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El Naadam, festival tradicional mongol |
Bien inmaterial inscrito en 2010. |
El festival nacional del Naadam tiene lugar todos los años, entre el 11 y el 13 de julio, en toda Mongolia. Se centra en tres deportes tradicionales: la carrera de caballos, la lucha y el tiro al arco. El Naadam está íntimamente vinculado al modo de vida nómada de los mongoles, dedicados desde mucho tiempo atrás al pastoreo de ganado en las vastas estepas del Asia Central. También ocupan un lugar destacado en el Naadam las tradiciones orales, las artes escénicas, la preparación de platos nacionales, la artesanía y expresiones culturales como el canto difónico khöömei, la danza bie biyelgee y el uso del violín denominado morin khuur. Durante el festival, los mongoles observan una serie de rituales y prácticas específicas, como llevar atuendos especiales y utilizar instrumentos y artículos deportivos característicos. Los participantes en el festival sienten un gran respeto por todos los deportistas –hombres, mujeres y niños– que toman parte en las competiciones, y a los vencedores se les otorgan galardones para recompensar sus triunfos. En honor de los competidores en las pruebas se entonan plegarias rituales y se recitan poemas. Al alentar y autorizar a todas las personas a tomar parte en el Naadam, se fomenta la participación y convivencia de la comunidad. Los deportes practicados en el festival guardan relación con los modos y condiciones de vida de los mongoles, y su transmisión a las jóvenes generaciones se efectúa gracias al aprendizaje efectuado en el seno de las familias, aunque recientemente se han creado sistemas de aprendizaje formal para la lucha y el tiro al arco. Por otra parte, los rituales y las costumbres del Naadam hacen hincapié en el respeto de la naturaleza y el medio ambiente. (UNESCO/BPI)
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El arte tradicional mongol del khöömei |
Bien inmaterial inscrito en 2010. |
El khöömei es una forma de canto originaria de las montañas del Altái, situadas al oeste de Mongolia. El cantante imita sonidos de la naturaleza, emitiendo simultáneamente dos sonidos vocales distintos: un bordón grave continuo y una melodía de armónicas. Se cree que el khöömei –palabra que significa literalmente faringe– es un canto aprendido de los pájaros, cuyos espíritus desempeñan un papel esencial en las prácticas chamánicas. Las numerosas técnicas del khöömei mongol se agrupan en dos estilos principales: el kharkhiraa (khöömei profundo) y el isgeree (khöömei silbado). En el kharkhiraa, el cantante emite con la garganta un bordón, destacando al mismo tiempo la voz baja o subarmónica de la octava inferior. En el isgeree, se destacan las voces altas superiores a la nota fundamental del bordón, creando así un silbido agudo. En ambos casos, el bordón se genera manteniendo muy tensas las cuerdas vocales, mientras que la melodía se crea mediante una modulación del tamaño y la forma de la cavidad bucal, abriendo y cerrando los labios y moviendo la lengua. El khöömei lo interpretan los nómadas mongoles con motivo de eventos sociales diversos, desde ceremonias oficiales importantes hasta fiestas familiares. El khöömei se canta también mientras se pastorea el ganado, o dentro de las yurtas para arrullar a los bebés. Los depositarios de este arte tradicional lo transmiten oralmente a quienes desean aprenderlo, y también existe una vía de transmisión de maestro a discípulo. (UNESCO/BPI)
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La técnica musical de canto popular largo de los intérpretes de la flauta limbe – la respiración circular |
Bien inmaterial inscrito en 2011 sobre la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia. |
La flauta limbe es una flauta travesera, fabricada con madera noble o bambú, que se utiliza para la interpretación del canto largo popular mongol. Gracias a la técnica de la respiración circular, los flautistas pueden ejecutar las melodías continuas características de este canto. Los músicos inspiran por la nariz y expulsan simultáneamente por la boca el aire que han almacenado en los carrillos, logrando así tocar la flauta sin interrupción. Una estrofa de un canto largo popular suele tener una duración de cuatro a cinco minutos, y un canto consta de tres a cinco estrofas, lo que supone tocar la flauta continuamente por espacio de doce a veinticinco minutos. Los métodos de formación tradicionales utilizados para adquirir esta técnica comprenden ejercicios consistentes en soplar el mayor tiempo posible sobre la llama de una vela, sin apagarla, o soplar en una paja sumergida en vaso de agua. La flauta limbe se caracteriza por las notas eufónicas, el melisma, y las melodías ocultas que produce, así como por los movimientos diestros y delicados de la lengua y los dedos que exige su práctica. La disminución considerable del número de personas y grupos que tocan este instrumento hace que sean muy pocos los depositarios de esta tradición musical, lo cual no deja de ser muy preocupante. Esta situación obedece en parte al predominio que han cobrado las formas musicales y los sistemas de formación extranjeros. Hoy en día, sólo quedan catorce especialistas de la flauta limbe y eso hace que la frecuencia y el radio de acción de la práctica de este instrumento tradicional sean muy inestables. (UNESCO/BPI)
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La cetrería, un patrimonio humano vivo |
Bien inmaterial inscrito en 2011 (ampliado en 2012 y 2016).[7] |
Este elemento es compartido con Alemania Alemania, Arabia Saudita Arabia Saudita, Austria Austria, Bélgica Bélgica, Catar Catar, Corea del Sur Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos Emiratos Árabes Unidos, España España, Francia, Hungría Hungría, Italia Italia, Kazajistán Kazajistán, Marruecos Marruecos, Pakistán Pakistán, Portugal, República Checa República Checa y Siria Siria |
En un principio, el hombre utilizó el arte de la cetrería para procurarse alimentos, pero su evolución posterior hizo que hoy en día esté vinculado principalmente a la conservación de la naturaleza, al patrimonio cultural y a las actividades sociales de las comunidades. De conformidad con sus tradiciones y principios éticos, los cetreros doman, alimentan y adiestran para el vuelo aves de presa –halcónidos, y también águilas y acipítridos–, creando un vínculo con ellas y convirtiéndose en sus principales protectores. Practicado en muchos países de todo el mundo, el arte de la cetrería puede presentar algunas variantes prácticas –por ejemplo, en los equipamientos utilizados– pero sus métodos son siempre análogos. Los cetreros se consideran un grupo específico. A veces viajan juntos durante semanas, cazando y contándose luego mutuamente las vicisitudes de cada jornada en las veladas que organizan. Consideran que la cetrería les une al pasado, especialmente cuando pertenecen a comunidades en las que este arte representa uno de sus últimos vínculos con el medio ambiente natural y su cultura tradicional. Las prácticas y conocimientos relacionados con este elemento del patrimonio cultural inmaterial se transmiten de generación en generación en el seno de las familias, así como mediante sistemas de tutoría formal y aprendizaje o cursos de formación impartidos en clubs y escuelas. En algunos países es preciso aprobar un examen de nivel nacional para ser cetrero. La celebración de encuentros y festivales permite a las comunidades de cetreros intercambiar conocimientos, fomentar la diversidad y sensibilizar más al público al valor de su arte. (UNESCO/BPI) [7]
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La caligrafía mongola |
Bien inmaterial inscrito en 2013 sobre la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia.[8] |
La caligrafía mongola es una técnica de escritura clásica, cuya base es un conjunto de noventa letras que se unen verticalmente con trazos continuos para formar palabras. Las letras se forman con seis trazos principales denominados respectivamente “cabeza “, “diente”, “tallo”, “estómago”, “arco” y “cola”. Este tipo de escritura es muy meticuloso y se utiliza para la redacción de cartas oficiales, invitaciones, correspondencia diplomática y cartas de amor. También se utiliza para una modalidad de taquigrafía denominada escritura sincrónica y, en su forma “plegada”, se usa para los emblemas, logos, monedas y sellos. Los maestros en este arte de escribir suelen seleccionan a sus mejores alumnos para hacer de ellos calígrafos al cabo de un periodo de formación de cinco a ocho años de duración. Los vínculos que se establecen entre profesores y alumnos subsisten de por vida, y todos ellos se estimulan mutuamente para perfeccionar su labor artística. El ritmo veloz de la transformación de la sociedad, la urbanización y la mundialización ha tenido como consecuencia una importante disminución del número de calígrafos jóvenes. Actualmente, sólo hay tres profesores universitarios de edad madura que enseñan voluntariamente el arte de la caligrafía a un pequeño grupo de unos veinte jóvenes. Además, el aumento del costo de la vida ya no permite que los maestros calígrafos sigan enseñando su arte a más generaciones de jóvenes sin percibir remuneración alguna. Por eso, es preciso adoptar medidas especiales para atraer a los jóvenes a la práctica de este arte tradicional de la escritura, y también para salvaguardar y revitalizar la escritura y la caligrafía mongolas tradicionales. (UNESCO/BPI)
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La artesanía tradicional del ger mongol y las costumbres conexas |
Bien inmaterial inscrito en 2013.[9] |
El ger mongol es una estructura circular compuesta por mamparas, postes y un techo, cubiertos con fieltro y lonas que se atan y tensan con cuerdas. Su fabricación artesanal es una práctica tradicional que requiere el trabajo conjunto de una familia o una comunidad: los hombres se encargan de tallar la madera y luego, junto con las mujeres, la pintan, cosen las lonas y fabrican el fieltro. El ger es lo suficientemente ligero como para ser transportado por las comunidades nómadas, lo suficientemente maleable como para ser plegado y embalado, y lo suficientemente sólido como para poderlo montar y desmontar con frecuencia. El ger resiste muy bien el embate de los fuertes vientos primaverales que soplan en Mongolia. Sus principales características son idénticas en todo el país: estructuras de madera pintadas y ornamentadas con motivos mongoles tradicionales, cubiertas de lonas y fieltro de color blanco, cuerdas fabricadas con vellón de animales, alfombras y revestimientos del suelo fabricados con fieltro y cosidos a mano, y mobiliario. Las generaciones jóvenes aprenden la fabricación artesanal del ger bajo la dirección de los maestros artesanos más veteranos. Las operaciones de montar y desmontar el ger se realizan siempre en familia y los niños aprenden a efectuarlas observando a los adultos. El esquileo de las ovejas, la preparación de su lana, la fabricación del fieltro, la operación de coser las lonas y la preparación de la madera son tareas que también se suelen realizar en común. Hábitat tradicional de Mongolia, el ger desempeña un papel social y cultural de primera importancia para las familias nómadas. Los artesanos que fabrican los gers son sumamente respetados en sus comunidades. (UNESCO/BPI)
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El tiro mongol a las tabas |
Bien inmaterial inscrito en 2014.[10] |
Los mongoles veneran algunas partes de los huesos de animales que forman parte de sus ganados domésticos y las utilizan tanto en sus ritos religiosos como en sus esparcimientos y juegos tradicionales. El tiro a las tabas es uno de esos juegos tradicionales, muy popular, que se practica en equipos de seis a ocho miembros. En una plancha de madera lisa, los jugadores lanzan treinta tabletas de mármol –parecidas a las fichas de dominó– contra una diana formada por tabas de carnero para conseguir que éstas caigan dentro de la zona delimitada como blanco. Mientras practican el tiro, los jugadores entonan melodías y canciones tradicionales propias de este juego. Cada miembro de un equipo posee sus propios instrumentos de juego, fabricados artesanalmente, y lleva una indumentaria con distintivos que indican su clasificación y sus méritos. Los lazos de amistad anudados entre los miembros de un equipo son inquebrantables y los jugadores se guían por normas de conducta basadas en la dignidad y el respeto mutuo. Los ritos, conocimientos y competencias que guardan relación con el tiro a los huesos, así como las técnicas de fabricación de instrumentos, accesorios y equipamientos se transmiten de maestros a aprendices. El tiro a las tabas crea un clima propicio para que, aprendiendo unos de otros y ayudándose, los jugadores contribuyan al éxito de sus respectivos equipos, así como a su desarrollo personal y al bienestar general de la sociedad. Este juego tradicional agrupa a personas de diferentes orígenes, estimula su interacción, fomenta el respeto por los demás –en particular, por las personas de más edad– y refuerza la cohesión social. (UNESCO/BPI)
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Ritual para amansar a las camellas |
Bien inmaterial inscrito en 2015 sobre la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia.[11] |
Los pastores mongoles practican un ritual de amasamiento de las camellas para incitarlas a que acepten a crías recién nacidas o huérfanas. Una vez atada la camella junto a la cría, un cantor entona una melodía monótona acompañada de gestos y salmodias. El amansador cambia de melodía en función de la reacción de la camella –que al principio puede ser agresiva– y paulatinamente la va amansando hasta lograr que prohije a la cría. La ejecución de este rito comienza al anochecer y exige una gran destreza en el trato con los camellos, así como en el arte de tocar la flauta o el morin khuur (violín de dos cuerdas ornamentado con una cabeza de caballo). La mayoría de las pastoras mongolas saben aplicar técnicas y métodos de amansamiento, pero a veces se recurre a amansadores profesionales para practicar este ritual cuando no hay un cantor o músico disponibles en una comunidad. Este ritual constituye un medio simbólico para crear y mantener vínculos sociales entre las familias nómadas y sus comunidades. Son los padres y las personas mayores de las comunidades quienes lo transmiten a los jóvenes, dispensándoles consejos en el hogar. No obstante, cabe señalar que los cambios ocurridos en plano social y cultural han influido negativamente en la viabilidad de este elemento del patrimonio cultural. Hoy en día se prefiere utilizar la moto como medio de transporte, en vez del camello; y además la creciente emigración a los centros urbanos ha tenido como consecuencia una reducción considerable del número de pastores y pastoras jóvenes. Todo esto ha provocado una rápida disminución de los depositarios de esta práctica cultural, a medida que las nuevas generaciones se han ido apartando de los vínculos tradicionales que les unían al modo de vida pastoral. (UNESCO/BPI)
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Prácticas mongolas tradicionales de veneración de sitios sagrados |
Bien inmaterial inscrito en 2017 |
Las prácticas mongolas de veneración des sitios sagrados nacieron el ámbito cultural de la vida de las poblaciones nómadas, que se caracteriza por una estrecha comunión del hombre con el medio ambiente. Según el chamanismo tradicional, estas prácticas se basan en la creencia en deidades invisibles del cielo, la tierra, las montañas y todos los elementos de la naturaleza. Las personas mayores de las comunidades enseñan a los jóvenes cómo se participa y qué conducta se debe observar en las ceremonias en honor de esas deidades. Estas prácticas religiosas infunden a los creyentes un sentido de pertenencia a la comunidad y de solidaridad con ella, y también les hacen cobrar conciencia de la relación de interdependencia del ser humano y el medio ambiente. La veneración de sitios sagrados fue una de las prácticas culturales proscritas en Mongolia por el régimen comunista, y esto provocó que su viabilidad se halle seriamente amenazada. Los denodados esfuerzos realizados por las autoridades y las comunidades para revitalizar este elemento del patrimonio cultural tropiezan todavía con diversos obstáculos: el ritmo acelerado de la mundialización y la urbanización; la migración de los pastores de las regiones sagradas a las ciudades; el desarrollo de la minería; y la drástica disminución del número de depositarios y practicantes de este elemento poseedores de los conocimientos necesarios para transmitirlo a las jóvenes generaciones. Pese a todo, las comunidades locales están entusiasmadas con la idea de hacer revivir estas tradiciones y transmitir los conocimientos correspondientes. Estos últimos años se han restaurado numerosos templos y se han creado condiciones favorables a nivel local para la celebración de ceremonias de veneración. (UNESCO/BPI)
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Procedimiento tradicional de preparación del “airag” en un “khokhuur” y costumbres conexa |
Bien inmaterial inscrito en 2019 |
El procedimiento de preparación de la bebida de leche de yegua fermentada denominada “airag” en un recipiente de cuero de vaca (“khokhuur”) con la ayuda de una espátula (“buluur”) y un molde (“khovoo”) es una costumbre tradicional que va acompañada de la ejecución de una serie de rituales. El proceso de fabricación consiste básicamente en dejar enfriar la leche de yegua ordeñada; verterla en el recipiente de cuero donde se ha depositado un poco de “airag” preparado anteriormente para facilitar la fermentación; y batir luego la mezcla con unos 500 movimientos de espátula acompasados, antes de depositarla en el molde. El “khokhuur” y los demás utensilios son fabricados por personas que no sólo poseen competencias prácticas ancestrales, sino también los conocimientos requeridos para preparación y conservar los cuajos lácteos. Bebida nutritiva y fácilmente digerible, el “airag” es un componente importante de la dieta alimentaria del pueblo mongol y, además, resulta ser eficaz para el tratamiento de determinadas enfermedades. También desempeña un papel esencial de bebida simbólica en la vida diaria de las comunidades de ganaderos, así como en diversas celebraciones sociales. Se usa para libaciones, ofrendas y bendiciones rituales en determinadas festividades. Los depositarios y practicantes de este elemento del patrimonio cultural vivo han heredado de sus antepasados los conocimientos y prácticas pertinentes que les han permitido mantenerlo vivo durante milenios. (UNESCO/BPI)
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