Usuario:Ivanhercaz/Taller/Elizabeth Heaphy de Murray 2
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Los pintores ingleses pintaron espacios geográficos de otros territorios y ciudades antiguas, normalmente medievales. Muchos pintores ingleses en su camino a otras zonas de Europa ―tales como Suiza e Italia― se afincan en Francia. Aunque Elizabeth Murray no se estableció en Francia, si viajó por el país, tanto en la ida como en la vuelta de Italia, donde residió en Roma y Venecia. Sin embargo, Murray practicó la pintura de paisajes principalmente en su estancia en Marruecos y en las Islas Canarias. En su paso por España sintió especial atracción por Sevilla, como también la tuvo Richard Ford ―viajero e hispanista inglés que redactó varios libros con relatos de sus viajes por España― y de quien es posible que haya obtenido la idea de elaborar relatos de sus viajes;[1][2] si bien España se ajustaba a las ideas románticas de los viajeros dado que no se produjo la revolución industrial ni abundaba la burguesía ilustrada, Andalucía se convirtió en «la tierra de promisión de estos jóvenes desencantados de los ideales por los que sus padres y sus abuelos habían luchado hasta la muerte»[1] Elizabeth Heaphy formó parte de este grupo de viajeros que, como en su caso, solían describir España como un país en el que subyacía un gran fervor y vitalidad, aun con la apatía y el atraso que afectaba al país; estos viajeros y su espíritu romántico ayudaron a desarrollar no solo el romanticismo español, sino que también favorecieron el desarrollo de la imagen romántica de España.
Elizabeth plasma su espíritu romántico con los dibujos y acuarelas de los paisajes y retratos que realiza durante sus diferentes viajes y estancias. El arte romántico no solo rompe con el arte al servicio de la nobleza, sino que además tiene un público nuevo y diferente, abanderado principalmente por la burguesía capitalista resultante de la primera etapa de la Revolución Industrial ―aunque en el caso de la nobleza inglesa, esta terminó por participar en los negocios burgueses, hasta que se desarrolló una clase cultural uniforme que fortalecería este nuevo público―.[3] En algunas de sus obras ―Beggars at the Church Door, Pifferari playing to Virgin y Dotty Dimple, entre otras― se puede observar este marcado sentimiento romántico.; además, también aprovecha el exotismo de los lugares en los que se encuentra, sobre todo en sus retratos, como es el caso de su Odalisca y de las amerindias que utiliza como modelos durante su estancia en Estados Unidos.[2]
Paralelo a las características románticas de sus obras, estas va tomando un tinte victoriano. Estas obras destacan por la minuciosidad con las que han sido realizadas y por su esfuerzo en evidenciar los pequeños detalles, tales como pequeños objetos ―pergaminos, anuncios, botellas, cestos, etc.―. Esta minuciosidad característica de la época victoriana está aún más resaltada cuando pinta joyas, que para Elizabeth «son como una obsesión»,[2] ya que es extraño no ver a las mujeres que retrata con una gran cantidad de joyas.