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las dos partes del viaje nocturno del profeta Mahoma De Wikipedia, la enciclopedia libre
El Israʾ y el Miʿraj (en árabe: الإسراء والمعراج, 'al-’Isrā’ wal-Miʿrāj') son las dos partes de un Viaje Nocturno que, de acuerdo con el islam, hizo el profeta Mahoma durante una sola noche alrededor del año 621.[1] Dentro del islam significan tanto un viaje espiritual como material. La azora al-Isra del Corán contiene una descripción resumida,[2] y se encuentran más detalles en las recopilaciones de hadices (colecciones de reportes, enseñanzas, acciones y dichos de Mahoma).
Laylat al-Mi'rāŷ (Noche de la Ascensión) | ||
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Ascensión de Mahoma al Cielo en una ilustración persa (c. 1539–1543) del Quinteto (Khamseh) de Nizami | ||
Localización | ||
Localidad | Internacional | |
Datos generales | ||
Tipo | festividad religiosa, evento y acontecimiento | |
Fecha | el día 27 del Rayab | |
En las narraciones del Isra se afirma que Mahoma viajó al lomo de una bestia blanca y alada similar a un potrillo, llamada Buraq (en árabe: الْبُرَاق al-Burāq or /ælˈbʊrɑːk/ "rayo" o más generalmente «brillante») hasta la «mezquita más lejana». Por tradición esta mezquita, que llegó a simbolizar el mundo físico para los musulmanes, fue identificada como la Mezquita de Al-Aqsa (Masjid-e-Aqsa) en Jerusalén. En ella, se dice que Mahoma dirigió a los demás profetas en la oración.[3] Su subsiguiente ascensión a los cielos llegó a conocerse como Miʿraj (o mirach). El viaje de Mahoma y su ascensión son una de las fechas más celebradas en el calendario islámico.
De acuerdo con el relato tradicional, una noche Mahoma fue visitado por dos arcángeles, quienes le abrieron el cuerpo y purificaron su corazón de toda duda, error y paganismo. Fue entonces llevado al cielo en la cabalgadura llamada Buraq, donde ascendió los siete niveles para alcanzar el trono de Alá. En el camino, él y el arcángel Ŷibrīl (Gabriel) se encuentran con los profetas Adán, Yaḥyā (Juan el Bautista), ʽĪsā (Jesús), Yūsuf (José), Idrīs, Harūn (Aarón), Mūsā (Moisés) e Ibrāhīm (Abraham) y visitan el infierno y el paraíso. Mahoma aprende que es tan apreciado por Alá como todos los demás profetas, aún siendo el último profeta.[4]
El miʽrach es popularmente celebrado con lecturas de la narración en el día 27 de Rayab, que recibe el nombre de Noche de la Ascensión (Laylat al-Mi‘rāŷ).
Los eventos del Isra y Miʿraj se mencionan brevemente en el Corán y fueron expandidos e interpretados en el suplemento del Corán, el corpus literario conocido como hadiz. Dos de estas fuentes de hadices son las de Anas ibn Malik y las de Ibn Abbás. Los dos eran niños pequeños al momento del viaje de Mahoma.[5]
Dentro del Corán, el capítulo (sura) 17, al-Isra, contiene una breve descripción del Isra en el primer verso. También se dice que un verso en la sura an-Najm contiene información sobre el Isra y el Miʿrach.
Glorificado sea Quien transportó a Su Siervo durante la noche, desde la mezquita sagrada a la mezquita lejana cuyos alrededores bendije, para mostrarle algunos de Mis signos. Él todo lo oye, todo lo ve. [Corán 17:1, traducción de Muhammad Isa García][6]
Cuando te dije (¡oh, Muhammad!): "Tu Señor tiene poder total sobre las personas (y Él te protegerá)". Lo que te mostré y el árbol maldito mencionado en el Corán, no es sino para probar la fe de las personas. Los atemorizo (con Mis signos), pero esto les incrementó aún más su desobediencia. [Corán 17:1, traducción de Muhammad Isa García]
Sepan que ya lo había visto en otro descenso,
junto al azufaifo que demarca el límite,
donde se encuentra el jardín de la residencia eterna.
Cuando al azufaifo lo cubrió lo que lo cubrió,
y su mirada no se desvió ni se propasó.
Porque contempló algunos de los signos más sublimes de su Señor. [Corán 53:13-18, traducción de Muhammad Isa García][7]
La mezquita de al-Aqsa en Jerusalén, a la que se piensa se refiere el Corán cuando dice «La mezquita más lejana», es considerada el tercer lugar más sagrado del islam, después de La Meca y Medina.
A partir de la tradición de Ibn Ishaq, el primer biógrafo de Mahoma, la referencia en el Corán a «la Masjid Más Lejana»[6] (en árabe: المسجدِ الأقصى, al-Masjidi 'l-’Aqṣá), que aparece en la sura al-Isra, se ha interpretado (erróneamente) para referirse solo al sitio o ubicación de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén. Sin embargo, no hay hadices que apoyen esta interpretación. La mezquita de Jerusalén se construyó después de la muerte de Mahoma, entre los años 690 y 691. Hay que recordar que el término mezquita (masjid, en árabe: مَـسْـجِـد) significa literalmente 'lugar de postración' y por tanto puede implicar cualquier lugar de culto desde un edificio hasta un lugar abierto.[8] La mezquita fue construida por el califa omeya ʿAbd al-Malik ibn Marwan entre 690 y 691 junto con la Cúpula de la Roca y terminada por su hijo al-Walid I en 705. El edificio fue repetidamente destruido por terremotos y reconstruido, hasta la reconstrucción de 1033 por el califa fatimí ‘Ali az-Zahir, y esa estructura se mantiene en pie hasta hoy.
Académicos islámicos como Heribert Busse[9] o Neal Robinson,[10] creen que Jerusalén es la interpretación que se daba originalmente en el Corán. Los musulmanes realizaban las oraciones mirando hacia Jerusalén, pero de acuerdo con los siguientes versos del Corán, Dios cambió esta dirección, la Alquibla, para apuntar en cambio directamente a al-Masjid al-Haram, la mezquita de La Meca:
Hice de ustedes una comunidad moderada y justa, a fin de que fueran testigos ante la humanidad, y fuera el Mensajero testigo de ustedes. Con el cambio del lugar hacia donde te orientabas (para orar), distinguí a los que toman partido por el Mensajero de aquellos que le dan la espalda. (Este cambio) fue algo difícil, salvo para aquellos a quienes Dios guió. Él no dejará de recompensarlos por su fe. Dios es compasivo y misericordioso con la gente.
Veo que vuelves tu rostro hacia el cielo. Te orientaré en una dirección que te complazca; oriéntate hacia la Mezquita Sagrada (de La Meca). Y donde quiera que estén, oriéntense hacia ella. La Gente del Libro sabe que es la verdad proveniente de su Señor. Dios no está desatento de lo que hacen.
Corán, capítulo 2 (Al-Baqarah), versos 143-144. (traducción de Muhammad Isa García)[11]
Muchos más detalles pueden aprenderse de varios hadices. El Israʾ es la parte del viaje de Mahoma de La Meca a Jerusalén. Empezó cuando Mahoma se encontraba en la Gran Mezquita, y el arcángel Yibrīl (o Yibrāʾīl, Gabriel) fue a él y le llevó el Buraq, la tradicional cabalgadura celestial de los profetas. El Buraq llevó a Mahoma a la mezquita de al-Aqsa, la «Mezquita Más Lejana», en Jerusalén. Mahoma descendió, amarró el Buraq al Monte del Templo e hizo oración, a lo cual fue puesto a prueba por Yibrīl por órdenes de Dios.[12][13] Anas ibn Malik afirmó que Mahoma dijo: «Yibra'il me llevó una vasija de vino, una de agua, y una de leche, y yo escogí la leche. Yibra'il dijo: 'Has escogido el Fitrah (instinto natural)'». En la segunda parte del viaje, el Miʿrach (palabra árabe que literalmente significa «escalera»),[14] Yibra'il le llevó a los cielos, donde recorrió las siete etapas del cielo, y habló con profetas anteriores como Abraham (ʾIbrāhīm), Moisés (Musa), Juan el Bautista (Yaḥyā ibn Zakarīyā), y Jesús (Isa). Mahoma fue llevado entonces al Sidrat al-Muntaha – un árbol sagrado en el séptimo cielo que Gabriel tenía prohibido cruzar. De acuerdo con la tradición islámica, Dios instruyó a Mahoma que los musulmanes debían orar cincuenta veces al día; sin embargo, Moisés le dijo a Mahoma que era muy difícil para la gente y le pidió a Mahoma que intercediera ante Dios para que se redujera, hasta que finalmente se redujo a cinco veces al día.[15][16]
Hay diferentes descripciones de lo que ocurrió durante el Mirach, pero la mayoría de narrativas tienen los mismos elementosː Mahoma ascendió a los cielos con el ángel Gabriel (Yibrīl) y se reunió con un profeta distinto en cada uno de los siete niveles del cieloː primero Adán, luego Juan el Bautista y Jesús, luego José, luego Idris, luego Aarón, luego Moisés y por último Abraham, y de allí sigue a reunirse con Alá sin Gabriel. Alá le dice a Mahoma que su gente debe orar 50 veces al día, pero al descender Mahoma de vuelta a la tierra, se encuentra con Moisés quien le dice que regrese a Dios y le pida menos oraciones pues 50 son demasiadas. Mahoma va de vuelta a Dios y luego a Moisés nueve veces, hasta que el número de oraciones es reducido a las cinco oraciones diarias, que Dios recompensará diez veces.[17] Moisés le dice de nuevo a Mahoma que pida incluso menos, pero Mahoma se siente avergonzado y le dice que con incluso menos oraciones sus seguidores podrían no hacerlas de manera diligente y que está agradecido por las cinco.
Al-Tabari es una fuente clásica y auténtica de investigación islámica. Su descripción del Mi'rach es tan simplificada como la dada antes, que es de donde las demás narrativas y hadices del Mi'rach parten, así como el voz a voz. Si bien ésta es la descripción más simple del Mi'rach, otras incluyen más detalles acerca de los profetas con quienes Mahoma se encuentra. En las descripciones escritas por Muslim, Bujari, Ibn Ishaq, Ahmad b. Hanbal y otros se añaden las descripciones físicas de los profetas. Adán es descrito primero como padre de Mahoma, lo que establece un vínculo entre ellos como el primer y el último de los profetas.[15] Las descripciones físicas de Adán lo muestran como alto y bien parecido con cabello largo. Idris, que no es mencionado tanto como los otros profetas con quienes Mahoma se reúne, es descrito como alguien elevado a un estatus más alto por Dios. José es descrito como el hombre más bello que es como la luna. Su presencia en el Mi'rach es para mostrar su popularidad y cómo se relaciona a la de Mahoma. Aarón es descrito como el hermano de Mahoma, quien es mayor y uno de los hombres más apuestos que Mahoma hubiera conocido. De nuevo, el amor de Aarón por su pueblo se relaciona con el de Mahoma por el suyo. Abraham es descrito como parecido a Mahoma en muchas formas para ilustrar que es su padre. Jesús es vinculado usualmente a Juan el Bautista, quien no se menciona mucho. Las descripciones físicas de Jesús varían, pero se dice que era alto y tenía cabello largo y piel blanca. Moisés es diferente a los otros profetas en que en su encuentro con Moisés destacan las diferencias más que las similitudes.[15]
Algunas narrativas también describen eventos que precedieron la ascensión celestial. Algunos eruditos creen que la apertura del pecho de Mahoma fue un ritual de limpieza que purificó a Mahoma antes de subir al cielo. El pecho de Mahoma se abrió y sobre su corazón se regó agua del pozo de Zamzam que le dio sabiduría, fe y otras características necesarias para ayudarle en su ascensión. Esta purificación es vista también en la prueba de las bebidas. Se debate cuándo tuvo lugar, si antes o después de la ascensión, pero en cualquier caso juega un papel importante a la hora de determinar la rectitud espiritual de Mahoma.[15]
La versión primitiva de Ibn Abbás narra todo lo que Mahoma se encuentra a lo largo del viaje al cielo. Esto incluye ver a otros ángeles y mares de luz, oscuridad y fuego. Con el arcángel Gabriel como compañero, Mahoma se encuentra con cuatro ángeles centrales al viajar por los cielos. Estos son el Ángel del Gallo (cuyo canto influye en todos los gallos terrenales), el Ángel Mitad-Fuego Mitad-Nieve (quien da el ejemplo del poder de Dios en poner el fuego y el hielo en armonía), el Ángel de la Muerte (quien le describe el proceso de la muerte y la clasificación de las almas), y Malik, el Guardian del Fuego Infernal (quien le muestra a Mahoma cómo se ve el infierno). En la narrativa de Ibn Abbás estos encuentros ocurren al comienzo. Son mencionados en otras descripciones de la ascensión de Mahoma, pero no se les discute en tanto detalle como en esta descripción. A medida que continúa la narrativa, Ibn Abbás se enfoca principalmente en los ángeles que Mahoma encuentra más que en los profetas. Hay hileras de ángeles con quienes Mahoma se encuentra a lo largo de los cielos, e incluso se encuentra con ciertos ángeles devotos llamados querubines. Estos ángeles le producen miedo a Mahoma, pero luego los ve como la creación de Dios y por tanto no peligrosos. Otros detalles importantes que Ibn Abbás añade a la narrativa son el Debate sobre las Huestes Celestiales, los Versos Finales del Capítulo de la Vaca, y el Favor de los Profetas.[18] Estos importantes temas ayudan a destacar el mayor detalle que usa Ibn Abbás en su Versión Primitiva.
Algunos debates a los que la narrativa de Ibn Abbás da lugar tienen que ver con su descripción del encuentro de Mahoma con Dios. Ilustra a Dios como un ser antropomorfizado que toca a Mahoma y que habla con él como lo haría un ser humano. Esto es visto por algunos como una abominación y por tanto disminuye la autenticidad de su relato. En un intento por restablecer a Ibn Abbás como auténtico, pareciera que un traductor añadió el descenso de Mahoma y su reunión con los profetas. La narrativa solo menciona brevemente los encuentros con los profetas, y lo hace de manera tal que está en orden cronológica más que en el orden normal que es visto usualmente en las narrativas de la ascensión. Es posible que Ibn Abbás haya ignorado la reunión con los profetas y el encuentro con Moisés que llevó a una reducción en las oraciones diarias puesto que esos eventos ya habían sido escritos en otras fuentes. No se sabe si incluyó esto en su narrativa original o si fue añadido por un traductor posteriormente, pero es a menudo un tema de debate a la hora de discutir la Versión Primitiva de Ibn Abbás.[18]
El Lailat al-Miʿraj (árabe: لیلة المعراج, Lailatu 'l-Miʿrāj), conocido también como Shab-e-Mi'raj (bengalí: শবে মেরাজ, Šobe Meraj, persa: شب معراج, Šab-e Mi'râj) en Irán, Pakistán, India y Bangladés, y como Miraç Kandili en turco, es la fiesta musulmana que celebra el Isra y Miʿraj. Algunos musulmanes celebran este evento ofreciendo oraciones opcionales durante esta noche y, en algunos países musulmanes, iluminando las ciudades con velas y luces eléctricas.[19] Las celebraciones alrededor de este día tienden a enfocarse en cada musulmán que quiera celebrarlo. Los fieles se reúnen en mezquitas y hacen oraciones y súplicas. Algunos pueden pasarle su conocimiento a otros contándoles la historia sobre como el arcángel Gabriel purificó el corazón de Mahoma, llenándole de conocimiento y fe en preparación para entrar a los siete niveles del cielo. Tras el salat se sirven comidas y postres.[20]
La mezquita de Al-Aqsa señala el lugar desde el que se cree que Mahoma ascendió a los cielos. La fecha exacta del Viaje no es clara, pero se celebra como si hubiera tenido lugar antes de la Hégira y después de la visita de Mahoma a la gente de Taif. Algunos consideran que ocurrió apenas un año antes de la hégira, el 27 de Rayab, pero esta fecha no siempre es admitida. Esta fecha correspondería a la fecha juliana de 26 de febrero de 621, o, si fuera del año anterior, 8 de marzo de 620. En Irán duodecimano, por ejemplo, el 27 de Rayab es el día del primer llamado de Mahoma o Mab'as. La mezquita de al-Aqsa y el área que la rodea, son el tercer lugar más santo en la tierra para los musulmanes.[21][22]
Muchas sectas y ramas pertenecientes al misticismo islámico intepretan la ascensión nocturna de Mahoma, el Isra y Mirach, como una experiencia extracorporal a través de ambientes no físicos,[23][24] a diferencia de los suníes o el islam mayoritario. Los místicos afirman que Mahoma fue transportado a Jerusalén y de allí a los Siete Cielos, si bien "el cuerpo del apóstol permaneció donde estaba." Las interpretaciones esotéricas del Corán enfatizan el significado espiritual del mirach, que ven como un símbolo del viaje del alma y del potencial de los humanos de alzarse por sobre las comodidades de la vida material a través de la oración, la piedad y la disciplina.[25][26]
En la literatura judía y cristiana primitiva también se encuentran tradiciones de personas vivas que ascienden al cielo.[27] En el Libro de los Reyes de la Biblia hebrea/Antiguo Testamento, se dice que el profeta Elías entró vivo en el cielo "por el fuego" (II Reyes, 2:11). El Libro de Enoc, una obra apócrifa judía de finales del Segundo Templo, describe un recorrido por el cielo dado por un ángel al patriarca Enoc, bisabuelo de Noé. Según Brooke Vuckovic, es posible que los primeros musulmanes tuvieran en mente precisamente esta ascensión al interpretar el viaje nocturno de Mahoma.[28] En el Testamento de Abraham, del siglo I, se muestra a Abraham el juicio final de justos e injustos en el cielo.
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