En el centro se encuentra una gran montaña densamente recubierta de nieve, que representa la gran nación del Tíbet, ampliamente conocida como la Tierra Rodeada de Montañas Nevadas.
Atravesando el cielo azul oscuro, seis franjas rojas se extienden representando los ancestros originales del pueblo tibetano: las seis tribus llamadas Se, Mu, Dong, Tong, Dru y Ra, que a su vez generaron doce descendientes. La combinación de las seis franjas rojas (de las tribus) y de las seis franjas azules (representando el cielo) simbolizan la incesante protección de las enseñanzas espirituales y la vida secular por las divinidades protectoras rojas y negras con las cuales el Tíbet tiene una conexión desde mucho tiempo atrás.
En lo alto de la montaña nevada, brilla el sol, radiando en todas las direcciones, simbolizando esto el gozo de la libertad por todos, la riqueza espiritual y material y la prosperidad de todos los seres en la tierra tibetana.
En las laderas de la montaña, permanecen orgullosos dos leones de las nieves, símbolos de valentía y representativos del victorioso logro del país de unificar una vida espiritual y secular.
Las tres joyas coloridas elevadas por los leones representan la reverencia guardada por los tibetanos a las Tres Joyas Supremas (Buda, Dharma y Shanga).
Las dos joyas coloridas, sostenidas entre los leones, significan la consideración y estima por la autodisciplina del comportamiento ético correcto, principalmente representadas por la práctica de las diez virtudes exaltadas y de los dieciséis modos de conducta humanos.
El bordillo amarillo en torno al perímetro de la bandera simboliza la difusión y prosperidad en todas las direcciones y tiempos de las puras enseñanzas de oro de Buda.
El lado de la bandera sin el bordillo amarillo representa la apertura del Tíbet a otros credos religiosos.[2]