Relaciones Rusia-Unión Europea
De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
Las Relaciones Rusia-Unión Europea tienen como base jurídica el Acuerdo de Colaboración y Cooperación (ACC) firmado en junio de 1994 tras disolución de la Unión Soviética (1990-1991) y la creación de la Federación de Rusia. El ACC, que inicialmente tenía una validez de diez años, se ha ido renovando automáticamente cada año. En él se fijan los objetivos comunes y se establece el marco institucional para los contactos bilaterales.[1]
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desaparición de la Unión Soviética, la Unión Europea (UE) ha experimentado un progresivo desarrollo de las relaciones con los países del antiguo Bloque del Este y en particular con Rusia. Lo que durante más de cuatro décadas fueran dos bloques antagónicos han iniciado un acercamiento que los ha llevado a convertirse en socios vitales en varios aspectos.[2]
Rusia se beneficia del programa comunitario TACIS desde 1991, siendo la UE el mayor proveedor de asistencia económica y técnica al país mediante este programa y también en virtud de la Iniciativa Europea para la Democracia y los Derechos Humanos.[3]
Sin embargo, desde la década de 2010, se ha instalado un clima de relativa hostilidad entre ambas partes. Así, según afirmaba en 2020 el sitio web del Parlamento Europeo:[4]
Desde 2014, la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia, su apoyo a grupos rebeldes en el este de Ucrania, sus políticas en relación con sus países vecinos, sus campañas de desinformación y diversos acontecimientos internos negativos han tensado las relaciones entre Rusia y la Unión. Estas tensiones también se han visto aumentadas tras la intervención de Rusia en Siria. Desde 2014, la Unión ha ido renovando periódicamente las sanciones a Rusia. No obstante, la Unión y Rusia siguen manteniendo una fuerte interdependencia y la Unión aplica un planteamiento de «compromisos selectivos» con respecto a este país.