Revuelta jónica
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La revuelta jónica y revueltas asociadas en Eolia, Doria, Chipre y Caria fueron rebeliones militares por parte de varias regiones griegas de Asia Menor contra el dominio persa, que ocurrieron entre el 499 a. C. y el 493 a. C. En el centro de la rebelión estaba el descontento de las ciudades griegas de Asia Menor con los tiranos designados por Persia para gobernarlas, junto con las acciones individuales de dos tiranos milesios, Histieo y Aristágoras. Se trató de un episodio decisivo de la confrontación entre griegos y persas en la Antigüedad. Fue impulsada por Aristágoras, el tirano de Mileto, en el año 499 a. C. Constituyó el primer conflicto a gran escala entre ciudades griegas y el Imperio persa. Muchas ciudades ocupadas por los persas en Asia Menor y Chipre se alzaron contra sus dominadores. Los insurrectos lograron tomar Sardes pero el contraataque persa condujo a la derrota definitiva tras la batalla naval de Lade y la ocupación de Mileto en el 494 a. C.
Revuelta jónica | ||||
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Parte de Guerras médicas | ||||
Mapa de las revueltas de las ciudades jonias previas a las guerras médicas | ||||
Lugar | Asia Menor (actual Turquía) Jonia y Chipre. | |||
Resultado | Victoria persa | |||
Consecuencias | Persia restablece el control sobre las regiones griegas en Asia Menor y Chipre. | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Su origen fue la voluntad de Darío I de controlar las fuentes de aprovisionamiento de trigo y de madera para la construcción naval de Grecia. Para ello debía atacar, con la ayuda de los contingentes griegos jonios, en primer lugar, a los escitas, que habían creado un poderoso imperio en Rusia meridional y cuyas relaciones comerciales con los griegos eran fructuosas y activas. Estaba, sin duda, también la intención de controlar la ruta del comercio de oro, extraído de los montes Urales o de Siberia y con el que los escitas comerciaban a gran escala. Algunas expediciones contra los escitas acabaron en un estrepitoso fracaso, ya que estos aplicaban la táctica de la tierra quemada al ejército persa. El ejército persa escapó del desastre y el cerco gracias a la lealtad del contingente griego que guardaba el puente sobre el Danubio (Ister).
Sin embargo, Darío se aseguró el dominio de Tracia mientras que el rey Amintas I de Macedonia reconoce el señorío de Persia (513 a. C.). En el 508 a. C., la isla de Samotracia cayó bajo el yugo persa. Incluso Atenas solicitó, hacia 508, la alianza persa. De esta campaña Darío sacó la conclusión de que podía contar con la fidelidad de los griegos jonios. Estos, estimaban en cambio que podían, sin riesgos excesivos, sublevarse contra el dominio persa, puesto que la expedición contra los escitas había demostrado que el imperio aqueménida no era invulnerable.
Las ciudades de Jonia habían sido conquistadas por Persia alrededor del año 540 a. C. y posteriormente fueron gobernadas por tiranos nativos, nombrados por el sátrapa persa en Sardes. En 499 a. C., el tirano de Mileto, Aristágoras, lanzó una expedición conjunta con el sátrapa persa Artafernes para conquistar Naxos, en un intento de reforzar su posición. La misión fue una debacle y, al sentir su inminente destitución como tirano, Aristágoras decidió incitar a toda Jonia a la rebelión contra el rey persa Darío. En el 498 a. C., apoyados por tropas de Atenas y Eretria, los jonios avanzaron, capturaron y quemaron Sardes. Sin embargo, en su viaje de regreso a Jonia, fueron perseguidos por tropas persas y derrotados decisivamente en la batalla de Éfeso. Esta campaña fue la única acción ofensiva de los jonios, que posteriormente pasaron a la defensiva. Los persas respondieron en 497 a. C. con un ataque de tres frentes destinado a recuperar las zonas periféricas de la rebelión, pero la extensión de la revuelta a Caria significó que el ejército más grande, al mando de Daurises, se trasladara allí. Aunque inicialmente hizo una campaña exitosa en Caria, este ejército fue aniquilado en una emboscada en la Batalla de Pedaso. Esta batalla dio inicio a un punto muerto durante el resto del 496 a. C. y el 495 a. C.
Para el año 494 a. C., el ejército y la marina persas se habían reagrupado y se dirigieron directamente al epicentro de la rebelión en Mileto. La flota jónica intentó defender Mileto por mar, pero fue derrotada decisivamente en la batalla de Lade, tras la deserción de los samios. Luego, Mileto fue sitiada, capturada y su población quedó bajo el dominio persa. Esta doble derrota puso fin efectivamente a la revuelta y, como resultado, los carios se rindieron a los persas. Los persas pasaron el año 493 a. C. reduciendo las ciudades a lo largo de la costa occidental que aún resistían contra ellos, antes de finalmente imponer un acuerdo de paz en Jonia que generalmente se consideró justo y equitativo.
La Revuelta Jónica constituyó el primer conflicto importante entre Grecia y el Imperio Persa y, como tal, representa la primera fase de las Guerras greco-persas o guerras médicas. Aunque Asia Menor había vuelto al redil persa, Darío prometió castigar a Atenas y Eretria por su apoyo a la revuelta. Además, al ver que las innumerables ciudades-estado de Grecia representaban una amenaza continua para la estabilidad de su Imperio, según Heródoto, Darío decidió conquistar toda Grecia. En 492 a. C., comenzó la primera invasión persa de Grecia, la siguiente fase de las guerras greco-persas, como consecuencia directa de la revuelta jónica.