Neurodiversidad
diversidad o divergencia en el ámbito de la salud mental De Wikipedia, la enciclopedia libre
diversidad o divergencia en el ámbito de la salud mental De Wikipedia, la enciclopedia libre
La neurodiversidad es un marco paradigmático que afirma que las diferencias de pensamiento, sentimiento y comportamiento como autismo, el TDAH, dislexia o dispraxia no deben considerarse «trastornos mentales» con «déficits» inherentes, sino expresiones de la diversidad humana que hay que valorar y apoyar[1], análoga a otras características discriminadas como el sexo, la etnia o la orientación sexual.[2]
El paradigma de la neurodiversidad es similar, pero no igual, al modelo social de la discapacidad, que considera que las discapacidades se deben principalmente a un desajuste entre el individuo y su entorno.[3]Se opone al capacitismo, que se refiere a la discriminación de las personas con discapacidad.[4]Se argumenta que los supuestos normativos sobre el funcionamiento y la independencia son culturalmente relativos e históricamente contingentes.[5][6]
El término «neurodiversidad» se refiere a la diversidad de las mentes humanas en general, mientras que el término «neurodivergente» (acuñado por Kassiane Asasumasu en 2000) se refiere a un individuo cuya arquitectura neurológica no se alinea con lo que la sociedad considera la forma «estándar» de pensar, sentir o comportarseque, en contraste con los «neurotípicos» que representan la mayoría.[7]
A menudo se asume que el término «neurodiversidad» fue acuñado por la socióloga autraliana Judy Singer en 1998.[8]Otras descripciones afirman que fue utilizado públicamente por primera vez por el periodista Harvey Blume en 1997, quien se refirió a las comunidades autistas en línea sobre el origen del término.[9]
Se considera que Jim Sinclair sentó las bases del movimiento por la neurodiversidad con su discurso de 1993 «Don't Mourn For Us» («No lloréis por nosotros»), en el que pedía a los padres de niños autistas que no se entristecieran por el autismo de sus hijos, sino que lo aceptaran como parte de su personalidad, tras lo cual surgió un movimiento por los derechos de los autistas en las comunidades online.[10]
El paradigma de la neurodiversidad requiere el uso de un lenguaje repetuoso y anti-capacitista, por ejemplo[4]:
El movimiento de la neurodiversidad pretende sustituir el modelo patológico/médico que desea «curar» a las personas con discapacidad por un marco de discapacidad neutral y no patologizante que siga permitiendo a los autistas acceder a los apoyos necesarios, que varían mucho de una persona a otra.[11]
Mientras que otros movimientos por los derechos de los discapacitados se oponen a la selección prenatal para eliminar del acervo genético a las personas con discapacidad, el movimiento por la neurodiversidad extiende esta crítica a las intervenciones en personas vivas[12]. Exige un cambio de paradigma hacia intervenciones que afirmen la neurodiversidad[13]. Por ejemplo, señalan que ocultar los rasgos autistas («enmascaramiento») se asocia a mayores índices de problemas de salud mental como ansiedad y depresión[14], y piden que se acepte la identidad autista de la persona en lugar de intentar que parezca más «normal»[15].
Otro objetivo principal del movimiento de la neurodiversidad es eliminar las barreras (en aspectos sociales, comunicativos, conductuales y sensoriales) y aumentar la aceptación de los autistas, por ejemplo en la educación[16][17], el empleo[18] y el sistema sanitario[19]. Hay personas y organizaciones que adoptan ciertas terminologías del paradigma de la neurodiversidad sin introducir cambios sustanciales en su forma de ver y tratar a los autistas, lo que ha sido criticado como «neurodiversidad lite».[20]
La cuestión de si el autismo y otras características actualmente patologizadas deben considerarse «trastornos» o unas expresiones de la neurodiversidad neutras ha suscitado una gran controversia entre autistas, sus familias e investigadores.[21][22]Actualmente, está teniendo lugar un cambio de paradigma.[23][24]Un número creciente de científicos, profesionales, organizaciones y autoridades de salud pública ha empezado a adoptar el paradigma de la neurodiversidad, considerando el autismo como algo neutro o positivo.[25][26][27]Otros todavía trabajan desde la perspectiva de que el autismo es un «trastorno».[25]
Los argumentos principales de proponentes de considerar el autismo (y otros características neurológicas) una forma de neurodiversidad en lugar de «trastornos» o «enfermedades» son los siguientes:
Quienes se oponen al punto de vista de la neurodiversidad piensan que el autismo debe considerarse un «trastorno» porque ven las dificultades de los autistas (por ejemplo, el comportamiento) como déficits individuales que son intrínsicamente negativos.[44]Algunos consideran que el movimiento de la neurodiversidad no es representativo de todas las personas neurodivergentes, especialmente de los autistas que no pueden expresar por sí mismos su opinión sobre el tema que suelen tener mayores necesidades de apoyo.[45]Partidarios del paradigma de la neurodiversidad han defendido que ciertos aspectos como las conductas autolesivas (ocurren en algunos autistas), la ansiedad o la comunicación funcional (ya sea verbal o a través de otros medios de comunicación) son objetivos de intervención adecuados incluso cuando el autismo no se considera un «trastorno»[46][47][48]. También aclaran que ver el autismo como algo neutro no significa que los autistas no sean discapacitados, sino que la mayor parte de la discapacidad se debe a un entorno no adaptado[3][49] y que no tener ciertas capacidades o necesitar apoyo no es en sí algo malo, porque las nociones de «funcionamiento normal» e «independencia» son relativas a las opiniones de la sociedad dentro de un contexto cultural e histórico específico.[5][6]
Seamless Wikipedia browsing. On steroids.