Enómao
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Enómao o Enomao (en griego antiguo Οἰνόμαος) es un personaje de la mitología griega, recordado especialmente por ser rey de Pisa en Élide, hijo de Ares y padre de Hipodamía.
Su hija Hipodamía era muy bella y muy solicitada, pero Enómao, bien porque él estuviese enamorado de su propia hija, como dicen algunos, bien porque según un oráculo hubiera de morir a manos de su yerno, nadie la tomaba por esposa, pues Enómao, al no haber podido convencerla para que se uniese a él, mataba a los pretendientes.[1] Para deshacerse de estos, les hacía competir en una carrera de carros desde Pisa hasta el altar de Poseidón en el istmo de Corinto. Enómao poseía un carro con un tiro de caballos regalados por Ares. Les daba ventaja a los pretendientes permitiendo que tomaran la salida mientras él ofrecía un sacrificio a Zeus.[2] Si el pretendiente ganaba se obtendría la mano de Hipodamía, pero si Enómao le alcanzaba le mataba con una lanza de bronce, regalo también de Ares, y la cabeza del pretendiente era colgada en la puerta de su palacio.
Según el poema épico las Grandes Eeas, murieron a manos de Enómao, Alcátoo el hijo de Portaón, que fue el segundo, después de Mármax; y después de Alcátoo, Euríalo, Eurímaco y Crótalo. De estos no se ha especificado quienes eran ni sus padres y ni sus patrias. Del que murió después de éstos, Acrias, se puede conjeturar que era lacedemonio y fundador de Acrias. Después de Acrias, dicen que Enomao dio muerte a Cápeto, Licurgo, Lasio, Calcodonte y Tricolono. Y después de Tricolono, el destino sorprendió en la carrera a Aristómaco y Priante, y también a Pelagonte, Eolio y Cronio.[3]
Ya se había deshecho de doce o trece pretendientes cuando se presentó Pélope solicitando la mano de Hipodamía. Pélope también poseía un carro regalo de un dios, en este caso de Poseidón, de oro, alado, que podía correr por el mar sin mojarse los ejes y tirado por caballos alados e inmortales.[4] A pesar de eso trató de asegurase la carrera sobornando a Mirtilo, auriga de Enómao, prometiéndole que le entregaría a Hipodamía de quien también estaba enamorado aunque nunca se atreviera a desafiar a Enómao.[5] En otras ocasiones se dice que fue Hipodamía, quien se había enamorado de Pélope, la que sobornó a Mirtilo. En cualquier caso, Mirtilo sustituyó las pezoneras de bronce que sujetaban los ejes del carro de Enómao por piezas de cera. En plena carrera, cuando Enómao alcanzaba a Pélope y estaba dispuesto a matarlo, las piezas de cera se fundieron y, así, se desprendieron las ruedas del carro de Enómao, que murió enredado en las riendas y arrastrado por sus caballos. En otra versión, Enómao, mortificado por la derrota, se quitó la vida.
Después de la carrera, Pélope se apropió del reino de Enómao.