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primer libro de la Biblia, compuesto de 50 capítulos De Wikipedia, la enciclopedia libre
El Génesis —nombre que procede del griego helenístico γένεσις y que puede ser traducido como «Origen», »Creación» o «Nacimiento»— es el primero de los libros del Tanaj judío y de la Biblia cristiana. El nombre en hebreo —más antiguo que el nombre griego— es Bereshit (בְּרֵאשִׁית), primera palabra del libro que significa «En el principio». Para los judíos es el primer libro de la Torá; para los cristianos, el primero del Antiguo Testamento. Es, por tanto, un texto sagrado para judíos y cristianos, así como para otros grupos y movimientos religiosos como los samaritanos o mormones.
Génesis | ||
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de Desconocido | ||
Adán y Eva, de Lucas Cranach el Viejo. | ||
Género | Libro sagrado | |
Tema(s) | Cosmogonía y Historia de los judíos | |
Idioma | Hebreo bíblico | |
Título original |
Γένεσις (griego) בְּרֵאשִׁית (hebreo). | |
Texto en español | Génesis en Wikisource | |
Pentateuco | ||
Génesis | ||
El libro ofrece un relato de la creación del mundo, de la historia temprana de la humanidad y de los antepasados del pueblo de Israel (Am Israel) y los orígenes del pueblo judío.[1]
El libro está dividido en 50 capítulos. Los primeros once combinan la historia primitiva con el relato de la creación del mundo y de los primeros seres humanos, la caída y la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, el asesinato de Abel por parte de su hermano Caín, el Arca de Noé y la Torre de Babel.
Los últimos 39 capítulos contienen las historias de los tres patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob. Relatan, entre otras cosas, la elección por parte de Dios de Abram, que pasó a llamarse Abraham, y la promesa de Dios a este de que todos los pueblos de la tierra serían bendecidos a través de su descendencia, la destrucción de Sodoma y Gomorra, la disposición de Abraham a sacrificar a su propio hijo Isaac y la lucha de Jacob con el ángel. El libro también ofrece una descripción general de la prehistoria del pueblo de Israel. El libro termina con los descendientes de Jacob (también llamados Israel) viajando a Egipto, donde establecen una buena relación con el Faraón.
Se puede dividir en dos partes, la historia primitiva (capítulos 1-11) y la historia ancestral (capítulos 12-50).[2] La historia primigenia expone los conceptos del autor sobre la naturaleza de la deidad y la relación de la humanidad con su creador: Dios crea un mundo que es bueno y adecuado para los humanos, pero cuando el hombre lo corrompe con el pecado, Dios decide destruir su creación, perdonando sólo al justo Noé y su familia para restablecer la relación entre el hombre y Dios.[3] La historia ancestral (capítulos 12-50) narra la prehistoria de Israel, los judíos como pueblo elegido de Dios.[4] Por orden de Dios, el descendiente de Noé, Abraham, viaja desde su lugar de nacimiento (descrito como Ur de los caldeos y cuya identificación con Ur sumeria es tentativa en la erudición moderna) a la tierra de Canaán, dada por Dios, donde habita como sojourner, al igual que su hijo Isaac y su nieto Jacob. El nombre de Jacob se cambia por el de «Israel», y a través de su hijo Joseph, los hijos de Israel descienden a Egipto, 70 personas en total con sus familias, y Dios les promete un futuro de grandeza. El Génesis termina con Israel en Egipto, preparado para la llegada de Moisés y el Éxodo (salida). La narración está jalonada por una serie de pactos con Dios, cuyo alcance se reduce sucesivamente de toda la humanidad (el pacto con Noé) a una relación especial con un solo pueblo (Abraham y sus descendientes a través de Isaac y Jacob).[5]
En el judaísmo, la importancia teológica del Génesis se centra en los pactos que vinculan a Dios con su pueblo elegido y al pueblo con la Tierra Prometida. Tanto en el judaísmo como en el cristianismo surgió un género literario dedicado a interpretar y comentar el relato de la creación del Génesis, conocido como Hexamerón.
El texto se atribuye tradicionalmente a Moisés, pero esto ha sido cuestionado. El texto contiene los fundamentos mitológicos y la base narrativa de muchas instituciones nacionales y religiosas del Israel clásico y es una introducción a la historia y a la tradición del país y de su pueblo.
El nombre Génesis procede de la Vulgata latina, a su vez tomada o transliterada del griego. En hebreo Γένεσις, que significa 'origen'; בְּרֵאשִׁית; Bərēʾšīṯ, En [el] principio.[6]
El nombre griego proviene del contenido del libro: el origen del mundo, el género humano y el pueblo judío, la genealogía de toda la humanidad desde el comienzo de los tiempos. También "génesis" tiene el sentido de "prólogo", ya que la historia judía comienza propiamente con el Éxodo, del cual el Génesis es simplemente un prolegómeno. Este título aparece en la Versión de los Setenta o Septuaginta Griega. En hebreo, el nombre del libro es «Bere'schíth»: "En el Principio", que se toma de la primera palabra de la frase de apertura.
Según el Génesis, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Varios de los personajes de este libro son relevantes para el pueblo judío: Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José, por ejemplo.
El Libro del Génesis no menciona a ningún autor. Muchos estudios académicos están de acuerdo en que tiene varias fuentes, redactadas por varios religiosos, por ejemplo en la época del cautiverio en Babilonia, y que tiene muchos autores (hipótesis documentaria o hipótesis JEDSR).[cita requerida]
Durante la mayor parte del siglo XX, los estudios académicos sobre los orígenes del Génesis estuvieron dominados por la hipótesis documentaria formulada por Julius Wellhausen a finales del siglo XIX.[cita requerida] Esta hipótesis ve el Génesis como una compilación de fuentes inicialmente independientes: el texto J, llamado así por su uso del término YHWH (JHWH en alemán) como el nombre de Dios; el texto E, llamado así porque usa Elohim como el nombre de Dios; y el texto P, o fuente sacerdotal, debido a su preocupación por el sacerdocio de Aarón y los levitas. Estos textos fueron compuestos de manera independiente entre el 950 y el 500 a. C. y sufrieron numerosos procesos de redacción, culminando en su forma actual alrededor del 450 a. C. Se han identificado varias fuentes adicionales que no se pueden atribuir a ninguno de los tres documentos originales, especialmente Génesis 14[7] (la batalla de Abraham y los «reyes de Oriente») y la «bendición de Jacob».
La tradición sostiene que Moisés escribió el Pentateuco (los ‘cinco libros’ que contienen al Génesis). Entre los estudiosos medievales esta tradición se mantuvo incuestionada hasta la era de la Ilustración.[8]
En la primera mitad del siglo XX, la ciencia de la arqueología bíblica, desarrollada por William F. Albright y sus seguidores, combinada con la aplicación de nuevos métodos de estudio como la crítica de fuentes y la historia de la tradición, desarrollada por Hermann Gunkel, Robert Alter y Martin Noth, parecen demostrar que las historias del Génesis están basadas en tradiciones orales del II milenio a. C. Así, a mediados del siglo XX parecía que la arqueología y el mundo académico habían reconciliado la hipótesis de Wellhausen con una versión modificada de la autoría de Moisés.
Este consenso fue roto con la publicación de dos libros: La historicidad de las narraciones patriarcales (1974) de Thomas L. Thompson y Abraham en la historia y la tradición (1975) de John Van Seters. En ellos se señalaba que la evidencia arqueológica que conectaba al autor del Génesis al II milenio a. C. podría apuntar igualmente al I milenio y que las tradiciones orales no eran tan fácilmente recuperables como Gunkel y otros habían afirmado. Un tercer trabajo, "La fabricación del Pentateuco" (1987) de R. N. Whybray, analizaba las asunciones que subyacían en el trabajo de Wellhausen y las consideró ilógicas y poco convincentes, mientras que William G. Dever atacó las bases filosóficas de la arqueología bíblica de Albright, argumentando que no era ni deseable ni posible usar la Biblia para interpretar los registros arqueológicos.
Actualmente las teorías mayoritarias se pueden dividir en tres grupos:
El Génesis encaja exactamente en la definición de libro histórico bíblico, recordando siempre que el término "histórico" no debe entenderse en el sentido que se otorga a la historiografía moderna. Esto es especialmente cierto para los capítulos sobre los orígenes y para la historia de los patriarcas.
Pero el Génesis también es lo siguiente:
A pesar de estas precisiones, el Génesis da toda la impresión de narrar -en la historia de los patriarcas- hechos que fueron o semejan ser reales, dando unas muy vívidas imágenes del origen y migraciones del pueblo hebreo, de sus raíces étnicas y lingüísticas y de sus estructuras morales, sociales y culturales.
Su tema son cuatro acontecimientos principales:
Estructura:
TEMA: cuatro personajes sobresalientes:
Estructura:
Los temas básicos de los que se ocupa este libro son tres: la Promesa, la Elección y la Alianza. Esto no es original, ya que los tres se repiten a lo largo de toda la Torá, pero cada uno de ellos es dominante en distintas partes del Génesis.
En la historia primitiva las intenciones de Yahvéh (Dios) se ven obstaculizadas por la infidelidad del Hombre. En la historia de Abraham la fe es abandonada, puesta a prueba y resulta victoriosa al final para ser restaurada completamente; quienes no la han perdido nunca, se ven recompensados. En tiempos de Jacob se explica que la elección de Dios por el pueblo hebreo no persigue ningún fin espurio, sino que es generosa y desinteresada. Con José, por fin, la Providencia frustra los malos impulsos humanos y los dirige pacientemente para hacerlos cumplir, en última instancia, con los planes y objetivos del diseño divino.
Para muchos, los once primeros capítulos del Génesis merecen ser considerados aparte del resto, pues describen en una forma popular el origen y creación del mundo, el hombre y la vida en general.
La historia de la creación del mundo comienza con una contradicción sustancial entre el primer capítulo y el segundo capítulo del Génesis. En el primer capítulo Dios crea primero a los animales, y entonces crea al hombre y a la mujer a su imagen, sin establecer ninguna prioridad entre ellos;[23] pero en el segundo capítulo[24] aparece una nueva introducción a un relato distinto: Dios, esta vez llamado Yahvéh crea primero al primer hombre, Adán y lo ubica en el huerto del Edén; más adelante crea a los animales y por último crea a la primera mujer, Eva, de una costilla de Adán.
En el principio creó Dios los cielos y la tierra.Génesis 1.1 (versión Reina-Valera, 1960)
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creóGénesis 1.27 (versión Reyna-Valera, 1909)[25]
Y de la costilla que Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombreGénesis 2.22 (versión Reyna-Valera, 1909)[26]
Se han realizado innumerables lecturas de los primeros capítulos del Génesis y varias explicaciones del doble relato de la creación del mundo: además de las interpretaciones oficiales de cada Iglesia cristiana y las distintas tradiciones judaicas, se hicieron lecturas por fuera de la religión oficial: místicas, alegóricas y científico-académicas. Entre ellas está la Cábala hebrea, la alegórica, incluyendo una alegoría a la evolución del Universo (teoría del Big Bang) y la teoría de la evolución darwinista. Pero el teísmo evolutivo es generalmente rechazado por la mayoría de los cristianos, católicos y protestantes en los Estados Unidos.
Para los creacionistas, defensores de la veracidad absoluta de las Sagradas Escrituras, no hay contradicción entre los dos capítulos. Cada cual hace hincapié en un aspecto distinto de la creación. El primer capítulo del libro expone un resumen global de la creación que culmina con la institución del día de reposo, mientras que en el segundo, se detalla la creación humana y la institución del matrimonio: mientras que en el primero se anuncia que Dios creó al hombre y a la mujer, en el segundo se detalla cómo se realizó.
Según los creacionistas, la aparente contradicción nace de un error de traducción. En la Antigua Reina Valera, en el verso 19 del capítulo 2, se usa el pasado perfecto '"formó"' en vez del pasado pluscuamperfecto '"había formado"', dando al pasaje un sentido ambiguo.
Formó, pues, Dios de la tierra, toda bestia del campo y toda ave de los cielos y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.Génesis 2.19[27]
En cuanto a la creación de Adán y Eva, el pasaje de Génesis 1:27 no dice que fueron creados simultáneamente, sino que fueron creados en el mismo día.[28] Por lo cual los creacionistas sostienen que el capítulo segundo no contradice al primero, sino que solo añade detalles no mencionados en el capítulo uno. Como por ejemplo; que antes de crear a la mujer, Dios trajo todas las criaturas ante Adán para que les pusiera nombre. Todo esto con un propósito mayor que la mera taxonomía de la fauna.
Y dijo Dios: No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él.Génesis 2.18[29]
Según esta interpretación, Dios creó una mujer y se la dio a Adán. Él quiso que el hombre reconociera primero que algo le faltaba, y por eso le trajo todos los animales.
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo animal del campo: mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.Génesis 2.20[30]
Adán vio que había león y leona, carnero y oveja. Pero para el varón (ish) no había una varona o hembra (isha).[31]
Y Dios hizo caer sueño sobre Adán, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; y de la costilla Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adan: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne. Esta será llamada Varona ('Isha'), porque del varón fue tomada.Génesis 2.21-23[32]
Fuera de las lecturas creacionistas, la discrepancia bíblica sobre la creación alimentó la leyenda posterior de Lilith, según la cual Dios creó primero una mujer llamada Lilith, que sería la mujer referida en el primer capítulo, y Eva, que aparece en el segundo, resultaría ser en cambio la segunda mujer. (véase Leyendas del cristianismo).[cita requerida]
En los círculos académicos predomina otra interpretación. La contradicción entre los capítulos uno y dos del Génesis es explicada mediante la hipótesis documentaria. Según esta interpretación el libro del Génesis no fue escrito por Moisés y en realidad se trata de una fusión de cuatro fuentes distintas, escritas por distintas personas en diferentes momentos y lugares. El capítulo 1 es identificado con la tradición sacerdotal, mientras que el capítulo 2 pertenece a la escuela yavista. No obstante, la hipótesis documentaria ha sido desacreditada con nuevos descubrimientos arqueológicos.
La tradición sacerdotal, que compone el primer capítulo del Génesis, es la fuente más tardía, posterior al exilio en Babilonia, cuando el judaísmo se cimentaba más como una religión que como una nación en particular, y cuyo propósito sería también reforzar la idea del sábado como día sagrado de descanso, además por supuesto de dejar claro que toda la creación, incluido el hombre, son obra de Elohim.
Por otra parte, el segundo capítulo del Génesis se trataría de un escrito mucho más antiguo, de la época de los reyes en Israel, el cual vendría a ser un lamento en el que la situación sedentaria y civilizada centrada en ciudades del reino conllevaba también injusticias, pobreza y marginación, pues para ellos el relato del segundo capítulo del Génesis parecería ensalzar los valores del nomadismo y de la cercanía con Yahvéh provenientes de la vida en el desierto.
Al analizar la mitología sumeria y relacionadas (sumerios, acadios, babilonios y asirios), en tablillas con historias de origen sumerio ―como el Enuma Elish―, se pueden encontrar puntos similares, o potencialmente influyentes en la historia bíblica del Génesis.
Otras fuentes afirman que no existe evidencia que revele una causalidad entre los relatos sumerios y el Génesis. Según el Dr. Murray Adamthwaite (historiador, arqueólogo y lingüista Cristiano) afirma en un artículo titulado "¿Es el Génesis solamente un reelaborado mito babilónico?" que el Génesis no se corresponde con el Enuma Elish, descartando, desde su punto de vista, esta hipótesis.
Es costumbre de los hebreos dividir el libro —al igual que el resto de los libros del Pentateuco— en doce parashiot (plural femenina de parashah o parashá) o lecturas semanales, cada una de las cuales es leída cada semana en el ciclo anual de lecturas de la Torá en la sinagoga.
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