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Zar de Rusia (1611 - 1613) y Rey de la Mancomunidad polaco-lituana (1632 - 1648) De Wikipedia, la enciclopedia libre
Vladislao IV Vasa (polaco: ⓘ; Cracovia, 9 de junio de 1595-Merecz, 20 de mayo de 1648) fue un príncipe polaco, rey de la Mancomunidad polaco-lituana (1632-1648), zar elegido de Rusia (1610-1613) y legalmente, pero no de forma efectiva, rey de Suecia hasta 1648. Hijo de Segismundo III Vasa y de Ana de Habsburgo.
Vladislao IV de Polonia | ||
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Rey de Polonia Gran Duque de Lituania Zar Electo de Rusia Rey titular de Suecia | ||
Vladislao IV Vasa, pintado por Pedro Pablo Rubens | ||
Reinado | ||
8 de noviembre de 1632-20 de mayo de 1648 (Polonia), 1610-24 de julio de 1635 (Rusia) | ||
Predecesor |
Segismundo III Vasa (Polonia), Basilio IV (Rusia) | |
Sucesor |
Juan II Casimiro Vasa (Polonia), Miguel I (Rusia) | |
Información personal | ||
Coronación |
6 de febrero de 1633, Catedral de Wawel, Cracovia, Polonia. | |
Nacimiento |
9 de junio de 1595 Łobzów, cerca de Cracovia, Polonia | |
Fallecimiento |
20 de mayo de 1648 (52 años) Merecz, Polonia-Lituania | |
Sepultura | Catedral de Wawel, Cracovia, Polonia | |
Familia | ||
Casa real | Vasa | |
Padre | Segismundo III Vasa | |
Madre | Ana de Austria | |
Consorte |
Cecilia Renata de Habsburgo, María Luisa de Gonzaga | |
Hijos |
Vladislao Constantino, princesa desconocida, Segismundo Casimiro, María Ana Isabel | |
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Firma | ||
Nació en 1595.[1] Su madre Ana de Habsburgo lo trajo al mundo en Lóbzow, cerca de Cracovia.[1] Recibió una educación exquisita y hablaba, además del polaco, latín, alemán, sueco e italiano.[1] Amante de la música, el teatro, el arte y la literatura, era un lector voraz.[1] Interesado en los asuntos militares, participó en numerosas campañas, ya durante el reinado de su padre.[1]
En 1610, con quince años, fue elegido por los siete boyardos zar de Rusia con el nombre de Vladislao I, durante el Período Tumultuoso que siguió a la muerte de Borís Godunov.[2] Su elección formaba parte de los planes de su padre Segismundo III Vasa de conquistar el conjunto de Rusia y convertir al catolicismo a su pueblo. Sin embargo, Ladislao no pudo reinar nunca en Rusia, porque sus seguidores eran provisionales y dependía de la política interna, entre las fluctuaciones de los boyardos. Se contentó con ostentar el título, sin ejercer el poder, hasta 1634. En 1613, Miguel I, fundador de la dinastía Románov fue elegido zar por el Zemski Sobor (asamblea representativa). Con todo, participó en la fallida campaña de 1616-1618 para conservar el cetro ruso.[2]
Dado a la actividad física, gran cazador además de militar, sufrió sin embargo desde joven de una enfermedad renal que se fue agravando con la edad.[3] De adulto, la enfermedad lo postraba en cama a veces durante semanas, lo que estorbó la labor de gobierno.[3] En 1621, participó en la batalla de Jotín contra los otomanos; en la campaña trató a los cosacos, a los que cogió aprecio.[2]
Con veinte años, en 1624-1625, su progenitor lo envió a realizar una gira por las cortes de Europa occidental, en la que conoció a algunos de los más ilustres artistas de la época, como Pedro Pablo Rubens.[4] Directo y campechano gracias a su larga experiencia militar, tenía facilidad para tratar tanto con los nobles como con los plebeyos.[2]
En 1626-1629, combatió en la guerra contra Suecia.[2] La derrota polaca y la observación hecha durante su gira europea de los métodos militares de otros países —en especial, de los de España— le hicieron abordar una importante reforma militar.[2] Vladislao formó nuevas unidades de piqueros y mosqueteros entrenados por oficiales extranjeros, al tiempo que reforzaba y modernizaba la artillería, la incluía en las unidades de campo e instruía a los oficiales polacos en nuevos métodos de combate.[2] Empleó ingenieros para edificar nuevas fortificaciones, creó una línea de plazas fuertes en la costa báltica, mantuvo la tradicional caballería polaca, tan útil en las estepas del sureste del país, y reconstruyó la flota, perdida a manos de los suecos.[5]
Vladislao I llevó a cabo dos expediciones contra Moscú (1612 y 1616-1618).
Heredó el trono tras el larguísimo reinado de cuarenta y cinco años de su padre y resultó un rey popular y bastante capaz, pero inconstante.[1] Pese a poner en marcha reformas militares que permitieron al Estado sobrevivir a la grave crisis por la que pasó poco después de su muerte, no logró reforzar el poder estatal ni satisfacer las aspiraciones de igualdad de ortodoxos y cosacos, pese a su inclinación personal por ellos.[1] La frustración consiguiente originó la pérdida de extensos territorios en el sureste en los reinados posteriores.[1]
Su atractivo personal —caía bien incluso a los nobles poco afines a la dinastía—, le allanó la tarea de obtener el trono a la muerte de Segismundo.[1] Los nobles lo aclamaron rey en la elección que tuvo lugar en Wola, a las afueras de Varsovia.[1]
Manirroto en sus gastos, ya al año de su coronación tuvo que empeñar sus joyas para pagar deudas.[3] La mala gestión de los ingresos continuó hasta el fin del reinado y el monarca tuvo que solicitar ayuda financiera al Parlamento.[3] Vladislao era dado a despilfarrar grandes sumas en sus amoríos y en partidas de caza, así como en sus palacios y en los artistas a los que hacía de mecenas.[3] Su interés principal, sin embargo, fue siempre los asuntos militares.[2]
Si bien los desencuentros entre el rey y el Parlamento no fueron muy intensos, la relación entre las dos partes no fue buena.[6] Vladislao había tenido que aceptar que el Parlamento ejerciese un control mayor de los nombramientos militares y de las concesiones de las tierras reales para obtener la corona, pero lo hizo a regañadientes.[6] Desconfiando siempre de que el rey tratase de imponer un sistema absolutista, los parlamentarios nobles frustraron a menudo sus iniciativas militares, pese a que el rey contaba para lidiar con ellos con un hábil canciller, Łukasz Opaliński.[6] Enfrascado en sus proyectos de expansión en el extranjero, Vladislao no sostuvo a aquellos que deseaban reformar el sistema de gobierno, que no consiguieron que se aprobasen sus propuestas.[7]
Las reformas militares que había acometido dieron su fruto en la guerra contra el Zarato ruso que se libró a comienzos de su reinado.[2] Los rusos trataron de aprovechar el cambio en el trono polaco-lituano para recuperar Smolensk y otros territorios cercanos.[6] En la guerra de Smolensk, luchó contra los rusos, al mando de veinte mil soldados y de levas de los feudos de la nobleza.[6] Con gran habilidad, cercó a los rusos que asediaban Smolensk y obtuvo su rendición el 25 de febrero de 1634.[6] La victoria, insuficiente para penetrar en Rusia, le permitió en todo caso obligar a los rusos a firmar la Tratado de Poliánovka en junio de ese año, en la que obtuvo los territorios de Dviná y el Dniéper, si bien renunció al título de zar de Rusia.[6]
Derrotó a los moscovitas transformando la Paz de Deúlino, negociada por su padre, en paz perpetua. Pese a los recelos de Lituania y de algunos nobles ortodoxos ucranianos, rubricó una alianza defensiva con los rusos en 1647 para proteger el sureste del país de las correrías de los tártaros de Crimea, aunque el estallido de la Rebelión de Jmelnitski la desbarató.[8]
Como su padre, Vladislao trató de hacerse con la corona de Suecia, en especial tras la muerte de Gustavo Adolfo en 1632.[9] Para obtener la colaboración de Inglaterra en la guerra que preparaba contra los suecos, trató su casamiento con una nieta de Carlos I de Inglaterra; Vladislao deseaba que tanto esta como Holanda y otras potencias protestantes le ayudasen a apoderarse de Suecia.[9] Tras aprestar una flota y reunir un ejército de veinticuatro mil hombres, el Parlamento, receloso de los planes del monarca, desbarató estos al firmar un acuerdo con los representantes suecos el 12 de septiembre de 1635.[9] Los suecos devolvieron el Ducado de Prusia y los barcos apresados años atrás, aunque conservaron Livonia.[10]
Tras sopesar coligarse con Francia, desechó la idea y casó con Cecilia Renata de Habsburgo, hija del emperador, cuya dote incluyó el Ducado de Opole en Silesia —que volvió a los Habsburgo en 1666—.[10] El repentino fallecimiento de Cecilia Renata el 24 de marzo de 1644 llevó finalmente a la liga con Francia mediante el segundo casamiento del rey con María Luisa de Gonzaga, la princesa de Mantua criada en Francia y que le aportó una importante dote.[10] Rica e inteligente, María Luisa disgustó al conservador Parlamento, cuyas relaciones con los reyes empeoraron, pese al importante patronazgo cultural de la reina.[10] Vladislao tampoco obtuvo réditos políticos de la relación con Francia, si bien pudo abrigar esperanzas de que esta obtuviese concesiones para él de Suecia.[10]
Pese a su catolicismo, Vladislao mantuvo una actitud tolerante con las demás religiones de sus súbditos, tanto por inclinación personal como por conveniencia política.[11] Había necesitado del apoyo de los nobles protestantes y ortodoxos para ser elegido soberano de la república y le convenía mantener buenas relaciones con ellos tanto por sus ambiciones de apoderarse de la luterana Suecia como para reclutar cosacos ortodoxos para sus campañas militares.[11] Toleró en general a los grupos protestantes y volvió a legalizar la Iglesia ortodoxa, a la que devolvió algunas iglesias.[11] Nombró además metropolitano de Kiev a Pedro Mohyla, que fundó la academia homónima, importante centro educativo del este del país.[11] En 1646-1648, hubo un intento frustrado de unir la Iglesia ortodoxa y la uniata a Roma, que no fructificó por el rechazo de esta.[8]
Pese a esto, se sucedieron las revueltas cosacas, que ya habían estallado en tiempos de su padre.[11] Fueron aplastadas, lo que dio una engañosa sensación de calma en las provincias surorientales entre 1638 y 1648.[8]
Se casó con su prima hermana Cecilia Renata de Habsburgo, hija del emperador Fernando II en 1637.[3] Este matrimonio entre su descendencia tuvo a Segismundo Casimiro, en 1640.[3] Las relaciones entre los esposos, sin embargo, fue tirante: Cecilia Renata sostuvo a la fracción católica de la corte y no logró que los Habsburgo apoyasen las aspiraciones de su marido de hacerse con la Corona sueca.[3] Tras dar a luz a una niña muerta en 1642, murió dos años más tarde.[3]
Fallecida la reina, en segundas nupcias casó con María Luisa de Gonzaga, princesa de Mantua y de Nevers, en 1646 de la que no tuvo sucesión.[3] Los matrimonios se celebraron por motivos políticos y indicaban la orientación de la política exterior del país.[3] Poco inclinado a la vida conyugal, Vladislao tuvo varias amantes, numerosos escarceos amorosos y al menos un hijo ilegítimo.[3]
Desde 1640, Vladislao estudiaba enfrentarse con los tártaros de Crimea y con el Imperio otomano.[12] Para desencadenar la guerra, dejó de pagar el habitual tributo a los primeros en 1645, pero no logró que lo atacasen.[12] Si bien contaba con el respaldo del Senado, el Sejm era contrario a la beligerancia del rey.[12] Los intentos de Vladislao de involucrar en la guerra a Rusia, Venecia y el papado fracasaron, pues solo la república adriática le aportó cierta ayuda.[12] En 1646 y 1647 creció la oposición de la nobleza a las ambiciones del soberano, que estaba reclutando tropas sin el permiso del Parlamento; este exigió que se desbandasen las unidades que se estaban preparando para atacar a los otomanos.[12] Las acometidas de los partidarios del rey contra los tártaros no consiguieron que estos contraatacasen y precipitasen la ansiada contienda.[12] Mientras, nuevas tropas cosacas se preparaban para participar en los combates.[12]
Vladislao falleció el 20 de mayo de 1648 de una sobredosis de la medicina con la que le estaban tratando unos cálculos renales.[13] Para entonces el rey había perdido todo interés en la política, tras perecer repentinamente el año anterior Segismundo Casimiro.[12]
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