Anexo:Materiales arqueológicos del Tesoro Nacional de Japón
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La denominación Tesoro Nacional se ha utilizado en Japón para referirse a los bienes culturales desde 1897.[1] La definición y los criterios han cambiado desde la introducción del término. Estos materiales arqueológicos se adhieren a la definición actual, y han sido designados patrimonio nacional ya que la Ley para la Protección de los Bienes Culturales entró en vigor el 25 de marzo de 2021. Los elementos son seleccionados por el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología por su «alto valor histórico o artístico».[2][3] La lista presenta cuarenta y cuatro materiales o conjuntos de materiales desde la antigüedad hasta el Japón feudal, que abarcan un período desde alrededor el 4500 a. C. hasta el año 1361 de nuestra era. El número real de elementos es más de cuarenta y cuatro porque los grupos de objetos relacionados se han combinado en entradas individuales. La mayoría de los artículos han sido excavados en las tumbas, kofun, montículos sūtra u otros sitios arqueológicos. Los materiales se encuentran en los museos (26), templos (9), santuarios (8) y una universidad (1), en veinticuatro ciudades de Japón. El Museo Nacional de Tokio alberga el mayor número de elementos arqueológicos del Tesoro Nacional, con seis de los cuarenta y cuatro.[3]
El Paleolítico japonés marca el comienzo de la ocupación humana de Japón.[4] Es generalmente aceptado que los asentamientos humanos no se produjeron antes del 38 000 a. C., aunque algunas fuentes sugieren que la fecha se atrasa al 50 000 a. C.[5][6] Los artefactos arqueológicos del Paleolítico, consisten en herramientas de piedra de diversos tipos, e indican una sociedad de cazadores-recolectores.[4][5][7][8] Alrededor de entre 14 000 y 8 000 a. C., la sociedad fue transformándose poco a poco a otra caracterizada por la creación de cerámica utilizada para el almacenamiento, la cocina, urna de los restos óseos y, posiblemente, con fines ceremoniales.[9][10][11] La gente seguía subsistiendo de la caza, la pesca y la recolección, pero la evidencia apunta a una disminución gradual del estilo de vida nómada.[5][12][13][14][15][16] Restos de alfarería sin adornos de los yacimientos arqueológicos más antiguos constituyen algunas de las más antiguas piezas de cerámica del mundo.[9] Posteriormente aparecen los tipos cerámicos con relieves lineales, punteados e impresiones de uñas. La llamada marca de cuerda, jōmon, data de 8 000 a. C.[17] La cerámica con marcas, o patrones, de cuerda utiliza la técnica de presionar las cuerdas trenzadas en la arcilla, o bien haciendo rodar trocitos de cuerda trenzada sobre la arcilla. La definición japonesa para el período de la prehistoria caracterizado por el uso de esta cerámica es (縄文, Jōmon?, literalmente, marcas de cuerda), y da nombre a todo el período (c. 10 500 al 300 a. C.).[18] Las técnicas cerámicas alcanzaron su apogeo durante el período Jōmon medio con la aparición de la cerámica al fuego creada con rulos de arcilla esculpidos y tallados aplicados sobre los bordes del cuenco, proporcionando una apariencia resistente.[9][11][19][20] Un conjunto de 57 artículos de cerámica al fuego, que data de unos 4 500 a. C., ha sido designado como el más antiguo del Tesoro Nacional. Los arqueólogos consideran que esta cerámica puede haber tenido un significado simbólico o que se utilizaba ceremonialmente.[19] Los dogū, pequeñas figurillas de arcilla que representan seres humanos y animales, pueden fecharse en el período Jōmon temprano pero su prevalencia aumentó dramáticamente en el Jōmon medio.[21] Muchos de estos presentan a las mujeres con los pechos y las nalgas exageradamente agrandados, lo que se considera un símbolo de fertilidad.[22][23][24] Tres dogū entre 3 000 y 1 000 a. C. han sido designados como parte del Tesoro Nacional.
El subsiguiente período Yayoi se caracteriza por grandes avances tecnológicos tales como la agricultura en humedales del arroz o la fundición de bronce y de hierro, que fueron introducidas desde el continente.[9][25][26] Cuchillos y hachas de hierro, seguidos por espadas de bronce, lanzas y espejos, fueron traídos a Japón desde Corea y China.[26][27] Más tarde, todos ellos, fueron producidos en el país.[28] Los artefactos artísticos primarios, con la excepción de la cerámica Yayoi, son armas de bronce, como espadas, alabardas y dōtaku, campanas rituales.[25] Las campanas han sido descubiertas, a menudo, en grupos enterradas en laderas de colinas junto a las armas.[29] Miden entre 0,2 m y 1,2 m de altura y, a menudo están decoradas con diseños geométricos, tales como bandas horizontales, ondas (agua fluyendo) o espirales.[25][29] Unas pocas de las campanas destacan por tener la primera representación japonesa de personas y animales.[25][30] Además, se han encontrado algunas joyas ornamentales. Las armas desenterradas son planas y delgadas, lo que sugiere un uso simbólico.[25] Debido a la oxidación, pocos objetos de hierro de esta época han perdurado.[27] Túmulos funerarios cuadrados, y posteriormente circulares, fueron comunes en el período Yayoi. La fecha de inicio del período Kofun (c. 250 d. C.-300 d. C.) se define por la aparición de tumbas en montículo de gran tamaño en forma de cerradura, kofun, que se cree era la marca de los enterramientos imperiales.[28][31] El ajuar típico de entierro incluye espejos, cuentas, cerámica Sue coreana, armas y, al final, aperos de caballo.[31] Uno de los enterrammientos mejor conocido, cuyo contenido de artículos de guerrero ha sido designado como Tesoro Nacional, es la tumba Fujinoki de finales del siglo VI.[31] Espejos, espadas y piedras preciosas curvas, magatama, que constituyen el Tesoro Imperial de Japón, aparecen ya en el período medio de Yayoi, y son abundantes en las tumbas del período Kofun.[31] Lo más característico del kofun son las figuras haniwa (literalmente anillos de arcilla[32]) de barro terracota cuyo origen y finalidad se desconoce.[31] Una haniwa de un hombre armado ha sido designado como Tesoro Nacional, y un sello de oro del siglo I, también parte del Tesoro Nacional, muestra una de las primeras menciones de Japón o Wa.[33][34]
El budismo llegó a Japón a mediados del siglo VI durante el período Asuka, y fue adoptado oficialmente a raíz del desenlace de la Batalla de Shigisan en el año 587,[35] tras la cual los templos budistas empezaron a construirse.[36] La nueva religión y costumbres habían cambiado la sociedad y las artes japonesas.[37] Tradiciones funerarias, como la incineración y la práctica de colocar epitafios en tumbas, fueron importadas de China y Corea. Después lo fueron el tratamiento de las reliquias budistas, los restos cremados en un recipiente de vidrio envueltos en un paño y colocados en un envase en el exterior.[38] Los epitafios, los cuales registraban la vida de los fallecidos en tiras rectangulares de plata o bronce, fueron especialmente populares de la segunda mitad del siglo VII hasta el final del VIII (finales del Asuka y el Período Nara). Cuatro epitafios y una serie de urnas cinerarias y relicarios que contienen huesos han sido designados como Tesoro Nacional.[39] Otros elementos arqueológicos del Tesoro Nacional de la era budista incluyen elementos rituales enterrados en los cimientos de los Salones dorados de Tōdai-ji y el Kōfuku-ji en Nara.[40] De acuerdo con una antigua profecía budista, el mundo entraría en un período de oscuridad en 1051 y, en consecuencia en los últimos años del período Heian la creencia en la acumulación de poderes de Maitreya, o Miroku , el que iba a ser Buda, se generalizaron. Los creyentes enterraban escrituras e imágenes para ganar méritos y prepararse para la venida de Buda.[41][42] Esta práctica, que continuó en el período Kamakura, requierió la transcripción de los sutras de acuerdo a los protocolos rituales ortodoxos, su colocación en relicarios de protección y el enterramiento en las montañas sagradas, en los santuarios o los templos para esperar el futuro Buda.[42][43] El montículo sūtra más antiguo conocido es el de Fujiwara no Michinaga de 1007 en el Monte Kinpu, que aloja un Sutra del Loto y otros cinco sutras escritos en el año 998.[42] Este contenedor de sutras ha sido designado como Tesoro Nacional.