Naufragio de Mahdía
yacimiento arqueológico submarino / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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El naufragio de Mahdía es un sitio arqueológico submarino descubierto a unos cinco kilómetros de la ciudad tunecina de Mahdía, a mitad de camino de Tapso y Salakta.
El sitio alberga un pecio de un navío mercante griego que naufragó debido a una tormenta en el siglo I a. C. Este navío contenía una gran cantidad de obras de arte y elementos arquitectónicos que plantearon muchas preguntas a los investigadores desde su descubrimiento.[1] La carga era muy heterogénea, además de la numerosas columnas y elementos de construcción, también se encontraron esculturas de mármol y bronce en particular.
El descubrimiento de principios del siglo XX fue más o menos por casualidad, pero enseguida se iniciaron varias excavaciones por iniciativa del arqueólogo francés Alfred Merlin. Fueron paradas por razones presupuestarias en 1913 y se pudieron reanudar durante la última década del siglo. El sitio fue considerado como un testigo de la evolución de las técnicas de la arqueología subacuática: en las primeras excavaciones se utilizaron materiales, como la escafandra clásica, que no habían cambiado desde mediados del siglo XIX, alrededor de la década de 1940, con la invención de la escafandra autónoma hizo que los buceadores estuvieran mucho más libres en sus movimientos, el componente esencial de la escafandra autónoma es el regulador, mecanismo que despresuriza el gas respirable de la reserva embarcada por el buceador, proporcionándoselo automáticamente en cada una de sus inspiraciones a la presión ambiente, sea cual sea la profundidad en la que se encuentre.[2][3][4]
Las excavaciones de la nave Mahdia junto con las de otra nave de Anticitera, descubierta en 1900,[5] dieron paso al nacimiento de la disciplina.[6] Además, el barco de Anticitera, que había naufragado en el segundo trimestre del siglo I a. C. era bastante similar a la nave Mahdia, con una carga que consistía arte antiguo, además de otras obras contemporáneas de la época, lo que acredita un cambio en el gusto del público.[7]
Además de ser «un eslabón en la larga cadena de descubrimientos submarinos» según Nayla Ouertani, las excavaciones han descubierto una colección excepcional de obras de arte y ponen a los especialistas tanto de técnicas como de historia del arte con el problema de la transición entre períodos artísticos; el contenido de la carga también demuestra la circulación del arte.[8]
La mayoría de los descubrimientos se exhiben en el Museo Nacional del Bardo en los suburbios de Túnez; el museo de Mahdía, la ciudad más cercana al sitio conserva únicamente algunos elementos.