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grupo étnico De Wikipedia, la enciclopedia libre
Los asirios (a menudo conocidos como cristianos siríacos, suroye/suryoye, o caldeos) son los pueblos originarios de la Mesopotamia, una zona que se extiende entre los ríos Tigris y Éufrates, también conocida como Creciente Fértil o Beth Nahrain. Hoy, su población se reparte por varios estados y han devenido en una minoría étnica, debido, sobre todo, a la islamización de Oriente Medio y a su condición de cristianos. Sus últimas poblaciones se concentran en Irak, al noreste de Siria, el noroeste de Irán y al sureste de Anatolia en la Turquía moderna. Muchos han emigrado a la región del Cáucaso, a América del Norte, a Australia y a Europa durante el siglo XX. Étnicamente, son un único grupo compacto, aunque se reparten por diferentes iglesias, con una fuerte influencia sobre su propia identidad y sobre el modo en el que se autodenominan (esencialmente, son tres: la "Iglesia Siriaco-Ortodoxa", la "Iglesia Asiria del Este" y la "Iglesia Caldea").
Asirios (en asirio ܐܬܘܪܝܐ Āṯūrāyē; ܣܘܪܝܝܐ Sūryāyē) | ||
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Descendencia | 3.3 - 5 millones | |
Idioma |
Lenguas neoarameas (suret, turoyo), Siríaco (lengua litúrgica), Acadio (en la antigüedad), Sumerio (en la antigüedad). Lenguas de sus respectivos países. | |
Religión |
Cristianismo siríaco. Minoría: Protestantismo, islam y judaísmo | |
Etnias relacionadas | Otros pueblos semíticos, y otros grupos étnicos del Creciente fértil. | |
Asentamientos importantes | ||
Los números pueden variar | Asiria: | |
142.000-200.000 | Irak | |
200.000-877.000 (antes de la guerra civil) | Siria | |
25.000 | Turquía | |
7.000-17.000 | Irán | |
Los números pueden variar | Diáspora asiria: | |
600.000 | Estados Unidos | |
150.000 | Suecia | |
70.000-100.000 | Alemania | |
30.000-150.000 | Jordania | |
61.000 (2020) | Australia | |
50.000 | Líbano | |
25.000-35.000 | Países Bajos | |
19.685 | Canadá | |
16.000 | Francia | |
14.000 | Rusia | |
La diáspora y las comunidades de refugiados se localizan en Europa (en particular en Suecia, Gran Bretaña, Dinamarca, Alemania y Francia), América del Norte, América Latina (Argentina, Brasil,[1] México, Chile), Australia, Nueva Zelanda, Líbano, Armenia, Georgia, el sur de Rusia y Jordania. La emigración fue provocada por eventos como el genocidio asirio a raíz de la Primera Guerra Mundial durante la desintegración y partición del Imperio otomano, la masacre de Simele en Irak (1933), la revolución islámica en Irán (1979), la Campaña de al-Anfal de Saddam Hussein y la irrupción del Estado Islámico en la escena geopolítica del área. Más recientemente, la guerra contra el Dáesh y el éxodo que ha provocado está dando lugar a profundos cambios demográficos en su bastión natural de los Llanos de Nínive y muy especialmente, en poblaciones como Bartella, donde la comunidad local asiria de religión cristiana está siendo reemplazada por chabaquíes apoyados por milicias proiraníes.[2] Del millón y medio en que se estimaba la población de caldeo-asirios iraquíes en la época de Sadam Hussein, han pasado a ser poco más de 250 000, según las cifras facilitadas por la Iglesia Católica.
Asiria es la patria del pueblo asirio; Se encuentra en el antiguo Cercano Oriente. La historia de Asiria comienza con la formación de la ciudad de Aššur, tal vez ya en el siglo XXV a. C.[3]
Desde el siglo I a. C., Asiria fue el teatro de las prolongadas guerras romanas-persas. Gran parte de la región se convertiría en la provincia romana de Asiria del 116 al 118 d. C. tras las conquistas de Trajano, pero después de una rebelión asiria de inspiración parta, el nuevo emperador Adriano se retiró de la efímera provincia romana de Asiria y sus provincias vecinas en 118.[4] Desde finales del siglo II, el Senado romano incluyó a varios asirios notables, incluidos Tiberio Claudio Pompeyo y Avidio Casio. La influencia romana en el área llegó a su fin bajo Joviano en el 363, quien abandonó la región después de concluir un apresurado acuerdo de paz con los sasánidas.[5]
Junto con los siríacos (arameos), armenios, griegos y nabateos, los asirios fueron de los primeros en convertirse al cristianismo y difundir el cristianismo en Persia, India y el Lejano Oriente. Los asirios se cristianizaron en los siglos primero a tercero en la Siria romana y la Asiria romana. La población de la provincia sasánida de Asuristán era mixta, compuesta de asirios, arameos en el extremo sur y los desiertos occidentales, y persas.[6] El elemento griego en las ciudades, aún fuerte durante el Imperio Parto, dejó de ser étnicamente distinto en la época sasánida. La mayoría de la población eran hablantes del arameo oriental.
En 410, el Concilio de Seleucia-Ctesifonte, reunido en la capital del Imperio sasánida, se organizó a los cristianos dentro de ese imperio en lo que se conoció como la Iglesia del Oriente. Un concilio celebrado en 424 declaró que los católicos de oriente eran independientes de las autoridades eclesiásticas "occidentales" (romanas). Poco después, los cristianos del Imperio romano se dividieron por su actitud con respecto al Concilio de Éfeso (431), que condenó el nestorianismo, y el Concilio de Calcedonia (451). Aquellos que por alguna razón se negaron a aceptar uno u otro de estos concilios se llamaron respectivamente nestorianos o monofisitas, mientras que aquellos que aceptaron a los dos concilios se llamaron melquitas.[7] Los asirios se alinearon mayoritariamente con los nestorianos y hablaban el dialecto oriental del arameo.
Después del siglo VII, tras la conquista árabe los asirios experimentaron períodos de libertad religiosa y cultural intercalados con períodos de persecución religiosa y étnica. Los cristianos estaban sujetos al pago de un impuesto especial (jizya) y no podían desempeñar determinados cargos, pero varios se desempeñaron como traductores, médicos y filósofos. Como el proselitismo cristiano era prohibido, las iglesias asirias organizaron misiones en Transoxiana, Asia Central, India, Mongolia y China, donde establecieron iglesias.[8]
Después de caer bajo el control del Imperio selyúcida y la dinastía búyida, la región finalmente quedó bajo el control del Imperio mongol después de la caída de Bagdad en 1258. Los khanes mongoles inicialmente no persiguieron a los cristianos. Los asirios continuaron poblando la Alta Mesopotamia hasta el siglo XIV e incluso la ciudad de Aššur fue ocupada por los asirios durante el período islámico hasta mediados del siglo XIV, cuando el gobernante musulmán turco-mongol Timur llevó a cabo una masacre. Desde entonces, la población asiria se redujo drásticamente en su tierra natal.[9] La región fue controlada más tarde por las confederaciones turcas de Ak Koyunlu y Kara Koyunlu con sede en Irán. Posteriormente, todos los asirios, como el resto de las etnias que viven en los antiguos territorios de Ak Koyunlu, cayeron en manos del Imperio safávida, desde 1501 en adelante.
Un cisma religioso entre los asirios tuvo lugar a mediados y finales del siglo XVI. La disidencia sobre la sucesión hereditaria dentro de la Iglesia del Este creció hasta 1552, cuando un grupo de obispos, de las regiones del norte de Amid y Salmas, eligió al sacerdote, Mar Yohannan Sulaqa, como patriarca rival. Para buscar un obispo de rango metropolitano para consagrarlo patriarca, Sulaqa viajó al papa en Roma y entró en comunión con la Iglesia Católica. En 1553 fue consagrado obispo por el Papa Julio III y elevado al rango de patriarca caldeo de Mosul en el este de Siria,[10][11][12]
El Imperio otomano aseguró su control sobre Mesopotamia y Siria en la primera mitad del siglo XVII después de la guerra otomano-safávida (1623-1639) y el resultante Tratado de Zuhab. Los no musulmanes fueron organizados en diferentes millet.[13]
Desde el siglo XIX, después del surgimiento del nacionalismo en los Balcanes, los otomanos comenzaron a ver a los asirios y otros cristianos en su frente oriental como una amenaza potencial. Los emires kurdos buscaron consolidar su poder atacando a las comunidades asirias que ya estaban bien establecidas allí. Los estudiosos estiman que decenas de miles de asirios en la región de Hakkari fueron masacrados en 1843 cuando Bedr Khan Beg, el emir kurdo de Bohtan, invadió su región.[14] Después de una masacre posterior en 1846, las potencias occidentales obligaron a los otomanos a intervenir en la región, y el conflicto resultante destruyó los emiratos kurdos y reafirmó el poder otomano en el área. Los asirios fueron sometidos a las masacres de Diyarbakır poco después.[15]
Otra gran masacre de asirios (y armenios) en el Imperio Otomano ocurrió entre 1894 y 1897 por las tropas turcas y sus aliados kurdos durante el gobierno del sultán Abdul Hamid II. Los motivos de estas masacres fueron un intento de reafirmar el panislamismo en el Imperio Otomano, el resentimiento por la riqueza comparativa de las antiguas comunidades cristianas indígenas y el temor de que intentaran separarse del tambaleante Imperio Otomano. Los asirios fueron masacrados en Diyarbakir, Hasankeyef, Sivas y otras partes de Anatolia, por el sultán Abdul Hamid II. Estos ataques causaron la muerte de más de miles de asirios y la "otomanización" forzada de los habitantes de 245 aldeas. Las tropas turcas saquearon los restos de los asentamientos asirios, que luego fueron robados y ocupados por los kurdos. Mujeres y niños asirios desarmados fueron violados, torturados y asesinados.[16]
En ciertas zonas del territorio asirio, la identificación con la comunidad depende actualmente de la ciudad de origen de la persona o de la denominación cristiana, como católicos caldeos o como Suryoyo (cristianos difisitas asirios), tal cual ocurre en la región de Tur Abdin, donde se habla el dialecto neoarameo llamado turyoyo hablado por los neoasirios.
La mayoría de los asirios actuales hablan una forma moderna de siríaco, una forma de arameo que incluye como dialectos tanto el caldeo y el suroyo como el asirio. Todos ellos son clasificados como lenguas neoarameas y se escriben en alfabeto siríaco, derivado del antiguo alfabeto arameo. Los asirios también pueden hablar una o más lenguas del país donde residan.
Los neoasirios (aún hoy autodenominados asirios o Suryoyo) sufrieron un grave genocidio, llamado precisamente genocidio asirio en los años previos y durante e inmediatamente posteriores de la Primera Guerra Mundial, cuando padecieron una política de exterminio llevada a cabo principalmente por el Imperio otomano y luego (en los 1920) por Turquía. En esa época la ciudad monástica en la cual residían los Shimun o patriarcas cristianos asirios Qodshanes[17] (cerca de Ẏulamerk -hoy Hakkâri-) fue arrasada y gran parte de la población (neo-) asiria que sobrevivió al genocidio debió emigrar desde el valle del Gran Zab a otras regiones del mundo (por ejemplo, a la vecina zona de Urmiah o a la Caucasia entonces rusa, a la Europa Occidental o a Estados Unidos).
Como resultado de esta persecución, principalmente en el siglo XX, hay una significativa diáspora asiria. Acontecimientos como la revolución islámica en Irán o la masacre de Simele han sido consideradas como genocidio contra los asirios. El último evento ha sido la guerra de Irak. Del millón o más de iraquíes que se habían exiliado, según las Naciones Unidas, un cuarenta por ciento son asirios, a pesar de que los asirios representaban el cinco por ciento de la población en Irak (antes de la Guerra de Irak de inicios del siglo XXI, la mayoría de la población asiria vivía en Mosul o inmediatamente al norte de esa ciudad. La mayor parte de los que habitaban en Mosul eran católicos caldeos, es decir asirios que se habían unido a la Iglesia católica hacía no más de dos siglos y que mantenían gran parte de su liturgia ancestral (por ejemplo, el uso del siriaco del norte o arameo-caldeo como lengua eclesiástica).
La persecución reciente más significativa contra la población asiria fue el genocidio asirio a principios de la Primera Guerra Mundial. Se estima que entre 500.000 y 750.000 asirios fueron masacrados por los ejércitos del Imperio otomano y sus aliados los kurdos, pereciendo un total de dos tercios de toda la población. Esto llevó a un reasentamiento a gran escala del pueblo asirio en países como Siria, Irán e Irak (donde sufrieron ataques más violentos a manos de los árabes), así como de otros países vecinos y en todo el Medio Oriente, tales como Armenia, Georgia y Rusia.
Actualmente sufren una feroz persecución por los terroristas del Estado Islámico y están siendo exterminadas comunidades enteras en Irak y Siria, ante la inacción de los gobiernos occidentales, nominalmente "de tradición cristiana". Noticias de secuestros y asesinatos de esta y otras minorías son comunes en los últimos años, aunque la persecución de los asirios precede al Estado Islámico.[18]
La masacre de Simele fue la primera de las muchas matanzas cometidas por el Gobierno de Irak mediante ataques sistemáticos.
El Partido Baath tomó el poder en Irak en 1963, y esto llevó a una nueva ola de persecuciones y la discriminación contra los asirios. Las políticas nacionalistas árabes de los baasistas renovados incluyeron varios intentos de "arabizar" a los asirios. Las versiones de los nombres de la Biblia en los idiomas asirios, acadio y arameo fueron prohibidas, las escuelas asirias y la literatura fueron reprimidas y los asirios fueron presionados en gran medida en la identificación de los cristianos árabes. El régimen baasista se negó a reconocer a los asirios como grupo étnico.
La campaña de Al-Anfal de la guerra Irán-Irak entre 1986 y 1989 dio lugar a que muchas ciudades y pueblos asirios fueran arrasados. Numerosos asirios fueron asesinados, otros fueron deportados a las grandes ciudades, luego de que los árabes se apropiaran de sus tierras y hogares.
Los asirios se encuentran entre los primeros pueblos en abrazar el cristianismo, en el siglo I d. C.. Los asirios han tenido pocas variaciones en la fe, que recuerda algunas de sus tradiciones más temporales. Los cristianos asirios están divididos en diferentes denominaciones, entre ellas las siguientes: la Iglesia Apostólica Asiria y la Iglesia asiria del Oriente, la Iglesia ortodoxa de Antioquía, la Iglesia católica caldea (establecida en 1553, pero efectivamente sólo en 1830) y desde fines de siglo XIX los protestantes.
Las principales cuestiones ambientales de los iraquíes consisten en el insuficiente suministro de agua potable, la contaminación del agua y del aire, la degradación del suelo, la erosión y la desertificación. Por otra parte, las construcciones de presas (especialmente la presa Makhul) a lo largo de los ríos Tigris y Éufrates, como consecuencia de disputas por el agua con Turquía, tienen un impacto negativo sobre los asentamientos asirios, sobre todo en las ciudades arqueológicas como Aššur. Como se advirtió por las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 2002 [cita requerida], el proyecto previsto pretende construir más presas que la capacidad real de los ríos, creando graves problemas ambientales y con consecuencias perjudiciales para la población cercana.
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