiter o el Hermes, y drones de fabricación turca Bayraktrar TB2.
En septiembre de 2020 se produjo la guerra entre Azerbaiyán y Armenia. La victoria de Azerbaiyán fue debida en parte a la neutralización de las defensas antiaéreas armenias con el empleo de drones de fabricación turca e israelí.
Las defensas antiaéreas armenias eran en su mayoría obsoletas y pensadas para enfrentarse a aviones tripulados, misiles de crucero y misiles balísticos. La incapacidad para neutralizar los drones fueron claves para el colapso de la defensa aérea armenia. Azerbaiyán hizo un empleo generalizado de drones en misiones SEAD. Esto incluyó drones SEAD como el Harop y empleo de tácticas señuelo. En estas últimas un dron activaba las defensas antiaéreas y otro dron las neutralizaba. Se estima que alrededor del 60% de las defensas aéreas fueron destruidas así.
La fuerza aérea de Azerbakyán convirtió antiguos aviones An-2 en drones para ser utilizados como señuelos. Los drones TB2, Harpy y Harop les acompañaban. La defensa aérea armenia carecía de sistemas de guerra electrónica para contrarrestar los ataques drones. Para hacerlo peor Armenia descuidó el camuflaje de sus sistemas. Entre el 27 y el 30 de septiembre se estima que 30 sistemas de defensa antiaérea fueron destruidos.
Solo se salvaron en el lado armenio los sistemas Buk-M1-2 (SA-11 Gadfly para la OTAN). La razón fue que no fueron desplegados. Los sistemas antiaéreos desplegados por Armenia y atacados eran los viejos 9K35 Strela-10, sus predecesores 9K311 Strela y los 9K33 Osa. Azerbaiyán también atacó los sistemas S-300 usados por la defensa aérea armenia. Azerbaiyán se convirtió en el primer ejército del mundo en destruir un sistema S-300. En concreto al menos un radar de alerta temprana y uno de los lanzadores fueron destruidos. Se atacaron dos emplazamientos de S-300, uno en Nagorno-Karabaj y otro en Armenia.
Azerbaiyán se entrenó en la doctrina turca de guerra con drones. La lección aprendida fue que los drones, especialmente el Bayraktar TB-2, fueron muy eficaces para atacar las defensas aéreas. Solo en las dos primeras semanas de enfrentamiento, Azerbaiyán reclamó la destrucción de unos 60 sistemas 9K33 Osa y 9K35 Strela. La otra fuente importante del éxito de Azerbaiyán fueron las municiones inteligentes israelíes. Se confirmó así a los que defienden que en espacios aéreos relativamente permisivos los drones son activos SEAD muy efectivos. Otra lección es que la mala preparación de las defensas antiaéreas frente a los drones deberá evitarse en próximos conflictos.
Las similitudes entre los sistemas de defensa antiaérea de Armenia y Argelia hicieron que Marruecos comprara drones del mismo modelo que los empleados por Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj.
Para sorpresa de muchos hubo por parte rusa una falta de iniciativa de supresión de las defensas antiaéreas ucranianas que garantizara la supremacía aérea y el apoyo aéreo a las unidades terrestres. Se pensaba que sus misiles Kalibr y sus aviones Su-34 destruirían los emplazamientos SAM en las primeras oleadas. No fue sorprendente que no fuera así cuando se conoció la poca preparación de los pilotos rusos, falta de armas guiadas suficientes y el deficiente entrenamiento en misiones SEAD. Si sorprendió que los rusos tardarán en recurrir a sus numerosos equipos de interferencias para cegar a los ucranianos. De todos modos los primeros días las aeronaves rusas si operaron sin demasiados impedimentos.[183] En marzo de 2022, el Teniente General retirado David Deptula declaraba en el The New York Times que estaba claro que Rusia no había logrado el dominio del espacio aéreo ucraniano, como mostraban las operaciones de drones ucranianos y la reticencia de los aviones rusos a atacar objetivos en el interior de Ucrania. La defensa antiaérea ucraniana, basada en misiles S-300 y Buk, logró contener a la fuerza aérea rusa e impedirle lograr la superioridad aérea pese a contar con aviones más modernos y en números mayores. Para final de marzo de 2022 unos 40 aviones y helicópteros rusos ya habían sido derribados. Los rusos tampoco estuvieron de brazos cruzados durante los primeros días de la guerra. Aviones Tu-95MS y Tu-160 iniciaron la guerra lanzando oleadas de misiles Kh-101 y Kh-55S contra bases aéreas y emplazamientos de radar y misiles SAM conocidos. La Armada se unió con misiles Kalibr. En el sur de Ucrania se lograron detectar y destruir unas 12 lanzaderas 5P851A, montadas sobre remolque para lanzar misiles S-300PT y algunos BUK que no supieron camuflarse o moverse lo suficientemente bien para sobrevivir. Los sistemas de guerra electrónica cegaron radares, dañando temporalmente alguno. Sin embargo parece que el principal objetivo de las misiones SEAD rusas se limitaba a crear un corredor seguro para el asalto al aeropuerto de Hostomel.[184][185]
Ucrania logró mantener en funcionamiento los S-300 y BUK-M1 de la época soviética y estos resultaron un serio adversario para la aviación y misiles de crucero rusos. Con los S-300 ucranianos operativos volar a gran altura era imposible. Volar a baja altura también era difícil por los cientos de Stinger y misiles de corto alcance que se disparaban contra la Fuerza Aérea rusa. En marzo de 2022 los Su-34 rusos fueron encargados de atacar objetivos detrás de las líneas del frente, volando a baja altura y con bombas convencionales, pero las defensas ucranianas derribaron varios aviones con misiles Osa-AKM y MANPADs por lo que estás misiones fueron canceladas rápidamente. La tarea de derribar los aviones rusos que volaban a media altura recayó en los misiles BUK. Los BUK-M1 usan desde el inicio de la guerra sus frecuencias siguiendo tácticas de emboscada, sin usar apenas su radar lo justo para guiar los misiles. Al ser autopropulsados y capaces de operar de forma autónoma son objetivos muy difíciles de eliminar. En el caso ucraniano disparaban y se escondían rápidamente en los bosques. Como medida de emergencia los rusos armaron sus patrullas de Su-35S de superioridad aérea con un par de misiles adicionales KH-31P antiradar. A pesar de algún éxito la situación no cambió y los rusos se vieron obligados a volar a baja altura sobre las grandes llanuras de Ucrania para evitar ser interceptados por radares y baterías SAM, pero se volvieron más vulnerables a la artillería antiaérea y misiles portátiles tipo Stinger. A las altas pérdidas rusas en aviones contribuyeron además la falta de armas guiadas, la falta de formación táctica adecuada para operar en zonas de combate modernas y la inexplicable falta de información adecuada y actualizada sobre las últimas ubicaciones de los SAM ucranianos. También se cuestionan los sistemas de guerra electrónica y defensa de los aviones rusos. Finalmente hay que señalar que el fracaso de la ofensiva terrestre inicial obligó a los aviones Su-34 rusos a olvidarse de misiones para suprimir las defensas aéreas ucranianas para priorizar el apoyo a las tropas. En junio de 2022 Rusia dijo haber empleado aviones Su-57, que identificaron y destruyeron sistemas de defensa aérea ucranianos. En julio se priorizó la destrucción de misiles y artillería de largo alcance ucranianos, asignando los aviones de ataque a esa misión. Los bombarderos de largo alcance Tu-22M3, Tu-95 y Tu-160 pasaron a encargarse de detectar los sistemas de defensa aérea ucranianos y lanzaron misiles antiradar (ARM) Kh-31 y Kh-58 contra ellos. Los drones y munición merodeadora rusos se unieron desde otoño de 2022 en la caza de lanzaderas SAM. Los ucranianos se cree perdieron unos 100 sistemas antiaéreos para primavera de 2023. Pero lo perdido eran sistemas de la era soviética para los cuales se estaba quedando tras un año de guerra sin misiles, producidos por Rusia y difíciles de comprar a terceros países. Ucrania reemplazó sus pérdidas con equipos occidentales, en muchos casos más modernos. La defensa aérea ucraniana fue reforzada con el tiempo con todo tipo de misiles recibidos del extranjero (SA-3, SA-6, Hawk, Aspide, NASAMS, S-300, IRIS-T, SAMP/T, Osa, Hisar, Patriot...). La necesidad llevó incluso a emplear misiles Sea Sparrow en lanzaderas de BUK ucranianas. Prueba de la eficacia de la defensa aérea ucraniana fue que en un solo día, el 24 de septiembre de 2022, cuatro aviones rusos fueron derribados (un Su-25, dos Su-30 y un Su-34) cuando se incrementaron las salidas de combate rusas.[186][187]
Todo esto fue posible porque desde 2014 Ucrania se esforzó por modernizar su defensa aérea, volviendo también a poner en servicio algunos sistemas SAM almacenados. Los rusos conocían bien los sistemas SAM ucranianos ya que eran de la última época soviética. La fuerza aérea ucraniana contaba a finales de 2021 con unos 250 S-300P/PS/PT (SA-10 Grumble) y 72 9K37M BUK-M1 (SA-11 Gadfly) junto a algunos S-125 Pechora modernizados. El ejército contaba con 4 regimientos de defensa aérea armados con S-300V, 6 9K330 Tor-M, unos 75 9K35 Strela-10b (SA-13 Gopher), algunos 9K33 Osa-AKM (SA-8 Gecko) y 75 K22 Tunguska (SA-19 Grison) junto a cañones ZSU-23-4 Shilka, ZU-23-2 y S-60. Poco antes de la guerra se recibieron centenares de misiles tipo Stinger y se dispersó la defensa aérea para hacerla menos vulnerable. Desde al menos ocho meses antes de la guerra las unidades de defensa antiaérea ucranianas recibían órdenes de practicar como ocultar sus sistemas SAM en nuevas posiciones camufladas. Se practicaban tácticas SEAD con drones ucranianos intentando encontrarlos, simulando ataques contra aquella que estuviera mal oculta. También se iban fabricando sistemas de misiles falsos para confundir a los rusos con señuelos. A pesar de todo se cree que Ucrania perdió en un primer momento hasta 22 lanzaderas de S-300 y 17 baterías de corto alcance ya que estaban mal defendidos o mal ocultos. Los rusos contaban al empezar la guerra con versiones más modernas y capaces de los S-300 y BUK y sistemas más modernos S-400, S-350 y Pantsir. Al final ambos bandos disminuyeron las misiones aéreas a medida que fueron perdiendo aviones y optaron finalmente por una estrategia de crear zonas de defensa aérea que niegan el acceso de los aviones enemigos. Los aviones rusos se vieron obligados a atacar a baja altura para emplear bombas y cohetes no guiados pero se encontraron que los ucranianos consiguieron coordinar muy bien su defensa aérea de corto alcance, utilizando con acierto los diferentes sistemas y complementándose con eficacia. Un ejemplo fue emparejar los OSA con los Guepard. El misil con un alcance de hasta 10 km. y el cañón de hasta 5 km. resultaron un dúo muy peligroso, contra los drones. En el corto alcance los MANPADS y los misiles de medio alcance 9k33 OSA, Mistral, Stormer HVM y los 9k35 Strela se han cobrado muchos drones, aviones, helicópteros y misiles de crucero rusos. La necesidad de volar bajo también ha causado muchas bajas a helicópteros y aviones ucranianos, derribados por las defensas rusas.[188][189]
A medida que la guerra se fue concentrando en la región del Donbás y en el sur se hizo cada vez más presente la defensa aérea rusa. Los dos bandos establecieron una red de defensa aérea que limitó las operaciones aéreas del contrario, negando a las fuerzas terrestres el apoyo aéreo cercano. Los drones y aeronaves ucranianos sufrieron en sus carnes el desgaste que los rusos sufrían hasta entonces. Los drones sufrieron fuertes pérdidas y aviones y helicópteros ucranianos se vieron obligados a volar muy bajo si no querían ser derribados. A los SAM rusos también se les pidió derribar los cohetes lanzados por HIMARS y los misiles ucranianos que atacaban centros logísticos y de mando, en lo que destacaron los BUK-M3. Para combatir los SAM rusos Ucrania comenzó a usar en verano de 2022 misiles AGM-88 HARM lanzados desde aviones MiG-29. Al activarse los radares rusos para derribar los cohetes ucranianos se volvían vulnerables a los misiles antiradar. Se cree que la OTAN suministró información antes de cada misión de ataque ucraniana acerca de donde se encontraban las emisiones de radares rusos. También contribuyó al éxito inicial de los AGM-88 la falta de entrenamiento de los operadores rusos en como enfrentarse a misiles antiradar.[190]
Ante la falta de aviones suficientes las tácticas ucranianas intentan mediante drones activar las defensas antiaéreas rusas, para lanzar los HARM contra ellas y, una vez desactivada la defensa, proceder al ataque contra los objetivos. En 2023 Ucrania recibió señuelos ADM-160B para ayudar a engañar a la defensa aérea rusa. Los operadores rusos aprendieron la misma lección que los ucranianos, disparar y moverse inmediatamente para sobrevivir. Con la llegada de misiles Storm Shadow Ucrania los usó conjuntamente con señuelos ADM-160 y misiles HARM para lograr anular las defensas rusas, por destrucción o apagar su radar. Es raro que ningún SAM esté más de varias horas en un mismo emplazamiento, dispare o no. Los drones, munición merodeadora, misiles antiradar y artillería enemiga aconsejan moverse, camuflarse bien, emplear discreción radar y recurrir a señuelos si se quiere sobrevivir. Dado que cada vez que se enciende el radar se inicia el juego del gato y el ratón en el cual el enemigo trata de localizar la fuente de emisión para destruirla la disciplina radar y saber ocultarse es fundamental. Emitir más de 10 minutos seguidos o no cambiar de posición constantemente es una sentencia de muerte para una batería SAM. Un buen ejemplo es el ataque ruso del 4 de mayo de 2023 contra Kiev, MiG-31K armados con misiles Kinzhal se enfrentaron a una batería MIM-104F Patriot ucraniana. El radar de ésta estuvo activo durante solo 60-120 segundos, apenas suficiente para que los medios ELINT y SIGINT rusos detectaran su actividad pero dificultando rastrear y establecer adecuadamente su ubicación precisa. A este le siguió días después un ataque mejor coordinado que buscaba destruir la batería SAM ucraniana. Drones Shahed-131/136 y viejos misiles de crucero Kh-5 sirvieron de señuelos para obligar a encender no solo los radares de alerta temprana, sino también los de los SAM ucranianos. Les siguieron 6 misiles Kinzhal y al menos 3 Iskandar-M y S-300 disparados contra la ubicación de los sistemas de radar activos. El sistema Patriot sufrió daños, aunque no quedó destruido como reclamó Rusia. Se cree que grupos de Spetnatz rusos se infiltraron en primavera de 2023 en Ucrania para localizar lanzaderas SAM y pasar sus coordenadas. Asimismo desde abril de 2023 el uso de drones rusos para detectar lanzaderas SAM y obligarlas a encender sus radares para delatarse se incrementó. En Ucrania debutó en combate el Mi-8MTPR-1, utilizado por los rusos para interferir la aviación y sistemas de defensa antiaérea con su sistema Rychag-AV que es efectivo en un radio de más de 100 km.[191]
Las baterías SAM de gran alcance de ambos lados son defendidas por misiles de corto alcance que pueden derribar drones y misiles. Los drones de munición merodeadora han confirmado ser un peligro para la defensa aérea de corto y medio alcance. Se cree que el ejército ruso ha estado utilizando activamente señuelos para probar y engañar a la defensa aérea de Ucrania, utilizando misiles señuelo sin ojivas explosivas y desplegando drones señuelos y globos con reflectores radar. Rusia además se encontró con el reto que suponen los enlaces de datos de los sistemas SAM ucranianos entregados por occidente, que les permite recibir los datos de seguimiento de objetivos de los E-3 AWACS de la OTAN en tiempo real. Así se pueden rastrear objetivos aéreos rusos sin encender los radares de búsqueda y no revelar sus posiciones. Sólo cuando los rusos entran en el radio de disparo de los misiles, los ucranianos activan su radar de guiado y disparan sus misiles. Este seguimiento pasivo dificulta los ataques rusos armados con misiles antiradar Kh-58UShK.[189][192]
La artilleria de largo alcance ucraniana también se empleó contra la defensa aérea rusa. Los obuses de 152 y 155 mm., y sobre todo los cohetes GMLRS disparados por los M142 HIMARS, fueron muy eficaces disparando contra las posiciones de las lanzaderas SAM rusas en la ofensiva de otoño de 2022. La estrategia ucraniana de atacar sistemáticamente la defensa aérea rusa desde el inicio de la guerra se cree que para abril de 2023 logró la destrucción de 130 sistemas antiaéreos rusos, y para reemplazarlos Rusia se cree que recurrió a equipos soviéticos más anticuados y más vulnerables a tácticas de supresión. Cualquier batería antiaérea detectada por un dron es un objetivo prioritario para obuses o cohetes dirigidos por láser o GPS. Muchas baterías SAM han pagado el error de no esconderse o camuflarse adecuadamente.[193][194][195]
En primavera de 2023 Ucrania había mejorado su capacidad de defensa aérea, especialmente los sistemas móviles SAM, gracias a los sistemas occidentales (Patriot, Aster, Hawk, Iris-T, NASAMS, etc.), más modernos y capaces. Para derrotar las defensas aéreas ucranianas la nueva estrategia rusa de saturación obligó a un ritmo de empleo de misiles que dejó en mínimos los inventarios ucranianos. Se cree que se busca que los aviones rusos encuentren brechas por las que penetrar sin que las defensas antiaéreas ni los aviones de combate ucranianos puedan hacerles frente.
Las misiones SEAD son complicadas y arriesgadas, como experimentaron los americanos en Vietnam o los israelís en octubre de 1973. Con los años se han ido depurando una serie de técnicas para ganar en efectividad y reducir riesgos, en la medida de los posible ya que siempre existen muchos riesgos en este tipo de misiones.[196] Una misión SEAD puede implicar desde interferencias que entorpezcan o cieguen los radares enemigos hasta la destrucción de las defensas aéreas (DEAD). El óptimo es la destrucción, ya que ese radar ya nunca más supondrá una amenaza y obliga a extremar el silencio radar al resto de defensores para evitar también ser eliminados.
Normalmente los aviones SEAD se integran en las formaciones de ataque. En las campañas aéreas uno de los objetivos principales desde el primer día es la eliminación de las red de defensa aérea del enemigo. El análisis de la naturaleza exacta de la amenaza de la defensa aérea es importante para planificar adecuadamente y no caer en los errores cometidos por Israel en 1973 por exceso de confianza y mala evaluación de las capacidades enemigas. La supresión de defensas aéreas siempre va más allá de la simple eliminación de radares y misiles, implica también guerra electrónica y ataque a redes de comunicación y cadena de mando.[197] Esta por ver el empleo futuro de los aviones Stealth F-35 en misiones SEAD.
En la USAF la unidad táctica SEAD básica está formada por 4 aviones volando en dos parejas. En la época del F-4G cada pareja se componía de un F-4G dedicado exclusivamente a radares y un F-4E dedicado a DEAD, escolta y ataque. En la actualidad se emplea F-16CJ, que al se puede turnar en ambas tareas.
Los aviones SEAD emplean el terreno a su favor, ocultándose del radar hasta que les conviene. Emplean equipos RAHW (Radar Homing And Warning) que reciben señales de una amplia gama de frecuencias, las analizan y memorizan los datos recogidos. Sus librerías electrónicas permiten clasificar las señales recibidas y priorizar entre las que se deba elegir. Además se ubica el radar por triangulación de la señal, incluso si el emisor se desconecta para evitar su localización. Una vez detectado el radar se habrá memorizado sus señales y el ordenador fijará su última posición conocida.
En cuanto al empleo de misiles antirradar para eliminar la defensa aérea enemiga, esta se ha demostrado una táctica eficaz pero que depende de la disciplina del enemigo. En los casos en que se mantiene silencio radar es difícil que estos misiles encuentren sus blancos. El empleo de señuelos intenta que la defensa aérea active sus radares, pero no siempre funciona. El misil antiradar tiene pocas posibilidades si el radar se apaga poco después de haber sido lanzado, de hecho cuanto más tiempo esté apagado el radar potencialmente mayor será el error de cálculo del rumbo. El AGM-88 memoriza la localización del radar y lo geolocaliza, dirigiéndose hacia las coordenadas. Por contra el misil ALARM tenía un modo de acecho, se paraba y un paracaídas le hacía descender lentamente pero si el radar volvía a emitir el misil encendia de nuevo su propulsor. Para evitar un misil antiradar desde la guerra de Vietnam la batería SAM apagaba el radar y giraba su antena en dirección contraria. En la práctica esto ya no funciona, tal y como aprendierylos rusos en Ucrania. Con los misiles AGM-88C y AGM-88D, si el radar enemigo se apaga tienen memorizada su última posición o gracias al GPS pueden atacar coordenadas predeterminadas.
Con el fin de la guerra fría cambió la doctrina operacional de la USAF. Del SEAD se pasó al DEAD. La interferencia de radares de defensa aérea y misiles perdió importancia frente a la nueva doctrina que defendía emplear aviones F-117 y los F-16CJ armados con HARM para destruir la defensa enemiga. Esto llevó a cancelar la modernización de los equipos ALQ-99E y retirar los EF-111A para ceder la misión a los EA-6B operados conjuntamente por USAF/USMC/US.[198]
La campaña aérea sobre Kosovo fue un toque de atención acerca de la dificultad de afrontar una defensa aérea preparada, disciplinada y profesional, justo lo contrario de lo sucedido en repetidas ocasiones en Oriente Medio con Siria e Irak. Una táctica empleada por la OTAN en Kosovo fue el disparo preventivo de misiles HARM en las aéreas en que había la certeza que se encontraran baterías SAM enemigas, táctica tradicional SEAD desde la guerra de Vietnam. Sin embargo debido al precio actual de cada misil y a los incidentes de fuego amigo de la guerra del Golfo no es una táctica que actualmente se favorezca demasiado. Adicionalmente rusos y chinos han desarrollado también cebos, esto es, falsos radares para atraer a los ataques SEAD.
US Army y los Marines incluyen en su doctrina de supresión de defensas aéreas el empleo de artillería convencional, cohetes y misiles superficie-superficie. El misil ATACMS tiene un alcance de 300 km. que lo hace efectivo contra misiles de largo alcance como los S-300PMU1/2. Se están probando nuevas versiones del HIMARS con alcances mayores, misiles de crucero de lanzamiento terrestre o nuevos misiles aire-superficie como el NSM. Las tácticas SEAD de los Marines incluye la designación de blancos a través de aviones (E-2D, P-8, MQ-4, EF-18G, F-35B/C) y combinar guerra electrónica con SEAD.
La doctrina israelí SEAD también es distinta. Israel no ha optado por comprar misiles AGM-88E sino que para SEAD ha impulsado el uso de munición merodeadora combinada con contramedidas e interferencias. Este fue el modelo empleado en Nagorno-Karabaj. A un precio barato se obtiene suficiente tiempo de permanencia y no se depende de aviones ya que se lanzan desde tierra. En Líbano tuvo éxito en 1982 y la ha tenido en las frecuentes incursiones en Siria, pero está doctrina no valdría si algún día se decide atacar Irán.
La doctrina SEAD de Turquía promueve la utilización combinada de inteligencia electrónica (ELINT), inteligencia de señales (SIGINT) y sistemas de guerra electrónica (ECM), junto al empleo de drones para eliminar las defensas aereS. En sus primeras campañas fue de gran efectividad, pero está decayó significativamente cuando las defensas aéreas cambiaron su modo de operar para adaptarse.
No hay que olvidar que para ser eficaz en misiones SEAD es fundamental el contar con inteligencia electrónica recolectada previamente. El registro de todo tipo de emisiones del enemigo debe ser analizada para determinar las capacidades y disposición de los sistemas enemigos y estimar el mejor modo de contrarrestarlos. El desarrollo de sistemas de interferencia electrónica eficaces requiere saber qué bandas de radares está usando el enemigo o qué tipo de emisiones utiliza un misil enemigo y como contrarrestar las interferencias del enemigo. Para derrotar la defensa aérea enemiga se construyen bibliotecas electrónicas, que ayudan a desarrollar contramedidas para cada sistema defensivo y permiten elegir las armas de supresión adecuadas. La OTAN se esfuerza continuamente para mantener su biblioteca de firmas electrónicas actualizadas.
En las últimas décadas los militares occidentales se han enfrentado a defensas aéreas de la era soviética y controlados por soldados deficientemente entrenados. Estas defensas se basaban principalmente en componentes estáticos, fáciles de rastrear y evitar. Sus misiles eran de corto alcance, comparados a los sistemas modernos como el S-400, y casi todos sus detalles técnicos se conocían. Los sistemas SAM más recientes tienen mayor alcance y movilidad, sistemas de radar modernos, sistemas avanzados de enlace de datos en tiempo real y la capacidad de cambiar de posición en un período de tiempo muy corto. Además, la disponibilidad de soldados bien capacitados ya no es crítica debido a los avances en automatización y ordenadores que ha simplificado su manejo. Eso supone que las redes de defensa aérea integrada son más sofisticadas que en el pasado. A los radares terrestres se unen Los sistemas AWACS y radares AESA de Los cazas enemigos. Los militares de EE.UU aún no se han encontrado en combate a un sistema de defensa aérea moderno. Nadie sabe a ciencia cierta que podría pasar en una guerra real.[199]
Las nuevas tecnologías y sistemas militares incrementan la dificultad de eliminar a los misiles SAM más modernos, como los rusos SA-20, SA-21, SA-10 y SA-12 o el americano Patriot PAC-2/3. Cada es más fácil dispersar los radares, lanzadores de misiles y otras plataformas asociadas, pudiendo compartir información entre lanzadores. Los radares se pueden cada vez utilizar con menos frecuencia y por períodos más cortos. Los rusos además aconsejan emplear sistemas radar señuelo para atraer los misiles SAM y tender emboscadas a los aviones enemigos. Adicionalmente proliferan los misiles portátiles y cañones guiados por radar diseñados para proteger a los SAM y otros elementos de alto valor de la defensa aérea. La defensa aérea también puede emplear sistemas de guerra electrónica y bloqueadores de GPS, que degradan o interrumpen las señales de orientación, reduciendo la precisión de las armas empleadas por los aviones.[200][157]
Los sistemas antiaéreos más modernos hacen que el espacio aéreo del futuro sea mucho más letal, con objetivos muy protegidos por densos sistemas de defensa aérea moderna. El reto actual es lograr penetrar una moderna defensa antiaérea multicapa, con radares terrestres y aerotransportados de diferente frecuencia y potencia, y con sistemas de misiles tierra-aire de diferentes alcances actuando de manera coordinada. Ni el vuelo a muy baja altura, ni sistemas de guerra electrónica ni la discreción del radar aseguran ya nada con la entrada en servicio de radares de baja frecuencia. El número de defensores importará y cualquier atacante debería aceptar fuertes pérdidas. Las tácticas de ataque actuales de pequeños grupos de aviones furtivos que penetren hasta cerca del objetivo sin ser detectados podrían fracasar. Tampoco será asumible utilizar una gran formación de aviones que sufran gran número de bajas, tanto por los precios de los aviones actuales como por el hecho de que los pilotos son difíciles de reemplazar. Aquí es donde entran en escena para misiones SEAD los UCAV (Unmanned Combat Aerial Vehicle), diseñados para acompañar a los aviones con piloto. Las nuevas tecnologías también significan que los drones pueden tomar un papel más activo en misiones SEAD. De actuar en el pasado como señuelos o realizando interferencias electrónicas pueden ahora pasar a realizar misiones de supresión de defensas aéreas. Sistemas el IAI Harop o el Harpy están diseñados para merodear, buscando y atacando objetivos.[201]
Las operaciones SEAD siguen de plena actualidad. La fuerza militar de EE.UU. sigue siendo la más poderosa, pero los rápidos avances tecnológicos y militares de China unidos a las tensiones en el Mar del Sur de China han hecho que muchos países potencien sus armas contra las defensas aéreas. EE.UU. y sus aliados se encuentran que Rusia en el Báltico y China y Corea del Norte en el Pacífico que emplean las tácticas denominadas Anti-Access/Area Denial(A2/AD), consistente en haberse equipado con densos y potentes sistemas de defensa aérea que desgastarán a cualquier fuerza aérea que entre en su espacio aéreo de interés. Los sistemas de misiles SAM chinos son numerosos y de tecnología moderna, algunos misiles tienen en teoría un alcance de hasta 550 kilómetros. China cuenta con hasta 46 diferentes sistemas SAM, que incluyen desde misiles avanzados (SA-15 desde el año 2000, SA-10, S-300 y últimamente también S-400) hasta otros anticuados (HQ-2, copia del SA-2). China además produce y exporta sus propios diseños de misiles SAM, así el HQ-18 es una evolución del S-300V ruso. EE.UU. trata de mantenerse al día acerca de como enfrentar las amenazas potenciales. Así los vuelos de sus aviones RC-135U son frecuentes, por ejemplo en Siria se cree que han podido obtener abundante información de sistemas SAM de fabricación rusa que emplean China o Irán.[202][203]
En un conflicto futuro el alcance de los misiles SAM superará el alcance de las armas de cualquier avión que no esté equipado con armas de ataque a distancia. Además los SAM modernos son de más alta precisión y tienen una alta probabilidad de destrucción. Los aviones SEAD no podrán atacar a los misiles SAM antes de que éstos las ataquen. Esto invalida la doctrina actual, que asume que los aviones SEAD serán capaces de atacar a los SAM antes que éstos les puedan atacar. Para mantener su posibilidad de destruir los SAM deberán estar equipadas con armas de ataque a distancia suficiente para permanecer fuera del alcance de los SAM. Los aviones solo pueden atacar un sistema de defensa aérea moderno acortando la distancia a la que se las puede detectar o ampliando el alcance de sus armas. Las drones y aviones F-35, aunque no son invisibles al radar, limitarán la distancia a la que se les puede detectar y rastrear, pudiendo acercarse lo suficiente para utilizar sus armas sin ser atacados primero. Esta suposición es importante porque limita mucho las aeronaves SEAD y afectará el número total de aviones disponibles para otras misiones. Cada F-35 asignado a destruir misiles SAM sería retirado de misiones antiaéreas o de ataque. Los aviones que no sean stealth y que estén equipadas con armas de ataque a distancia serán capaces también de atacar un SAM antes de ser atacadas, pero representarían un avión que se podría haber utilizado en una misión diferente.[204]
La respuesta lógica futura a los nuevos desafíos será incluir en las misiones de supresión de las defensas aéreas enemigas un número cada vez mayor de drones SEAD. Algunos están ya siendo ensayados como el sistema Neuron de Francia. También se irán introduciendo armas hipersónicas de largo alcance y alta maniobra que puedan destruir la defensa aérea de un adversario o erosionarla lo suficiente para iniciar los ataques con aviones de combate, debidamente protegidos por una escolta SEAD mixta de aviones y drones que combata los radares enemigos. Si la campaña SEAD falla otros vectores entrarán en acción. Cada vez más se emplearán en la ofensiva contra las defensas aéreas las capacidades de ciberguerra que se están desarrollando ahora para el F-35 o el J-20. Es previsible que se introduzcan armas electromagnéticas que podrían desactivar los componentes electrónicos utilizados por los sistemas de mando y comunicación del enemigo. Además los sistemas de artillería ofrecerán en el futuro la capacidad de apoyo de fuego en las profundidades del territorio enemigo, atacando con alta precisión y a largo alcance los radares y misiles SAM del enemigo.[205][206]
Los aviones de quinta generación como el F-35 pueden cambiar las reglas del juego gracias a que cuentan con discreción radar y un sistema de guerra electrónica AN/ASQ-239 altamente integrado y nuy avanzado. Se le unen las ventajas de su radar AESA y las antenas a lo largo de los bordes de sus alas y fuselaje por lo que son capaces de volar hasta el área objetivo y de regreso, analizando en todo momento las emisiones enemigas electrónicas para mantenerse lejos y evadir la detección por completo. Su equipo de guerra electrónica y el alto grado de fusión del sensor del avión ofrecen también la capacidad de destruir e interferir a los radares que aparezcan y supongan una amenaza. Pueden hacer tanto misiones DEAD con armas como SEAD con ataques electrónicos que confundan la defensa enemiga. Los equipos de los F-35 no solo tienen la capacidad de detectar emisiones de radar, clasificarlas y geolocalizarlas sino que pueden luego distribuir los datos de amenazas a otras aeronaves y plataformas navales o terrestres, para que eviten las defensas o las ataquen. Se cree que en caso de guerra la USAF emplearía el F-35 aprovechando su sigilo y sensores avanzados para penetrar las defensas aéreas y destruir objetivos críticos, y al mismo tiempo proporcionar datos de puntería a otros aviones y plataformas para acabar con la defensa enemiga. Pero esto es teoría y solo hay un modo de saber si funcionará en la vida real. Además se está desarrollando el concepto de Guerra Electrónica Cognitiva, que consiste en combinar herramientas de aprendizaje automático con sensores avanzados para lograr la interferencia de la defensa aérea en un ambiente dinámico de guerra electrónica. Las actuales contramedidas basadas en bibliotecas de emisiones, radares, transmisores, etc del enemigo se verán complementadas por sistemas de contramedidas capaces de detección y reacción instantánea ante una amenaza electromagnética desconocida.[207][208][209][210]
Algunas de las unidades que desarrollarían misiones SEAD en caso de guerra serían:
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