Revuelta de los Países Bajos
De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
La revuelta de los Países Bajos (1566 o 1568 a 1648),[n. 1] fue una revuelta de los Países Bajos contra el rey católico Felipe II, soberano hereditario de las Diecisiete Provincias. Las siete provincias septentrionales, principalmente protestantes, lograron la independencia con el nombre de Provincias Unidas de los Países Bajos, mientras que las provincias meridionales, que inicialmente se unieron a la revuelta, finalmente se sometieron a España.
Revuelta de los Países Bajos | ||
---|---|---|
Fecha | 1566-1648 | |
Lugar | Los Países Bajos | |
Resultado | Tratado de Münster | |
El "choque cultural" religioso donde el catolicismo era predominante y que desembocó en una guerra civil,[1] fue provocando paulatinamente, pero inexorablemente, llegaron las explosiones de violencia contra lo que se percibía como la represión de la corona de los Habsburgo. Estas tensiones terminaron provocando la creación de las Provincias Unidas de los Países Bajos independiente, siendo su primer cabecilla Guillermo de Orange, seguido por varios de sus descendientes y amigos. Esta rebelión fue una de las primeras secesiones terminadas con éxito en Europa, además de convertirse en una de las primeras repúblicas europeas de la época moderna, las Provincias Unidas.
El rey Felipe II, en un primer instante, logró reprimir la revuelta. En 1572, sin embargo, los rebeldes conquistaron Brielle, provocando que la rebelión resurgiera con más fuerza. Las provincias del norte se convirtieron en independientes, primero en 1581 de facto, y después, en 1648, de iure. En el transcurso de la revuelta, las Provincias Unidas de los Países Bajos, más conocidas como la República neerlandesa, crecieron muy deprisa, convirtiéndose pronto en un poder mundial gracias a su flota comercial, experimentando un período de riqueza económica, científica y cultural. Los Países Bajos meridionales (situados en los actuales estados de Bélgica, Luxemburgo, El norte de Francia y el sur de los Países Bajos) se mantuvieron bajo dominio español. El gobierno impositivo ejercido por los Habsburgo en el sur provocó que buena parte de la élite financiera, intelectual y cultural emigrara al norte, contribuyendo así al éxito de la República neerlandesa. Los neerlandeses impusieron un bloqueo muy rígido en las provincias meridionales, previniendo así que el cereal del báltico aliviara el hambre que reinaba en las ciudades del sur, principalmente entre 1587 y 1589. Hacia el final de la guerra, en 1648, buena parte de las tierras de los Países Bajos del sur habían sido ocupadas por Francia, que durante la década de 1630 se había aliado con la República neerlandesa contra España, comandada por el cardenal Richelieu y el monarca Luis XIII.
La primera fase del conflicto se puede considerar la Guerra de la Independencia de los Países Bajos. El centro de la fase posterior fue conseguir reconocimiento oficial de la ya independencia de facto de las Provincias Unidas. Esa fase coincide con el auge de la República neerlandesa como potencia mundial y la fundación del Imperio neerlandés.