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Problemas ambientales de España
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Los principales problemas ambientales de España incluyen la escasez de agua ante el aumento de su consumo, los incendios y la deforestación, la extinción de especies endémicas —como el lince ibérico o la foca monje del Mediterráneo—, la contaminación y las emisiones de dióxido de carbono, la gestión del material residual y el cambio climático, que afecta, entre otros ámbitos, a la erosión de las costas y a la desertificación.[1] Ante estas cuestiones la administración nacional ha propuesto diferentes iniciativas para disminuir los mayores agentes contaminantes, con el cierre gradual de las centrales eléctricas de carbón, los incentivos al transporte público, las energías renovables y los vehículos eléctricos.[2]
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España es considerado el país más árido de Europa,[3] con una distribución generalmente escasa e irregular de las precipitaciones y una menor cobertura vegetal en comparación con otras naciones del continente. Además de estos factores naturales, la acción humana aumenta los problemas relacionados con la falta de recursos hídricos o la deforestación debido a la extensión del suelo agrícola y el uso de plaguicidas —presentes en todas las cuencas fluviales—,[4] la construcción de carreteras e infraestructuras o los incendios forestales. Los territorios más expuestos al riesgo de desertificación son zonas de la costa Mediterránea, áreas del interior y las islas Canarias, a causa de la agricultura intensiva, la tala o el abandono de tierras.[5]
La degradación de los entornos naturales por acción del ser humano, la intrusión de especies invasoras y la caza ilegal han provocado la amenaza de extinción a variados organismos de la región, entre ellos el oso pardo presente en la cordillera Cantábrica y Pirineos, la endémica rana pirenaica o aves como el quebrantahuesos.[6] El Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras se encarga de regular la flora y fauna consideradas un agente de cambio perjudicial para los ecosistemas nacionales.[7] Su introducción puede ser accidental, a razón del transporte o del comercio, o bien de forma intencionada al ser adquiridas como mascotas o para su uso recreativo en caza, pesca y jardinería.[8]
En cuanto a contaminación, el país presenta problemas con la cantidad de nitratos y otras sustancias perjudiciales para la salud en las aguas subterráneas como consecuencia de los vertidos urbanos, además de cuestiones como la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera, aerosoles e hidrocarburos. De manera similar, el aumento de residuos y las actividades industriales derivan en la contaminación del suelo, que cuenta con elementos dañinos como metales pesados y aceites minerales.[9]