Bimbache o bimbape es el nombre que reciben los primeros aborígenes que habitaban la isla de El Hierro −Canarias, España− antes de la conquista europea en el siglo xv.
Se trata de uno de los pueblos aborígenes de Canarias entroncados genética y culturalmente con los bereberes del norte de África.
Del nombre de los primeros colonos de El Hierro dicen algunos lingüistas que viene de la primitiva voz Beny`Bachire o Ben-Bachir. De su significado solo se conoce un comentario, que dice que se relaciona mediante la transformación del término Ben-Cheni con el que se denomina a los aborígenes de Tenerife, los guanches, en "Bin-Ban-Cheni" que, significa en bereber"Hijos de los hijos de Tenerife". Por esta razón se cree que los bimbaches pudieron descender de los guanches de Tenerife.[1]
El filólogo Ignacio Reyes plantea la hipótesis de que el término bimbache −que traduce como 'los de la cumbre'− sería aplicado sólo a una parte de la población aborigen de la isla.[2]
Toponimia
La isla era conocida por los bimbaches como Eseró o Heró.[3]
Las dataciones más antiguas para los restos arqueológicos de El Hierro dan fechas alrededor de los siglos ii y va. C.[4]
Economía y subsistencia
La economía de los bimbaches era principalmente pastoril, con abundante ganado caprino, ovino y porcino.
La carne era consumida cocida o asada, obteniéndose del ganado también leche que denominaban achemen y manteca o mulan.
En cuanto a la agricultura, los primeros historiadores se contradicen al indicar los cronistas de Le Canarien que había gran cantidad de habas y trigo, mientras que otros como Juan de Abréu Galindo dicen que no cultivaban ningún tipo de grano ni legumbre. Las investigaciones arqueológicas han constatado la existencia en época aborigen de por lo menos la cebada.
La recolección de productos naturales formaba parte importante de su subsistencia. Se consumían los frutos de los mocanes y fayas, con los que también se hacía una especie de vino, así como los bicácaros. Los rizomas de helecho, que denominaban haran, eran consumidos molidos y cocidos con leche.
El aprovechamiento de los recursos marinos también estaba presente en la vida del bimbache. Así, se cogían lapas, burgados y otros moluscos, destacando los lugares donde los aborígenes acumulaban los restos de su consumo denominados «concheros», ubicados tanto en la costa como en el interior. Asimismo se practicaba la pesca.
El agua, que llamaban ahemon, la obtenían de algunas fuentes naturales, pero principalmente de la que destilaba un árbol denominado Garoé, y que era recogida en una alberca excavada en la roca al pie del árbol.
En El Hierro no había división territorial interna al contrario que en el resto de islas, excepto Lanzarote.
Las tierras y otros recursos comunes se gestionaban y repartían equitativamente con pactos en una asamblea colectiva, usando un rey de mediador.
El poder divino lo representaba la naturaleza. En El Hierro tenían dos divinidades importantes, Eraorahan (varón) y Moneiba (mujer) como dioses benignos y otro maligno al que rogaban en tiempos de desesperación, llamado Aranfaybo.
Antes y después de incorporarse la isla a la Corona española, algunos habitantes productivos fueron llevados como mano de obra esclava a Castilla, luego recuperaron el estatus de seres humanos y regresaron a la isla. Más tarde se asentaron franceses y gallegos bajo el régimen señorial de las Coronas de Castilla y Aragón.
La conquista tuvo lugar a fines de 1405 por Jean de Bethencourt. No hubo resistencia por parte de la escasa población aborigen que en gran parte fue vendida como esclava, repoblándose la isla con colonos normandos y castellanos. Béthencourt prometió respetar la libertad de los bimbaches, pero acabó vendiendo a la mayoría de los habitantes como esclavos.
Reyes, Ignacio (enero de 2007). «Gentilicios». Mundo Guanche. Los Realejos, Santa Cruz de Tenerife: Asociación Mundo Guanche. Consultado el 12 de septiembre de 2014. «Nos quedaría oír a los bimbaches o bimbapos, según la denominación que Juan Antonio Urtusáustegui (1983: 38) mencionara –en 1779– para la población herreña. Pero el análisis lingüístico induce a pensar que esta designación recaía sólo en una parte de sus habitantes: winwaf o ‘los de la cumbre’, aunque esta imagen orográfica bien podría aplicarse a la figura general que muestra la Isla, esto es, Ezeró o ‘la muralla rocosa vertical’.»
Abréu Galindo, Juan de (1940) [1632]. «Capítulo XII»(pdf). Historia de la conquista de las siete islas de Gran Canaria. Biblioteca Canaria III. Santa Cruz de Tenerife: Valentín Sanz. p.221. Archivado desde el original el 2 de agosto de 2018. Consultado el 12 de septiembre de 2014. «Andando investigando razón por qué se llamó del Hierro esta isla, hallé que los naturales la llamaron Esero, que en su lenguaje quiere decir fuerte; otros dicen se llamaba Fero, que es lo mismo, y como ellos no tenían hierro, ni usaban de él, y vieron que el hierro era cosa fuerte, correspondiente al nombre con que llamaban a su tierra, aplicaron este vocablo y nombre de Esero al Hierro.»
——— (2003). «El mar en la mitología de los bimbaches». Tabona: Revista de prehistoria y de arqueología (San Cristóbal de La Laguna: Universidad de La Laguna) (12): 137-158. ISSN0213-2818. Archivado desde el original el 28 de octubre de 2016. Consultado el 27 de octubre de 2016.