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profesional de la psicología De Wikipedia, la enciclopedia libre
Los términos psicólogo y sicólogo[1] (en femenino, psicóloga y sicóloga, respectivamente) se aplican al profesional que se dedica a ejercer la psicología. Se trata de un especialista de la salud mental que, por esa razón, se interesa en estudiar y entender el comportamiento (o la conducta, según el punto de vista de otras terminologías).
Académicamente, puede optar por especializarse en una o más áreas de su carrera, de modo tal que puede llegar a especializarse en psicología clínica (si trabaja en terapia y en el tratamiento en la salud mental o emocional), psicología conductual o conductista o del comportamiento (si se interesa en el estudio del comportamiento desde el punto de vista del conductismo y de las corrientes derivadas, como la terapia cognitivo-conductual), psicología industrial o psicología del trabajo o psicología laboral o psicología de las organizaciones (si se interesa en la capacitación para el trabajo y en la selección de personal), psicología social (si aborda los procesos sociales, el estudio de los grupos, la influencia o importancia de lo social sobre el comportamiento y las actitudes del individuo), psicología educativa (la educación, la infancia, la escuela, los procesos de aprendizaje), neurociencias o psicofisiología (las bases neurofisiológicas o neurobiológicas del comportamiento), psicología forense, psicólogo comunitario y otras más. [2][3]
Los títulos de grado en psicología especifican las competencias adquiridas. En el caso de licenciados en psicología, el llamado suplemento europeo para títulos (que recibe cada licenciado para mostrar sus competencias fuera de España) especifica lo siguiente:
“Esta titulación capacita para el abordaje científico del comportamiento humano, el análisis de los procesos y relaciones en los grupos sociales y el diseño y realización de actividades de orientación, diagnóstico, prevención e intervención relacionadas con trastornos comportamentales y comportamientos que influyan en la salud”.
Es necesario matizar que un psicólogo es tal cuando está en posesión de un título universitario acreditativo; en España, ese título procede de la licenciatura en psicología o del grado en psicología, solo impartidos en universidades. Por ello, no debe confundirse con otras profesiones o titulaciones que, aunque pueda parecer que ejercen competencias similares, son muy distintas. Estas son:
Por tanto, aunque sean muchas las personas que intentan trabajar en el ámbito de la psicología clínica con fines lucrativos, es imprescindible hacer una distinción entre los que realmente se encuentran capacitados para ello (los psicólogos) y los que simplemente les emulan, en ocasiones satisfactoriamente, incluso sin poseer los conocimientos indispensables acreditados con la titulación universitaria.[cita requerida]
La legislación colombiana, mediante la Ley 1090 de 2006, estableció que es requisito indispensable para ejercer como psicólogo poseer la tarjeta profesional expedida por el Colegio Colombiano de Psicólogos, y esta entidad, a su vez, solo puede otorgarlo a quien demuestre mediante un título universitario su idoneidad para ejercer la profesión. Mediante la misma ley, se estableció al 20 de noviembre como el Día Nacional del Psicólogo.[4]
La actividad profesional del psicólogo en México, así como el ejercicio del resto de las profesiones en este país, se encuentra normado por la Secretaría de Educación Pública, a través de la Dirección General de Profesiones, que tiene la labor de autorizar y llevar el registro profesional en el país. En particular para el ejercicio de los servicios psicológicos en México, la Sociedad Mexicana de Psicología, participó en un estudio internacional que consistió en la recabación de información directamente de profesionales, científicos y académicos del ramo para consolidar una guía de principios y normas éticas para los servicios psicológicos en México con el nombre de Código ético del psicólogo, cuyo propósito es el de la regulación de los servicios psicológicos a nivel profesional, científico y académico. Así como la Sociedad Mexicana de Psicología, en el país existen otros organismos relacionados con la profesión, tales como el Consejo Mexicano de Psicología (Comepsi), y las facultades de las universidades públicas y privadas que imparten esta carrera, como la Universidad Nacional Autónoma de México, por medio de su Facultad de Psicología. Como en cualquier otro lugar del mundo, en México se ofrecen servicios psicológicos tanto presenciales como en línea con mucha más frecuencia que en el pasado. Por la contingencia sanitaria debida al COVID-19, es posible encontrar varios canales de apoyo psicológico a distancia, tales como el "Cuestionario para la atención de riesgos a la salud mental COVID-19" de la Secretaría de Salud, para el uso del público en general y del personal de salud, con la participación de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, y el Instituto Nacional de Psiquiatría "Ramón de la Fuente Muñiz".[cita requerida]
En México, el Día del Psicólogo se festeja el 20 de mayo desde 1998, cuando así lo estableció la Federación Nacional de Colegios, Sociedades y Asociaciones de Psicólogos de México, A.C.(Fenapsime), debido a que en este día, en 1937, se otorgó la primera licencia para ejercer esta profesión en este país,[5] independientemente de que desde 1924 ya se encontraba establecida como opción de doctorado.[cita requerida]
En cuanto a la cantidad de psicólogos por habitantes, se estima que, "(..) existen 12 psicólogos en México por cada 100 habitantes"[6] en este país.
La psicología es una disciplina compleja, con muchas maneras diferentes de observar e interpretar la mente y la conducta humana y de aplicar los conocimientos obtenidos. A medida que se ha ido desarrollando como disciplina científica y profesional, se ha producido también una creciente especialización, tanto en interés por la investigación como en términos de formación.[7]
Tras finalizar su formación universitaria fundamental, quien obtiene el título de psicología debe especializarse en una o varias de estas áreas concretas —aquellas que mejor se adapten a sus intereses y capacidades— para poder desarrollar eficazmente una actividad profesional productiva. Algunas de las ocupaciones profesionales del psicólogo con más tradición y población son las siguientes:[cita requerida]
La psicología experimental es, históricamente, la especialidad más antigua dentro de la psicología desde su nacimiento como ciencia a finales del siglo XIX (desde que, en 1879, Wilhelm Wundt fundó el primer laboratorio experimental). La labor primordial del psicólogo experimental comprende el desarrollo de habilidad y metodología para la investigación científica y la ampliación del conocimiento existente sobre los fenómenos psicológicos. Para ello, realizan investigaciones sobre todos los procesos psicológicos, desde los más básicos —como el aprendizaje, la memoria, la sensación, la percepción, la cognición, la motivación y la emoción— hasta los más complejos. La mayor parte de estas investigaciones se realizan en las universidades, aunque también se desarrollan en laboratorios privados.[cita requerida]
Es el profesional de la psicología especializado en el campo de la psicopatología (tradicionalmente también conocida como psicología anormal o psicología de la anormalidad), se interesa por el estudio de las irregularidades psíquicas y las conductas anormales, interpretando dichas anormalidades como desviaciones cuantitativas de la conducta normal, abarcando así desde las frecuentes divergencias de menor importancia a las grandes desviaciones de la normalidad que, aunque más excepcionales, suponen un problema de enorme importancia social.[cita requerida]
La tarea primordial del psicopatólogo consiste en proporcionar cuenta y razón descriptiva sistemática de todas las irregularidades de la conducta, cualquiera que pueda ser su grado de severidad, en clasificarlas y en tratar de explicar cómo aparecieron. Su tarea está, por tanto, más bien orientada hacia la teoría, centrada en la ampliación del conocimiento existente sobre las diversas afecciones mentales.[cita requerida]
El psicopatólogo puede optar por dos clases posibles de interpretación de dichas anormalidades:
A pesar de estas diferencias de interpretación, no se debe pensar en el estudio de la anormalidad psicológica como una visión dicotómica de la naturaleza del desequilibrio mental, sino más bien como un continuo que observa estas desviaciones de la normalidad en distintos niveles, siendo esperable que todas las anormalidades estudiadas queden sujetas a descripciones opcionales no conflictivas, algunas de las cuales harán hincapié en la psicogénesis y otras en la neurogénesis.[cita requerida]
Los psicólogos clínicos se interesan fundamentalmente en el diagnóstico, causa y tratamiento de los trastornos psicológicos, que fluctúan de leves a muy graves. Es decir, el psicólogo clínico hace de la personalidad y la conducta mal ajustadas su campo de estudio y, mediante el uso de procedimientos terapéuticos —principalmente las diversas modalidades de psicoterapia—, trata de cambiar su medio de manera que se restablezca su equilibrio psíquico. En esto se diferencia de la especialidad afín de la psicopatología, en su orientación más práctica. Además, la mayor parte de los psicólogos clínicos están formados para llevar a cabo investigaciones, retroalimentando, de esta manera, las teorías psicopatológicas sobre las que se apoyan. Es conveniente aclarar que los psicólogos clínicos no están autorizados para prescribir fármacos; no obstante, en algunos estados de los Estados Unidos han adquirido este derecho, solo después de realizar una formación de posgrado.[cita requerida]
Los psicólogos clínicos trabajan en hospitales para trastornos mentales, instituciones para discapacitados, clínicas de salud mental, prisiones y en la práctica privada. También son contratados por la Sanidad Pública, pasando necesariamente para ello por una oposición denominada PIR (Psicólogo Interno Residente) y que ofrece un número bastante reducido de plazas.[cita requerida]
Para la obtención del título de especialista en psicología clínica, en España es necesario haber obtenido el título PIR o acumular la experiencia y formación necesarias exigidas por el Ministerio de Sanidad. El Real Decreto 2490/1998, de 20 de noviembre, crea y regula el título oficial de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica.[8]Posteriormente, en la Orden SAS/1620/2009, de 2 de junio, se especifica el programa de formación de la especialidad de Psicología Clínica. Se define esta especialidad como una rama sanitaria de la Psicología y se especifica las competencias profesionales del especialista en Psicología Clínica.[9]
Estos psicólogos orientadores, al igual que los clínicos, efectúan —e interpretan— pruebas psicológicas, entrevistan y observan a aquellos que vienen a pedirles ayuda y les dan consejos prácticos para resolver el problema que les trajo inicialmente. Trabajan primordialmente con los problemas de adaptación que pueda sufrir la persona «normal». Debido a la naturaleza de esta orientación profesional, quienes acuden mayoritariamente al orientador psicológico son jóvenes que sufren problemas de adaptación educativa, vocacional o social, debido a lo cual en todo colegio y universidad existe un servicio de atención y orientación psicológica a disposición del estudiante.[cita requerida]
A diferencia de los psicólogos clínicos y de los psicopatólogos, estos psicólogos se interesan principalmente en los problemas «normales» de ajuste que la mayoría enfrentan en algún momento de la vida, como el estrés ocasionado por el trabajo, las disputas conyugales, los problemas de desarraigo y otros. Habitualmente, tanto los psicólogos clínicos como los consejeros reparten su tiempo entre atender a pacientes e investigar sobre las causas de los trastornos y desajustes psicológicos y la efectividad de diferentes tipos de psicoterapia y consejería.[cita requerida]
Entre las principales salidas profesionales de un psicólogo, pueden encontrarse las siguientes:
Es el profesional de la psicología que realiza su labor en línea (es decir, en internet, a través de la computadora o del celular), en videoconferencia.
La actividad profesional del psicólogo lleva consigo necesariamente implicaciones éticas, estando sometida, por tanto, a exigencias y obligaciones profesionales de carácter deontológico. Estas consideraciones morales son normalmente acordadas y divulgadas por los colegios profesionales de psicólogos. En el preámbulo de la Declaración sobre las Normas Éticas de la Profesión Psicológica, adoptadas por la Asociación Psicológica Estadounidense (APA), se señala que:
El psicólogo cree en la dignidad y en la valía del ser humano individualmente considerado. Queda comprometido a aumentar la comprensión que el hombre tiene de sí mismo y de los demás. Mientras prosigue esta empresa, procura el bienestar psicológico de cualquier persona que puede buscar sus servicios o de cualquier sujeto, humano o animal, que pueda ser objeto de su estudio. No emplea su posición ni sus relaciones profesionales para finalidades que no vayan de acuerdo con estos valores, ni debe permitir que ello suceda cuando sus propios servicios son empleados por otros. Si bien demanda para sí mismo la libertad de investigación y de comunicación, acepta también la responsabilidad que confiere esta libertad: de competencia, cuando la reclama; de objetividad, en el informe de sus hallazgos, y de consideración para los mejores intereses de sus colegas y su sociedad.
Algunas de las exigencias éticas más destacadas por los colegios profesionales de psicólogos de España son las siguientes:
La autoridad que debe salvaguardar el cumplimiento de esta deontología profesional en España es el llamado Colegio Profesional de Psicólogos. Esta institución es la encargada de intervenir en caso de que un profesional viole el código ético al que está atado la actividad psicológica profesional, además de tener ciertas obligaciones para con sus afiliados:
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