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libro infantil alemán De Wikipedia, la enciclopedia libre
Struwwelpeter (traducido como Pedro Melenas, Pedro El Desgreñado o El Despeluzado) es un libro para niños obra del médico alemán nativo de Fráncfort del Meno Heinrich Hoffmann (1809-1894).
Der Struwwelpeter (Pedro Melenas) | ||
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de 'Heinrich Hoffmann' | ||
Género | Literatura infantil | |
Tema(s) | Cuento con moraleja | |
Edición original en alemán | ||
Título original | Struwwelpeter | |
Ilustrador | Heinrich Hoffmann | |
País | Alemania, Ciudad Libre de Fráncfort y Confederación Germánica | |
Fecha de publicación | 1845 | |
Edición traducida al español | ||
Título | Der Struwwelpeter (Pedro Melenas) | |
Traducido por | Víctor Canicio | |
Ilustrador | Heinrich Hoffmann | |
Editorial | Rütten & Loening Verlag, Fráncfort del Meno. | |
País | Alemania | |
Fecha de publicación | 1845 | |
Páginas | 24 | |
Serie | ||
Der Struwwelpeter (Pedro Melenas) | König Nussknacker und der arme Reinhold | |
Es uno de los libros de cuentos alemanes más exitosos, junto a los cuentos de hadas de los Hermanos Grimm, y ha sido traducido a múltiples idiomas. Consta de 10 historias ilustradas y narradas en verso, en las que en cada una de ellas es protagonista un niño con algún vicio o "mal comportamiento" distinto, quien al final, recibe un castigo. El título de la primera historia da título a todo el libro. Der Struwwelpeter es uno de los primeros libros para niños que combina narraciones visuales y verbales en un formato de libro, y se considera un precursor de los cómics.[1]
En una carta publicada en el periódico Die Gartenlaube en noviembre de 1892, el autor explica:
«¡Habent sua fata libelli! ¡Los libros tienen su Destino! Y esto vale para el Struwwelpeter. En la Navidad de 1844, buscaba un regalo para mi hijo pequeño, de tres años y medio. Quería un libro ilustrado, que correspondiese a la edad de aquel pequeño ciudadano del mundo, pero todo lo que veía no me decía nada; libros con dibujos de piratas, de animales, de sillas y de mesas. Historias largas y bobas que tras múltiples exhortos, concluían con la moraleja explícita: Los niños deben ser siempre buenos o Los niños deben ser limpios o decentes, o justos, etc.(...)
Finalmente, tomé un cuaderno en blanco y le dije a mi esposa: 'Le voy a hacer al niño el libro ilustrado que necesita'. El niño aprende viendo, le entra todo por los ojos, comprende lo que ve. No hay que hacerle advertencias morales.
Cuando le dicen: Lávate; Cuidado con el fuego; Deja eso; ¡Obedece!, para el niño son conceptos sin sentido. Pero el dibujo de un desarrapado, sucio, de un vestido en llamas, la imagen de la desgracia le instruye más que todo lo que se pueda decir con las mejores intenciones. Por eso es cierto el refrán que dice: El gato escaldado huye».
Un amigo suyo, el editor Zacharias Löwenthal (alias Carl-Friedrich Loening), le convenció al año siguiente de publicar su libro de cuentos con moralejas. El título original, Lustige Geschichten und drollige Bilder für Kinder von 3–6 Jahren (Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas para niños de 3 a 6 años) cambió, a partir de su tercera edición, a Der Struwwelpeter (Pedro Melenas), como uno de sus personajes, quien ocuparía la portada. Sobre el número de ejemplares de la primera edición, hay controversia; en la carta citada anteriormente, Hoffmann indica que fueron 1500, pero según su editor, fueron 3000.[3] La diferencia puede deberse a que la primera mitad se publicó a Hoffmann bajo los pseudónimos Reimerich Kinderlieb o Peter Struwwel, entre otros.[4]
- ¡Aquí está, nenes y nenas,
- vean bien a Pedro Melenas!
- Por no cortarse las uñas
- le crecieron diez pezuñas,
- y hace más de un año entero
- que no ha visto al peluquero.
- ¡Qué horroroso! -¡Uy, qué miedo!
- ¡Encontrármelo, no quiero!
- ¡Federico, Federico
- era un demonio de chico!
- A los bichos, por las malas,
- les arrancaba las alas.
- Mataba pájaros, gatos,
- destrozaba sillas, platos;
- y su maldad era tanta
- que azotó a su nana, Marta.
- En la fuente, con afán,
- saciaba su sed un can.
- Federico, el muy malvado,
- lo sorprende descuidado
- y, sin pensárselo mucho,
- azota al infeliz chucho.
- El perro gime y, arisco,
- responde con un mordisco.
- Federico, el imprudente;
- grita y llora amargamente,
- hasta que el perro se asusta
- y se larga con la fusta.
- Federico queda en cama
- gime, llora y se desgarra.
- Viene el doctor y lo examina:
- "pociones amargas", su medicina.
- El can, en cambio, se harta
- de salchichas y de tarta.
- Y antes de seguir camino,
- se merienda un buen tocino,
- y vigila bien la fusta,
- porque el palo no le gusta.
- Los papás de Paulinita
- la dejan sola en casita
- La niña corre, jugando
- con su muñeca y cantando,
- hasta que -¡Oh, maravillas!-
- ve una caja de cerillas.
- "¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
- -dice, al verla, Paulinita:
- "Voy a probar a encender,
- como mamá suele hacer"
- Pero Mina y Minz, las gatas,
- alzan a la par sus patas
- y chillan:
- "¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
- ¡Terminarás quemadita!"
- Paulinita desatiende
- el buen consejo, y enciende,
- como se ve en la figura,
- la cerilla -¡ay, qué locura!-
- mientras salta de contento,
- sin descansar un momento.
- Pero Mina y Minz, las gatas,
- levantan, locas, las patas:
- "¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
- le dicen, con sus maullidos:
- "¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
- ¡Terminarás quemadita!"
- Las llamas -¡ay!- han prendido
- en la manga, en el vestido,
- la falda, la cabellera;
- ¡Se quema la niña entera!
- -¡Ay!- Mina y Minz, las gatitas,
- ¡cómo chillan, criaturitas!
- "¡Auxilio!, ¡Ayuda, por favor!
- ¡Arde la niña, oh, pavor!"
- "¡Miau, miau, traigan agua!
- ¡Qué espanto! ¡Miagua, miagua!"
- La niña -¡qué gran tristeza!-
- ardió de pies a cabeza.
- Quedaron sólo cenizas,
- y rojas, dos zapatillas.
- Y Mina y Minz, las gatitas
- lloran, lloran ¡pobrecitas!
- "¡Qué tragedia, miau, miau miau!
- ¿Cuándo vendrán, papáu, mamáu?"
- Y derraman, tristemente,
- de lágrimas un torrente.
- "¡Conrado!", dice mamá:
- "Salgo un rato, estate acá
- sé bueno, juicioso y pío
- hasta que vuelva, hijo mío
- y no te chupes el dedo
- porque entonces -¡ay, qué miedo!-
- vendrá a buscarte, pillastre
- con las tijeras el sastre
- y te cortará -tris, tras!-
- los pulgares, ya verás".
- Sale la señora y ¡zas!
- ¡Chupa que te chuparás…!
- Se abre la puerta y de un salto,
- entra en la casa, al asalto,
- el terrible sastre aquél
- que venía en busca de él.
- Con la afilada tijera
- le corta los dedos -¡fuera!-
- y deja al pobre Conrado,
- llorando desconsolado.
- Cuando mamá vuelve al hogar,
- Se lo encuentra -¡puro llorar!-
- ¡Sin pulgares se quedó,
- el sastre se los cortó!
Desde su primera publicación, Struwwelpeter ha sido traducido, adaptado y parodiado múltiples veces. El conocido personaje se ha utilizado incluso para la sátira política y se ha adaptado una y otra vez a los tiempos. El éxito sin precedentes se debió no sólo a la nueva forma de presentación, sino también a la imagen atípica que Hoffmann utilizó en su historia para la época.[5]
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Parque temático del Struwwelpeter en Tabarz. |
Struwwelpeter fue más popular desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Hoy en día, fuera de los países de habla alemana, la obra no es muy conocida. En Alemania, sin embargo, las historias y los dibujos son icónicos y reconocibles al instante. Se han utilizado en la publicidad y en las campañas políticas, y Struwwelpeter es el nombre de un gran número de empresas alemanas. Esto no quiere decir que Struwwelpeter haya sido olvidado en el resto del mundo. Ha tenido un impacto duradero en la literatura infantil, especialmente en autores como Edward Gorey, Roald Dahl y Maurice Sendak.[25] y en diversas temáticas que involucran fábulas, cuentos con moraleja, castigos o espantos.[26]
Otras apariciones del libro o sus personajes incluyen:
La escritora británica Agatha Christie hace referencia a Pedro Melenas en su novela Curtain: Poirot's Last Case (Telón, Collins Crime Club, 1975); el narrador de la historia, Arthur Hastings, describe así a otro personaje, Stephen Norton: "Tenía la costumbre de pasarse las manos por su pelo corto y gris, dejando sus puntas erizadas, como el Struwwelpeter".[27]
En la cuarta edición de la serie británica de detectives Van der Valk (basada en las novelas de Nicolas Freeling), titulada Doctor Hoffman’s Children (Los hijos del doctor Hoffman), el detective, interpretado por Barry Foster, resuelve una serie de asesinatos tras encontrar el libro en el dormitorio de su casa, cuando su mujer le cuenta La historia del Pequeño Chupadedo a su nieta. Todos los asesinatos se realizaron al estilo de los acontecimientos del libro.[28]
En la película de guerra basada en una historia real, Rescue Dawn (Rescate al amanecer), el aviador de la Armada de los Estados Unidos de origen alemán Dieter Dengler (interpretado por Christian Bale) tiene pintados a Roberto el Volador y su paraguas en el lateral de su avión.[29]
La serie estadounidense The Office hace referencia al libro en la segunda temporada, en el episodio 18: Take Your Daughter to Work Day (Día de llevar a tu hija al trabajo). Dwight Schrute (Rainn Wilson) lee a los niños La historia de El Pequeño Chupadedo, pero es interrumpido por un horrorizado Michael Scott (Steve Carell).[30]
Dentro de la octava temporada de la serie de animación estadounidense Padre de familia, en el noveno episodio: Business Guy, se parodió la Historia de El pequeño Chupadedo, en forma de un interludio típico de la serie, cuando Peter le dice a su esposa Lois que su actitud es "más deprimente que un cuento alemán para dormir".[31]
Una copia del libro con Pedro Melenas en la portada aparece en la película Woman in Gold (La dama de oro), cuando la protagonista, Maria Altmann (interpretada por Helen Mirren) recuerda su juventud en Viena durante la anexión de Austria a Alemania, en el período conocido como Anschluss.[32]
En el tercer episodio de la décima temporada de Doctor Who, Thin Ice (Hielo delgado), el Doctor (Peter Capaldi) lee parte de la historia de El pequeño Chupadedo a un grupo de infantes del Londres de 1814.[33]
El episodio 34 de la temporada 7 del programa alemán Neo Magazine Royale presentó un segmento llamado Dr. Böhmermanns Struwwelpeter (El Struwwelpeter del Dr. Böhmermann, en referencia al conductor del talk show). Con un formato de falso documental y un tono de comedia absurda, el director de una guardería infantil presenta el libro del Dr. Hoffmann a un grupo de padres de familia de diferentes estratos sociales, los cuales tienen diversas reacciones a las historias, las cuales se recrean, imaginadas en la época actual.[34]
En la novela de Ben Schott, Jeeves and the Leap of Faith (Jeeves y el salto de fe), basada en las historias de Jeeves & Wooster de P.G. Wodehouse, Bertie Wooster se sorprende al descubrir que a su ayudante de cámara, Jeeves, le leyeron Der Struwwelpeter de niño, en lugar de Winnie-the-Pooh.[35]
Heinrich Hoffmann era psicólogo y, como tal, estaba convencido de que "no sirve de nada limitarse a simplemente, decirle a los niños que sean buenos". Por lo tanto, ilustró las consecuencias de desobedecer las reglas de una manera muy drástica. Por ello, con el paso del tiempo, sus relatos fueron mal vistos como "pedagogía negra", y algunos académicos expresaron su preocupación por los "potenciales" daños psicológicos a largo plazo (como el reforzamiento de ansiedades o agresiones preexistentes) a los jóvenes lectores.[36] Sin embargo, hoy en día esta valoración se ha relajado. Mientras tanto, Struwwelpeter se ve más bien desde la perspectiva de su época, en la que se consideraba definitivamente progresista.
Al respecto, Linda Schmitz, la curadora de una exposición sobre la influencia cultural de este libro, en una entrevista con el portal de Deutsche Welle, declaraba: "Todo es caricaturesco, pero por supuesto también se trataba de provocar un cambio de comportamiento. Así que para dejarlo claro a los niños: Esto es lo que puede ocurrir si se juega con fuego. Hoffmann no quería asustar a los niños sin sentido, sino sólo advertirles sin rodeos de los peligros de la vida cotidiana. Los personajes se siguen utilizando hoy en día para caricaturizar y representar a la sociedad".[5]
El autor, Heinrich Hoffmann, trabajó como médico general y posteriormente como psiquiatra. En tiempos más recientes, el Struwwelpeter ha sido referenciado por la psicología clínica y la psiquiatría de los niños y adolescentes. En este contexto, se ha interpretado que algunas de las historias describen hábitos de los chicos que pueden ser, en formas extremas, signos de algunos trastornos mentales.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se denomina coloquialmente como el síndrome de Zappel-Philip (síndrome de Felipe Berrinches)[37] y se ha reportado que ésta probablemente sea la primera mención escrita del TDAH por un profesional de la medicina.[38] Por otro lado, Hanns-Guck-in-die-Luft (Juan Babieca) se lee a veces como un contratipo soñador, a veces también descrito como "träumerle" (ensoñación excesiva), y por lo tanto representa un trastorno de atención sin hiperactividad, pero con una atención claramente reducida. En cambio, Bösen Friederich (Federico el Cruel) puede considerarse un ejemplo de desorden del comportamiento social; por su parte, la chica de Paulina y los Cerillos manifiesta signos de piromanía y Gaspar el Melindroso se puede considerar un ejemplo de trastorno de alimentación selectiva, o en un caso extremo, anorexia nerviosa.[39][40]
Inclusive, el llamado síndrome del cabello impeinable (que en este caso tiene un origen genético) también se suele llamar síndrome de Struwwelpeter, por el famoso personaje Pedro Melenas.[41]
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