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La invasión mongola de la Rus de Kiev se refiere a la invasión iniciada por el ejército bajo el mando de Subotai, del Imperio mongol, que en la batalla del río Kalka en 1223 se enfrentó y derrotó a las fuerzas de varios príncipes de la Rus de Kiev. Quince años después, Batú Kan llevó a cabo una invasión a gran escala entre los años 1237 y 1240. La invasión y ocupación mongola precipitó la fragmentación de la Rus de Kiev y los principados eslavos se volvieron vasallos de la Horda de Oro, esto influyó en el desarrollo de la posterior historia en la región, de los estados eslavos orientales, y al posterior ascenso del Principado de Moscú como potencia en la región. El vasallaje de los principados eslavos no terminaría hasta que los mongoles de la Horda de Oro fueron derrotados en la Batalla de Kulikovo en el 1380, iniciándose así el principio del fin de los mongoles en la región.[1][2]
Invasión mongola de la Rus de Kiev | ||||
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Parte de Invasiones mongolas | ||||
La invasión mongola de Europa, 1236-1242 | ||||
Fecha | 1223, 1237–1241 | |||
Lugar | Rus de Kiev, hoy partes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia | |||
Resultado | Victoria mongola | |||
Cambios territoriales | Los principados eslavos se vuelven vasallos de la Horda de Oro de los mongoles | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Colin McEvedy en su obra Atlas of World Population History, de 1978, estima que la población de la Rus de Kiev cayó de 7,5 millones antes de la invasión a 7 millones después.[3]
En el transcurso de su decadencia, la Rus de Kiev se enfrentó a la imprevista irrupción de un poderoso enemigo extranjero proveniente de Extremo Oriente.
A causa de nuestros pecados, naciones desconocidas llegaron. Nadie conoce su origen o de dónde vienen, ni qué religión practican. Solo lo sabe Dios, y quizá hombres sabios que aprendieron de los libros[4]
Los príncipes eslavos orientales oyeron hablar de los guerreros mongoles por primera vez a través de los nómadas cumanos, que tenían por costumbre saquear a los colonos rusos de las fronteras, pero que ahora preferían entablar amistad. Decían: «Estos terribles extranjeros han tomado nuestro país, y mañana tomarán el vuestro si no venís y nos ayudáis». En respuesta a esta llamada, Mstislav Mstislávich el Valiente y Mstislav Románovich el Viejo crearon una alianza y acudieron al este para combatir al adversario, pero fueron rotundamente derrotados en la batalla del río Kalka (1223), una derrota que permaneció desde entonces en la memoria del pueblo ruso.
Ahora el país estaba a merced de los invasores, pero en lugar de avanzar se replegaron inexplicablemente y no reaparecieron durante quince años, durante los cuales los príncipes reanudaron sus luchas intestinas de costumbre, hasta que fueron sorprendidos de nuevo por una invasión mucho más formidable que la anterior.
En 1235, Batú, que había dirigido anteriormente la conquista de Crimea, fue elegido para reconocer el terreno y comenzar a invasión de Europa con un ejército de aproximadamente 120 000 efectivos,[5] aunque el historiador sueco Carl Fredrik Sverdrup rebaja el número a 37 000 a 43 000 hombres:[6] a los 4000 soldados que enviaron con Subotai para acabar con los búlgaros en 1232, se sumaron 6000 reclutas de la región de Aral y 10 000 a 16 000 guardias reales mongoles y 17 000 soldados de otras etnias, totalizando alrededor de 40 000 guerreros.[7]
Las hordas mongolas de arqueros a caballo a las órdenes de Batú Kan y Subotai, cruzaron el río Volga e invadieron la Bulgaria del Volga en el otoño de 1236. Les tomó un año extinguir la resistencia de los búlgaros de Volga, cumanos y alanos.
En noviembre de 1237, Batú Kan envió a sus embajadores a la corte de Yuri II de Vladímir para exigir su sometimiento. Un mes más adelante, los mongoles sitiaron antigua ciudad de Riazán, que después de seis días de sangrientos combates fue aniquilada totalmente, y nunca fue reconstruida. Alarmado por las noticias, Yuri II envió a sus hijos para detener a los invasores, pero fueron derrotados. Habiendo arrasado e incendiado Kolomna y Moscú, la horda puso sitio a Vladímir el 4 de febrero de 1238. Tres días después, la capital del principado de Vladímir-Súzdal fue tomada y quemada. La familia real pereció en el incendio mientras que el gran príncipe se retiró céleremente hacia el norte, cruzó el Volga y reclutó un nuevo ejército que fue totalmente exterminado por los mongoles en la batalla del río Sit el 4 de marzo de 1238.
Ahí Batú Kan dividió a su ejército en unidades más pequeñas, que atacaron catorce ciudades de la Rus de Kiev: Rostov, Úglich, Kostromá, Kashin, Ksniatin, Gorodéts, Gálich, Pereslavl-Zaleski, Yúriyev-Polski, Dmítrov, Volokolamsk, Tver y Torzhok. La más difícil de tomar fue la pequeña ciudad de Kozelsk, en la que un muchacho, el príncipe Vasili, hijo de Titus, resistió al frente de sus habitantes durante siete semanas, matando a 4000 mongoles. Según una leyenda, al conocer que se aproximaban los invasores, la ciudad de Kítezh se sumergió en un lago con todos sus habitantes, donde aún hoy en día se los puede ver (véase La ciudad invisible de Kítezh). Las únicas ciudades de importancia que escaparon a la destrucción fueron Smolensk, que muy sabiamente se sometió a los mongoles y accedió a pagar tributos, y Nóvgorod y Pskov, que no pudieron ser alcanzadas por los mongoles debido a la lejanía y al frío invernal. Refugiados de Rus meridional huyeron al noreste, a la región boscosa situada entre el Volga y el Oká.
En el verano de 1238, Batú Kan devastó Crimea y «pacificó» Mordovia. En el invierno de 1239, saqueó Chernígov y Pereslavl-Zaleski. Tras siete meses de sitio, la horda tomó Kiev en diciembre de 1240. A pesar de la resistencia feroz del príncipe Daniel de Galitzia, Batú Kan conquistó las dos principales capitales de la región, Hálych y Volodímir-Volinski antes de invadir Hungría y Polonia. Los Estados rusos continuaron existiendo como vasallos en lugar de integrarse en el Imperio.
Los invasores decidieron permanecer, y construyeron una capital, llamada Sarai, junto al río Volga. Llamaron a los territorios conquistados la Horda de Oro, como sección occidental del Imperio mongol, bajo la majestad del Kan quien vivía con la Gran Horda en el valle del río Orjón del río Amur. En Sarai tenían sus jefaturas y desde allí sometieron a Moscovia durante casi tres siglos.
El término por el cual se conoce comúnmente esta época, «yugo mongol» o «yugo tártaro», introducido por Nikolái Karamzín, sugiere la existencia de una gran opresión, pero en realidad estos invasores nómadas de Mongolia no eran crueles ni opresivos en exceso: nunca se instalaron en el país y tenían poco trato directo con sus habitantes. De acuerdo con las advertencias de Gengis Kan a sus hijos y nietos, conservaron su modo de vida nómada, de modo que no perturbaron a los habitantes de las ciudades en sus vidas diarias.
En materia religiosa eran extremadamente tolerantes. Cuando aparecieron en Europa eran chamanistas, y como tal no tenían ningún fanatismo religioso. Después de adoptar el islamismo siguieron siendo tan tolerantes como antes, y el kan de la Horda de Oro permitió a los rusos mantener un patriarca cristiano en su capital. Nogai Kan, medio siglo más tarde, casó con la hija del emperador bizantino y entregó a su propia hija a un príncipe ruso, Teodoro el Negro. Historiadores modernos (el más conocido Lev Gumiliov, hijo de Anna Ajmátova) aseguran incluso allí que no fue una invasión forzada: según ellos, los príncipes rusos concluyeron una alianza defensiva con la Horda para rechazar los ataques de los fanáticos caballeros teutones, que planteaban una amenaza mucho mayor a la religión y la cultura rusas.
Este es el lado brillante del dominio mongol. Su lado oscuro estaba en las invasiones que ocurrían cada vez que los nómadas acampaban en la frontera. Aunque estas invasiones no eran frecuentes, cuando ocurrían causaban una cantidad incalculable de devastación y sufrimiento. En los intervalos la gente tenía que pagar un tributo fijo, que al principio era recogido por recaudadores tártaros de manera aleatoria, pero que en 1259 fue regulada por un censo de población, y finalmente su colecta fue confiada a los príncipes nativos, de modo que la gente no tuviera contacto directo con los funcionarios mongoles.
La influencia de la invasión mongola en los territorios de la Rus de Kiev fue desigual: centros como Kiev nunca se recuperaron de la devastación del ataque inicial; en cambio, la República de Nóvgorod consiguió salir adelante, y otras entidades nuevas, los principados en torno a las ciudades de Moscú y Tver, comenzaron a prosperar bajo los mongoles. Aunque las fuerzas de los principados derrotaron a la Horda de Oro en la batalla de Kulikovo en 1380, el dominio mongol de parte de los territorios de Kiev, con pago obligado de tributos, continuó hasta la gran batalla del río Ugrá en 1480.
Un número significativo de historiadores rusos considera la opresión de Kiev como la causa principal de lo que a veces se llama "el salto Este-Oeste": aproximadamente 200 años de retraso en introducir reformas sociales, políticas y económicas importantes e innovaciones científicas en Rusia en comparación con Europa Occidental. Algunos afirman que el yugo tuvo una influencia destructiva severa en el sistema de leyes no escritas que regulaban la vida diaria de la sociedad; por ejemplo, Valeriya Novodvórskaya menciona que la pena de muerte, el encarcelamiento a largo plazo y las torturas no habían existido en Kiev antes de que los mongoles invadieran el país. Por otra parte, la mitad de la población murió durante la invasión.[8]
Los historiadores han discutido la influencia a largo plazo del régimen mongol en la sociedad de la Rus de Kiev. Han culpado a los mongoles por la destrucción de la Rus de Kiev, su desintegración en tres componentes, y la introducción del despotismo oriental en Rusia. Pero algunos historiadores convienen que el país no era una entidad política, cultural, o étnica homogénea y que los mongoles aceleraron simplemente la fragmentación que había comenzado antes de la invasión. Los historiadores también acreditan al régimen mongol un papel importante en el surgimiento y desarrollo del Principado de Moscú como estado. Bajo ocupación mongola, por ejemplo, Moscovia desarrolló su red postal, el censo, el sistema fiscal, y la organización militar.
Ciertamente, puede ser discutida (y lo es a menudo) la afirmación de que sin la destrucción mongola de Kiev no habría prosperado Moscú, el Zarato ruso y posteriormente el Imperio ruso. Las rutas comerciales con el Este, como por ejemplo la ruta comercial de los varegos a los griegos, vinieron a través de las tierras de Kiev, convirtiéndolo en un centro para el comercio entre ambos mundos. La influencia mongola, aunque fue destructiva en extremo para sus enemigos, tuvo un efecto significativo a largo plazo en el ascenso de Rusia, Ucrania y Bielorrusia modernas.
Los mongoles fueron sucedidos por los kanatos de Kazán, Astracán, Crimea y Siberia, así como por la horda de Nogái, todos ellos conquistados finalmente por el Imperio ruso.
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