Mala oclusión
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En el campo de la ortodoncia, la mala oclusión (del ingl. malocclusion; también oclusión anormal, oclusión defectuosa, oclusión patológica)[1] se refiere a una alineación o relación incorrecta entre los dientes de las arcadas dentales superior e inferior cuando se cierra la mandíbula. El término, que se originó en la lengua inglesa en 1864,[2] fue popularizado por Edward Angle (1855-1930), a menudo considerado el «padre de la ortodoncia moderna».[3] Derivado del término occlusion ('oclusión'), que se refiere a la forma en que los dientes opuestos se encuentran, malocclusion significa esencialmente 'cierre incorrecto'.
La clasificación de la mala oclusión se basa principalmente en la relación entre la cúspide mesiobucal del primer molar maxilar y el surco bucal del primer molar mandibular. Si esta relación molar está correctamente alineada, los dientes pueden alcanzar una oclusión normal. Edward Angle definió la mala oclusión como cualquier desviación de la oclusión ideal.[4] Sin embargo, es importante señalar que la evaluación de la mala oclusión no debe basarse únicamente en la definición de Angle. También deben tenerse en cuenta otros factores, como el impacto estético y la funcionalidad.
En algunos casos, a pesar de la presencia de mala oclusión según la definición formal, el tratamiento puede no ser necesario si el paciente considera que la estética y la funcionalidad son aceptables. Cabe señalar que esta es una afección común, ya que se calcula que el 30 % de la población tiene una mala oclusión grave. Estos casos se beneficiarían sin duda de un tratamiento de ortodoncia. Por lo tanto, aunque la mala oclusión pueda parecer un término puramente técnico, sus implicaciones son de gran alcance, ya que afectan tanto al aspecto estético como a la funcionalidad de la salud dental de un individuo.[5]