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estilo musical tradicional de Sudamérica De Wikipedia, la enciclopedia libre
La música andina es un término que se refiere a los diversos manifestaciones artístico-musicales producidas en la sierra de los países andinos del Pacífico de América del Sur: Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.[1] La música andina tiene sus orígenes en la música de los quechuas, aimaras y otros pueblos de los Andes. Este término se utiliza a menudo como sinónimo del estilo musical típico del Altiplano de los Andes centrales y regiones vecinas. Este estilo se caracteriza por melodías a la vez alegres y nostálgicas, y es interpretado con flautas de caña, de pan y rectas normalmente acompañadas de charango y bombo.
Música andina | ||
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Orígenes musicales | Ritmos musicales prehispánicos | |
Orígenes culturales | Civilizaciones andinas | |
Aunque en principio, el calificativo andino refiere a un espacio geográfico determinado por su topografía, la diversidad lingüística, territorial y nacional existente[1][2] en los países andinos hace imposible definir un estilo musical homogéneo para toda la región. Por lo tanto, la expresión "música andina" es un término que engloba todos los estilos y formaciones instrumentales que se manifiestan en la región andina.[2]
En las regiones andinas del antiguo Imperio inca los instrumentos más característicos son las flautas de caña, de pan y rectas normalmente acompañadas de charango y bombo.
El grupo de las flautas de pan incluye el siku (o zampoña) y la antara. Estos son instrumentos indígenas antiguos que varían en tamaño, afinación y estilo. Los instrumentos de este grupo están construidos con cañas acuáticas que se encuentran en muchos lagos de la región andina de América del Sur. El sikú tiene dos hileras de bastones y se afinan en escalas pentatónicas o diatónicas. Algunas flautas de pan modernas de una sola fila modeladas a partir de la antara son capaces de tocar escalas completas, mientras que los sikús tradicionales se tocan usando dos filas de bastones atados. Todavía es común que dos intérpretes compartan una melodía mientras tocan el estilo más grande de sikú llamado toyo. Este estilo de sonorización con notas intercaladas entre dos músicos se llama tocar en hoquetus y todavía se usa hoy en día en muchos de los huainos tradicionales y en la música andina contemporánea.
Las quenas siguen siendo populares y se fabrican tradicionalmente con las mismas cañas que los sikus, aunque a veces se utilizan tubos de PVC debido a su resistencia al calor, el frío y la humedad. Generalmente, las quenas se tocan solo durante la estación seca, mientras que las flautas verticales, ya sean pinquillos o tarkas, se tocan durante la estación húmeda. Las tarkas se construyen a partir de fuentes locales de madera dura andina. Las bandas de música dominadas por tambores y zampoñas son comunes hoy en día y se utilizan para celebrar bodas, carnavales y otras festividades.
La llegada de los españoles en el siglo XVI trajo instrumentos de cuerda, lo que llevó a los indígenas a inventar el charango, un instrumento de cuerda similar a un pequeño laúd con un sonido cristalino, cuya caja de resonancia era hecha de caparazón de armadillo, pero actualmente hecho de variedades locales de madera. A la familia de los charangos pertenece un instrumento más grande y de sonido más ronrón llamado ronroco similar a la mandolina. También se introdujeron violines en la música andina, así como otros instrumentos de origen europeo como la guitarra o el acordeón, así como instrumentos de metal para bandas de vientos.
En otras regiones andinas la instrumentación varía. Colombia posee su propio estilo de música andina basado en palos de lluvia o palos de agua e instrumentos de cuerda: el requinto, la guitarra, el tiple y la bandola andina colombiana. La música regional andina en Venezuela está caracterizada por una fuerte presencia de instrumentos de cuerda. Los instrumentos predominantes en las zonas andinas de este país son: el violín, el cuatro, el tiple, la guitarra, el bandolín tachirense y la mandolina. Estos instrumentos suelen ser acompañados por instrumentos de percusión: maracas y el güiro.
La articulación de influencias andinas y criollas propició la sistematización de conjuntos folklóricos a partir de 1950, formados por cuarteto de guitarras y bombo, acompañando el canto a dos o tres voces (Los Chalchaleros, Los Fronterizos), ya ampliamente difundida esta instrumentación hacia 1960, se incorpora la quena y el charango, especialmente en las zonas de Argentina, Chile y Bolivia (Los Incas, Los Calchakis, Quilapayún, Inti-illimani, Los Jaivas, Illapu, Los Chasquis).[2]
La música del altiplano andino gozó de fama mundial en los años 60 y 70, pero años previos Yma Sumac difundió para la música andina con su voz, en sus inicios en el Perú y en sus giras en Suramérica conformó un marco musical andino, contando también en su grupo con el charanguista boliviano Mauro Núñez. Luego grupos musicales asentados o creados en Europa, principalmente argentinos difundirían música recopilada del altiplano andino, pasando prontamente con éxito a una frenética etapa de composición y creación, siendo también imitados por otros latinoamericanos, inclusive ciudadanos franceses, italianos, suizos, etc. que formaban grupos de música andina, expandiendo más aún su fama.
Para 1965, el grupo Los Jairasse formaba en La Paz, Bolivia;[3] el cuarteto fusionó sonidos nativos en formas adaptadas para los criollos urbanos y la clase media. Un miembro de Los Jairas, Gilbert Favre (un flautista suizo-francés) había sido previamente conocido de los Parra (Ángel, Isabel y su madre Violeta) en París. Los Parra finalmente comenzaron a promover la música indígena en Santiago de Chile. El influjo político generado por la revolución cubana en la región daba paso ahora al movimiento de cantautores de protesta, tales como los chilenos Víctor Jara, Quilapayún o Inti-Illimani, popularizándose en la escena folk mundial e influyendo a músicos de otras latitudes como Simon and Garfunkel. Ejemplos de ello son la melodía de la canción The Sounds of Silence y, sobre todo, la versión El cóndor pasa, compuesta por el peruano Daniel Alomía Robles que fuera difundida inicialmente por músicos argentinos en Europa (Urubamba), siendo luego popularizada mundialmente por Paul Simon.[4]
Hoy la música andina, tras su reconocimiento y difusión dentro y fuera de sus fronteras, fue y sigue siendo reivindicada por artistas de Argentina: (Urubamba), (The Inkas), (Calchaquis), (Jaime Torres), (Mercedes Sosa), (Inti Marka), (Raíces Incas), (Chijra), (Uña Ramos), (Los Nocheros), (Los Huayra) etc. Bolivia: Los Jairas, Wara, Los Kjarkas, Savia Andina, Proyección, Amaru, Tupay, Ayra, Kala Marka, Alaxpacha, Awatiñas, Ruphay, Jach'a Mallku, Los Masis, etc; de Perú: Raúl García Zárate, Kaphia, Hnos Gaitán, Alborada, Max Castro, William Luna, Inka Son, Pelo D'Ambrosio, Wayanay, Arpay, Antología; y Chile: Altiplano, Arak Pacha, Los Jaivas, Illapu, Inti-Illimani, Violeta Parra, Quilapayún, Víctor Jara, Markama, Markamaru, Wankara, sol y lluvia.
Originaria de la costa caribeña de Colombia, la cumbia se convirtió en un éxito en gran parte de América Latina. Luego se adaptó a una versión peruana llamada "chicha" ( ritmo enriquecido con patrones rítmicos foráneos como la guaracha, el mambo, la salsa, el rock, etc.) que se ha convertido en un estilo popular en la región andina peruana, especialmente entre los estratos socioeconómicos más bajos de la sociedad, incluidas las poblaciones quechua y aimara.
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