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sinfonía de Jean Sibelius De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Sinfonía n.º 6 en re menor, Op. 104 fue compuesta por Jean Sibelius en 1923.[1][2]
La composición de esta obra se inició a mediados de diciembre de 1914 y la terminó en febrero de 1923. La primera referencia de Sibelius a la obra en 1918, la describía de la siguiente forma: "de carácter salvaje y apasionado. Oscura con contrastes pastorales. Probablemente en 4 movimientos... intensificándose en un oscuro oleaje orquestal [hasta que] el tema principal se ahoga". Al mismo tiempo advirtió que su plan podría cambiar y de hecho lo hizo: "dependiendo de cómo se desarrolle mi pensamiento musical. Siempre soy esclavo de mis temas y obedezco sus exigencias". Algo de ese "carácter salvaje" encontró acomodo en la última versión de su Sinfonía n.º 5 (1919). Por su parte, la Sinfonía n.º 6 evolucionó como un homenaje virtual a Palestrina, el mismo maestro renacentista homenajeado en la entonces reciente ópera de Hans Pfitzner, Palestrina.[1]
Presenta muchas conexiones con la Sinfonía n.º 5.[3] El compositor describió la obra como «fría agua de manantial» en contraposición a los «cócteles» contemporáneos, una referencia velada al estilo orquestal elaborado y extravagante de Ígor Stravinski.[4]
El estreno se celebró el 19 de febrero de 1923 y la interpretación corrió a cargo de la Orquesta Filarmónica de Helsinki dirigida por el propio compositor.[5] Fue la última obra que el propio compositor dirigiría.[6]
La primera edición de la obra fue llevada a cabo por el editor Abraham Hirsch's Forlag en 1923 en Estocolmo. Aunque en la partitura no figura dedicatoria alguna, se dice que el compositor quiso dedicar la obra al compositor sueco Wilhelm Stenhammar. Pero el editor perdió la dedicatoria.[7]
La partitura está escrita para una orquesta formada por:[7]
La sinfonía consta de cuatro movimientos:[7]
La interpretación de esta obra dura aproximadamente 25 minutos. Aunque la partitura carece de indicación de armadura, la sinfonía está en re menor; y gran parte de la sinfonía está en modo dórico (moderno). La Sinfonía n.º 6 ha sido descrita como «la Cenicienta de las siete sinfonías» por el musicólogo Gerald Abraham.[8] Sibelius escribió en 1943 que «la sexta sinfonía siempre me recuerda al olor de la primera nevada». En un comentario publicado en 1955, dijo: «la rabia y la pasión ... son absolutamente esenciales en ella, pero está acompañada por corrientes subterráneas bajo la superficie de la música». Los estudiosos han detectado la influencia de Palestrina, cuya música fue estudiada por Sibelius.[9]
El primer movimiento, Allegro molto moderato, nominalmente está escrito en la tonalidad de re menor, si bien es más propio del modo dórico medieval de re (es decir, de re a re en las teclas blancas del piano, mientras que el re menor "natural" tiene un si bemol y el re menor "armónico" un do sostenido). Esto confiere a la música un carácter arcaico que, sin embargo, se torna apasionado a medida que evoluciona, alabando la presencia de Dios y de los fantasmas en una catedral sonora. No obstante, el compositor pasa a do mayor, donde permanece hasta la coda en re dórico, de una calma radiante, como si nunca hubiera existido el do mayor. Nicolas Slonimsky escribió sobre las "moléculas temáticas" (Cecil Gray las llamaba "células"), interpretadas en terceras por pares de instrumentos. Aunque a primera vista puedan parecer aleatorias, su desarrollo lo integra todo como si fuera alquimia.[1]
El segundo movimiento, Allegretto moderato, está en el modo dórico de sol. Al igual que ocurre en la Sinfonía n.º 8 de Beethoven, sirve en lugar de un movimiento lento, aunque Sibelius pensó alguna vez en retitularlo Andantino (para que los directores no lo tocasen demasiado rápido, como hizo Georg Schnéevoigt en la primera grabación de 1934). Tras una suave llamada de atención en un tambor afinado en fa, flautas y fagotes tocan acordes flotantes que se resuelven en sol dórico. Sutilmente, un patrón rítmico de 3/4 toma el relevo a medida que las notas por compás aumentan de tres a seis, de nueve a doce. Los pasajes escalares ascienden sólo para retroceder en parte, mientras que un motivo picante se repite hasta que el oído queda hechizado durante días.[1]
El tercer movimiento, Poco vivace, está en re dórico. Se trata de un breve scherzo en tiempo de giga según Slonimsky. Pero no tiene trío, ni sección B; las moléculas temáticas de los movimientos anteriores se adaptan, se reorganizan y se vuelven bulliciosas hasta el cierre.[1]
El cuarto y último movimiento, Allegro molto, Sibelius completa la primera mitad en do mayor del motivo inicial en re dórico. Es el movimiento más denso de la sinfonía desde el punto de vista textural, el que más se acerca a la promesa de pasión de 1918 (pero nunca es salvaje). De hecho, el compositor se hace eco aquí de los poemas de la naturaleza que escribió a partir de la Sinfonía n.º 4, así como del poema sinfónico Tapiola que vendría después. En cuanto a su estructura, es lo más parecido a una sonata-rondó convencional, pero nunca es tradicional ni predecible. Concluye con acordes en re dórico tranquilos y sin adornos.[1]
La primera grabación fue realizado por Georg Schnéevoigt con la Orquesta Nacional de Finlandia el 8 de junio de 1934 bajo el sello HMV y el auspicio de la Sociedad Sibeilus.[10]
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