Batalla de Útica (49 a. C.)
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Se conoce como batalla de Útica al combate que enfrentó al general cesariano Cayo Escribonio Curión y a los soldados que envió el aliado de Cneo Pompeyo Magno, el rey Juba I de Numidia, como refuerzo para el gobernador pompeyano de la provincia de África, Publio Atio Varo.
Batalla de Útica | ||||
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Segunda guerra civil de la República romana Parte de segunda guerra civil de la República romana | ||||
Mapa de la campaña de Curión. | ||||
Fecha | Agosto de 49 a. C.[1] | |||
Lugar | Cercanías de Útica | |||
Coordenadas | 37°03′29″N 10°03′45″E | |||
Resultado | Victoria cesariana | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Al cruzar el río Rubicón Julio César desató una nueva guerra civil en Roma en enero del 49 a. C.[3] Fácilmente pacificó Italia en persecución de Pompeyo y su facción senatorial, pero no pudo evitar su fuga por Brindisi a Epiro.[4] Entonces César decidió marchar contra la gran concentración de fuerzas leales a Pompeyo en Hispania,[5] pero durante la marcha, en marzo, decidió enviar a Curión con treinta y una cohortes[6] contra los pompeyanos de África y Sicilia.[7] Antes de partir esta fuerza contó con el refuerzo de otra legión y 1000 jinetes galos.[6] Como Curión tenía poca experiencia militar[8] se nombró como su legado a Cayo Caninio Rébilo.[9]
Con el título de pretor rápidamente expulsó de la isla al gobernador pompeyano Catón el Joven, que huyó a Dirraquio[7] zarpando de Siracusa el 23 de abril.[10] No hubo resistencia en la isla.[11] El cesariano quedaba como su reemplazo.[12] El año anterior como tribuno de la plebe había propuesto públicamente la anexión de Numidia, ganándose el odio de su monarca.[13]
Antes de aventurarse a África decidió esperar las noticias de la campaña de su comandante en Hispania.[10] Dejando la mitad de sus fuerzas en Sicilia, Curión embarcó a principios de agosto en Lilibea, dos legiones y 500 jinetes en una flota de 100 transportes escoltados por 12 galeras.[14] Tras ahuyentar a los barcos vigías de Lucio Julio César desembarcó en la bahía de Tonara, cabo Bon.[15]
Varo había llegado antes a África, escapando desde Auxumo mientras César ocupaba Italia[16] hasta arribar a Útica por cuenta propia. El gobernador de la provincia, el propretor Considio Longo, había terminado su período y regresado a Roma, en tanto que su reemplazo, Elio Tubero, aún no llegaba. Como él había sido años antes gobernador de la provincia decidió reclamarla para Pompeyo.[17] Para consolidar su posición tenía el apoyo del rey númida, un cliente de Pompeyo, que debía su trono al general.[18]
Tras su desembarco en el norte de África, Curión se dirigió hacia las inmediaciones de la ciudad de Útica que se había atrincherado el bando pompeyano.[2] Curión ordenó a su flota navegar a Útica mientras él con el ejército marchaba por tierra alrededor del golfo, tardando tres días hasta llegar a la orilla sur del río Bagradas. Tras dejar allí a Rébilio con su infantería, Curión salió con su caballería para explorar la zona y quizás construir un campamento de Castra Cornelia,[19] al final lo instala en una colina al oeste de la ciudad.[20] Desde ahí podía vigilar el campamento de Varo, ubicado junto a la ciudad, con su lado noroeste apoyado en la muralla de Útica y por el otro extremo orillando el mar, con libre comunicación naval y dejando solo un espacio estrecho por donde atacarle.[20] Al sur vio una columna de refugiados buscando seguridad dentro de la urbe, decidió atacarlos para infundir pánico.[21] Varo debió enviar 600 jinetes y 400 infantes númidas para defenderlos, pero fueron rechazados con 120 pérdidas, debiendo retirarse al interior de Útica con los supervivientes.[21]
Después, Curión observó que los 200 buques pompeyanos con los suministros a bordo estaban desprotegidos. Con su flota en posición, ordenó a sus capitanes atacar a los cargueros, forzando a las tripulaciones enemigas a lanzar a las aguas cercanas a la playa sus preciadas cargas, donde los cesarianos las recogieron. Después de eso, los marinos pompeyanos tuvieron permiso para hacerse a la mar.[21]
Volviendo victorioso a su primer campamento, Curión fue aclamado imperator por sus tropas.[21] Decidiendo seguir con la ofensiva, no marcha a Castra Cornelia sino que al suroeste de la ciudad. Ahí empezó a construir otro campamento donde recibió informes de las patrullas, que le informaban que una gran tropa númida avanzaba a reforzar a Varo en nombre de Juba. Como no había tomado la precaución de enviar exploradores Curión se puso nervioso.[21] Él envió con urgencia a sus jinetes a interceptar dicho contingente, mientras que ordenaba a sus hombres formar en línea de combate. Su caballería sorprendió a los númidas y los dispersaron, causándoles grandes pérdidas. Cuando Curión llegó con sus legiones los númidas habían huido, por lo que volvieron a Útica.[21]
La noche siguiente, dos centuriones, acompañados de 22 hombres abandonaron el campamento de Curión y fueron donde Varo. Le informaron del descontento de las tropas cesarianas con su comandante y le urgieron que intentara ganarlos para su lado antes del combate.[22] Varo estuvo de acuerdo, salió al campo abierto en la madrugada y Curión hizo lo mismo. Ambos ejércitos estaban separados por un valle de 70 metros de ancho con la ciénaga a un lado.[22] El hermano de Varo,[23] el senador Sexto Quintilio Varo, emergió de las filas pompeyanas e instó a los legionarios contrarios a no luchar y cambiar de bando. Los soldados escucharon en silencio y volvieron con su comandante al campamento.[22] Ese día la tropa cesariana contempló seriamente abandonar a su comandante, Curión reunió a sus oficiales en un consejo. Algunos le sugirieron atacar inmediatamente, antes que las tropas tuvieran tiempo de organizar un motín; otros que esperara que Varo les atacara, dejando a las tropas calmarse. Curión rechazo ambas posturas y salió a hablar personalmente con sus legiones.[24] Ordenándolas en fila les recordó sus juramentos a César y que a él mismo lo habían aclamado Imperator. Después de eso se ganó el apoyo de su fuerza y los murmullos conspirativos desaparecieron.[25]
Al día siguiente Curión se dirigió a sus hombres para motivarlos ante la venidera batalla. Varo hizo lo mismo. Ambos se formaron como el día anterior, a cada extremo del valle cuyas paredes eran de apenas siete metros, pero muy empinadas.[23] Cada ejército esperaba el ataque del otro para comenzar la batalla y apoderarse del valle.[26] Finalmente Varo ordenó a la caballería númida, con auxiliares ligeros, cruzar el valle. Pero dos cohortes con la caballería cesariana se lanzaron sobre ellos en cuanto avanzaron. La debilitada caballería númida dio vuelta y huyó.[26] Los auxiliares fueron rodeados y masacrados. Entonces el legado Rébilio intentó sacar ventaja de la situación.[26] Les recordó sus juramentos del día anterior y cargaron, subiendo el terraplén enemigo mientras los pompeyanos rompían filas y huían.[27] Muchos de los soldados de Varo murieron pisoteados por sus aterrados compañeros, otros fueron muertos por los cesarianos y otros se replegaron a Útica.[27] Con el resto de sus fuerzas, el desmoralizado Varo se retiró a la ciudad dejando sólo un trompetista y un par de tiendas de campaña para mantener las apariencias. Había sufrido 600 muertos y 1000 heridos, Curión tuvo apenas 100 muertos y heridos.[27]
Sin embargo, poco después Curión se enfrentó a Juba I en el río Bagradas, donde murió el general cesariano y el grueso de su hueste fue masacrada.[28] Varo continuó como gobernador de la provincia hasta la llegada de los supervivientes pompeyanos de Farsalia. Estos nombraron como su sucesor a Marco Porcio Catón el Joven y jefe militar –nominal– a Quinto Cecilio Metelo Escipión.[29] Ambos serían derrotados en Tapso y morirían poco después, al igual que Juba, con su pueblo alzado en su contra y cuyo reino fue anexado por Roma, quedando la región en poder de César definitivamente.[30]
No era el último desastre que vivirían los cesarianos ese año. En el Adriático Publio Cornelio Dolabela y su flota de 40 galeras fueron capturados por la armada pompeyana.[2] En un intento de rescatarlos, Cayo Antonio con 15 cohortes marchó por la costa de Iliria, pero acosado por las tribus locales y la fuerza naval pompeyana terminó aislado y forzado a capitular, tras fuertes pérdidas, en Curicta. Sus tropas fueron incorporadas al ejército pompeyano.[2] Al año siguiente, una columna capitaneada por Aulo Gabinio sufrió mucho al seguir el mismo camino. Con esto César entendió que debía cruzar por mar hacia Grecia -además, de intentar seguir esa ruta con el grueso de su ejército permitiría a Pompeyo retornar a Italia-.[31] Pompeyo se mostraría incompetente al no bloquear Brindisi cuando contaba con superioridad en mar, ni aprovecharía su victoria en Dirraquio para volver a Italia atrapando en Grecia a César.[32]