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Desaparición de la Casa de Árpad
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La desaparición de la Casa de Árpad sobrevino en 1301 con la muerte del rey Andrés III de Hungría sin dejar herederos varones ni un sucesor designado. La extinción de la dinastía de los Reyes Santos —que reinaba en el país desde el año 1001, con san Esteban I—, generó una seria crisis en Europa central al postularse varios pretendientes al trono vacante. Lo hicieron Alberto I de Habsburgo —alegando que durante la invasión mongola de 1241, el rey Bela IV le había ofrecido la corona a cambio de su ayuda—, Carlos Roberto de Anjou —nieto de Carlos II de Nápoles y de María de Hungría—, Otón III duque de Baviera —nieto del fallecido rey Bela IV— y Wenceslao III de Bohemia —tataranieto de Constanza, hija del rey Bela III. Fue una reanudación de la guerra civil que tras la muerte de Ladislao IV en 1290, sin dejar hijos, había enfrentado a los candidatos rivales prohúngaros de Andrés III y procroatas de Carlos Martel de Anjou (1271-1295).
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Inicialmente, el joven Carlos Roberto (1288-1342), hijo de tan solo 12 años del fallecido Carlos Martel, con el apoyo del papa y del emperador, arribó al sur de Hungría, donde fue llevado a la ciudad de Estrigonia por Gregorio Bicskei, arzobispo electo de dicha metrópolis. Fue coronado con una corona provisional —joya real de coronación no estaba en manos de los partidarios de los Anjou— antes del 13 de mayo,[1][2], aunque esa coronación no fue considerada legitima por la mayoría de los húngaros al no cumplir con las tres condiciones de la tradición: si bien había sido oficiada por el arzobispo de Estrigonia, no se había ni llevado a cabo en la ciudad de Székesfehérvár, ni se había hecho con la Santa Corona San Esteban.[1][3]
Hungría se desintegró entonces en una docena de territorios semiindependientes, regidos por distintos nobles:[4][5][6] Mateo Csák, dominaba parte del noroeste del país (la parte occidental de la moderna Eslovaquia); Amadeo Aba, era el señor del noreste; Iván Kőszegi, reinaba en la Transdanubia; y Ladislao Kán, en Transilvania.[7] La mayoría de esos nobles rehusó la autoridad de Carlos y presentó la corona a Wenceslao III de Bohemia (1289-1306), cuya prometida, a Isabel, era hija única del difunto Andrés III.[8][9] Wenceslao ciñó la corona de San Esteban, tomando el nombre de Ladislao I, el 27 de agosto de 1301 en Székesfehérvár, pero su entronización también se puso en duda, esta vez porque fue el arzobispo Juan de Kalocsa el que ofició la ceremonia, cuando correspondía al arzobispo de Esztergom.[2]
Después de la coronación de su rival, Carlos se retiró a las tierras de Ugrin Csák en Eslavonia.[10] El papa Bonifacio envió a un legado, Nicolás Boccasini, a Hungría.[10] Boccasini persuadió a la mayoría de los prelados húngaros para que aceptasen la autoridad de Carlos.[10] Sin embargo, la mayoría de los nobles seguían rechazándola debido a que, según la Crónica Miniada,[11] temían que «los hombres libres del reino perdiesen su libertad si aceptaban un rey nombrado por la Iglesia».[12] En septiembre de 1302, puso sitio a Buda, pero no pudo ocupar la capital del reino, socorrida por Iván Kőszegi, y tuvo que retirarse nuevamente a Eslavonia.[2] Los edictos de Carlos prueban que pasó la mayor parte de los años siguientes en las tierras meridionales del reino, aunque también visitó el castillo de Amadeo Aba en Gönc.[4]
El tío materno de Carlos, el emperador Alberto I de Alemania también le proporcionó ayuda militar. Wenceslao abandonó Hungría en el verano del 1304, llevándose consigo la corona real.[10] Ese mismo verano, el rey Wenceslao II de Bohemia había acudido al país con el fin de ayudar a su hijo a fortalecer su autoridad en el reino. Sin embargo, el rey de Bohemia pronto se dio cuenta de que la posición este era débil, por lo que decidió retirarse acompañado de su hijo. Carlos se reunió con su primo Rodolfo III de Austria en Pressburg (la moderna Bratislava eslovaca) el 24 de agosto.[10][13] Ambos firmaron una alianza y emprendieron juntos la invasión de Bohemia el otoño siguiente.[10][14] Wenceslao, que para entonces había sucedido a su padre en el trono bohemio, renunció a sus derechos en Hungría en favor de Otón III el 9 de octubre de 1305.[15] Los invasores pudieron ocupar Kutná Hora y Carlos tuvo que retirarse a Hungría. Otón fue coronado —con el nombre de Béla V— el 6 de diciembre en Székesfehérvár con la Santa Corona, pero por los obispos de Csanád y Veszprém.[15][16][14] Pese a ello, nunca gozó de gran poder en Hungría, pues apenas contaba realmente con el sostén de los Kőszegis y de los sajones de Transilvania.[10] En el verano de 1307 Otón fue apresado, con la Santa Corona Húngara, por Ladislao Kán, voivoda de Transilvania.[15][17] Tras varios meses en prisión fue liberado a comienzos de 1308 a cambio de las joyas de la corona húngara, huyendo del reino húngaro a Baviera donde murió en 1312. Gentile Partino da Montefiore, nuevo legado papal,.[18][19] llegó al país en el verano del 1308[18] y durante los meses siguientes, convenció a los principales señores para que aceptasen como rey a Carlos.[18] Cuando amenazó con la excomunión a Ladislao Kán, este pronto devolvió la Santa Corona. Finalmente Carlos Roberto fue proclamado rey por unanimidad el 27 de noviembre de 1308, en la Dieta que celebró sesión en el dominico de Pest. Finalmente recibió la corona de San Esteban en Székesfehérvár el 27 de agosto de 1310.[19][20]
Carlos Alberto, a lo largo de su reinado, derrotó a los barones locales y suprimió sus poderes regionales, unificando el reino bajo su mano, y manteniendo el control sobre todas las regiones (aun las más alejadas) con un sistema administrativo bien programado, al que le siguieron una serie de reformas económicas, con rigurosos impuestos aduaneros e internos. Había introducido un nuevo tipo de moneda, el florín húngaro, según el patrón de Florencia y cediendo parte de las ganancias en las minas de oro y plata a los propietarios nobles, que anteriormente no recibían beneficio alguno, ya que estas minas eran solamente del rey.