Anexo:Carrera teatral y cinematográfica de Laurence Olivier
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Laurence Olivier (1907–1989) fue un actor británico que, junto a sus contemporàneos Ralph Richardson y John Gielgud, dominaron la escena británica en la segunda mitad del siglo XX. Aparte de su carrera teatral, intervino en más de 50 películas. Desde 1935 trabajó en la radio y desde 1956 en exitosas series y telefilms de televisión.[1]
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Hijo de un sacerdote anglicano, a los diez años, llamó la atención al interpretar a Bruto en la representación teatral de Julio César de William Shakespeare. Siete años más tarde, interrumpió sus estudios en Oxford, para estudiar Arte dramático en Londres. A finales de los años veinte, debutó como actor de teatro y no tardó en convertirse en un gran especialista en Shakespeare.[2] Durante la década de 1930, llegó a ser una de las principales figuras de la compañía del famoso Old Vic Theatre, mientras desarrolló una carrera como actor de cine en varias películas británicas. Llegó a Hollywood y se convirtió en un actor de películas románticas debido a su Heathcliff de Cumbres Borrascosas dirigido por William Wyler y a su Max de Winter en Rebeca de Alfred Hitchcock.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió esta ascendente trayectoria y le llevó a intervenir en diferentes películas de propaganda bélica, el documental Los conquistadores del aire de los hermanos Korda, la obra de ficción Lady Hamilton (That Hamilton Woman) o Los invasores (49th Parallel) de Michael Powell. En 1944 dirigió Enrique V, personal visión de la tragedia de Shakespeare y por la que consiguió varios Óscar en 1946. Su éxito le ayudó a dirigir y protagonizar Hamlet, un nuevo éxito que le hizo ganar el León de Oro en el Festival de Venecia, el Óscar a la mejor película y al mejor actor. En los años cincuenta, dirigió el Old Vic Theatre y dedicó su tiempo al teatro, aunque volvió a Hollywood para protagonizar Carrie de William Wyler y para terminar su trilogía shakesperiana con Ricardo III, que no logró el éxito de las anteriores. Ganó fama como un actor muy versátil de interpretaciones sólidas y marcadas por un personal estilo psicológico.
En la década de 1960, dirigió la England's National Theatre Company y cerró su carrera como director con El príncipe y la corista, una comedia con Marilyn Monroe como protagonista y él como partenaire; y Tres hermanas, una adaptación del clásico de Antón Chéjov. Además intervino como actor en películas entre las que destacan Espartaco, donde dio vida al cónsul Craso y fue dirigido por Stanley Kubrick; El animador, de Tony Richardson; Las sandalias del pescador, con Anthony Quinn, o El rapto de Bunny Lake, de Otto Preminger. Tras conseguir todo tipo de honores y ser un mito del teatro británico, en los años setenta y ochenta, se limitó a hacer papeles secundarios en películas de renombre como La huella, en la que tiene un enorme duelo interpretativo con Michael Caine, Marathon Man de John Schlesinger o Los niños del Brasil de Franklin J. Schaffner, inquietante película sobre el doctor nazi Joseph Mengele (interpretado por Gregory Peck), en el que interpretó a un cazanazis retirado (inspirado en la figura de Simon Wiesenthal).
En los años setenta, protagonizó una serie de películas para televisión, entre las que sobresale Amor entre ruinas con Katharine Hepburn, por la que ganó un premio Emmy, y la miniserie Jesús de Nazaret, donde encarnó a Nicodemo, logrando otra destacada labor.