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nombre de calle De Wikipedia, la enciclopedia libre
Un odónimo[1] es un nombre propio que designa y se aplica a una vía de comunicación o espacio de comunicación. Un odónimo puede ser el nombre de una calle, de una carretera, de una autopista, de una plaza, de un camino rural, de una senda, o de cualquier otro espacio público.
Típicamente, un odónimo contiene dos partes: un nombre individual («Serrano», «Estafeta», «Corrientes», «El Conde», «Marqués de Larios», «República Argentina», «Las Damas», «Mayor», etc.) y un indicador o seña del tipo de vía o de espacio de circulación de que se trata («bulevar», «avenida de circunvalación», «calle», «plaza», «rambla», «avenida», «explanada», etc.). En general, un odónimo forma parte de una dirección postal (pero ello no está sistematizado en todos los casos); los edificios y las casas a lo largo de una vía o camino pueden estar identificados por un número para así permitir una identificación individual más sencilla. Pero naturalmente esto no se cumple en todos los casos ni está siempre sistematizado de la misma manera. Por ejemplo, en algunas ciudades o en algunas calles de ciudades existe numeración en las entradas de los inmuebles, aunque la misma está en absoluto desorden; en otros casos no todas las entradas de inmuebles se encuentran numeradas; y en otros casos, no existe numeración en absoluto, y los inmuebles se distinguen unos de otros por un nombre, el cual se ubica, por ejemplo, en forma destacada en los jardines o en los frentes.
La odonimia es el estudio de los odónimos, y naturalmente se inscribe en el dominio de la toponimia, la que más genéricamente estudia y se aplica a la terminología de los lugares geográficos.
El término odónimo viene del griego antiguo ὁδός (hodós, «ruta») y del sufijo «-ónimo» que también proviene del griego antiguo ὄνομα (ónoma, «nombre»), terminación que naturalmente se vuelve a encontrar, por ejemplo, en "antroponimia" (origen y significado de los nombres de personas), así como en "patronimia" (origen y significado de los apellidos) y en "domonimia" (origen y significado de los nombres de inmuebles).
Un odónimo está formado típicamente de dos partes:
Un odónimo clásico, aunque genérico, puede ser, por ejemplo, Main Street, Strada Nuova o Calle Nueva, Berliner Straße o Route nationale. Ciertas vías se nombran sin adjuntarle el término genérico, por ejemplo, The Mall en Londres, Reino Unido. Recíprocamente, ciertos odónimos no poseen término específico, o mejor dicho, como término específico adoptan el término genérico, por ejemplo, Boulevard en Atlanta, Estados Unidos.
Un odónimo también puede incluir la dirección de un punto cardinal, como este, oeste, norte, sur, o los cuadrantes noroeste, noreste, suroeste, sureste. Estas indicaciones son particularmente útiles en las ciudades cuya construcción se ha hecho siguiendo un plan en damero, pues en este caso se aporta mucha información útil con una dirección como, por ejemplo, East Roosevelt Boulevard, o 14th Street NW. Otros calificativos complementarios y aclaratorios también podrían agregarse en ciertos casos, como, por ejemplo, «alto/bajo», «viejo/nuevo», «prolongado/prolongación», «rectificación», etc.
Ciertas vías son llamadas por el tipo de comercio o de industria que tienen o que tenían en sus bordes, o por quienes allí habitaban mayoritariamente. Esta práctica es menos corriente en la época moderna, pero claro, los nombres puede que hayan subsistido de épocas ya pasadas.
Ejemplos:
Ciertas vías toman el nombre de un lugar, un monumento, un edificio, vinculado con el espacio de circulación que se abre o se acondiciona. Claro está, estos lugares o construcciones originales hoy día podrían haber desaparecido o podrían haber sido demolidos, pero puede que el nombre se haya mantenido en uso. Un ejemplo histórico y emblemático: Plaza de la Bastilla en París.
En el siglo XXI, hay una tendencia cada vez mayor a valorizar la microtoponimia tradicional de los lugares donde se abren nuevas calles, o donde se planifican o lotean nuevos barrios, dando a los mismos el nombre de las tierras donde se ubican. Un ejemplo: la zona rural antiguamente conocida como les Prés de la Fougueraie dio su nombre a la nueva rue des Près de la Fougueraie, ubicada en el seno de un nuevo loteamiento construido en la citada zona.
Calles de otros nuevos loteamientos han recibido el nombre de las parcelas agrícolas donde se ubican; tales son los casos, por ejemplo, de la rue du Moulin-de Marion, de la rue du Champ Renardier, de la place des Ruches, del boulevard de la Mare aux Joncs, etc.
La actual tendencia a tratar la (micro)toponimia tradicional como una parte del patrimonio inmaterial y/o como la viva historia lingüística de un lugar, tanto en Francia como en otros países, promueve que muchos nombres de nuevas calles o de nuevas plazas o incluso llí de nuevos edificios no tomen en forma más o menos arbitraria denominaciones vinculadas con flores, o pájaros, o árboles, o personajes célebres, o países vecinos, sino con anteriores (micro)toponimias de las tierras donde se abren esas nuevas vías de circulación, o donde se lotean esos nuevos barrios. Ejemplos:
Ciertas calles o rutas simplemente describen una de sus características. Ejemplos:
Numerosas vías llevan el nombre de la dirección hacia la cual conducen, por ejemplo, una ciudad, aunque ésta tal vez puede estar situada muy alejada de ese lugar particular.
Hay otros casos en que los nombres parecerían estar intercambiados. Tal es la situación, por ejemplo, de Hartford Avenue en la ciudad de Wethersfield, estado de Connecticut, que tiene su doble de espejo en Wethersfield Avenue existente en la ciudad de Hartford, también en el mismo estado. En el Reino Unido por su parte, la ruta entre Oxford y Banbury cambia de nombre cinco veces, pero lo curioso de este caso es que Banbury Road y Oxford Road se alternan a medida que se avanza en el camino.
Una variante consiste en nombrar una vía según las zonas o ciudades que la misma une. Tal es el caso en Orlando, Condado de Orange, Florida, con Clarcona Ocoee Road, que enlaza las áreas de Clarcona y Ocoee. Por su parte y en Australia, la Jindivick–Neerim South Road une las ciudades de Jindivick y Neerim South.
La inventiva humana también ha conseguido llamar a una vía con el nombre de la zona que evita. En efecto, Newbury bypass («desviación de Newbury») evita precisamente la ciudad de Newbury, en el Reino Unido.
Ciertas vías llevan el nombre de un prócer o de una personalidad de la cultura, de la política o de la ciencia. Por cierto, varias posibilidades se presentan en estos casos:
En ciertos lugares de alguna manera se restringen los nombres de personalidades que se autorizan en las vías de comunicación, por ejemplo, no permitiendo que se concreten si las personas fallecieron, y a veces también exigiendo un período de espera de diez años o más luego del fallecimiento.
Tanto vías como plazas y otros espacios llevan como nombre cierta fecha particular, en recuerdo a un suceso histórico ocurrido precisamente un día como ese de un año ya pasado.
En Francia, las fechas más recordadas de esta forma corresponden al fin de conflictos recientes, como bien puede comprobarse si se consultan las correspondientes listas de odónimos.[5][6] Ejemplos: 11 de noviembre (firma del Armisticio del 11 de noviembre de 1918, dando así fin a la Primera Guerra Mundial), 8 de mayo (Día de la Victoria en Europa marcada por la capitulación alemana el 8 de mayo de 1945), 19 de marzo (fin de la Guerra de Independencia de Argelia en 1962, como consecuencia de los Acuerdos de Evian firmados el día anterior).
Otras fechas de la historia de Francia están bien representadas igualmente, según se señala en diferentes nomenclátors: 14 de julio (Toma de la Bastilla en 1789), 4 de septiembre (proclamación de la Tercera República Francesa en 1870), etc.
Grupos de vías de una misma zona, a veces pueden ser nombradas siguiendo un tema o criterio particular. Por ejemplo, en Washington, cada uno de los cincuenta estados de Estados Unidos tiene su nombre en una avenida; por ejemplo, la Avenida Pensilvania es la que une el Capitolio con la Casa Blanca. Estas cincuenta avenidas tienen un trazado en diagonal respecto del plan general de la ciudad, que es de tipo damero, o sea, predominantemente con el amanzanamiento rectangular.
En numerosas vías que siguen un trazado en damero, las calles y las avenidas llevan un nombre que las permite situar las unas respecto de las otras. Por ejemplo, el Plan de 1811 para Manhattan preveía números para las vías paralelas al eje menor de la isla, y letras para las avenidas paralelas al eje mayor.
En Washington, el plan inicial preveía que las calles norte-sur llevaran números crecientes desde el Capitolio, y que las calles este-oeste llevaran letras.
Con el crecimiento de esta ciudad, tuvo que extenderse el criterio de denominación, y se resolvió que las calles este-oeste más allá de la W Street recibieran nombres de dos sílabas respetando el orden alfabético (Belmont Street, Clifton Street, Euclid Street), y después nombres de tres sílabas también respetando el orden alfabético (Allison Street, Buchanan Street, etc.), y luego nombres ligados a flores y arbustos también en orden alfabético (Aspen Street, Butternut Street, Cedar Street, etc.). Este sistema es utilizado asimismo en ciertas zonas urbanas que no siguen estrictamente un plan en damero, por ejemplo, en el condado de Arlington, en Virginia.
Los nombres de vías puede que cambien con el curso del tiempo y debido a numerosas razones. Por ejemplo, la actual rue de la Petite-Truanderie en París, pequeña vía que existe al menos después del siglo XIII, se ha denominado sucesivamente rue d'Ariane, rue d'Arienne y rue du Puits-d'Amour.[9]
La propia evolución de las ciudades puede conducir igualmente a la modificación de algunos nombres: en efecto y siempre en París, la apertura de la rue du Pont-Neuf condujo a la supresión de las calles Estienne, Tirechappe y de la Tonnellerie, así como de la place des Trois-Maries.[10]
Ciertos nombres de vías y de espacios públicos han sido modificados en oportunidad de cambios de régimen o de política. Por ejemplo, como consecuencia de la independencia de Zimbabue en 1980, nombres de reconocidos colonos británicos fueron sustituidos por nombres de líderes del nuevo país.
Otro ejemplo, en Caen, la place de la République cambió tres veces de nombre siguiendo los cambios de regímenes: cuando se construyó en el siglo XVII, se llamaba place Royale, luego fue place de la Liberté durante la revolución francesa y de nuevo place Royale en el siglo XIX, antes de tomar el nombre actual en 1883.
También es posible que se cambie el nombre de una vía para conmemorar cierto evento (una victoria militar, por ejemplo) o para rendir homenaje a una personalidad. En París, por ejemplo, una parte del quai des Tuileries y del quai du Louvre cambió de nombre en 2003 a quai François-Mitterrand, en memoria de quien fuera presidente de Francia.[11] Otro ejemplo, durante el período del llamado apartheid en Sudáfrica, varias calles próximas a embajadas de ese país en el extranjero fueron denominadas Nelson Mandela en honor a ese combatiente por la paz.
También ciertas calles han sido renombradas para evitar asociaciones negativas. Por ejemplo, Malbone Street en Nueva York pasó a ser Empire Boulevard después del descarrilamiento de un tren de la Brooklyn Rapid Transit Company en ese lugar en 1918. Y en Montreal, la rue Cadieux fue llamada rue de Bullion porque la denominación original era muy conocida por sus antiguos lupanares. Durante la Primera Guerra Mundial, numerosas calles que llevaban nombres ligados a Alemania (como, por ejemplo, «Berlín» o «Hamburgo») fueron cambiados en Francia y también en el Reino Unido y en los Estados Unidos.
Con motivo de modificaciones territoriales, también ha sucedido que ciertas vías cambien de nombre a efectos de seguir el sistema. Por ejemplo, cuando Georgetown cesó de tener una existencia independiente de Washington, las calles llamadas "Georgetown" fueron renombradas de acuerdo con las convenciones establecidas en Washington.
Los nombres de vías también pueden ser afectados por un cambio en la lengua oficial. Así, por ejemplo, tras la muerte de Francisco Franco, la transición democrática española acordó a Cataluña el estatuto de comunidad autónoma, donde el catalán es lengua cooficial. En esa oportunidad, ciertos nombres de calles cambiaron integralmente, aunque la mayoría adoptaron una traducción al catalán de sus respectivos nombres anteriores en castellano; por ejemplo, la calle San Pablo de Barcelona pasó a ser carrer Sant Pau.
Similarmente, nombres de calles de Quebec en inglés fueron traducidas al francés durante los años 1970.
Los nombres de las calles de vez en cuando pueden sufrir ligeras modificaciones como consecuencia de cambios ortográficos, lo que exige cambio o modificación de los letreros; véanse las siguientes tres imágenes.
También pueden ser necesarios ciertos cambios de nombre por otras causas; por ejemplo, en París, la calle que se llamaba Pierre Curie fue rebautizada como Pierre et Marie Curie, en reconocimiento a que esta pareja de científicos fueron ambos muy competentes en sus investigaciones.
Casi al mismo título que una nación, una ciudad también transmite valores tanto locales como nacionales o universales, a través de actos culturales, bibliotecas y centros de cultura, a través de homenajes, etc. Y también estos valores se fijan y se recuerdan a través del nombre de las calles, las avenidas, los parques, las estaciones de transporte, dado que la atribución de esas denominaciones son privilegio de las municipalidades. Así, cada ciudad promueve y defiende, a través de sus placas, la imagen que da de ella misma y del entorno en el que se sitúa. Y en cierta medida, sus habitantes y sus visitantes aprecian, internalizan y transmiten a su vez esa imagen.
Una ciudad que sea un centro religioso, pondrá en relieve y destacará sus lugares santos, así como los centros y valores de la religión que acoge, «rue du Mausolée» o «place de la Miséricorde». Por su parte, un centro urbano que se siente la vanguardia de la arquitectura y del urbanismo, elegirá de preferencia nombres de grandes arquitectos para sus espacios públicos. Asimismo, la ciudad de París lleva como nombre de calles y de otros espacios públicos, muchos nombres de militares y héroes de guerra, especialmente oficiales, lo que está indicando que ese centro urbano tiene un pasado combativo y heroico.
En algunos países, la voluntad política imprime diferentes imágenes y nomenclaturas. En Inglaterra, por ejemplo, el acento principal se ha puesto sobre el Imperio británico, mientras que en Francia, la mayoría de las ciudades tienen una vía que se llama República, con frecuencia heredera de una calle o una avenida de inspiración imperial, surgida de las remodelaciones haussmanianas del siglo XIX. Por su parte en Estados Unidos, el acento se ha orientado tradicionalmente al Acta de Independencia, y en cuanto a Alemania, son los nombres de filósofos y compositores los que priman, mientras que en Italia prevalecen los nombres de artesanos de la época de la unificación[cita requerida].
Raro es encontrar odónimos muy utilizados en varios diferentes países. Las numerosas calles, barrios, y plazas de «Estados Unidos» presentan bien la teoría de la imagen común que quieren darse los países occidentales. El odónimo «Estados Unidos» fue muy utilizado durante los años 1960-70 para significar el éxito económico de la unión, y los urbanistas dieron a menudo esta denominación a barrios nuevos. De manera similar, muchas ciudades anglosajonas utilizan la denominación «Paris Street» o «France Avenue» para indicar la calle donde se encuentra el teatro o las galerías de arte[cita requerida].
El análisis es algo más difícil cuando se trata de estudiar el uso de nombres de personajes célebres como denominaciones de calles en varios países. En efecto, no son muchas las personalidades que lograron imponer su nombre, al punto de pasar las barreras nacionales, y como excepciones pueden señalarse a Wolfgang Amadeus Mozart, Martin Luther King y John Fitzgerald Kennedy, o algunos santos venerados en todo el cristianismo, como Santa María, San Jorge y San Nicolás.
A veces también hay cierta contradicción en cuanto al interés que parecen tener ciertas municipalidades (particularmente después de los años 1960) de dar nombres campestres a algunas zonas nuevas de la ciudad, donde se pueden encontrar abundantes denominaciones tales como «rue des lilas» («calle de lilas») o «rue des saules» («calle de los sauces») o «rue des canaris» («calle de los canarios»). Estos nombres comodín tal vez son usados porque son fáciles de recordar y de identificar, y no conllevan valores sensibles (de tipo político, religioso, histórico, etc.) que puedan generar discusión entre los residentes o los dirigentes; en contrapartida, estas denominaciones no transmiten ninguna información de interés sobre la ciudad, su historia o su población, pues se trata de nombres puramente funcionales.[aclaración requerida]
En los Estados Unidos, las grandes ciudades del este en realidad jamás han utilizado verdaderos nombres para las vías de comunicación, salvo para las grandes avenidas y para las calles más antiguas. En efecto, la mayoría de las veces y con la intención de facilitar la localización creando un sistema sencillo y fácil de recordar, las calles allí han sido numeradas, y es así como en América del Norte, el nombre de calle más utilizado es «Second Street», y el que le sigue en frecuencia de uso es «Main Street».[12][13]
También en el sentido de facilitar las cosas, muchas ciudades, y sobre todo aquellas que han renombrado de modo generalizado las calles, adoptan nombres de flores y de árboles para sus vías. Y es obvio que estos odónimos raramente entran en los estudios concernientes a nomenclaturas,[14] pues tienen poco interés en cuanto a su historia o su significado[15].
En fin, en esto del nomenclátor inciden mucho las tradiciones locales, que con frecuencia se apoyan en el medio natural anterior a la fundación o apertura de la vía. Y es así como se presentan denominaciones tradicionales de ciertas regiones, como, por ejemplo, «rue de la cave» o «calle de la bodega» en las regiones vitivinícolas, «place du peuple» o «plaza del pueblo», etc.
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