Anexo:Cronómetros del HMS Beagle
Listado cronológico de los cronómetros a bordo del HMS Beagle / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
Esta es una lista de los cronómetros a bordo del HMS Beagle.
Antiguamente se usaban cronómetros para determinar con exactitud la longitud de los barcos en el mar, que se podía calcular midiendo la hora del mediodía solar local y comparándola con el mismo momento en un punto de referencia. Para que este método funcione, hay que llevar al punto de medición un reloj que muestre la hora en el punto de referencia y que mantenga la precisión cuando es sometido a los movimientos de un barco en el mar o a cambios extremos en el medio ambiente, especialmente la temperatura.
Tal reloj es un cronómetro. Fueron construidos por primera vez en el siglo XVIII, siendo ampliamente utilizados por los navegantes en los siglos XIX y XX, incluso después de que se generalizara el uso de la radio para señales horarias —la señal horaria se utilizaba para ajustar el cronómetro, pero aún se necesitaba el instrumento para indicar la hora—.[1]
El HMS Beagle fue un barco de investigación marina del Almirantazgo británico utilizado en tres grandes expediciones. La primera (1826-1830) consistió en relevar la costa de América del Sur en compañía del HMS Adventure. En la segunda expedición (1831-1836) revisaron el trabajo anterior y luego avanzaron para establecer una cadena de puntos de referencia vinculados que rodearan el mundo. La tercera expedición (1837-1843) relevó la costa de Australia.[2][3][4]
El primero en llevar un cronómetro a bordo de un barco de investigación fue James Cook en su segundo viaje en 1772: el K1 de Larcum Kendall, una copia del H4 de John Harrison, el primer cronómetro práctico. A partir de 1818 el Almirantazgo comenzó a proporcionar cronómetros a los buques de la armada. Desde 1825 se convirtió en norma y los barcos portaban un segundo cronómetro si el capitán suministraba personalmente un tercero. Tres cronómetros era la cantidad mínima para determinar si uno de ellos se había vuelto inexacto y por tanto inaceptable.
Ya para la época de los viajes del Beagle, el uso de cronómetros marinos se había convertido en una práctica habitual y el buque transportaba un gran número de relojes para ponerlos a prueba —veintidós en el segundo viaje, un hecho sin precedentes—. Esto fue posible porque su precio había ido disminuyendo de manera constante a la vez que se incrementaba su producción. El desarrollo del H4 había costado más de £ 20 000 —£ 280 000 ajustado por inflación—. El Kendall K1 costó £ 500 —ahora £ 59 000— y su modelo económico, K3, tenía un costo de £ 100 —ahora £ 10 000—, pero para el momento de los viajes del Beagle el costo de un buen cronómetro se había reducido a menos de £ 40 —ahora £ 3 300—.[5][6]
El Beagle requería un gran número de cronómetros debido a que eran esenciales para la misión de la nave y era inevitable que se rompieran algunos en viajes tan largos. Además, la calibración de todo cronómetro varía con el tiempo y, aunque esto se puede corregir mediante interpolación de la variación observada entre los controles periódicos, no hay garantía de que los cambios sean lineales, y con frecuencia no lo son. Esos errores suelen cancelarse al promediar las lecturas de un gran número de cronómetros, especialmente si son de diferentes tipos.[7][8]
Para llegar a todos los puntos que el Almirantazgo designó para relevar, en ocasiones era necesario tener cronómetros en tierra firme a lo largo de ensenadas y ríos no navegables debido a su poca profundidad. Esto representaba un riesgo para los cronómetros, ya que el movimiento afectaba a su exactitud. Esta fue otra de las razones para que los buques de medición llevaran un gran número de cronómetros de reserva; la mayoría podían ser guardados permanentemente en un lugar seguro y bien acolchado en el barco principal.[9]