Economía del Imperio incaico
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La economía del Imperio incaico, que duró de 1438 a 1532, estableció una estructura económica que permitió una producción agrícola sustancial, así como el intercambio de productos entre comunidades. Se considera que la sociedad inca ha tenido algunas de las economías centralmente organizadas más exitosas de la historia.[1] Su eficacia se logró mediante el control exitoso del trabajo y la regulación de los recursos tributarios. En la sociedad incaica, el trabajo colectivo era la piedra angular para la productividad económica y el logro de la prosperidad común.[2] Las personas en el aillu (el centro de la productividad económica) trabajaron juntas para producir esa prosperidad. Esta prosperidad hizo que los españoles se asombraran por lo que vieron cuando se encontraron por primera vez con los incas en 1528.[3] Según cada aillu, el trabajo estaba dividido por regiones, con la agricultura centralizada en las áreas más productivas; la producción de cerámica, la construcción de caminos, la producción textil y otras habilidades también formaban parte de los aillus.[4] Una vez satisfechas las necesidades locales, el gobierno reunía todo el excedente que se obtenía de los aillus y lo asignaba donde se necesitaba. La gente del Imperio incaica recibía ropa, comida, atención médica y educación gratuita a cambio de su trabajo.[5]