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Las protestas de Argelia de 2011 fueron una serie de protestas que tuvieron lugar en Argelia desde diciembre de 2010. Las causas citadas por los manifestantes son el desempleo, la falta de vivienda, la inflación en el precio de los alimentos, la corrupción, la falta de libertad de expresión y las pobres condiciones de vida.
Protestas de Argelia | ||
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Parte de Primavera Árabe | ||
El taller de Renault de Triolet cerca de Bab El Oued, incendiado en los disturbios. | ||
Contexto del acontecimiento | ||
Fecha | 28 de diciembre de 2010 - 10 de enero de 2012 | |
Sitio | Argelia | |
Impulsores | Pueblo argelino | |
Motivos | Malas condiciones de vida y falta de libertad y democracia. | |
Gobierno previo | ||
Gobernante | Abdelaziz Bouteflika | |
Forma de gobierno | República presidencial | |
En años anteriores, el pueblo argelino, sobre todo los jóvenes, habían realizado una serie de protestas y manifestaciones de menor escala, pero a partir de diciembre de 2010 las protestas y disturbios se generalizaron abarcando todo el territorio nacional, y provocando alarma en el gobierno ante el impacto en la prensa internacional y el temor de convertir a Argelia en una extensión de la Primavera Árabe que termine con un nuevo gobierno como ya había ocurrido en otros países.[1]
Los partidos de la oposición empezaron a organizar manifestaciones multitudinarias sin permiso gubernamental que fueron sofocadas en gran parte por la ilegalización de las mismas, para lo cual el gobierno utilizó la declaración del Estado de Emergencia, a lo que se acompañaron medidas económicas que implicaban la bajada de precios de los alimentos de primera necesidad, sin embargo las reivindicaciones del pueblo argelino tomaron un carácter individual mediante inmolaciones que se sucedieron como un cuentagotas de duras e impactantes noticias diarias, dichas inmolaciones en su mayoría se realizaron frente a edificios del gobierno, ya que la protesta se centraba en las actitudes gubernamentales de tipo dictatorial.
La actualidad socio-política de Argelia no puede entenderse sin rememorar su historia, comenzando por una colonización francesa desde 1830 a 1962 y una cruenta guerra de independencia que duró 8 años y donde murieron algo más de un millón de argelinos, a la que sigue la creación de la República Argelina Democrática y Popular, que se inicia con una Constitución con tintes socialista y de partido único, el Frente de Liberación Nacional, luego sobreviene un largo periplo de gobiernos presidencialistas autoritarios, golpes de estado gestados por militares, y en medio de tal crisis política, una guerra civil y la denominada Primavera Argelina de 1988. Este tránsito de la República Argelina, debido a la falta de libertades de todo tipo y a una pésima gestión socio-económica por parte del estado, ha mantenido al pueblo argelino entre períodos de represión, sumisión y levantamientos sociales.
La realidad argelina es la de una democracia de fachada, ya que nunca ha alcanzado siquiera el estatus de una democracia procesal; que ni siquiera tuvo un cambio real con la denominada Primavera Argelina producto de las revueltas populares del mes de octubre de 1988, como en todos los levantamientos protagonizados por el pueblo argelino, la esperanza de cambio se diluyó rápidamente. Es así que se podría definir la situación de Argelia como una colonización política organizada por sus propios compatriotas aposentados en el poder.
Argelia desde su independencia se ha convertido en un feudo constante de la gerontocracia, incluso el multipartidismo no trajo más que más de lo mismo, y es que la conexión de las viejas facciones del Frente de Liberación Nacional con las Fuerzas Armadas siempre han dado al traste con las propuestas de cambio y mejoras políticas para un pueblo que ansía la libertad y los derechos que solo logran ver en el extranjero por televisión.
El 3 de enero se han organizado varias protestas por toda Argelia, debido al alza de los precios de los productos básicos, resultando así la muerte de 3 personas y 400 heridos según Daho Ould Kablia, ministro del Interior argelino. Además, según el balance oficial, unos 320 policías y cerca de un centenar de manifestantes han resultado heridos en los enfrentamientos registrados desde que el martes comenzaran los disturbios en Orán, capital del oeste argelino. En la jornada de hoy, reinó una calma precaria en la práctica totalidad de las regiones de Argelia escenario de disturbios, a excepción de algunas localidades en la Cabilia y en la provincia de Annaba, en el este del país, donde continuaron los problemas. La televisión estatal difunde imágenes de desolación, de escuelas y centros culturales totalmente destruidos por el fuego, de vehículos quemados y de comercios objeto de pillajes. Las protestas y manifestaciones que comenzaron como una pacífica forma de reivindicación del pueblo argelino ante la escalada de precios de los alimentos de primera necesidad, se han ido transformado en extensos actos de vandalismo y asalto de comercios, por el nulo compromiso por parte del gobierno para mejorar las condiciones económicas que viven los argelinos.[2] Si bien reconoció que el poder adquisitivo de la población ha pasado una dura prueba y que los últimos aumentos de los precios de los productos básicos son "injustificados e inaceptables", el ministro de Interior calificó de "criminales" los actos de sabotaje y saqueo. Anunció que las investigaciones al respecto están curso y que los autores de estos hechos que sean pillados en flagrante delito o filmados por cámaras de seguridad serán castigados por la ley. Por otra parte, hoy se reunió un consejo interministerial, encabezado por el jefe del Gobierno Ahmed Ouyahia, que adoptó diferentes medidas con objeto de frenar el alza de los precios.
El gobierno de Argelia históricamente ha demostrado una nula sensibilidad ante la situación socio-económica del pueblo argelino, permitiendo esta vez el alza indiscriminada de los precios de productos de primera necesidad, sobre todo el aceite y el azúcar; y paralelamente ha demostrado no tener capacidad estructural para controlar las manifestaciones y la transformación de estas en justificación de pillaje, sabotajes y ataques a la propiedad privada.
Además es un absurdo económico que un estado que cuenta con una riqueza natural en su subsuelo que incluye gas, petróleo, fosfatos, hierro, zinc, plata y cobre, no haya revertido dicha riqueza en una mejora del sistema productivo del país; que todo ese potencial no haya sido utilizado para configurar un tejido macroeconómico que haya convertido a Argelia en un país elaborador de productos terminados y no solo un país productor de materias primas.[3]
Argelia a pesar de la enorme riqueza sobre la que está asentada, tiene serios problemas estructurales en su economía interior, pues existe una gran inestabilidad en los ingresos familiares, principalmente porque hay un alto índice de paro entre los jóvenes (21% - duplica la media nacional), y esto es muy serio, pues la mayor parte de su población son jóvenes. Además en un país de amplia extensión desértica, solo un 14% de la población se dedica a la agricultura, con el consiguiente encarecimiento de dichos productos. La realidad es que hay mucha riqueza pero en manos del gobierno de turno, muy pocas manos y sobre todo que por corrupción o negligencia beneficia a muy pocos argelinos.
El 23 de enero una tentativa de manifestación en favor de la democracia, impedida por la policía por no estar autorizada, dejó varios heridos en pleno centro de Argel, 19 según la policía y 42 según la oposición que organizó el movimiento. Said Sadi, presidente de la Reunión por la Cultura y la Democracia (RCD) organizador de la manifestación, indicó que "hubo 42 heridos, dos de ellos graves, todos hospitalizados, y numerosos arrestos" delante de la sede de su partido donde sus partidarios se habían dado cita antes de una marcha prevista hasta el Parlamento, informó AFP. Según el ministerio del Interior, 19 personas quedaron heridas, 11 de ellas manifestantes y transeúntes, y ocho policías, dos de los cuales están en estado grave, precisó en un comunicado publicado por la agencia de noticias APS. Algunos manifestantes, enarbolando banderas argelinas y también de la Túnez vecina, donde hace una semana la población derrocó la dictadura de 23 años, gritaban: "Estado asesino, Argelia libre, Argelia democrática". Unas 300 personas quedaron bloqueadas por cientos de policías armados de garrotes, escudos y gases lacrimógenos, delante de la sede del RCD.
La Primavera Árabe, se dio de forma diversa en los diferentes países del norte de África, y en el caso de Argelia, esta sufrió los alzamiento del pueblo por motivos internos diferenciados de sus vecinos, aunque ese fervor de sus vecinos en acontecimientos similares, le brindó a la oposición la fuerza necesaria para plantear un camino similar al de Túnez, en su objetivo de derrocar el gobierno argelino.[4]
El Ministerio de Asuntos Religiosos respondió a esta ola de auto-inmolaciones, dedicando los sermones del viernes 21 de enero al advertencias de la paciencia y los recordatorios de que el suicidio está prohibido en el islam.[17] Sin embargo, algunos casos siguieron recibiendo informes de los próximos días:
Se evidencia en todos los casos de inmolaciones que existe un último detonante que trastorna definitivamente el apego social y la voluntad de seguir soportando toda una serie de carencias políticas, sociales y económicas por parte de los individuos; reconociendo el pueblo la responsabilidad de dichas falencias en el gobierno actual de Argelia.
Grupos opositores de Argelia dijeron que seguirían adelante con protestas planeadas para la próxima semana, pese a promesas del presidente de cumplir con algunas de sus demandas y permitir más libertades políticas. El presidente Abdelaziz Bouteflika, dispuesto a evitar que los levantamientos en Egipto y Túnez se propaguen a su país exportador de energía, dijo el jueves que daría tiempo a la oposición para que aparezca en televisión y que pronto levantaría un estado de emergencia que lleva 19 años.[20] "Creo que vamos a marchar ya que las nuevas medidas de Bouteflika no nos convencen", dijo Rachid Malawi, presidente de la Unión Independiente de Empleados Públicos y uno de los organizadores de la protesta. "Yo no creo que este Gobierno sea serio sobre la implementación de la democracia en Argelia", indicó a Reuters. Es evidente que un estado de excepción de 19 años, no es una democracia, sino una dictadura largamente prolongada. Una coalición de grupos de la sociedad civil, pequeños sindicatos y algunos partidos de la oposición planean marchar como protesta en la capital el 12 de febrero para demandar un cambio de Gobierno y reformas que incluyen el levantamiento de los poderes de emergencia. La protesta no está respaldada por los principales sindicatos de Argelia o las mayores fuerzas opositoras: el partido FFS y agrupaciones islámicas que fueron prohibidas a principios de la década de 1990, pero aún tienen cierta influencia. Funcionarios dijeron que no se otorgará permiso para realizar una marcha por razones de orden público, posiblemente fijando el escenario para que se establezcan enfrentamientos con la policía antidisturbios. Autoridades han dicho que los manifestantes pueden realizar una protesta en una sede designada. "Vamos a marchar debido a que Bouteflika no aceptará nuestra demanda de levantar el estado de emergencia sin condiciones", dijo Mohsen Belabes, un portavoz del partido de la oposición RCD.
La marcha prevista para el próximo 12 de febrero en la capital Argel para exigir el levantamiento del estado de excepción y de las restricciones sobre las libertades se mantiene a pesar de la prohibición, anunciaron hoy sus organizadores. En el transcurso de una reunión celebrada hoy en Argel, la Coordinadora para el Cambio y la Democracia (CNCD) que agrupa a dos partidos de la oposición así como a algunas asociaciones ha afirmado que, en cualquier caso, la manifestación tendrá lugar. Los organizadores presentaron a mitad de esta semana una demanda ante la administración para que autorizase esta marcha pero hasta ahora no han recibido respuesta. No obstante, el presidente Abdelaziz Bouteflika recordó que las manifestaciones y las aglomeraciones en las calles están prohibidas por "consideraciones de orden público". Además del jefe del Estado, el ministro del Interior, Daho Ould Kablia y el vice-primer ministro, Yazid Zerhoyuni, recordaron asimismo que las manifestaciones en Argel están prohibidas por "temor a los riesgos de descontrol".
Esgrimir el orden público como justificación para refrenar las manifestaciones, demuestra la falta de ideas y de convicción del gobierno de Boteflika, que no logra contener el levantamiento de un pueblo que tras perder sus más elementales libertadas políticas, ha terminado perdiendo la capacidad económica para alimentarse, y si hay algo peligroso para un gobierno es un pueblo al que ya no le queda nada por perder.
La frase “Cuando a un pueblo le quitan todo, también le quitan el miedo” define perfectamente la corriente de insurrecciones ante el poder estatal del pueblo argelino, se han cansado de promesas y esperanzas que siempre vienen pero nunca llegan. La Primavera Árabe se inició en Argelia en 1988, se reeditó en 2011 y volverá a reactivarse, cada vez con más fuerza, porque Argelia es una nación con una sociedad muy joven, y la paciencia nunca ha sido una virtud de la juventud, que seguirán buscando la libertad, los derechos, las oportunidades y la paz que entienden se merecen.
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