El único término usado por Cervantes y todos los demás escritores del Siglo de Oro, sin excepción alguna, fue libro de caballerías.[1]
El término anticuado incomoda hoy; «llamarle libro es no decir nada». Pero el término «libro», arcaizante incluso entonces (y los libros de caballerías están repletos de arcaísmos de toda clase), recordando el liber del latín medieval, denomina una obra completa, una obra de consulta, una obra fidedigna. Y aquí otra parte del embuste de los escritores: sus obras eran históricas, llenas de cosas que realmente pasaron.[2]
Y no son «historias»[3] de un caballero, ni de la caballería, que es una agrupación militar, sino de caballerías: los hechos famosos de los caballeros del libro.
Según la terminología moderna son ejemplos de un tipo de novela.
El término «libros de caballería» es un barbarismo que no debe usarse nunca. Se trata de una errata (tomo XL de la Biblioteca de Autores Españoles) que ha tenido fortuna.[4]
Sus características esenciales son:
Estructura abierta y episódica
Aunque se trata de un género muy cerrado, por cuanto que responde al modelo marcado por el Amadís de Gaula de Rodríguez de Montalvo, las narraciones presentan una estructura abierta de carácter episódico: las aventuras pueden prolongarse indefinidamente, y cada obra termina anunciando nuevas aventuras a cargo de los descendientes del héroe. Esto hace que siempre sean posibles las continuaciones siguiendo la pauta ya marcada por Rodríguez de Montalvo al continuar con las Sergas de Esplandián las aventuras de su padre Amadís. En este sentido es importante la amplificatio o amplificación, tanto cualitativa o exageratio (cada héroe tiene que superar las hazañas de sus predecesores) como cuantitativa (o dilatatio): la narración se dilata mediante el relato de las aventuras de otros personajes, hermanos o compañeros del héroe principal, utilizando para ello la técnica del entrelazamiento (entrelacement), heredada de la narrativa artúrica.
Búsqueda de honra, valor, aventura a través de diferentes pruebas
Es una estructura episódica donde el héroe pasa por distintas pruebas (como, por ejemplo, el paso del "Arco de los fieles amadores" en el Amadís) para merecer a su dama, desencantar a un palacio, o conseguir alguna honra reservada para el mejor caballero de su tiempo. Casi siempre la motivación principal del caballero es la fama y el amor.
Idealización del amor del caballero por su dama
Amor cortesano, servicio de la dama, idolatría masoquista; relaciones sexuales fuera del matrimonio con hijos ilegítimos, pero que siempre terminan por casarse.
Heroísmo
Valor personal ganado por hechos de armas; combate individual para conseguir la fama; el valor superior implica moralidad superior, excepto jayanes (soberbios); torneos, ordalías, duelos, batallas con monstruos y gigantes.
Nacimiento extraordinario del héroe
Hijo ilegítimo de padres nobles desconocidos, muchas veces reyes; tiene que hacerse héroe, ganar fama y merecer su nombre; muchas veces tiene espada mágica u otros poderes sobrehumanos, y goza de la ayuda de algún mago o hechicero amigo.
Ideal cristiano de una Guerra Sagrada contra los turcos
Viajes a nuevas tierras; monstruos como el Endriago, gigantes, pueblos paganos con ritos extraños; barcos encantados que pueden navegar distancias enormes en una hora; palacios mágicos, lagos encantados, selvas misteriosas.
Tiempos históricos remotos, míticos
Sin referencias a circunstancias históricas sociales contemporáneas.
Los libros se presentan como traducidos de originales escritos en griego, alemán, inglés, toscano, árabe u otras lenguas, o como "manuscritos encontrados" después de largo tiempo ocultos o enterrados.
Los sesenta y tres libros de caballerías, de los cuales hubo numerosas ediciones y traducciones, se suelen clasificar, a partir de eruditos del sigloXIXd.C., en pertenecientes a ciclos o sueltos. Los ciclos principales, que pueden contener otros subciclos, son los siguientes:
Ciclo de Amadís de Gaula.
Ciclo de Belianís de Grecia.
Ciclo de Clarián de Landanís.
Ciclo de la Demanda del Santo Grial.
Ciclo de Espejo de caballerías.
Ciclo de Espejo de príncipes y caballeros o El caballero del Febo.
Otros ciclos populares fueron los de Clarián de Landanís, del que se conservan cinco libros impresos, aunque aparentemente fueron siete; y el del Espejo de Príncipes y Caballeros o El Caballero del Febo, del que subsisten cuatro libros impresos y dos manuscritos.
Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadís de Gaula. (La primera edición conocida es de Zaragoza, Jorge Coci, 1508, pero hay indicios de que hubo una anterior, quizá de Sevilla, hacia 1496)
Ruy Páez de Ribera, El sexto libro del [...] rey Amadís de Gaula [...] [y] Florisando [...] príncipe de Cantaría su sobrino fijo del rey don Florestán. (Salamanca: Juan de Porras, 1510)
Jerónimo López, Clarián de Landanís (libro II, Floramante de Colonia) (Edición perdida, impresa entre 1518 y 1524; la única edición conservada es de 1552).
Álvaro de Castro, El segundo libro del muy valiente y esforçado cavallero don Clarián de Landanís (Libro segundo de la Parte I) (Toledo: Juan de Villaquirán, 1522)
Libro del noble y esforçado cavallero Renaldos de Montalbán. (Toledo: Juan de Villaquirán, 1523)
Jerónimo López, Clarián de Landanís (Libro III, El Caballero de la Triste Figura) (Toledo: Juan de Villaquirán, 1524)
¿Fernando Bernal?, Reymundo de Grecia. Libro tercero de la historia del rey Floriseo. (Salamanca: Alfonso de Porras y Lorenzo Liondedei, 1524)
Juan Díaz, Lisuarte de Grecia, El octavo libro de Amadís que trata de las extrañas aventuras y grandes proezas de su nieto Lisuarte y de la muerte del ínclito rey Amadís. (Sevilla: Juan y Jacobo Cromberger, 1526)
Primer libro de don Polindo. Historia del invencible cavallero don Polindo, hijo del rey Paciano rey de Numidia & de las maravillosas fazañas y estrañas aventuras que andando por el mundo acabó por amores de la princesa Belisia, fija del rey Naupilio rey de Macedonia. (Toledo: Miguel de Eguía (?), 1526)
La demanda del Santo Grial con los maravillosos fechos de Lançarote y de Galaz su hijo. El primero libro. El baladro del famosíssimo profecta & nigromante Merlín con sus profecías. (Sevilla: 1535)
Jerónimo de Sampedro, Libro de Caballería Celestial del Pie de la Rosa Fragante (Amberes: Martín Nucio, 1554) (libro de caballerías alegórico o "a lo divino")
Jerónimo de San Pedro, Segunda parte de la Caballería Celestial de las Hojas de la Rosa Fragante (Valencia: Joan Mey Flandro, 1554)
Juan Cano López, Espejo de Príncipes y Caballeros (otra parte V y parte VI) (manuscrito, sigloXVIId.C.)
Los libros de caballerías fueron severamente censurados por teólogos y moralistas, que incluso intentaron combatir su popularidad mediante obras llamadas libros de caballerías «a lo divino», como la Caballería celestial, El caballero del sol y Mexiano de la Esperanza, que presentaban a los lectores alegorías morales con características del género caballeresco. Sin embargo, eran muy apreciados por diversas clases sociales, y entre los aficionados a su lectura estuvieron el emperador Carlos V, santa Teresa de Jesús y san Ignacio de Loyola, y sin duda, el propio Cervantes, que tenía con ellos una extraordinaria familiaridad.
Los libros de caballerías, que en los últimos decenios del sigloXVId.C. tuvieron un notable resurgimiento, perdieron gradualmente su popularidad, al extremo de que el Amadís de Gaula no volvió a ser impreso en España sino hasta 1837. La crítica del sigloXIXd.C. les fue en general hostil y los calificó de absurdos, tediosos e inverosímiles. Hoy, sin embargo, hay una corriente favorable a su estudio e interpretación, considerados de gran importancia para la comprensión del Quijote, y varios de ellos han sido publicados en ediciones anotadas.
El primer estudio general sobre los libros de caballerías españoles fue el Discurso preliminar de Pascual de Gayangos y Arce (1857), preliminar al primer tomo de Libros de caballerías en la Biblioteca de Autores Españoles, cuyo segundo tomo no llegó a publicarse. Se refirió también a los libros de caballerías portugueses. Gayangos dividió los libros de caballerías y las obras conexas con ellos en seis grandes clases: 1) libros de caballerías del ciclo bretón o ciclo artúrico, 2) libros de caballerías del ciclo carolingio, 3) libros pertenecientes al ciclo greco-asiático (que dividió en tres secciones: los Amadises o libros del ciclo de Amadís de Gaula y sus continuaciones, los Palmerines o libros del ciclo de Palmerín de Oliva y sus continuaciones, y los libros independientes de los ciclos anteriores), 3) Historias y novelas caballerescas (obras por lo general de corta extensión o cuya relación con el tema caballeresco es indirecta), 4) libros de caballerías a lo divino, como la Caballería celestial, El caballero del Sol y otras obras semejantes, 5) libros caballerescos fundados en asuntos históricos, principalmente españoles, y 6) traducciones e imitaciones del Orlando y otros poemas caballerescos en castellano.
Otro importante estudio sistemático del género, aunque menos conocido que el de Gayangos, fue el publicado en portugués en 1872 por el diplomático brasileño Francisco Adolfo de Varnhagen, barón de Porto Seguro, Da litteratura dos livros de cavallarias: estudo breve e consciencoso (Viena, Imprensa do Filho de Carlos Gerold). En inglés, la obra pionera sobre la materia fue la de Henry ThomasLas novelas de caballerías españolas y portuguesas (1920, publicada en español en 1952). En años recientes destacan los valiosos trabajos de Daniel Eisenberg, María Carmen Marín Pina, José Manuel Lucía Megías y muchos otros eruditos.
Eisenberg, Daniel (1975). «Un barbarismo: libros de caballería». Thesaurus30. pp.340-341.
Bonilla y San Martín, Adolfo, ed. (1908). Libros de caballerías. Nueva biblioteca de autores españoles. Hispanic culture series. Bailly-Bailliére é hijos.