Pintura del Romanticismo brasileño
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La Pintura del Romanticismo brasileño fue la principal expresión de las artes plásticas en Brasil durante la segunda mitad del siglo XIX.[1] Tal producción pictórica se insertó en la evolución local del movimiento romántico y coincidió aproximadamente con el período del Segundo Reinado, pero sus características fueron bastante singulares, diferenciándose en varios puntos con respecto al Romanticismo europeo y de la misma forma, no puede ser considerado un paralelo exacto de la importante manifestación del Romanticismo en la literatura brasileña de esa época. Presentó un aspecto palaciego y reprimido, trayendo una fuerte carga neoclásica que pronto se mezcló con el Realismo, el Simbolismo y otras escuelas en una síntesis ecléctica que perduró hasta los primeros años del siglo XX.
En términos ideológicos la pintura del Romanticismo brasileño giró principalmente en torno al movimiento nacionalista dirigido hábilmente por el emperador Don Pedro II,[1] consciente de la falta de unidad cultural de un país tan vasto e interesado en presentar ante el mundo la imagen de un Brasil civilizado y progresista. Este nacionalismo encontró su mayor expresión en la reconstrucción visual de eventos históricos importantes, en el retrato de la naturaleza y los personajes populares, y en la rehabilitación de la cultura indígena, legando un conjunto de obras de arte que hoy figuran de manera destacada en museos nacionales, y cuyo simbolismo marcado y eficaz contribuyó de manera poderosa a la construcción de una nueva identidad nacional e hizo que algunos de sus ejemplos mejor conseguidos penetraran en la memoria del pueblo brasileño.[1][2][3]