Estilo italo-bizantino
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Estilo italo-bizantino o maniera greca son denominaciones del estilo artístico de las pinturas medievales producidas en Italia bajo una fuerte influencia del arte bizantino.[2] Incluye la pintura religiosa que copia o imita los iconos bizantinos, pero pintados por artistas que no se han formado en talleres bizantinos. Son versiones de tales iconos, la mayor parte representaciones de la Virgen con el Niño (Madonna en lengua italiana, Theotokos y otras advocaciones en lengua griega, con una iconografía establecida y formas estereotipadas); pero también otros temas. Esencialmente introducen en Europa occidental pinturas de relativamente pequeño formato concebidas como arte mueble, es decir, cuadros enmarcados. Muy frecuentemente tienen fondo dorado.[3] Fue el estilo dominante en la pintura italiana hasta el siglo XIII (Duecento). Desde finales de ese siglo y durante el siglo XIV (Trecento) pintores como Cimabue y Giotto llevaron la escuela florentina por un nuevo camino que culminó en el Renacimiento del siglo XV (Quattrocento). No obstante, en otros lugares y contextos, destacadamente en la escuela sienesa, el estilo italo-bizantino pervivió durante todo ese periodo.[4]
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Maniera greca ("estilo griego" en lengua italiana) era la expresión que se utilizaba en la época de Giorgio Vasari; de hecho, una de las primeras etiquetas estilísticas utilizadas en el arte europeo.[5] Vasari lo utilizaba de forma peyorativa, definiendo la maniera moderna[6] del Renacimiento como un rechazo de "ese torpe estilo griego" (quella greca goffa maniera); otros tratadistas contemporáneos hacían críticas semejantes,[7] que pueden también relacionarse con el concepto de stil nuovo que tiene un origen literario (dolce stil nuovo).[8]
También se denominan "italo-bizantinos" los iconos bizantinos exportados a Italia, como los que llegaron en gran número en el Renacimiento desde Creta, que era una posesión de la República de Venecia. Ya en periodos posteriores, la expresión se aplica a las obras realizadas en Italia por artistas griegos o formados en Grecia; algunas de las cuales son difíciles de distinguir de las obras de la escuela cretense, que seguía siendo la suministradora principal de estos iconos a toda Europa.[9] A mediados del siglo XX muchos de ellos se atribuían a los talleres de la Dalmacia veneciana, lo que los expertos posteriores discuten.[10]
Según John Steer, hasta el siglo XIII todas las escuelas locales italianas de pintura eran variantes provinciales de la tradición central bizantina.[11] La mayoría de los maestros italo-bizantinos son desconocidos, aunque se conocen algunos detalles de las figuras de transición más tardías, como Coppo di Marcovaldo (activo a mediados del siglo XIII en Florencia),[12] y Berlinghiero Berlinghieri (activo en Lucca ca. 1228–1242).[13] El uso de los fondos dorados convenía al grueso perfilado de los contornos en las figuras, que se construían a partir de formas abstractas pero expresivas, diseñadas para identificar las distintas partes del cuerpo y del ropaje mediante bellos patrones.[14]